CRUZADAS

a) Origen de las Cruzadas
b) I Cruzada, 1095-1099
c) II Cruzada, 1147-1149
d) III Cruzada, 1189-1192
e) IV Cruzada, 1202-1204
f) Ultimas cruzadas medievales
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a) Origen de las Cruzadas

            La Iglesia está en contra de la guerra, pero en caso de legítima defensa, la Iglesia la considera justa:

-en caso de haber una agresión injusta exterior[1],
-en caso de almacenar herejías en su interior
[2].

            Desde la Antigüedad, el miles Christi se había referido al combatiente espiritual. Y ahora, en la Edad Media, la militia Christi vino a ser entendida en un sentido literal, para defender el propio territorio.

            Precedentes de las cruzadas fueron:

-las peregrinaciones a Tierra Santa, fenómeno muy temprano en la Iglesia,
-las persecuciones musulmanas contra los cristianos.

            La cruzada (lit. “guerra convocada en nombre de la cruz”) necesitaba reunir 4 condiciones, para ser verdadera cruzada:

-ser convocada por el papa,
-ser universal, y no de una nación contra otra,
-tener participación de toda la Cristiandad,
-ser justa y legítima, contra el agresor que agrede la fe.

            Y se puede decir que trajeron como elementos positivos:

-dar ideales religiosos a las políticas europeas,
-abrir nuevas rutas comerciales,
-comenzar el fin del feudalismo
[3].

a.1) Contexto de las Cruzadas

            Tras la expansión musulmana de los ss. VIII-X, el Islam había pasado a dominar el Mediterráneo, con incursiones constantes sobre las islas Baleares, Sicilia, Córcega y Cerdeña.

            No obstante, en poco tiempo Europa dio la vuelta a la situación, con ciudades italianas intensificando su demografía y saliendo al Mar. Desde la misma Pisa, Génova y Lucca se organizaron campañas contra las costas con influjo musulmán. Incluso Salerno, con objetivos enfrentados al Imperio bizantino e islámico, contrató a caballeros normandos en 1016 para ir abriendo nuevas rutas marítimas[4].

            Los caballeros normandos, ya independizados de Salerno en 1060, comenzaron a actuar por sí mismos, creando para ello la dinastía de Hauteville, gobernadora de Sicilia (1061-1091), Malta, Apulia y Calabria, con un estilo francés agresivo, y como plataforma para jóvenes normandos sin oficios en Europa[5].

            Esta expansión militar, junto a la económica, hizo a las potencias italianas abrir nuevos emporios por el Mediterráneo oriental, abriendo un nuevo campo de conflictos con Constantinopla y Egipto. Al mismo tiempo, servía de  escudo a los peregrinos que iban a Tierra Santa[6]. El componente nostálgico por Oriente[7] empezó a crecer, pues, paralelamente al auge marítimo.

            Llegados al poder islámico tras su victoria sobre el califato de Bagdad, fatimíes de Siria[8] y bizantinos de Alejo I[9], los turcos selyúcidas[10] empezaron a imponer un Islam más fanatizado que el anterior.

            Fue entonces cuando Alejo I de Bizancio pidió ayuda al papa[11], para frenar a los turcos y su nuevo Imperio amenazador.

            El papa Urbano II aludió a este hecho en el Concilio de Clermont-1095, dirigiéndose a la nobleza del sur francés, e invitando al conde de Tolosa a luchar en una guerra a nivel organizado, con un cuerpo militar especializado.

            Un estallido de entusiasmo colectivo[12], al grito de “Dios lo quiere”, empezó a recorrer todas las clases sociales europeas y rincones geográficos, universalizando la idea de reconquistar Jerusalén.

            Varias fueron los principados implicados:

-Normandía e islas británicas, en la persona de Guillermo I de Normandía e Inglaterra,
-Flandes, en las personas de Godofredo de Bouillon, Balduino y Roberto II de Flandes,
-Tolosa y sur francés, en la persona de Raimundo de Tolosa,
-Lombardía, en la persona de Bohemundo de Tarento y su hijo Tancredo de Tarento,
-Estados pontificios, en el delegado papal y coordinador general, Aimar de Monteil.

            A su margen, y paralelamente, los predicadores empezaron a publicar la Cruzada, y Pedro el Ermitaño a organizar otra cruzada paralela, la popular.

a.2) Consecuencias de las Cruzadas

            Las cruzadas representaron el fenómeno caballeresco por excelencia, haciendo frente al poderoso Islam, y una especie de adelanto de las futuras potencias coloniales europeas en otros lugares. Asombroso y repentino, se trató de un fenómeno que se alargó por más de 150 años, y marcó el eje de la política europea al máximo nivel.

