24 de Abril

Miércoles IV de Pascua

Equipo de Liturgia
Mercabá, 24 abril 2024

a) Hch 12, 24-13, 5

         En aquella época, en la Iglesia fundada en Antioquia "había profetas y doctores". Desde un principio, las comunidades cristianas están estructuradas, y en ellas hay cargos y responsabilidades diferentes, atendiendo a las diferentes competencias de sus miembros y a las diversas vocaciones que el Espíritu Santo suscitaba.

         Los profetas eran cristianos especialmente capaces de discernir la voluntad de Dios en los acontecimientos concretos de la vida humana y de la historia. Por su parte, los doctores eran cristianos especialmente capaces de discernir la voluntad de Dios en las Escrituras, comentando el AT y el NT, que se estaba elaborando entonces. Ayúdanos, Señor, a comprender inteligentemente lo que quieres decirnos a través de las palabras de tu evangelio y de los demás textos sagrados.

         Y un día, "mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo". Imagino a esos hombres y mujeres, reunidos en casa de uno de ellos, en Antioquía. En aquella época no había lugares de culto, y sin embargo sí que "celebran el culto del Señor". Entonces ¿dónde y cómo lo hacían?

         Sabemos que su reunión constaba de 2 partes: una liturgia de la palabra (con lecturas de textos sagrados y salmos cantados) y una liturgia de la eucaristía (que terminaba con la comunión). Pero la cita añade "y ayunando", es decir, con "libre privación de alimento" que los primeros cristianos hacían regularmente como signo de sacrificio y penitencia por sus pecados.

         Pues bien, cierto día, y durante una de esas celebraciones (de culto y ayuno), "el Espíritu Santo les dijo". Realmente sorprendente, y no sólo por el papel que va cogiendo el Espíritu Santo en la Iglesia primitiva, sino porque éste se convierte en el actor principal (y casi único) que va animando a los cristianos y apóstoles.

         La comunidad de Antioquía no es una agrupación ordinaria más, sino un grupo consciente de poseer en su seno al Señor Jesucristo (vivo y resucitado), actuando y animando a su comunidad (la Iglesia) por el poder de su Espíritu. Los antioquenos son hombres semejantes a los demás, que se codean con sus paisanos (griegos y paganos) por las calles de Antioquía. Pero son hombres portadores de Dios, que están a la escucha de Dios y que se dejan mover por él. Son hombres conscientes de que ¡el Espíritu Santo les habla! y les pide que hagan ciertas cosas.

         "Separadme ya a Bernabé y a Pablo para la obra a la que los he llamado", sentenció el Espíritu Santo a aquellos profetas y doctores de Antioquía. Se trata del inicio de la gran misión de San Pablo, de la que saldrá la evangelización del mundo entero antiguo: Chipre, Asia Menor, la Jonia, Frigia, Macedonia, Grecia, el Egeo, el Peloponeso, Malta, Italia, el Imperio Romano occidental... El Espíritu Santo está en el origen de todo esfuerzo misionero.

         Después de volver a ayunar y orar, los presbíteros de Antioquía le "impusieron las manos" a Pablo. Como vemos, es la comunión presbiteral la que le envía a la misión, mediante el sello del sacramento. Y la comunidad la que acepta la responsabilidad de aquellos a los que envía ("sacrificándose y orando" por ellos). ¿Es misionera la comunidad a la cual pertenezco? ¿Sostengo yo, con mi oración y esfuerzo, a los que están "en contacto con los paganos"?

Noel Quesson

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         Comienza el 1º de los 3 grandes viajes misioneros de Pablo, que llevará al apóstol a evangelizar la isla de Chipre y, tras ella, algunas regiones del sur de Asia Menor (Panfilia, Pisidia y Licaonia), entre el año 44 y 49. El sumario de Hechos (Hch 12, 24) destaca la paz y libertad para expansionarse que volvía a tener la Iglesia tras la muerte de Agripa I (Herodes III de Judea), acaso como efecto indirecto de las luchas entre judíos y procuradores. Con la vuelta de Bernabé y Saulo a Antioquía, tenemos ya en este centro de irradiación misionera a los protagonistas de la gesta que está a punto de comenzar.

         Los vv. 1-3 nos hablan de su elección para la misión a los gentiles, para pasar a continuación a describir la 1ª etapa del viaje: la isla de Chipre (vv.4-12), tras su embarque en Antioquía (y su Puerto de Seleucia). Sólo se mencionan sus trabajos en Salamina (este de Chipre) y Pafos (oeste de Chipre), con el doble episodio del mago Bar Jesús y la conversión del procónsul Sergio Pablo (respectivamente).

         Toda la misión sería facilitada por las numerosas colonias judías, establecidas en la isla desde los tiempos de Herodes I de Judea (el Grande). Tras su desembarco en Asia Menor (actual Turquía), procedentes de Pafos, Pablo y Bernabé se disponen a marchar a Antioquía de Pisidia para comenzar allí un nuevo campo de trabajo. Momento en que Juan Marcos les abandona y se vuelve a Jerusalén (vv.13-14).

