Sopa, sosa o
salada
La suegra fue a pasar unos días
a casa de sus hijos, y se quedó un mes. ¿Cómo librarse de ella?
-Esta noche -dijo la mujer
al marido-, cuando yo sirva la sopa, nos ponemos a discutir. Tú dices que está
muy salada, y yo que está sosa. Si mi madre te da la razón, yo me pongo
furiosa y la echo de casa. Si me da la razón a mí, montas tú el número y la
echas tú. Y así nos libramos de ella.
Se sirvió la sopa, se armó la
gresca, y la mujer dijo:
-¿A ti qué te parece, mamá:
está la sopa sosa o salada?
La señora tomó una cuchara, se
la llevó a los labios, la probó con calma, hizo una pausa y dijo:
-A mí me gusta.
O sea que falló la estratagema y fue ella la que les dio sopas con honda. La verdad no hace falta decirla siempre. A veces es mejor ocultarla y dejar corridos a los maliciosos que nos ponían una trampa. También Jesús dejó malparados a los que lo querían sorprender.
JUSTO
LÓPEZ, Zaragoza, España
Act: 25/01/18 @noticias del mundo E D I T O R I A L M E R C A B A M U R C I A |