Rating Mercantil


Volatilidad bursátil, provocada por la falta de estabilidad ético-social

Querétaro, 22 agosto 2022
Sergio Ibarra, periodista de Observador

          El equilibrio de los valores que impulsa una organización, visto desde la perspectiva de lo que se busca (estar en armonía de intereses, con quienes tratan con ella directa o indirectamente), constituye el fundamento de la reputación de dicha organización.

          Desde 1983 la revista Fortune pregunta anualmente a miles de ejecutivos de todo el mundo cuál es su opinión acerca de las principales compañías en el mundo, valorando los 8 aspectos que marcan las bases del liderazgo de cada compañía.

          A nivel financiero, esto es así. Sin embargo, lo que da lugar a un dilema ético actual es la responsabilidad social de esta práctica, entendiendo por responsabilidad social no únicamente la que vela por los intereses económicos de todas las partes, sino la que procura el mejoramiento del bienestar social común. Así, a la par que hoy día se establece un ranking de reputación financiera, lo que se está pidiendo es establecer también un ranking de responsabilidad social. Por supuesto, para cada compañía.

          Esto es interesante, porque cuando Exxon vertió 250.000 barriles de petróleo en Alaska (en 1989, por irme al pasado), sus acciones cayeron en picado, su rating pasó del 6º al 10º puesto en un solo año, y la compañía se hundió. Mientras que si hubiera existido un rating de responsabilidad social, y Exxon lo hubiese mantenido siempre alto, a lo mejor sus accionistas no se hubiesen ido de allí tan rápidamente (dada su contrastada reputación ético-social).

          Es cierto que un accidente le ocurre a cualquiera. Pero en estas circunstancias (y cada vez más), lo que la opinión pública valora es la capacidad de reacción. A Johnson & Johnson le ocurrió también un lamentable evento, y 7 personas fallecieron por ingerir cápsulas tylenol. Sin embargo, en las puntuaciones del Fortune la compañía bajó solamente del 3º al 5º lugar, por saber reaccionar rápido y bien.

          El accidente de Alaska se vio agravado por una capacidad de reacción lenta e insuficiente, y a las dudas sobre el estado del capitán se añadieron la falta de medios disponibles (para controlar los daños) y el envío de ejecutivos de rango inferior (ante un evento de esta magnitud).

          En definitiva, a Exxon le falló su nivel de responsabilidad social, mientras que Johnson & Johnson supo destruir rápidamente más de 20 millones de frascos de tylenol, reunir en un par de horas a su comité de crisis, y minutos después dar la cara en los medios por medio de su propio presidente James Burke.

          La evaluación de criterios sobre responsabilidad social está teniendo un impacto cada vez más creciente en las decisiones de inversión. Y no es de extrañar que en un futuro no muy lejano aparezcan fondos de inversión ético-sociales, como un indicador imprescindible del impacto social de las empresas.

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 Act: 22/08/22          @noticias del mundo             E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A