E.P: ¿Le gusta a Ud. ser exorcista?

            Pues nunca lo había pensado. Ni tampoco había sabido antes nada de exorcismo. Hasta el día 6 junio 1986, en que el cardenal Poletti pidió verme, y me dijo que el padre Cándido (único exorcista de Roma) no estaba ya bien, y necesitaba un ayudante. Desde ese día me dediqué por completo al exorcismo, y lo aprendí todo del padre Cándido.

E.P: ¿Ha visto Ud. la película El Exorcista, de 1973?

            Por supuesto. Los efectos especiales son exagerados, pero es una buena película, y sustancialmente exacta, basada en una novela respetable que refleja una historia real.

E.P: ¿La recomendaría?

            La gente necesita saber lo que hacemos.

E.P: ¿Y que hay de Halloween?

            Aquí en Italia es en Nochebuena cuando los satanistas tienen sus orgías. Nada sucede el 31 de octubre. Pero si a los niños estadounidenses les gusta disfrazarse de brujas y demonios en una noche del año, eso no es un problema. Es un juego, y no hay daño en eso.

E.P: ¿Ha hablado Ud. alguna vez con el demonio?

            Hablo con el diablo todos los días. Le hablo en latín y él responde en italiano. Así día tras día, durante 18 años.

E.P: ¿Cuantas veces, en total?

             Casi 50.000. A veces en exorcismos de escasos minutos, y a veces de muchas horas. Es un trabajo duro, muy duro.

E.P: ¿Por qué la Iglesia realiza exorcismos?

             Porque Jesús realizó exorcismos, expulsó demonios, y liberó a las almas de la posesión demoníaca. Y confirió a la Iglesia ese poder.

            La Iglesia realiza un exorcismo simple en cada bautismo. Pero el exorcismo total solo lo puede realizar un sacerdote bajo petición expresa del obispo.

E.P: ¿No es algo desfasado, esto del exorcismo?

            Mira, todas las religiones y todas las culturas tienen exorcistas, e intentan hacer exorcismos. No obstante, solo el cristianismo tiene la verdadera fuerza para exorcizar con éxito. ¿Qué te parece?

E.P: ¿Cómo llega la gente a estar poseída por un demonio?

            A veces Dios manda una prueba de resistencia espiritual a ciertas almas. Pero la mayoría de poseídos son personas que se han expuesto a la magia negra, o han quedado atrapados por un culto satánico, o son víctimas de una maldición.

E.P: ¿Quiere decir que existe la maldición?

            Sí, pero no como simple imprecación repentina ("vete al infierno"...). Además, es muy difícil ejecutar una maldición, y sólo un sacerdote de Satanás puede hacerlo correctamente.

            Por supuesto, esto sucede en el mundo, y mucha gente contrata a brujas para pronunciar una maldición en su nombre. La mayoría de las brujas son fraudes, pero me temo que algunos casos son auténticos y sí existen.

E.P: ¿Por qué hay más mujeres poseídas que hombres?

            Ah, eso no lo sabemos. Puede que sean más vulnerables, o que estén más interesadas en lo oculto. También puede ser la forma del demonio de llegar a los hombres, así como llegó a Adán a través de Eva.

            Lo que sí sabemos es que el problema con las mujeres está empeorando, y el demonio está ganando terreno. Estamos viviendo en una época en que la fe está disminuyendo, y si abandonas a Dios, el diablo ocupará su lugar.

E.P: ¿Cómo reconoce Ud. que alguien está poseído por espíritus malignos?

            No es fácil, pues hay muchos grados de posesión. Además, al diablo no le gusta ser visto, y muchas personas poseídas logran ocultarlo. En otros casos, la persona poseída tiene dolor físico agudo, o se queda paralizada, y entonces sí que se ve su posesión con más claridad.

E.P: ¿Y no se podría confundir con otro tipo de enfermedad mental?

            Es esencial no confundir la posesión demoníaca con la enfermedad común. Además, es obligatorio ir al médico antes que al exorcista. Pues los síntomas de la posesión a menudo incluyen dolores de cabeza violentos y calambres estomacales.

            Muchos casos que me presentan no están poseídos, en absoluto. Están sufriendo epilepsia o esquizofrenia, u otros problemas mentales. De 1.000 pacientes que me presentan, solo unos 100 están realmente poseídos.

E.P: ¿Cómo puede Ud. distinguirlos?

            Por su aversión al sacramento y a todas las cosas sagradas. Si son bendecidos, se vuelven furiosos. Si se enfrentan con el crucifijo, se sienten sometidos.

E.P: ¿Pero no podría un histérico imitar esos síntomas?

            Resolvemos los síntomas falsos mirando constantemente a los ojos, en los momentos específicos del ritual. También sostenemos dos dedos en los ojos del paciente, y levantamos sus párpados. Casi siempre, la presencia maligna deja los ojos del poseído completamente blancos.

