E.P: ¿Cómo se definiría Usted?

            De pequeña me quería parecer a Amelia Earhart y Katharine Hepburn... Pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de la importancia de la familia y los amigos.

E.P: ¿Cómo recuerda sus orígenes feministas?

            Cuando llegué a la Universidad en 1964, los dormitorios de las chicas se cerraban a las 11 de la noche. Sin embargo, los hombres no tenían toque de queda y podían pasarse toda la noche por ahí. Pensábamos que esto era una vergüenza, pero en la Universidad nos respondían que eso no podía ser porque el mundo era peligroso. Y nos quejamos al rector: «Denos Usted libertad, aunque nos violen».

            Y como ese, fuimos ganando nuevos retos a favor de las mujeres, porque aceptamos los peligros. Y es que a nosotras nos habían educado padres que habían ido a la II Guerra Mundial y sufrido la Gran Depresión. Por lo que nos habían inculcado una personalidad que nos permitía distinguir lo verdadero de lo falso, lo necesario de lo superfluo. Y así fuimos afrontando las contrapartidas de la libertad.

            Hoy, dos generaciones después, la gente joven es blanda e incapaz de sobrevivir. Viven en un entorno protegido, educados para no ser ofendidos. No se les enseña la sucesión de horrores que ha sido la Historia. Sólo se les habla de basuras identitarias y victimistas.

E.P: ¿Como definiría Ud. el heteropatriarcado?

            Eso no existe. Es una estupidez que descalifica cualquier análisis. En Occidente, las mujeres no viven en ningún patriarcado.

E.P: ¿Ha ocultado la Historia la historia de las mujeres?

            En mi libro Sexual Personae escribí que si la civilización hubiera quedado en manos de las mujeres, seguiríamos viviendo en cuevas. Pues las grandes estructuras las han construido los hombres, por su afán de descubrir. Las mujeres han vivido siempre a partir de estructuras creadas. Eso sí, en muchos casos han conseguido mejorarlas.

            Los hombres han sido los que han roto los estilos y los que han creado la Historia. No tengo duda. Los grandes proyectos de irrigación de Mesopotamia, las pirámides de Egipto... fueron idea de hombres, y nunca lo hubieran sido de mujeres.

            ¿Por qué? Porque los hombres son capaces de matarse a sí mismos y a otros para llevar a cabo sus proyectos y experimentos. Siempre tratan de ir más allá del conformismo, de la cueva con la que se conforman las mujeres.

            Así, han sido los logros de los hombres lo que ha permitido a las mujeres tener sus propias carreras, identidades, logros...

E.P: ¿Por qué en Estados Unidos las mujeres del Oeste votaron antes que las señoras del Este?

            Las sociedades agrarias son más familiares, y los hombres miran a las mujeres de igual a igual, porque todos hacen trabajos duros. En Nueva York las mujeres llevaban corsé y tomaban el té. Las mujeres trabajadoras hablan a los hombres más directamente que las de clase media, que se recluyen en su oficina y compañeras.

            Por eso yo llamo a mi feminismo un feminismo de la calle. Yo creo en las mujeres fuertes, que son capaces de crecer y protegerse solas. No en las que se refugian en las leyes o en un comité feminista.

E.P: ¿Cómo denifiría Ud. al feminismo actual?

            En los años 60 el feminismo trataba de atraer a las mujeres trabajadoras y adoptaba el lenguaje de la calle. En los 80 se empezó a centrar en las profesiones liberales, profesoras, periodistas... con un lenguaje más recluido de oficina.

            Hoy en día las "élites" feministas creen saber qué es lo mejor para las mujeres, y se las dan de intelectuales. Pero no se dan cuenta de lo distintas que son las vidas de las mujeres. También las periodistas tienen mucha culpa en ello.

E.P: ¿Cómo son las chicas de hoy día?

            Las chicas creen que se pueden vestir como Madonna para ir por una calle oscura en mitad de la noche, y que no les va a pasar nada. Y tienen perfecto derecho a creerlo, pero yo les advierto que si lo hacen tienen que estar preparadas para todos los peligros que puedan venir. Entre ellos, los que vienen de algunos hombres psicóticos.

            Pues ellas quieren llamar la atención, propio de su edad, pero no tener relaciones sexuales. Y la ideología de género está forzando a las niñas a tener relaciones sexuales, alterando la relación que ellas desean tener entre sexos. Ellas pierden así su dignidad y estatus ante los chicos, y para ellos es fantástico tener acceso a un sexo inimaginable. Este es otro error del feminismo: ha abandonado la biología y dice que no hay diferencias entre sexos.

