RECÓPOLIS

a) Fundación de Recópolis
b) Arqueología de Recópolis
c) Muralla defensiva de Recópolis
d) Puerta monumental de Recópolis
e) Conjunto palatino de Recópolis
f) Conjunto eclesial de Recópolis
g) Zona comercial de Recópolis
h) Recópoli
, abanderada de España visigoda
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a) Fundación de Recópolis

            Las noticias visigodas sobre su fundación se remontan a Leovigildo en su 10º año de reinado[1]. En efecto, Juan de Biclaro nos transmite en su Chronica que, dentro de los hechos acaecidos en el año 578:

             

            “Liugildus rex extinctis undique tyrannis, et pervasoribus Hispaniae superatis sortius réquiem propiam cum plebe resedit civitatem in Celtiberia ex nomine filii condidit, quae Recaredopolis nuncupatur: qua miro opere et in moenibus et suburbanis adornans privilegia populo novae Urbis instituit” (Campos, 1960, 88).

    También Isidoro de Sevilla nos habla de la fundación de la ciudad en su Historia Gothorum, vinculando su fundación a las decisiones de Leovigildo en pro de la centralización y fiscalización del Reino visigodo.

            Nos encontramos, pues, con:

-interés herencial rápido de Leovigildo hacia su hijo Recaredo,
-todo tipo de ornamentación urbana,
-privilegios únicos a la población que la habitó,
-nacimiento de una nueva institución política,
-nuevo enclave del Reino visigodo,
-interés centralizador,
-interés fiscal.

b) Arqueología de Recópolis

            El descubrimiento y primeras excavaciones sobre Recópolis por parte de Juan Cabré en 1946, así como otras posteriores realizadas hasta el año 2002[2], confirman que no existió ocupación estratigráfica previa a la fundación goda de la ciudad.

            La cimentación de las primeras construcciones combinó varias técnicas, orientadas todas sin duda hacia el sur, y sin hacer rotura ni fosas sobre el terreno de la época. Los cimientos se asentaron, pues, sobre zócalos, y los espacios fueron rellenados con grava.

            Sí se abrieron pequeñas zanjas en una de las colinas superiores, donde se insertaron zócalos de arenisca, trabajados con arcilla de 1 m. de anchura.

            Las pavimentaciones de esta fase fundacional de la ciudad emplearon masivamente:

-el opus signium en los edificios de relevancia,
-la cal geológica, de 3-7 cm. de espesor,
-el solado arcilloso.

            En la basílica se empleó fundamentalmente la piedra tobiza[3] o travertino, realizándose zapatas en opus caementium[4], sobre las que se levantaba un zócalo de 1,26 m. de anchura.

            El conjunto palatino fue creado como una planta rectangular de 133 m. de largo por 13,6 m. de ancho, y dos pisos, en paralelo al escarpio del Tajo. El piso superior quedaba sujeto por:

-1 línea central de pilares cuadrados,
-6 contrafuertes semicirculares,
-2 puertas flanqueadas, cada una con dos contrafuertes.

            La calle principal era el eje vertebrador de la ciudad. No dañó el nivel estratigráfico previo y fue asentada sobre cantos clavados en el suelo, mediante una mezcla de tierra arcillosa con cal. La calle tuvo una zona de muros de contención de piedra en su centro, para articular una plataforma o calle superior transitable, orientada de este a oeste.

            Otros dos edificios han sido excavados ya, uno en el oeste y otro en el este de la ciudad. Ambos fueron construidos con el aparejo de un zócalo formado por una mampostería de piedras areniscas de mediano tamaño, trabadas por medio de un mortero de arcilla y cal. Sobre estos zócalos se levantaban las paredes tapiales, cubriéndose las techumbres con tejas:

-el edificio 15000 este, de 24 x 12 m, con 3 módulos de 8 x 6 m,
-el edificio 9000 oeste, de planta rectangular de 54 x 12 m, compartimentado por 6 módulos de 12 x 9 m, cada uno de ellos con acceso directo a la calle.

            La aparición de hornos en la zona oeste de la ciudad nos habla de la existencia de un complejo artesanal estructurado, creado en el primer momento fundacional de la ciudad.

            Otra área en la zona este de la ciudad, la denominada 15500, nos habla de un complejo de viviendas, estructuradas en torno a un patio porticado en columnas. Presenta esta área elementos de haber sido arrasada, y no abandonada.

c) Muralla defensiva de Recópolis

            Ya tuvo referencias escritas en propios relatos visigodos, y entró en el mismo relato fundacional de la ciudad[5]. Tras los estudios del IAA[6], podemos incluir entre sus elementos:

-11 torres de 5,75 m. de anchura, la mayoría en los lados sur y oeste,
-lienzos existentes en las torres
[7],
-distancias entre las torres de 95m, 50m, 40m, 42m, 42m, 70m, 50m, 67m, 75m,
-diferentes recorridos por zonas, con dos hiladas paralelas y separadas por 2,10 m,
-sillares, sillarejos, mampuestos y cantos del río Tajo,
-tres accesos a la ciudad.