            También intentamos discernir, con la ayuda de ambas manos, si las pupilas están hacia la parte superior o hacia la inferior del ojo. A los demonios que fijan las pupilas del poseído hacia arriba los llamamos escorpiones, y a los que las fijan hacia abajo, serpientes.

E.P: ¿En qué consiste el ritual del exorcismo?

            El exorcista necesita otro sacerdote ayudante, y a un grupo cercano que lo ayude mediante la oración. El ritual no especifica la postura del exorcista, y algunos lo realizan de pie, mientras otros se sientan.

            El ritual comienza con las palabras Ecce crucem Domini. El sacerdote debe tocar el cuello del poseído con el borde de su estola y sostener su mano sobre su cabeza. Los demonios querrán esconderse, y ahí nuestra tarea es hacer que se manifiesten, para luego expulsarlos.

            Hay muchas maneras de incitar a los demonios, para que se muestren a sí mismos. La experiencia nos ha enseñado que usar aceite, agua bendita y sal puede ser muy efectivo, aunque el ritual no mencione nada de esto.

E.P: ¿Y cuál es su finalidad?

            Hay que hacerlos hablar para que se manifiesten, pero nunca haciendo preguntas inútiles o por curiosidad. Porque los demonios recelan de hablar, pero pueden ponerse parlanchines para distraer al exorcista. Debemos interrogar al demonio con cuidado, e intentar que nos diga su nombre.

E.P: ¿Y él responde?

            Sí, a través del paciente, pero en una voz extraña y antinatural. Si él es el mismo diablo, siempre dirá "soy Satanás, o Lucifer o Belcebú".

            También le preguntamos si está él solo o si hay otros con él, pues a veces hay dentro del poseído 2, 5, 20 ó 30 demonios. Debemos cuantificar el número.

            También preguntamos cuándo y cómo ingresaron en ese cuerpo en particular. Pues muchas veces su presencia se debe a un hechizo, y hay que conocer los detalles de ese hechizo.

E.P: ¿Y cómo se manifiesta?

            En etapas lentas o con explosiones repentinas. Nunca querrá hacerlo, y se enojará y escupirá de todo, haciéndose fuerte e intentando desmoralizar al exorcista. Pero no hay dos casos iguales, y cada manifestación es diferente.

            Durante un exorcismo vi a un niño de 11 años, sostenido por 4 hombres fuertes, que los arrojó a todos a un lado con facilidad. En otro exorcismo un niño de 10 años levantó una mesa enorme y pesada. Y en otro el demonio amenazaba diciendo "voy a poner una serpiente entre sus sábanas, y me voy a comer su alma".

E.P: ¿Y se asusta Ud. de todo eso?

            No. Tengo fe. Y me río del demonio diciéndole "me llamo Gabriel, y tengo a la Virgen de mi parte. Ve y lucha contra el arcángel Gabriel, si quieres". Y eso usualmente los calla.

E.P: ¿Cuál es la clave del exorcismo?

            Encontrar el punto débil de ese demonio. Punto débil que para algunos demonios es la Señal de la Cruz, para otros una bocanada de aire del sacerdote, para otros la Bendición del Agua bendita, para otros la estola sacerdotal sobre la parte dolorida del cuerpo...

E.P: ¿Quedan restablecidos los poseídos, tras el exorcismo?

            El alivio para el paciente siempre es posible, pero deshacerse por completo de sus demonios puede llevar muchos exorcismos y muchos años. Que un demonio deje un cuerpo y regrese al infierno significa para él morir para siempre, y perder la capacidad de molestar a las personas. De hecho, muchos demonios expresan "me estoy muriendo, me estás matando, eres un asesino".

E.P: ¿Qué piensa el papa de todo esto?

            Juan Pablo II sabe que el diablo todavía está vivo y activo en el mundo. Él mismo ha realizado el exorcismo a una niña de Spoletto. Ella gritó y rodó por el suelo, y el papa le trajo libertad temporal.

            El otro día, el 6 de septiembre, en su audiencia semanal en San Pedro, una joven de Monza comenzó a gritar cuando el papa estaba a punto de bendecirla. Le gritó obscenidades con una voz extraña. El papa la bendijo y ella está ahora aliviada, aunque el diablo esté todavía dentro de ella.

E.P: ¿Le ha ocurrido alguna anécdota por ejercer esa profesión?

            En un vuelo hacia Roma iba leyendo la Biblia todo el camino. El pasajero a mi izquierda, una nerviosa empresaria de Wisconsin, encontró esto desconcertante. Cuando abrí el libro del Apocalipsis, ella me susurró: "¿tienes que hacerlo?". "Es solo lectura de fondo", murmuré. Ella hizo una mueca: "¿para qué?". Me volví hacia ella y le susurré: "voy a conocer al exorcista". "Oh Cristo", jadeó la mujer, mientras el asiento se sacudía y el café caliente se derramaba sobre nosotros.

E.P: ¿Qué nos diría Ud, para terminar?

            Que cuando nos burlamos del diablo, o decimos que él no existe, es cuando él es más feliz.