            En el plano ideológico, las Cruzadas vinieron a transformar decisivamente Europa, que pasó de pacífica a agresiva, de defenderse legítimamente a implantar políticas de agresión.

            En el plano psicológico, la conciencia de la fuerza y unidad de la cristiandad provocaron el nacimiento de una nueva mentalidad, que llenó de vigor todos los rincones de Europa.

            En el plano eclesiástico, las Cruzadas sacaron a la luz la autoridad papal en toda Europa, como principal promotor y organizador de las casas nobiliarias y gentes de todos los pueblos europeos.

            En el plano económico, nuevas y cerradas rutas fueron abiertas en el Oriente, exploradas por genoveses, venecianos, catalanes y provenzanos, exterminando así la vieja piratería sarracena, dominando los mercados bizantinos, y suprimiendo las trabas comerciales de productos.

            En el plano cultural, empezaron a fluir de nuevo los lazos imperiales oriente-occidente, en modas, ropas, tejidos, sedas… aparte de ser la causa de la introducción de la lepra por contactos multirraciales.

b) I Cruzada-1095

            Dentro del Islam, los fatimíes habían conseguido la Caída de Jerusalen-1064, al mismo tiempo que los turcos selyúcidas:

-habían accedido al califato de Bagdad,
-se habían hecho con Cesarea de Capadocia,
-se dirigían hacia Israel.

            En 1063 el emperador Miguel VII de Bizancio pidió ayuda al papa Gregorio VII, con la promesa de someterse al primado de Roma[13].

            Con Urbano II fue convocado el Concilio de Clermont-1095, donde el papa clausura el evento con una llamada general a la Cruzada, ante todos los reyes y obispos reunidos, y con la idea de “defender la Iglesia, muriendo por Cristo, y bajo la promesa de la Jerusalén celeste”[14]. El motivo estaba claro: Dios lo quiere.

            En distintos lugares y sínodos, el papa Urbano II siguió proclamando la Cruzada, ofreciendo a los voluntarios una indulgencia general[15].

            Paralelamente a la predicación del papa, el anacoreta Pedro el Ermitaño, gran peregrino de Tierra Santa, se dedicó a recorrer todas las ciudades europeas, movilizando a las gentes y dando lugar a la llamada Cruzada Popular[16]. Masacrada por los turcos esta cruzada popular, la semilla martirial ya estaba echada[17].

            Preparada por fin la Cruzada de la nobleza del papa, Urbano II encomendó su dirección al obispo de Puy (su representante) y al conde de Toulouse, en torno a 4 bloques:

-el 1º, bajo el duque de Lorena, y compuesto por franceses y alemanes,
-el 2º, bajo el conde de Toulouse y legado papal, y compuesto por provenzanos,
-el 3º, bajo el conde de Normandía, y compuesto por franceses e italianos,
-el 4º, bajo Bohemundo de Altavilla, y compuesto por lombardos.

            Los 4 ejércitos, convocados para reunirse en Constantinopla en mayo de 1097, comenzaron la cruzada por la reconquista de ciudades perdidas por los bizantinos, como Nicea[18], Iconio[19], Edesa[20]. Fue aquí donde murió el legado papal, unidor de los 4 ejércitos, y donde el conde de Toulouse decidió seguir la marcha hacia Jerusalén.

            Entrados ya en Tierra Santa, Belén fue la 1ª ciudad reconquistada[21], y de allí se dirigieron a Jerusalén. La 1ª táctica cruzada fue la de rodear Jerusalén e intentar destruir sus murallas mediante oraciones[22]. Tras lo cual decidieron, en 1099, su asalto por la fuerza:

-saqueando sus mezquitas y santos lugares,
-exterminando a todos los musulmanes.

            Tras la Reconquista de Jerusalén-1099 los cruzados pidieron elegir un rey, pero los clérigos se opusieron rotundamente[23]. Así, decidieron elegir un protector de la ciudad, cargo que recayó en el duque de Lorena[24]. Por otro lado, y coincidiendo con la muerte del patriarca griego de Jerusalén, el papa aprovechó la ocasión para nombrar a un patriarca latino[25].

