Cristiano o Neopagano


Mundo actual, en que los cristianos necesitan ayudarse unos a otros

Querétaro, 24 octubre 2022
Jaime Septién, periodista de Observador

          La exigencia de conversión del corazón es irreversible y no tiene vuelta de hoja. Y como se desprendería del título de este artículo, ser cristiano en este tiempo de neopaganismo no es tarea sencilla. Pero sí debería serlo para cada uno de nosotros, como una tarea urgente.

          La cantidad de retos que nos plantea el presente, o los que se nos dibujan para el futuro, podrían hacernos palidecer, sobre todo para los muchos que nos llamamos cristianos y en el fondo somos débiles e indignos de ese nombre, como es mi caso. Pues ¿cómo voy yo a conciliar mi fe en un mundo cada día más lleno de promesas tecnológicas y vida confortable, sin necesidad de Dios?

          Ser cristiano en esta era neopagana, decía el papa Benedicto XVI, es tanto como ser un "sujeto vivo y activo de la fe, así como heraldo de su mensaje en el mundo". Lo cual no es cualquier cosa, y más bien parece apuntar a un evangelizador a tiempo completo, desde el momento en que se convierte y en permanente lucha en el corazón del tiempo. Ésa fue también la llamada insistente que hizo en su tiempo Juan Pablo II, de quien podemos extraer la esencia misma de ser cristiano: primero serlo, luego mostrarlo, y por último decirlo.

          La intensa llamada a la conversión es algo común para todos los seres humanos. Pero iniciar una vida de piedad y bondad (las dos columnas de la sabiduría, según el libro de los Proverbios) es otra cosa. Así que hagamos caso a la sabiduría, que nos dice que ser sabios nada tiene que ver con acumular conocimientos, sino dejarnos penetrar por la gracia y vivirla en plenitud en aquel lugar que designó para nosotros la creación.

          La Iglesia no pide que nos convirtamos en sacerdotes, que yo sepa. Pero sí exige que todos los cristianos se alegren de serlo. Dominus Iesus, por ejemplo, nos hablaba del privilegio (y yo diría suerte) de ser católicos y "miembros del mismo cuerpo místico de Cristo". Tenemos 2 platos de sopa delante: hacer caso y experimentar la alegría de ser cristianos, o quedarnos en la condición de espectadores, mirando pasar el tren de la historia.

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 Act: 24/10/22          @noticias del mundo             E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A