         Decididamente, la Iglesia de Antioquía empieza a convertirse en el centro propulsor de la misión entre los gentiles. Mantiene todavía una activa comunión con la Iglesia madre de Jerusalén, pero empieza a trabajar ya con autonomía, y una total capacidad de iniciativa.

         El paso a los gentiles responde (según los antioquenos) a un acto de obediencia al Espíritu Santo (Hch 13, 2), y pronto empieza a encontrar antenas más sensibles al mensaje evangélico que en la propia patria judía. Para ello, la Iglesia de Antioquía empieza a poner en funcionamiento sus mejores carismas, y éstos empiezan a germinar en las áreas transfronterizas. Por su parte, los escritos de Lucas (también antioqueno) van a permanecer atentos a los "predicadores del mensaje" (Lc 1, 2), más que a los ministerios administrados.

         En la Iglesia de Antioquía, donde el vocabulario y los modelos ministeriales todavía estarían muy lejos de las formas que cristalizarían más tarde, los jefes de la comunidad se llaman "profetas y doctores", símbolo de la prioridad dada a la tarea evangelizadora en un mundo pagano. ¿No habría de ser así hoy?

         Por lo que toca a la "imposición de manos" (Hch 13, 3), en este caso parece poco adecuado pensar en una especie de consagración episcopal, así como tampoco en el Rito del Shaluah de las comunidades judías, cuando éstos enviaban delegados a la Diáspora judía (y les imponían las manos para "encomendarlos al favor de Dios para la misión" que iban a cumplir" (Hch 14, 26).

Fernando Casal

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         En Antioquía, y en el transcurso de una celebración litúrgica, el Espíritu Santo designa a Saulo y a Bernabé para la gran empresa de evangelización del mundo gentil (que comenzarán por Salamina, en la isla de Chipre). Efectivamente, es en la celebración eucarística, y congregados en torno al altar, donde los cristianos experimentamos la actuación del Espíritu Santo, que impulsa y orienta nuestra vida (de testimonio cristiano) y que deja oír la voz de Cristo en el seno de la Iglesia. Oigamos a Nicetas de Remecian:

"¿Quién puede, pues, silenciar aquella dignidad del Espíritu Santo? Pues los antiguos profetas clamaban: Esto dice el Señor. En su venida Cristo aplicó esta expresión a su persona diciendo: Yo os digo. Y los nuevos profetas ¿qué clamaban? Lo mismo que Agabo profetizaba, y recuerda Hechos de los Apóstoles: Esto dice el Espíritu Santo. O lo que el mismo Pablo decía por carta a Timoteo: El Espíritu Santo dice claramente. Pablo fue segregado y enviado por el Espíritu Santo, y así está escrito" (El Espíritu Santo, 15).

         En Cristo nos ha bendecido Dios con toda clase de bendiciones espirituales. Por eso, agradecidos, alabamos al Señor con el Salmo 66 de hoy:

"El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros y conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. Que canten de alegría las naciones, porque tú riges el mundo con justicia y los pueblos con rectitud, gobernando así las naciones de la tierra. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga, y le teman hasta los confines del orbe".

         Los caminos del Espíritu hemos de entenderlos siempre en perspectiva de fe. Así es como descubriremos el valor de frases como ésta: "Apartadme a Bernabé y Saulo".

Manuel Garrido

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         La comunidad de Antioquía, misionera y abierta, se muestra llena de vida, y "la palabra del Señor cundía y se propagaba". Y no de forma anónima, pues Lucas nos trae los nombres de varios "profetas y maestros" (además de Bernabé y Pablo, que ejercen su ministerio). Por lo que se ve, las decisiones de esta comunidad se toman con intervención de todos los miembros de la comunidad.

         Pero entre todo eso, 2 personas destacan por iniciativa del Espíritu Santo: Bernabé y Pablo, que son enviados por la comunidad (a evangelizar) tras haber ayunado orado por ellos, y haberles impuesto las manos como signo de la donación del Espíritu Santo (que es el auténtico protagonista de la vida y acción comunitaria). Y es que cuando una comunidad cristiana, imitando el ejemplo de la de Antioquía, está unida y se deja animar por el Espíritu de Dios, es más fecunda en su apostolado misionero.

         Son muchas las muestras de buena salud que gozaba la Iglesia de Antioquía: su sentido de comunidad, las muchas personas dedicadas a la evangelización, su percepción universal de la misión y su disponibilidad a lo que podía hacer por anunciar al Señor Jesús, en medio de una sociedad pagana. Y siempre con un claro apoyo en la oración y la ayuda del Espíritu de Dios.

José Aldazábal

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         En la 1ª parte del cap. 12 de Hechos se nos relataba la muerte de Santiago el Menor a manos del rey Herodes III de Judea (Agripa I, nieto de Herodes I el Grande, e hijo de Herodes II Antipas), a forma de flash introductorio a lo que va a contar a continuación: la presentación de Bernabé y a Saulo, como nuevos enviados por la Iglesia (en este caso de Antioquía) para llevar el evangelio a los extremos exteriores del mundo, al otro confín de Jerusalén.