            Este Reino de Jerusalén, organizado a la manera feudal, vio poco a poco como la debilidad y lejanía de Europa empezaba a pasar factura. Tras la muerte del duque de Lorena en 1105, Balduino se proclamó su sucesor, y se hizo coronar rey en Belén.

c) II Cruzada-1147

            Vuelta a estar en peligro Jerusalén por la amenaza musulmana[26] (más debido a las luchas intestinas internas que a la presión exterior[27]), y también otros lugares del reino como Edesa, los cristianos de Tierra Santa pidieron ayuda al papa.

            Tras la noticia de la Caída de Edesa-1144, el papa comunicó sus intenciones a Luis VII de Francia, que convocó una II Cruzada y pidió a San Bernardo que se encargara de su predicación:

-para “ensanchar el reino de Cristo”,
-para “convertir al Islam”.

            En la Dieta de Espira, San Bernardo asoció al emperador Conrado II de Alemania y a los príncipes alemanes a la cruzada, y movilizó auténticas masas europeas[28].

            No obstante, el fracaso de esta II Cruzada vino motivado por:

-la escasa participación del resto de monarcas,
-la falta del debido sentido espiritual de los cruzados,
-la exigencia de fidelidad que pidió el emperador de Bizancio a los cruzados
[29],
-la división de tropas en el ataque a Tierra Santa
[30],
-las estrategias cruzadas, ya conocidas por los emiratos árabes
[31],

d) III Cruzada-1189

            La situación del reino de Jerusalén fue convirtiéndose, poco a poco, en desastrosa[32]. Así, su rey Almarico de Jerusalén no dudó en pedir ayuda a la Iglesia, ante los peligros inminentes. Pero no lo hizo a Roma, sino a Bizancio.

            Llegada la ayuda de Bizancio, el conflicto vino entonces a producirse con el sultán de Egipto Yusul Salah Addin-Saladino[33], que consideró una intromisión intolerable lo que hacían los cruzados[34].

            Convocada una Guerra Santa por Saladino contra el Cristianismo, sus tropas ayyubíes asediaron y provocaron la Caída de Jerusalén-1187, con exterminio total de su población[35].

            La noticia llegó a Roma cuando el papa Urbano III estaba en su lecho de muerte. Su sucesor, el papa Gregorio VIII, aprovechó este genocidio para:

-unir a los reyes europeos, enzarzados hasta entonces unos con otros[36],
-rescatar Tierra Santa de la zarpa bizantina, que empezaba a suplantar a la latina.

            El 1º en unirse a la Cruzada fue Federico I de Alemania, que reunió un ejército de 80.000 soldados[37]. Pero al llegar a las puertas de Bizancio, la traición bizantina ya se había consumado[38]. Además, Federico I Barbarroja murió mientras deambulaba por los ríos cilicios, y el ejército alemán decidió desistir.

            Retirado el ejército alemán en San Juan de Acre, llegó entonces el 2º, 3º y 4º cuerpos europeos, los de Ricardo I de Inglaterra, Felipe II de Francia y Leopoldo I de Austria, que desembarcaron en puerto cristiano con tropas de tierra y mar. Tras la fulminante victoria sobre Saladino[39] en la Batalla de San Juan de Acre, Francia e Inglaterra empezaron a disputarse Jerusalén[40], aún antes de conquistarla.

            Los franceses y alemanes tomaron la decisión de volverse a Europa, mientras Ricardo I prefirió encaminarse solo hacia Jerusalén, conquistando triunfalmente Cesarea. A su llegada a Jerusalén:

-Saladino estaba esperando con tropas rearmadas en Egipto,
-Ricardo I se presentaba invencible y con una flota triunfal.

            La batalla no se produjo, pues ambos decidieron una tregua-1192, en la que:

-los cristianos se quedaban con Antioquía, Trípoli, Tiro y el Santo Sepulcro,
-los musulmanes se quedaban con la administración de la libre Jerusalén.

            Coletazos de esta III Cruzada fueron:

-el apresamiento de Ricardo I, a su vuelta a Europa y paso por Austria[41],
-la muerte de Saladino-1193, con nuevos planes romanos sobre Jerusalén
[42].

e) IV Cruzada-1202

            No fue cruzada como tal, pues no se trató de recuperar Tierra Santa ni tuvo participación universal. Puede ser encuadrada en la política del papa Inocencio III, y su ideal de una cristiandad unidad en Europa, bajo la autoridad papal.