E.P: ¿Y los chicos de hoy día?

            Ahora el debate se centra únicamente en las necesidades de las chicas, y a los chicos se les excluye injustamente del foco de atención. Además, a ellos se les retrata como violadores y criminales, y esto lo sufren ellos como algo injusto. Esto no va a ser bueno para el futuro de las mujeres. Atravesamos un periodo de caos.

E.P: ¿Cómo presentaría Ud. el futuro?

            Durante milenios hombres y mujeres tuvieron poco contacto. Ellos se iban por ahí y ellas se quedaban en casa. Hoy, hombres y mujeres trabajan juntos, y el feminismo actual dice que ellos las acosan. El feminismo debería abstenerse de seguir con esa retórica, pues la culpa de los males de las feministas no la tienen los hombres.

E.P: El pasado 8 de marzo salieron a la calle miles de mujeres en España.

            ¿Ah sí? ¿Por qué motivo?

E.P: Por muchos. Se habla sobre todo de la brecha salarial.

            No sé cómo es España, pero en Estados Unidos y desde Kennedy, se tiene que pagar por ley lo mismo a un hombre y a una mujer, si hacen el mismo trabajo. No obstante, ahora las feministas se apoyan en no sé cuántas estadísticas obsoletas y rebatibles. 

            Las mujeres suelen elegir trabajos más flexibles, para poder dedicarse a sus familias. También prefieren los trabajos que son limpios, ordenados y seguros. Los que son más peligrosos, sucios y desordenados, se los suelen endosar a los hombres. Y eso se remunera.

            Lo que es evidente es que las mujeres tienen derecho a elegir diferentes caminos. Y a lo mejor para muchas mujeres el trabajo no es tan importante como otras cosas.

E.P: Pero para muchas mujeres sí que lo es.

            Y para muchas otras no. Pues prefieren un trabajo más flexible y pasar así más tiempo con sus hijos. Y es que el feminismo actual no representa a un amplísimo sector de las mujeres.

            El problema del feminismo es que se ha centrado en la ideología y no en la mujer, en la retórica anti-masculina y no en el análisis objetivo de los datos. No creo que la carrera laboral deba ser lo más importante de la vida.

            La vida de la mujer no es sólo pública sino también privada. Y para la mayoría de nosotras es muy importante desarrollar la vida familiar, afectiva... Identificar la vida con el trabajo puede provocar personalidades distorsionadas, y en Estados Unidos lleva a atiborrarse de antidepresivos.

E.P: ¿Se sorprende el feminismo de que tantas mujeres votaran a Trump?

            Sí. Y ha quedado tumbada la idea de que las mujeres tuvieran que votar a Hillary, por el mero hecho de ser mujer. Muchas mujeres han preferido al nada clásico Trump a una tramposa corrupta. Y si los republicanos hubieran presentado a otro candidato, habrían arrasado por mucho más. ¿Sabes por qué? Porque la mayoría de norteamericanos están cansados de las tensiones paritarias y de género que los demócratas siguen todavía defendiendo.

E.P: ¿Debería el feminismo incluir también la visión de las conservadoras?

            Sí. El debate sobre el aborto es un claro ejemplo. Pues el feminismo actual ha excluido al movimiento pro-vida de su ideología, y a las mujeres que se quedan en casa para cuidar a sus hijos las miran como a unas ciudadanas de segunda categoría.

E.P: ¿Qué le parece la ideología de género?

            En 1972 yo era la única estudiante de Yale abiertamente lesbiana.Y Dios sabe lo que me pudo costar aquello profesionalmente.

         A finales de los 80 empezó a proliferar el identitarismo, y se crearon los departamentos de género, los estudios afroamericanos... Ahora, lo que hay en Estados Unidos es una serie de burócratas que justifican su sueldo enseñando Arte desde un punto de vista paritario. Esto es enfermizo.

         Yo abogo por la visión multicultural y abierta que teníamos en los 60, que era lo más opuesto a los estudios exclusivos que hoy se hacen sobre mujeres, gays y afroamericanos. No se puede reducir el Arte o la Historia a compartimentos de jerga y clichés excluyentes.

            Pero ese es el objetivo de la ideología de género actual: destruir todos los significados de la vida. Y esa no debería ser la retórica del verdadero feminismo.