            Se puede concluir, por su muralla, que Recópolis fue una ciudad de inaudito prestigio, con mucha influencia bizantina, muy adaptada al terreno de río y cerros, de ingenio innovador constructivo visigodo, que hacía propaganda de un proyecto político.

d) Puerta monumental de Recópolis

            Daba pie a la entrada a la zona palatina y a la calle principal de la ciudad, siendo el vínculo de comunicación entre el palacio y el resto de la ciudad.

            Tuvo su inspiración en el modelo de puertas de acceso a los palacios imperiales de Bizancio, y es el único testimonio arqueológico en todo el Occidente que se mantiene en pie[8]. Fue edificada en un momento inmediatamente posterior a la construcción original del conjunto palacial.

            Construida en sillares de piedra caliza (de los que sólo se conserva su basamento), estaba formada por dos arcos y bóveda de dovelas realizada en sillares de toba, inscritos en una construcción rectangular.

e) Conjunto palatino de Recópolis

            Fue el centro del poder de Recópolis, situado en la parte más alta de la ciudad y formado por una serie de edificios dispuestos alrededor de una plaza. Este conjunto de edificaciones palatinas (el de mayores dimensiones hasta el momento conocido en Europa para este periodo[9]), era visible desde toda la ciudad y dominaba gran parte del territorio cercano.

            Además de alojar a grandes dignatarios, estos edificios estaban dedicados a la administración y gobierno de la ciudad y su territorio. Las principales construcciones tenían dos plantas:

-la planta inferior, concebida para la función administrativa, con sus pavimentos de mortero de cal y con escasa decoración artística,
-la planta superior, concebida para los despachos reales, y que contaba con cuidados pavimentos de opus signinum e importante decoración escultórica.

            Las obras de palacio se fueron sucediendo a partir de la construcción original durante la primera fase de la ciudad (finales del s. VI-principios del s. VII), con ampliaciones y reformas[10].

f) Conjunto eclesial de Recópolis

            Fue del todo singular en la historia de los pueblos germánicos. Inspirado en los complejos templarios áulicos cruciformes de Bizancio, por iniciativa imperial, fue fuente de inspiración para otras iglesias áulicas occidentales, como las de Toledo y París[11].

            De todo ello, la basílica o iglesia palatina fue su broche de oro. Encuadrada en la zona oriental de la plaza, fue el templo más importante de la ciudad, y una de sus edificaciones más cuidadas.

            De planta de cruz latina, cada una de sus divisiones respondía a una necesidad litúrgica:

-la cabecera, formada por el ábside, que albergaba el altar,
-el crucero, en el mundo arriano accesible tan sólo al ámbito sacerdotal,
-la nave central, lugar destinado a los fieles bautizados,
-las naves colaterales, flanqueantes de la central, y comunicadas con el transepto,
-la sacristía, situada al norte de una de las naves laterales,
-el nártex, recinto en el que se situaba la fachada y entrada principal,
-el baptisterio, al norte del nártex, como capilla reservada a los bautizos, y en cuya cimentación se encontró un tesorillo de tremises.

            La iglesia palatina de Recópolis es la única en su especie existente hasta el momento en el mundo visigodo.

g) Zona comercial de Recópolis

            Se extendía a ambos lados de la calle principal, en la parte más próxima a palacio. Se componía de grandes edificios construidos para las actividades comerciales y artesanas, con sus tiendas correspondientes, talleres y almacenes. Tuvo su esquema inspirador en lo que eran las ciudades del Medio Oriente, como Antioquía, Sardes o Constantinopla[12].

            Compartimentaba los edificios en series de módulos de planta rectangular, siguiendo como pautas fijas:

-dos espacios reducidos que daban a la calle (las tiendas),
-un pasillo de entrada que dividía esos dos espacios,
-una estancia en la parte superior (como taller o almacén).

            Abundó en talleres de orfebrería, producción de vidrio, bienes de consumo venidos del Mediterráneo. De mención especial es un horno encontrado, de planta circular y con gran variedad de fragmentos de vidrio, probaturas y escorias, y empleado para el soplo de pasta vítrea con el fin de dar forma a objetos de vidrio[13].

            También tuvo talleres de moldes bivalvos[14] para la fabricación de pendientes, anillos, broches, fíbulas… así como escoria de metal, plata, oro y bronce.

            La presencia de contenedores de aceite y vino, como ánforas y anforiscos, o vajilla cerámica de mesa africana, nos habla de Recópolis como un gran centro comercial a escala mediterránea, y del Reino godo como un dinámico modelo económico presente en el mercado internacional.

h) Recópolis, abanderada de España visigoda

            Recópolis no fue una simple tipología urbana más, ni una ordenación taxonómica más[15]. Las estructuras tardo-imperiales habían experimentado ya cambios profundos cuando Recópolis fue fundada:

-el Imperio occidental se había fragmentado en estados con capacidad de incidencia,
-el Imperio oriental trataba de influir en espacios mediterráneos,
-la desestructuración interna era el punto débil del Reino visigodo toledano.

