E.P: ¿Le gusta a Ud. el mundo del cine?

            Me encanta. Crecí viendo a Steve McQueen y a Clint Eastwood, a Warren Beatty y a Spencer Tracy. Y yo quería aparecer en la pantalla, como hacían ellos. Cuando alcancé los 11, 12 y 13 años, soñaba con estar en el cine. Cuando me hice actor me di cuenta de que mediante las películas se podía hacer felices a los demás. Y así de simple fue mi vocación de actor, en realidad.

E.P: ¿Sigue siendo Connery el mejor?

            Sin duda. Y yo soy su primer fan. La primera película que vi en un cine fue Goldfinger. Su interpretación resulta todavía audaz y moderna.

E.P: ¿Cómo entró Ud. en el mundo del cine?

            Cuando tenía 18 años trabajaba como artista en un comercio de Londres. Un día, un compañero del departamento de fotografía me dijo que lo acompañara a un club de teatro. Fui, y desde ese momento empecé a introducirme en el arte dramático.

E.P: ¿Cómo se siente Ud. en Hollywood?

            Agraciado. Porque llegué de Irlanda siendo un inmigrante, y Hollywood me ofreció pronto un papel protagonista en Remington Steele. A partir de ahí, nunca he dejado de trabajar en Hollywood, durante 30 años. Tuve mi momento de gloria con Bond, y ahora colaboro en películas más modestas. Pero la sensación que siempre he tenido es de hermoso trabajo realizado.

E.P: Ud. creció con las películas de Polanski, ¿cómo fue la experiencia?

            Cuando vi Rosemary’s Baby, yo tenía unos 15 años. Siendo irlandés y habiendo sido criado como católico, con el infierno y el diablo, Polanski me resultó muy complejo. Después recibí su llamada e inmediatamente dije sí a la oferta. Le deseo lo mejor a él y su familia.

E.P: ¿Qué echa de menos en el mundo del cine?

            El ansia y hambre de los actores. Y la posibilidad de que cada actor se explore a sí mismo a través de sus nuevos personajes.

E.P: ¿Cual ha sido la receta de su éxito?

            Estar en el momento indicado. Se trata de nada más que eso: un buen momento, un poco de suerte y mucho trabajo. Así de simple. Y el deseo y las ganas de trabajar.

E.P: ¿Qué fue lo mejor de interpretar a Bond? 

            Hacerlo creíble en el entorno de fantasía que para él se creó, y que fuera atractivo para los chavales de 10 años en adelante.

E.P: ¿Cuál fue su chica Bond favorita, de las 18 películas? 

            La condesa Lisl, porque la interpretó Cassie, mi mujer.

E.P: ¿Cómo se imagina a Bond envejecido?

            Retirado en algún rincón, en alguna isla. Un Bond que ha vuelto a fumar y tiene problemas con su hígado. Y que tiene algo autodestructivo dentro de él. Ya no ama, sino que está muriendo como un total solitario.

E.P: ¿Influyó el fallecimiento de su esposa en su decisión de participar en All you need is love?

            Sin duda. El guión me llegó al corazón, y noté muchísimas similitudes con el personaje. Sabía lo que era perder a una esposa, con hijos de por medio. Era la oportunidad de hacer una película de ese estilo y con esa temática.

E.P: Así como el título indica, ¿cree Ud. que la sociedad necesita más amor?

            Por supuesto. Creo que el amor es una parte esencial del ser humano. Por otro lado, cuando ves las noticias te das cuenta de que en este mundo hay poco amor, y una especie de virus está acabando con la sociedad.

E.P: ¿Necesitaría la política aprender del Cine?

            Sí, creo que los políticos tienen que convencer. En este asunto no puedo evitar pensar en Tony Blair: primero el heroísmo de un hombre, y después la máscara que se le cae.

            Además, la democracia es cuestionable, y es muy difícil confiar en los políticos. Y si no, mira en América los hombres que han tenido el poder: Bush, Obama... No obstante, yo les deseo lo mejor.

