12 de Septiembre

Viernes XXIII Ordinario

Equipo de Liturgia
Mercabá, 12 septiembre 2025

1 Tim 1, 1-2.12-14

         Comenzamos hoy la lectura de las cartas de Pablo a Timoteo y Tito, llamadas pastorales. Se hace difícil hallar un título mejor. Con él quiere indicarse que Pablo, en la segunda y definitiva cautividad (ca. 63), se dirige no sólo a los jefes jerárquicos de Creta y Efeso, que son allí sus delegados personales y plenipotenciarios, sino también a las respectivas comunidades, y por ellas a toda la Iglesia universal.

         Esto explica por qué hoy Pablo, en su 1ª carta a Timoteo, y a pesar de ser tan bien conocido y amado por su discípulo, empieza presentando sus credenciales de apóstol (v.1). Esta presentación oficial no impide que Pablo demuestre a continuación su afecto paternal por Timoteo.

         Muchos y variados son los adjetivos afectuosos que Pablo dedica a Timoteo, fruto de su apostolado en Listra y de su fiel colaboración. No existen 2 iguales: "mi hijo muy amado y cristiano fiel" (1Cor 4, 17), "a ningún otro tengo tan unido a mí" (Flp 2, 20), "amado hijo" (2Tim 1, 2), "hijo legítimo en la fe" (v.2). Es como una madre que siempre halla nuevas gracias en su hijo. El celibato de Pablo no esterilizó su corazón.

         Después de darles algunas directrices sobre la enseñanza de la fe (vv.3-11), Pablo recuerda ante el discípulo (hijo espiritual) la prehistoria de su propio apostolado. En ella aparecen las persecuciones, los insultos y las blasfemias de Pablo. Es lógico que en ella Pablo se confiese pecador. Pero lo más admirable es el tiempo en que el verbo está redactado, un presente: "Yo soy el primer pecador" (v.15).

         Pero Pablo no se detiene aquí, y no quiere darnos lecciones de humildad. Generosamente piensa en los que le seguirán a él y a Timoteo. No quiere que admiremos su comportamiento ni sus virtudes, sino la manifestación de la misericordia de Dios en él. La misericordia de Dios conmigo, nos dice Pablo, es una simple muestra de lo que hará también con vosotros: "Dios tuvo misericordia de mí, para que Cristo Jesús mostrase en mí el primero hasta dónde llega su paciencia, proponiendo un ejemplo típico a los que en el futuro creyesen en él para obtener la vida eterna" (v.16).

Enric Cortés

*  *  *

         Las cartas a Timoteo y a Tito, llamadas cartas pastorales, tienen un carácter y preocupaciones distintas al resto de las epístolas de Pablo, y por eso se llaman pastorales. El caso es que Pablo insiste más sobre las estructuras jerárquicas y la refutación de los errores, para salvaguardar la unidad de la fe y su tradición auténtica a las generaciones futuras.

         De hecho era Pablo quien había convertido a Timoteo, pagano de Listra (Liconia), de padre griego y madre judía (Hch 16, 1). Era Pablo también quien le había confiado un ministerio al imponerle las manos (1Tm 4, 14).

         Timoteo estaba con Pablo cuando escribió 7 de sus cartas (1Tes 1,1; 2Cor 1,1; Rm 16,21; Flp 1,1; Col 1,1; Flm l). Y sobre todo Pablo confió misiones importantes a su discípulo preferido, al que llama aquí "mi hijo en la fe" (1Tes 3,2-6; 1Cor 4,17). Nos agrada pensar que Pablo tuvo, también, amigos que le permanecieron fieles, cuando tantos otros le abandonaban (2Tm 1, 10-16).

         Pablo no deja de tener presente al Padre de Jesús, y todo deseo salido de sus labios o de su pluma viene "de parte" de Dios: "Doy gracias a aquel que me da la fuerza, a Cristo Jesús". Decididamente, a Pablo le acompañan siempre esos sentimientos: la alegría, el agradecimiento. ¡Si también fuese eso verdad para nosotros!

         Y tampoco deja de tener presente lo que él había sido, "un blasfemo, un perseguidor y un insolente". En efecto, Pablo se acuerda de su propia conversión, que viene de muy lejos y que le había hecho perseguidor, ferozmente opuesto al cristianismo. Ahora bien lo que emociona a Pablo no son los esfuerzos que pudo haber hecho para cambiar de rumbo, sino la confianza que Dios le ha manifestado: "Cristo me perdonó, porque obré por ignorancia, porque no tenía fe".

         Pablo propone como "buena nueva" su propia experiencia: soy un pecador perdonado. Y llega incluso a decir: "Soy un incrédulo que ha pasado a ser creyente. No tenía fe, y estaba en la ignorancia". De ese modo, para nosotros también nuestras preguntas y nuestras dudas sobre la fe pueden llegar a ser una misteriosa comunión con los no-creyentes que nos ayude a encontrar las palabras oportunas para una verdadera comunicación.

         "Pero la gracia de nuestro Señor (continúa diciendo Pablo) sobreabundó en mí, juntamente con la fe y el amor en Cristo Jesús". Se trata de una de las grandes y constantes afirmaciones de san Pablo: la primacía de la gracia, la gratuidad del don de Dios, la justificación por la fe y no por las obras, la salvación como obra del amor divino. Señor Jesús, sé de veras el más fuerte en mi vida de cada día, en mis combates cotidianos.