            En efecto, tras la firma de paz Saladino-Ricardo I y la muerte de ambos, el papa no se resignaba a que Jerusalén estuviese en manos musulmanas, y escribió a los obispos franceses para que promoviesen una nueva cruzada:

-con el objetivo de “defender a Jesucristo, constantemente ultrajado por los herejes”,
-bajo la bendición e indulgencia por los pecados.

            Felipe de Suabia respondió a la llamada, al igual que el emperador Isaac II de Bizancio[43] y los monarcas de Francia e Inglaterra.

            El destino era Jerusalén. Pero los planes quedaron frustrados por la entrada de un grupo de cruzados que negociaron con el duque de Venecia[44]:

-para obtener barcos y soldados para la cruzada,
-a cambio de ofrecer a los venecianos tener parte comercial en Oriente.

            Nada más llegar a Dalmacia, el duque de Venecia dio la orden de atacar y saquear la costera y cristiana Zara. Ante esto, la mayoría de los cruzados decidieron retirarse de la Cruzada, y el papa pidió a los ladrones que devolvieran lo robado.

            Aun así, el restante grupo cruzado siguió su rumbo, y al llegar a Constantinopla se encontraron al príncipe Alejo el Joven disputando el poder a Isaac II[45]. El grupo cruzado, con el marqués de Montferrato a la cabeza[46], decidió inclinarse a favor de Alejo, con el beneplácito de Venecia[47], y en contra de lo que pedía el papa desde Roma[48].

            Constantinopla fue tomada y saqueada por los cruzados, que entronizaron a Alejo III de Bizancio en el poder, e instauraron el Imperio latino de Constantinopla, de corte feudal y abierto a los señores feudales europeos.

f) V Cruzada-1218

            Fue proclamada por el papa Inocencio III, y encargada al rey Andrés II de Hungría, que logró movilizar al mayor ejército cruzado de toda la historia. Tuvo como objetivo primero Egipto, y por ahí comenzó con el desembarco y victoria en la Batalla de Damieta.

            No obstante, los cruzados decidieron un ataque rápido a El Cairo, que les costó la derrota y tener que poner el rumbo de vuelta a casa.

g) VI Cruzada-1228

            Sucedió a nivel de expedición aventurera. Federico II de Alemania, con la intención de reconciliarse con el papa, y sin su permiso, decidió plantarse casi sin apoyos en Jerusalén, y conseguir mediante la diplomacia:

­una tregua de 10 años,
-la entrega a la cristiandad, como puntos aislados, de Jerusalén, Belén y Nazaret.

            Coronado Federico II como rey de Jerusalén, regresó a Sicilia para pedir refuerzos a los príncipes europeos. No obstante, Jerusalén volverá a caer en 1244, ya de forma definitiva en la historia.

h) VII Cruzada-1244

            Jerusalén volvió a caer en manos musulmanas en 1244. Fue entonces cuando Luis IX de Francia, en la cúspide de su poder, decidió continuar con la táctica de la V Cruzada: ir a Egipto, y desde allí entrar en Israel.

            Efectivamente, la portuaria y llave de Egipto, Damieta, no tardó mucho en caer bajo manos cruzadas. Pero el adentramiento que hizo Luis IX hacia El Cairo fue bruscamente frenado en la Batalla de Mansura, y él mismo y su ejército fueron hechos prisioneros.

i) VIII Cruzada-1269

            En 1268 la dinastía de los mamelucos se había hecho con el protectorado de Antioquía, a pesar de los intentos de frenazo que habían intentado los aragoneses e Inglaterra, y que sólo habían obtenido una tregua de 5 años con los nuevos musulmanes.

            Por otro lado, y obtenida la libertad bajo fuerte suma de dinero, Luis IX de Francia había pasado a fortificar, en 1269, las ciudades costeras latinas, militarizando sobre Cesarea y Acre. De ahí decidió su vuelta a Francia, buscando el apoyo de Eduardo I de Inglaterra para volver a intentar la heroica.

            Influido por su hermano Carlos de Anjou, rey de Sicilia y enfrentado con los mercados tunecinos, Luis IX decidió comenzar la cruzada por Túnez, donde tuvo la mala fortuna de toparse con la peste ante sus murallas y morir en 1270.

j) Final de las Cruzadas medievales

            Fue consumado tras la finalización de la tregua de Aragón-Inglaterra con los mamelucos en 1272, y cuando Europa no tenía ya fuerzas para evitar los avances musulmanes en Oriente.