         El texto de hoy comienza describiendo a la Iglesia de Alejandría, de la que nos dice que albergaba "profetas y maestros" en su interior, intérpretes de los oráculos bíblicos referentes al Mesías, que descifraban el contenido del kerygma e iluminaban las decisiones a tomar, de cara al futuro.

         Se trataba de hombres carismáticos, dotados de fuerzas y luces fuera de lo común, que la Iglesia de Antioquía aplicó a la edificación y crecimiento de la comunidad eclesial helénica (o pagana, en lenguaje de Lucas), así como a la formación de los recién convertidos.

         Se nos da una lista de 5 de estos personajes, sin distinguir a los profetas de los maestros, como si fueran carismas simultáneos para todos los miembros del grupo. Y se nos dice que cierto día que estos 5 estaban reunidos, en oración y ayuno, el Espíritu Santo se les apareció, y les ordenó que separasen a Bernabé y a Saulo para una obra especial. Eran el primero (Bernabé) y el último (Saulo) de la lista de los Cinco.

         La obra a la que los destina el Espíritu es una misión entre paganos (concretamente en Chipre y en Asia Menor). Y aunque no se nos da el relato de los hechos (que se nos darán en un siguiente relato), sí que se nos proporciona el plan que el grupo de los Cinco ha decidido ejecutar: Salamina y Pafos de Chipre, adentramiento en Asia Menor y ver qué pasa a la hora de evangelizar a los paganos.

         Efectivamente, Bernabé y Pablo son bajados de Antioquía a su puerto de Seleucia, y desde allí zarpan ambos hacia la isla de Chipre, desembarcando en Salamina y comenzando así la 1ª gran misión de la Iglesia. Se anota que llevan como asistente a Juan Marcos (algo no pedido por el Espíritu Santo, y que el Espíritu Santo se encargará de separar de la misión, en el puerto de Pafos).

         De la lectura podemos destacar varios elementos: la Iglesia de Antioquía ora y ayuna, mantiene la soberanía absoluta del Espíritu Santo, y toma las decisiones bajo el grupo de los Cinco. Se trata de una comunidad asentada en la voluntad de Dios, que no pone el más mínimo obstáculo a las mociones del Espíritu y que educa en la docilidad a sus misioneros, una vez que éstos se hayan puesto en camino.

Confederación Internacional Claretiana

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         En el pasaje de hoy aparece la Iglesia de Antioquía, como una Iglesia reunida que envía al equipo misionero que ha elegido el Espíritu Santo. Se trata de una Iglesia responsable con la misión, que tiene claro dónde está su origen misionero: en el Espíritu Santo. Pues tanto al comienzo como al final de cada envío, se repite el ergon (lit. obra) del Espíritu, tanto a la hora de elegir a los misioneros "para la obra a la que los he llamado" (Hch 11, 2), como cuando éstos llegan y relatan "la obra que habían realizado" (Hch 14, 26).

         En la Iglesia fundada en Antioquía había "profetas y maestros", y no se habla para nada de presbíteros (como en la Iglesia de Jerusalén; Hch 15, 2). Se habla del grupo de los Cinco, que es el que llevaba el timón de las operaciones de Antioquía: Bernabé el Levita (originario de Chipre), Simeón el Negro (con el sobrenombre de Níger, lit. Negro), Lucio el Latino (procedente de la Cirenaica), Menahén el Judío (hermano de leche de Herodes III Agripa) y Saulo el Fariseo (natural de Cilicia). Como se ve, se trata de un equipo multicultural y diversificado.

         Hasta ahora tenemos 3 grupos dirigentes: los Doce (apóstoles de Jesucristo), los Siete (diáconos de Jerusalén) y los Cinco (profetas de Antioquía). Es el movimiento misionero del Espíritu Santo, que va estructurando a las comunidades de cara al crecimiento de la Palabra de Dios.

         Cierto día, que la comunidad de Antioquía estaba celebrando la Leitourgia to Kyrio (lit. Culto del Señor) y ayunando, el Espíritu se revela a la comunidad y manda "separar a Bernabé y Saulo para la obra" a la que los ha llamado. Con toda probabilidad, se trata de la conversión a los gentiles.

         La conversión de los gentiles es así la voluntad expresa del Espíritu Santo, para lo cual son separados y enviados directamente por el mismo Espíritu Santo. Bernabé y Saulo constituyen el equipo del Espíritu para la misión a los gentiles. Toda la comunidad hace ayuno y oración, luego imponen las manos a los misioneros y los envían (v.3). Esta ceremonia es interpretada por Lucas como un envío del Espíritu Santo (v.4). Vemos aquí cómo el Espíritu dirige directamente la misión de la helenista Iglesia de Antioquía.

Servicio Bíblico Latinoamericano

 Act: 24/04/24     @tiempo de pascua         E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A