Noel Quesson

*  *  *

         A Timoteo, cristiano de origen judeo-pagano; muy amigo y compañero de viaje del apóstol de los gentiles y ahora al frente de una comunidad cristiana, Pablo le escribe una carta llena de afecto llamándole su verdadero hijo en la fe. Lo invita a la fidelidad y Pablo mismo, desde su experiencia personal de la misericordia divina, invita a Timoteo a vivir en la fe, en la gracia, en la misericordia y en la paz, que provienen de Dios.

         A pesar de nuestras miserias pasadas, Dios jamás nos abandonará. Él quiere, no sólo que todos los hombres se salven, sino que se conviertan en testigos suyos, sabiendo que quien en verdad ha experimentado el amor de Dios podrá convertirse en un fidedigno testigo que, con la fuerza del Espíritu Santo, podrá ayudar a los demás a ir por el mismo camino que ya han andado sus propios pies.

         Seamos, pues, portadores del amor de Dios, proclamando ante los demás lo misericordioso que ha sido el Señor para con cada uno de nosotros.

José A. Martínez

*  *  *

         En la 1ª lectura de hoy hay una expresión sorprendente, especialmente si la tomamos en su texto original griego. Pablo habla de un Dios pistón me hegésato (lit. "me tuvo por fiel").

         Es sorprendente que pueda hablar así quien fue elegido por Dios en el tiempo en que estaba obrando en abierta y violenta oposición al mensaje de Dios. Hay un contraste total entre lo que Pablo hacía y lo que Dios veía en él. Y lo sorprendente, y maravilloso, es que lo que finalmente se impone no es lo que Pablo hacía sino lo que Dios veía.

         De aquí aprendemos varias cosas. Ante todo, que Dios ve cosas que nosotros no vemos. Y después, que es la visión de Dios la que se impone. Bendita la mirada del Altísimo, bendita su voluntad.

Nelson Medina

*  *  *

         Durante 8 días (lo que queda de esta semana y toda la siguiente) leeremos la 1ª carta de Pablo a su discípulo Timoteo, a quien dedica siempre palabras muy afectuosas. Las 2 cartas de Pablo a Timoteo y la dirigida a Tito se llaman cartas pastorales. En el caso de hoy, Timoteo había nacido en Listra de Licaonia (Hch 16), de padre griego y madre judía. Fue uno de los compañeros más fieles de Pablo en sus viajes, y luego fue nombrado responsable de la Iglesia de Efeso.

         La 1ª página es un afectuoso saludo de Pablo a Timoteo, "verdadero hijo en la fe", a quien desea la gracia y la paz de Dios y de Cristo Jesús.

         Pero en seguida pasa a una especie de una confesión general, llena de humildad y gratitud para con Dios, recordando su vocación para apóstol. Pablo agradece a Dios que le haya llamado a ser ministro en la comunidad, a pesar de su pasado nada recomendable. El salmo responsorial de hoy expresa sentimientos de alegría y confianza en Dios, como poniéndolos en labios de Pablo: "Yo digo al Señor: tu eres mi bien. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré".

          Es interesante que Pablo, una autoridad en la Iglesia, reconozca humildemente los fallos de su prehistoria, y que recuerde que había sido "blasfemo, perseguidor y violento". Las vidas de santos suelen estar llenas de virtudes y milagros, y pocas veces se atreven sus autores a recordar sus sombras, como hace aquí Pablo de sí mismo.

         La humildad en la presencia de Dios nos hace a todos también más amables en la presencia del prójimo. Nos relativiza a nosotros mismos, nos hace recordar nuestros fallos, y así estamos más dispuestos a ser tolerantes con los de los demás.

         Aunque nosotros tal vez no hayamos sido "blasfemos, perseguidores y violentos", seguro que tenemos muchas cosas que agradecer a Dios, y podemos decir: "Se fió de mí, me confió este ministerio, derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor cristiano".

         Tenemos que reconocer que "Dios tuvo compasión de mí". Si él usó de misericordia para con nosotros, eso nos prepara para una actitud mucho más abierta y humilde para con los demás. Porque nos recuerda que no somos lo que somos por méritos propios, sino por la bondad de Dios.

José Aldazábal

*  *  *

         Timoteo, engendrado a la fe por Pablo, recibe hoy la luz, fuerza y consuelo de su maestro, y éste le abre su corazón para dar juntos gracias a Dios, providente y padre.

         Detengámonos a meditar sobre estas palabras confidenciales de Pablo. ¿En cuántas ocasiones no hemos vivido una experiencia similar a la del apóstol, viéndonos a nosotros mismos como objetos de predilección divina? Eso nos ha podido acontecer al menos de dos formas.

         En 1º lugar, considerando la desproporción que existe entre el cúmulo de dones que se nos otorgan y la escasa fidelidad de nuestro espíritu. Dios nos ha dotado suficientemente para poder vivir con dignidad, pero hemos sido ingratos. Él ha vuelto a comunicarnos gracia tras gracia, y nosotros, en vez de admirarnos de cuánto y cómo nos ama, hemos devuelto desprecios. Hagamos hoy una reflexión profunda: si él ha contado y cuenta con nosotros, ¿cómo podremos seguir viviendo en infidelidad, tibieza, pecado?

         En 2º lugar, considerando que esa predilección divina nos ha convocado, como a Pablo, para una misión que es prolongación del ministerio salvífico de Cristo, de la proclamación de su mensaje, de la lucha por el Reino. ¡Tanto se fía de nosotros! Agradezcámoslo de corazón.

Dominicos de Madrid

 Act: 12/09/25     @tiempo ordinario         E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A