            Todo se vino abajo con la Caída de Acre-1291 bajo los musulmanes. En los años siguientes Europa sufrió la pérdida de todas las ciudades costeras en Tiro, Sidón, Beirut, Tortosa… Se llegó así al final del Reino latino de Jerusalén, y a la presencia política de Occidente en Tierra Santa[49].

            No obstante, Rodas fue entregada a la Orden de San Juan de Jerusalén[50], y Chipre permaneció perteneciendo siempre a Occidente.

 

Manuel Arnaldos   
Mercabá, diócesis de Cartagena-Murcia    

más información
Diccionario Mercabá de Arqueología

Indice general de Enciclopedia Mercabá de Historia   

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[1] En julio de 1937 los obispos españoles llamaron a defender lo católico ante las agresiones republicanas, por ejemplo (y aunque no hablaran nunca de cruzada).

[2] El hereje fue considerado como el mayor peligro estatal, incluso por propio Imperio romano, pues era capaz de trastocar los términos y propagar el desorden rápidamente.

[3] Al tener que organizar ciudades de otra forma distinta a la del señor europeo feudal.

[4] Logrando hacia 1025 hacerse presentes y famosos en todos sitios, y decidiendo actuar por sí mismos hacia 1060, para obtener así más botines, y quedarse con ellos.

[5] Se puede decir que hacia 1090 (100 años después, nada más) el dominio musulmán ya había desaparecido de las costas mediterráneas, y empezó a producirse el efecto contrario: el saqueo de costas africanas por parte de los europeos.

[6] Pues allí habían sido atacados en el 938, 965, 966 y 1009 por el califa fatimí de Egipto, AL-HAKIM, que había decidido la destrucción total del Santo Sepulcro, y la “reducción a polvo” de todo lo cristiano.

[7] Inmerso en las romerías (lit. ir a Roma, aunque ahora más bien a Jerusalén) a Tierra Santa, que es lo que ocupaba el corazón de los europeos, al igual que las peregrinaciones a Compostela.

[8] En 1050.

[9] En la Batalla de Manzikerta-1071.

[10] Procedentes del Turkestán-Asia Central, y cuya población migratoria se había convertido en masa al Islam.

[11] Lo que no dejó de ser humillante para Bizancio, pues entre griegos y occidentales habían habido roces desde siempre: Occidente había visto siempre a Bizancio como hereje y afeminada, y Bizancio (capital exuberante y mundial en el año 1000) a Europa como bruta, ignorante, fanática y rapiñadora.

[12] El mayor que ha dado Europa en toda su historia.

[13] Petición a la que accedió el papa GREGORIO VII, con la idea de unir Oriente y Occidente, y aún a pesar de la oposición del emperador ENRIQUE IV DE ALEMANIA. No obstante, al ver que el papa se surtía de ayuda normanda (que previamente había tenido roces con los bizantinos), Bizancio decidió, por el momento, seguir prefiriendo la incógnita turca a la Iglesia.

[14] Fuera de sitio están, por tanto, las promesas de riquezas o de conquistas, ajenas al espíritu cruzado.

[15] Al igual que se ofrecía a los peregrinos que iban a Tierra Santa, cumpliendo siempre los requisitos penitenciales.

[16] Donde ahora era el pueblo el que quería participar de la Cruzada, poniéndose en camino hacia Tierra Santa, para morir como mártires. No obstante, junto a esta movilización bien intencionada, también se introdujeron bandidos y buscadores de fortunas (y que serán los que saqueen ciudades).

[17] A pesar de la matanza de judíos del Rihn, que había provocado en sus inicios esta Cruzada popular. Pues arrancada del norte de Francia, esta Cruzada había cogido el camino del Danubio, para encaminarse hacia Bizancio. Y no se les había ocurrido otra cosa que comenzar su “gesta” militar degollando a los atónitos judíos (los “asesinos de Cristo”).

            Llegados a Hungría, estos cruzados anónimos pasaron auténticas hambrunas, hasta que finalmente llegaron maltrechos y fanatizados a las puertas de Bizancio. El emperador bizantino, muy astuto, no hizo sino trasladarlos hasta el Asia Menor, para que fueran allí exterminados.

[18] Que entregaron al emperador de Bizancio.

[19] Que se rindió a los cruzados ante el temor del saqueo.

[20] Ciudad que reconquistaron, pero donde sufrieron las primeras bajas ante los turcos. Fue también aquí, ante las dudas por las bajas imprevistas, donde PEDRO BARTOLOME reveló el lugar donde debía estar la lanza de LONGINOS, y resultó coincidir con su lugar exacto (provocando un nuevo estallido cruzado para seguir hacia Jerusalén).