            En la fase fundacional de Recópolis asistimos al intento de implantación de una política edilicia por parte de Leovigildo. ¿Por qué?

            Recurramos a un elemento que era común e inspirador por separado de cada uno de los prenotandos anteriores: la Iglesia.

            La Iglesia fue la que cambio los paisajes urbanos en cada uno de los 3 escenarios mencionados, y Recópolis fue un “nuevo” escenario urbano. Luego algún eclesiástico debió estar detrás del gastazo económico de Recópolis.

            La Iglesia fue la que dirigió los pasos políticos en cada uno de los 3 escenarios mencionados, y Recópolis fue un “nuevo” paso político. Luego algún ideal eclesial debió estar detrás del proyecto estratégico de Recópolis.

            La Iglesia fue la que tenía que mantener las creencias religiosas en cada uno de los 3 escenarios mencionados. Pero aquí, como auténtico motor unidor e inspirador de todo lo demás, la Iglesia estuvo dividida:

-en Bizancio, el bizantinismo y la guerra iconoclasta empezaba a emerger,
-en Roma, se trataba de seguir manteniendo la hegemonía sobre los antiguos enclaves cristianos,
-en Toledo, se luchaba contra el influjo bizantino y romano.

            Es verdad que Recópolis tuvo intención financiera: el recibo de cobro de impuestos, sin las presiones de las aristocracias toledanas (como ya insinuaba Isidoro en su relato fundacional de Recópolis).

            Pero también es verdad que la economía por sí sola no podía sostener (vocablo empleado también por Isidoro) un proyecto estatal. Debía ir de la mano de algo más.

            La religión arriana, pues, debía ser esa bandera de la creencia religiosa, del motor político y del paisaje urbano, del nuevo proyecto llamado Recaredópolis. Creencia que uniría e inspiraría, y auténtico legado herencial del conquistador Leovigildo hacia su hijo predilecto Recaredo.

             El arrianismo fue la otra cara, junto con la economía, de las nuevas monedas del nuevo proyecto de Leovigildo.

 

Manuel Arnaldos   
Mercabá, diócesis de Cartagena-Murcia    

más información
Diccionario Mercabá de Arqueología

Indice general de Enciclopedia Mercabá de Historia   

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[1] cf. OLMO ENCISO, L; Recópolis: una ciudad en una época de transformaciones, ed. Museo Arqueológico Regional, Alcalá de Henares 2007, p. 43).

[2] Seguiremos los estudios realizados por M. CASTRO PRIEGO para la universidad de Alcalá de Henares, y por SANZ PARATCHA para la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (cf. VV.AA; Recópolis y su justificación científica: la secuencia estratigráfica, ed. Museo Arqueológico Regional, Alcalá de Henares 2008, pp. 65-81).

[3] La toba era una piedra caliza muy porosa y calcárea, localizada como muy abundante en la zona de Chiusi-Etruria, en torno al río Tíber.

[4] Combinación de cantos, cal y travertino.

[5] cf. GOMEZ DE LA TORRE, A; La muralla de Recópolis, ed. Museo Arqueológico Regional, Alcalá de Henares 2007, p. 78.

[6] Instituto Arqueológico Alemán, en las excavaciones dirigidas por KLAUS RADDATZ en 1964, y publicadas en la revista Madrider Mitteilungen en 1973.

[7] De 128,2 m, según las excavaciones llevadas a cabo en 1983 por ENCISO OLMO, que descubrió además la existencia de torres semicirculares, no sólo cuadrangulares.

[8] cf. AA.VV; Recópolis: un paseo por la ciudad visigoda, ed. Museo Arqueológico Nacional, Alcalá de Henares 2006, p. 70.

[9] cf. AA.VV., op.cit, p. 60.

[10] La continuidad del proceso de construcción de la ciudad quedó atestiguada en las monedas acuñadas en la ciudad por RECAREDO, poniendo en ellas todas las obras emprendidas por él.

[11] cf. Ibid, p. 65.

[12] cf. Ibid, p. 74.

[13] La producción del vidrio en Recópolis iba destinada a la vasija (copas, fuentes, platos…) así como a los ungüentarios.

[14] Técnica consistente en fundir el metal por medio del calor del horno, vertiendo el metal líquido en un molde (con ayuda de tenazas), o en surcos tallados y diseñados en la piedra. Una vez vertido, se dejaba enfriar y se separaban las dos partes del molde, obteniendo un objeto liso y listo para pulir.

[15] cf. OLMO ENCISO, L; Recópolis: una ciudad en una época de transformaciones, ed. Museo Arqueológico Regional, Alcalá de Henares 2007, p. 41.