E.P: ¿Le interesan a Ud. los misterios del mundo físico? 

            ¡Por supuesto! Pues siempre quedan cosas por explorar. Para mí, desentrañar los misterios de la naturaleza aumenta mi sobrecogimiento. Me encanta intentar comprender los misterios profundos de la ciencia, y comprender así un poco más el sentido de la vida.

E.P: Ud. ha descifrado el genoma humano ¿Se siente llamado a representar este proyecto a nivel mundial?

            Yo no diría tanto, dado que “ser llamado” implica algún tipo de “misión” especial. Pero sí que se ha creado una empresa científica al servicio de este descubrimiento. Y esto tiene gran importancia histórica, y que me hayan dejado dirigirla todavía me maravilla.

E.P: ¿Cuáles son los objetivos del Proyecto Genoma humano?

            Considerar las implicaciones de los rápidos avances en la investigación genética. Pues creo que vivimos un momento crítico, especialmente en los Estados Unidos, frente a la decisión de cómo buscar la verdad genética y el sentido a nuestra vida, ante el siglo XXI.

            Evidentemente, necesitamos a la ciencia para que nos ayude a resolver muchos de nuestros problemas (enfermedades, sistemas de comunicación, cuidado del planeta). Pero una aproximación puramente materialista, desprovista del aspecto espiritual de la humanidad, nos empobrecerá. Después de todo, han existido ya en la historia intentos de este tipo que resultaron devastadores, como la Rusia comunista.

E.P: Como científico, Ud. ha probado sus suposiciones. Pero alguna vez ha dicho que con un “acto de fe”.

            La ciencia busca la verdad observando cómo funciona el mundo natural. Pero no se puede ser científico si no se cree que exista un orden en la Naturaleza, y que ésta se comportará de una manera reproducible. Esto supone un acto de fe, en el orden de la naturaleza.

E.P: Ud. ha dicho que el ADN es la “lengua de Dios”. ¿Lo dice literalmente o en sentido metafórico? 

            En ambos sentidos. Creo que el universo fue creado por Dios con la intención concreta de dar lugar a vida inteligente. Dado que en el ADN se encuentra la información molecular de todas las cosas vivas, se puede entender éste como el “logos” que Dios ha usado para dar vida a los seres.

            No me entienda mal. Es evidente que el proceso de la evolución por selección natural durante cientos de millones de años es el “cómo” que explica la maravillosa diversidad de la vida. Pero este cómo no contesta a la pregunta de “¿por qué?”. Creo que Dios es la respuesta a esa pregunta.

E.P: Ud. mencionó recientemente en la CNN que el 40% de los científicos se reconocen creyentes. ¿Están muchos de ellos en el armario?

            Una famosa encuesta realizada en 1917, y de nuevo en 1997, documentó este porcentaje. Mucha gente se quedó sorprendida por esta estadística, y también por el hecho de que el número no hubiese cambiado durante el siglo XX. Entonces, ¿por qué no se profundiza más en la fe de los científicos? 

            Existe un tabú periodístico acerca de los temas de fe en los círculos científicos. Y muchos científicos creyentes temen a menudo que los periodistas les presenten como menos rigurosos, por el hecho de reconocer que creen en Dios.

E.P: ¿Cultiva Ud. una vida espiritual?

            Dedico tiempo a la oración por la mañana, cuando el mundo está aún en silencio. Y trato de mantener mi lado espiritual durante el día. También tengo una Biblia en mi mesa de trabajo. 

            Pero no soy modélico en este aspecto, para ser honesto. Pues las urgencias cotidianas pueden con mis intenciones de ser más equilibrado. Sería más justo decir, por tanto, que intento profundizar mi relación con Dios, y que ésta es una tarea de por vida.

E.P: ¿Alimenta su trabajo científico sus deseos espirituales? 

            Completamente. Como científico descubro en la exploración de la naturaleza una vía para comprender la mente de Dios. Se puede encontrar a Dios en el laboratorio, de igual forma que en una catedral. 

E.P: Pero la comunidad evangélica no verá con buenos ojos sus descubrimientos. 

            Evidentemente, todavía hay muchos miembros de la iglesia evangélica que siguen desconfiando del pensamiento evolucionista. Pero yo les digo que festejen lo que la ciencia nos está enseñando sobre la sorprendente creación divina, en lugar de resistirse a esa información. 

            Yo no veo conflictos irreconciliables entre el Génesis y la ciencia evolucionista. Lo que estamos aprendiendo a través de la información del ADN nos ofrece una mejor interpretación del plan de Dios, a la hora de crear al ser humano.

            Una interpretación ultra literal del Génesis, como la que acepta el Young Earth Creationism, no casaría con el universo que Dios nos ha permitido descubrir. El Diseño Inteligente, una alternativa al darwinismo atractiva para muchos cristianos, es científicamente defectuosa en cosas fundamentales. Pero una teología que acepte la evolución como parte del plan de Dios, puede ser respaldada por muchos creyentes serios, que buscan de cara la verdad.

E.P: ¿Y que le comentan esos cristianos evangélicos?

            Suelen reaccionar de manera negativa en mis conferencias, abandonando la sala. También me envían e-mails calificándome de vendido a la ciencia, y de haber elegir el culto a la ciencia antes que el culto a Dios. Hasta he sido amenazado de excomunión por un evangelista indignado, aunque ni siquiera pertenezco a su iglesia.

            Yo creo que estas reacciones y las contrarias (que me tachan de beato) reflejan la intensidad de las voces extremistas, que están dominado las ondas de la radio y las ventas de los libros, desde hace bastante tiempo. Yo pido a unos que confíen en la naturaleza que ha creado Dios, y a otros que vean la mano creadora de Dios en la naturaleza.

 

* Genetista nortemericano, Francis Collins (Staunton 1950) es el fundador de la Genética Molecular moderna. En 1984 descubrió el método descifrador de la cadena del ADN humano. Calificado como el "cazador infatigable de genes", en 1989 logró aislar genes para su análisis médico, logrando así curaciones espectaculares en el campo de la neurofibromatosis, neoplasia, fibrosis y leucemia. Desde 1993 es el supervisor mundial para la investigación del genoma humano, y dirige el Proyecto del Genoma humano que él mismo descifró el año 2000. Amigo personal de Benedicto XVI, también es miembro de la Academia Científica Pontificia del Vaticano, y premio Príncipe de Asturias entre otras condecoraciones.