TARTESSOS
c)
Arqueología tartésica
d) Tartessos
mítica
e)
Tartessos histórica
f) Tartessos fenicia
g) Tartessos orientalizante
h)
Final de Tartessos
____________________________________
Cubre el II Milenio a.C. y viene precedida por una larga y oscura
prehistoria.
Cristalizó y marcó su punto 0 de inicio en el yacimiento del Algar-Almería,
su auténtico fósil director.
Con bastantes siglos de retraso cultural
respecto a Oriente (que disfrutaba ya de
literatura, política y dominio), los indígenas
ibéricos empezaron a concentrarse en pequeños
núcleos de población o poblados, hacia el 1.250 a.C.
Fue su gran riqueza de recursos naturales de primerísima categoría, y no otra cuestión, la casi única razón por la que todos los orientales conocían y cantaban la riqueza que se podía ganar en España. Diodoro transcribe datos de otros historiadores cuando indica la adquisición que los orientales hacían de grandes cantidades de plata a cambio de pacotilla, y los cuantiosos beneficios que obtenían de su comercialización.
Las culturas hispánicas más precoces fueron las culturas
costeras,
sobre todo la tartésica.
Por la altura de la Meseta, entre los 600 y los 900 m, las otras culturas
interiores
permanecieron al margen de este proceso acelerado costero. Fueron culturas
correspondientes a la España indoeuropea, que cubrían las tierras centrales, occidentales y
septentrionales con gentes y ritos de origen centroeuropeo,
venidos a través de los
pasos pirenaicos y la vía cantábrica.
Del progreso tecnológico dependía
la posesión de instrumentos adecuados para la guerra, así como la búsqueda de
un comercio cada vez más ambicioso. Lo cual condujo al hecho trascendental de
la domesticación del Mediterráneo.
El Mediterráneo había sido siempre considerado como un mar inmenso, inexplorado, peligroso e incierto, así como un límite infranqueable.
Esto suponía para las urbanas culturas orientales un reto, un horizonte lleno de enigmas, un desafío peligroso pero lleno de posibilidades. Así, pronto fueron surgiendo iniciativas para adentrarse en sus aguas, explorar sus costas y colonizar sus islas.
Para su extremo
occidental, el Mediterráneo suponía un apoyo a su silenciosa proto-historia de
sus pueblos y gentes.
-Egipto,
que destinó una flota a la costa somalí con barcos de 30 remeros,
-Creta, que desarrolló una actividad mercantil por los mares del entorno,
-Micenas, que amplió su horizonte hacia las costas del mundo itálico,
-los Pueblos del Mar, que en plena Edad Oscura movió gentes e
intercambió culturas.
b) Geografía tartésica
Enclavada en el extremo occidental mediterráneo, Tartessos tuvo en el suroeste de la península Ibérica su área geográfica específica, desde el 1.150 a.C. hasta el 550 a.C. 600 años en que vivió procesos culturales con los fenicios, y acabó desarrollando una interesante cultura orientalizante en torno a:
-los
ríos
Tinto y Oniel, de Huelva,
-la zona del Lago
Ligustinus,
-el triángulo Hastia Regia-Onuba-Gadir, es decir Jerez-Huelva-Cádiz.
Tartessos,
forma griega de referirse a Occidente (antes de que adoptaran el término Iberia a partir del s. V
a.C), parece deber su nombre a un río principal que
atravesaba su zona, según Estrabón. Río que posteriormente los romanos
llamaron Oleum flumen (río del aceite) y poco después Betis, hasta que los árabes
lo llamaran Guadalquivir (río Grande).
Hoy en día
todavía se desconoce el centro de la comarca
de Tartessos, en este final de la Edad de Bronce. Se puede decir, eso sí, que
su hábitat debía incluir:
-casas
indígenas,
-cercanas explotaciones mineras,
-productos coloniales llegados de los fenicios y griegos,
-primerizas estructuras estatales.
Según Avieno,
el centro de Tartessos se hallaba al oeste de los íberos, que vivían entre los ríos Ana-Guadiana e
Iberus. En concreto, en torno a la desembocadura del Guadalquivir. Y a lo largo
de toda su cuenca se extenderían el resto de pueblos
tartesios, hacia Extremadura y hacia el interior.
No obstante, hoy en día se pone en
entredicho este centro de gravitación tartésico. Pues es improbable
establecer un gran núcleo poblacional en plena desembocadura del Guadalquivir, con sus aguas
y cursos tan irregulares.
La investigación sigue avanzando en este sentido, tratando de recuperar el ecosistema que condicionó aquellas actividades tartésicas.
Antes que fuese descubierto ningún yacimiento tartésico, ya dos arqueólogos
habían inspeccionado el terreno de Doñana-Huelva, en busca de la mítica
y literaria Tartessos.
Jorge Bonsor había abordado la cuestión de Tartessos excavando en Inglaterra para averiguar la veracidad del estaño que había dado fama al bronce tartésico.
Adolf
Schulten abordó el estudio a partir de los textos
conservados, y de la búsqueda de refrendo a sus interpretaciones, centrando sus
estudios en el Coto de Doñana, desembocadura del Guadalquivir. Schulten quería
repetir para España los éxitos de su compatriota Schliemann en Troya. Incluso
llegó a declarar que fue Tartessos la primera ciudad comercial y el más
antiguo centro cultural de Occidente.