E.P: En el 2002 se hizo Ud. ciudadano norteamericano. ¿Por qué?

            Porque amo este país. Es mi casa. Vivo aquí desde hace 30 años, y no ser ciudadano era para mi frustrante. Además, tenía tres hijos norteamericanos.

E.P: ¿Cómo fue su niñez?

            Bastante triste y con gran soledad, pero llena de imaginación y poesía. Porque mi familia estaba fracturada, y yo me quedé solo. A los 11 años pude ver a mi madre por primera vez, el día 12 agosto 1964, y fue el día más feliz de mi vida, como un reencuentro que siempre había soñado.

            Salvo ese día, el resto de mi infancia ocurrió a orillas del río Boyne, con mis abuelos y en una vida rural. Mi vida circulaba alrededor de la iglesia del pueblo, y alguna vez acudía al circo que venía al pueblo. Hasta que a los 15 años decidí dejar Irlanda, con una pequeña maleta de cartón, pantalones cortos y un corte de pelo militar.

            De repente, me encontré siendo un inmigrante irlandés en Inglaterra, un marginado intentando encajar en una nueva sociedad. Pero mi sentimiento de gratitud era grande, porque allí podía estar cerca de mi madre.

            Aún así, ¿qué podía hacer un chaval de 15 años que había abandonado la escuela, y lo único que tenía para mostrar era un cuaderno artesanal lleno de pinturas y dibujos? Conseguí un trabajo como artista, y al poco me encontré con la actuación de un modo inesperado, entrando así en el mundo de las películas.      

E.P: ¿Siente que la vida le ha recompensado, por no haber tenido a sus padres de pequeño?

            Creo que Dios ha sido bueno conmigo. Y creo que mi catolicismo, y mi profunda espiritualidad, más que nada, me ha otorgado la gracia de poder soportar el sufrimiento, el desprecio, el rechazo, la humillación. La gracia de Dios me permite levantarme, recomponerme y seguir adelante.

E.P: ¿Trata Ud. de ser un buen padre, para compensar aquellos años?

            Lo intento. Yo no tuve un padre que me enseñara a ser padre, no tuve salidas a pescar, no practiqué ningún deporte con mi padre... Mi abuelo era un buen hombre, un hombre cariñoso, pero con muy poca memoria.

            La única vez que vi a mi padre sucedió hace 30 años. Había ido yo a Irlanda a grabar un episodio de Remigton Steele, cuando de repente apareció un día en el plató... Nos abrazamos, tomamos un té, hablamos un poco sobre la vida, y después fuimos a conocer a algunos de mis primos hermanos. Después de eso él se fue, y eso fue todo. Fue la primera y última vez que nos vimos.

E.P: ¿Cómo se encuentra Ud. hoy en día?

            Con 60 años, y lo que eso significa. En primer lugar, le doy gracias a Dios. Por su ayuda en todos los caminos que he recorrido en la vida, y por haberme mantenido durante tanto tiempo en pie. También me gusta reflexionar sobre mi papel de padre y esposo, y deseo compartir mucho más tiempo con mis hijos, y convertirme pronto en abuelo.

 

* Pierce Brendan Brosnan nació en Irlanda en 1953. Hijo de Thomas y May, su padre pronto abandonó a su madre y a él cuando todavía era un bebé. Unos meses después, su madre también lo abandonó para ir a buscar trabajo a Londres, quedando Pierce al cuidado de sus abuelos. Fallecidos éstos en 1968, y solo en la vida, Brosnan marchó a Londres a buscar trabajo y a su madre, entrando al poco en el mundo del espectáculo y la representación. En 1975 se matriculó en el Instituto Dramático de Londres, y en 1980 rodó su 1ª película, del género gánster. En los años 90 alcanzó el estrellato con su papel en el agente 007, pasando a ser conocido como James Bond. En su rodaje, perdió a su mujer Cassandra de cáncer, quedando soltero y con hijos hasta 10 años después, cuando se volvió a casar con Keely.