[21] Con gran recibimiento de la población, cierto misticismo y leyendas aparicionistas.

[22] Como se dice que cayeron las murallas de la antigua Jericó.

[23] Alegando que el único rey de Jerusalén era Jesucristo.

[24] Vinculado con Bizancio, por expresa petición del conde de Toulouse.

[25] Y poner así a Jerusalén bajo dominio religioso papal.

[26] Bajo las presiones del emir ZENGI.

[27] Sobre todo por las inmoralidades que los cruzados empezaron a hacer en Jerusalén, no obstante el empuje militar y cultural del Islam.

[28] 900.000 según algunos, y 70.000 según otros. Hoy en día, la historiografía se decanta por: 50.000 alemanes, 50.000 franceses y 13.000 italianos.

[29] Que consiguió así dividirlos (de entrada), y luego darles la espalda en la necesidad.

[30] Donde los franceses lucharon con LUIS VII DE FRANCIA por un lado, y los alemanes combatieron por otro lado. El motivo venía de atrás, cuando en Damasco los franceses habían caído ante los turcos, y los alemanes se habían retirado, dejándolos solos.

[31] Y ante las cuales supieron esperar unidos, sin separar sus ejércitos.

[32] Sobre todo por:

-las luchas intestinas cristianas en Tierra Santa, con órdenes militares y patriarcados que no acababan de complementarse,
-la situación de guerra en Europa, con luchas entre los propios reyes europeos.

[33] Que muy poco después vino a suceder al propio califa musulmán, comenzando la reconquista de Siria, Yemen y Palestina.

[34] Pues los cruzados se dedicaban a atacar y saquear ciudades musulmanas (como hicieron con Medina, a la que atacaron por el puerto de Aila-Mar Rojo, y donde secuestraron a la hermana de SALADINO).

[35] Dejando en pie tan sólo el Santo Sepulcro, a cambio de un impuesto que debían pagarle los bizantinos.

[36] Para lo cual convocó una “Tregua de Dios” de 7 años, tiempo durante el cual debían ir uniéndose a la Cruzada.

[37] 30.000 según otras fuentes.

[38] En efecto, el emperador bizantino había preferido firmar un pacto de amistad con SALADINO, el cual consistía en frenar entre ambos la llegada de cruzados a Tierra Santa.

[39] Al que obligaron a pagar 200.000 monedas de oro y liberar a los prisioneros cristianos.

[40] Colocando y repartiendo a sus candidatos.

[41] Pues LEOPOLDO DE AUSTRIA tenía guardada la afrenta anterior, y al paso por su territorio lo tomó como prisionero.

[42] Y nuevo fracaso total. Pues el papa CELESTINO III había querido aprovechar la muerte de SALADINO para reconquistar Tierra Santa, reto que aceptó el emperador ENRIQUE VI DE ALEMANIA por sus beneficios políticos (enviando a Jerusalén a su ejército personal). Pero en el camino, y tras la noticia de su muerte, el ejército imperial decidió retirarse, y tan sólo renovar otra tregua más, por espacio de 5 años.

[43] Que veía peligrar su imperio, y bajo la promesa de unirse a la Iglesia occidental.

[44] Cuya noticia de participación en la Cruzada armó un revuelo en Europa, y el papa puso como condición la de no atacar ninguna ciudad cristiana.

[45] Que estaba desterrando a ALEJO EL JOVEN en esos momentos.

[46] Líder del resto de cruzada, y que por instancias de FELIPE DE SUABIA (cuñado del príncipe ALEJO EL JOVEN), se puso del lado de la insurrección bizantina.

[47] Que se comprometió a:

-poner a ALEJO EL JOVEN en el trono de Constantinopla, ofreciéndole la ayuda militar,
-recibir a cambio de 200.000 ducados de plata, y la promesa de volver a la Iglesia Católica.

[48] Que pedía la paralización total de la Cruzada.

[49] Hasta la llegada de Napoleón en el s. XIX, 500 años después de la caída de Acre.

[50] Que pasó a llamarse Orden de Malta, al cederle Carlos I de España la isla maltesa también, con la idea de luchar desde ahí contra los turcos. ORDEN DE MALTA que se dedicaría a tener los más y mejores hospitales y servicios asistenciales de todos los reinos europeos.