No obstante, fue con el descubrimiento del yacimiento del Carambolo, de 1958, cuando todas esas expectativas comenzaban a ver resultado. En efecto, del suelo de Camas-Sevilla empezaban a surgir las más ricas joyas tartésicas, entre las que destacaban:
-ricos
brazaletes cilíndricos de oro,
-hermosos collares con colgantes,
-16 placas rectangulares,
-joyas del oro más puro,
-figurillas de la diosa Astarté,
-numerosos anades (= patos de oro),
-cerámica a mano, perteneciente a la técnica de la Retícula bruñida (pintada, sin torno, con motivos
simbólicos).
El nombre de Tartessos saltó a la arqueología internacional, y empezó a superarse la escasa y particular literatura al respecto. En el Simposio de Jerez-1968 se puso en circulación la receta a seguir, bajo el lema “déjate de Avieno y husmea el terreno”, y se hacía evidente la polémica entre literatos y arqueólogos de Tartessos.
En líneas generales,
-Antonio
Blázquez habla de un componente fenicio
-Jorge Bonsor comenzó
las prospecciones
-Adolf Schulten
descubrió un anillo griego en Cerro del Trigo
-hoy día hay dudas sobre si Tartessos fue el primer reino occidental por sí
mismo, o
c.1) Hábitat tartésico
Es obtenible de su estrategia de poblamiento, forma de concebir el control de su territorio y la explotación de sus recursos.
Durante la etapa formativa de Tartessos, las viviendas eran cabañas circulares de adobe y ramas, y la cocina se almacenaba en toscos tiestos de barro fabricados a mano. Incluso las recias espadas de la época, incluían en una misma pieza la larga hoja y la empuñadura. Destaca su primer poblado descubierto de San Bartolomé de Almonte (del 950 a.C, 40 ha de superficie, 35 cabañas y numerosos cobertizos), así como su excepcional poblado de Tejada la Vieja-Huelva:
-cerca
de las minas de Aznalcollar y Riotinto,
-con
cierto urbanismo callejero, dadas sus calles y avenidas,
-con
muralla poligonal, de adobe y piedra,
-con casas
rectangulares, y en parte enlucidas
En la época orientalizante, en líneas
generales y según lo excavado, se avanzó en organización
urbanística,
-aumentado
en varias fases,
-con zócalos totalmente de piedra,
-con fosa profunda,
-con patio ceremonial y capilla central,
-ricos vasos y adornos en almacenes exteriores.
c.2)
Guerreros tartésicos
Quedaron recogidos en las Estelas de Guerreros, aparecidas y repartidas desde la Baja Andalucía hasta Extremadura, Ciudad Real y Toledo, aunque removidas muchas veces de su lugar originario. Tuvieron un sentido:
-de profunda penetración interior, lo que barrunta afán por controlar las
tierras del ambicionado estaño,
-de preocupaciones artísticas escasas,
-piedras duras y sin tallar,
-dibujos sencillos de armas,
-elementos abstractos geometrizantes,
-repetición de convencionalismos,
-lenguaje ideográfico,
-mensajes de nitidez comunicativa.
Trataron de marcar territorios
tartésicos (según Galán), aportando para ello los elementos
del grupo o pueblo al que pertenecían los guerreros (según
Gabaldón). Advierten una presunta simplicidad de la
sociedad tartésica, y reproducen siempre las 3 armas
tartésicas (el
escudo circular,
-la
pertenencia a una casta social superior,
-gran importancia
dada al mundo de la guerra
-heroización del guerrero remarcado.
Destacan:
-la
Estela de Solana de Cabañas,
llena de lujos (espejos)
-la
Estela de Ategua,
con guerrero y ajuar, panoplia
(= escudo, espada y lanza)
Pocos y dudosos son los datos disponibles, al contar tan sólo con 3
elementos muy inconexos.
Por las Estelas de Guerreros suponemos
la creencia en el más allá de la muerte, una compleja ritualidad funeraria,
ceremonias, sacrificios, heroización del difunto y ritos de danza.
Por la existencia de armas en los ríos, posibles partes de un botín, se
supone la práctica de sepelio fluvial y dedicaciones votivas a los
dioses. En
este último punto se puede suponer la vivencia de un politeísmo
mediterráneo, con la superioridad de una gran diosa de la vida y la muerte, la diosa
Madre:
-alada,
-asociada al disco solar o lunar,
-con culto en una cueva donde hoy está ubicado el Monasterio Santa María de
la Rábida.
En cuanto a las necrópolis tartésicas descubiertas, se puede hablar del ritual funerario de la incineración, por el proceso de cremación sobre piras funerarias, lavado de huesos sobrantes y depósito de cenizas y huesos en urnas funerarias. Se trata de necrópolis en las que:
-abundan
tumbas principescas, tanto epogeas como en
túmulos de tierra,
-aparecen elementos
comerciales fenicios y etruscos
-no hay betilos (= imágenes anicónicas)
-no hay restos de caballos
Es lo que se ve en:
-la
Necrópolis de La Joya-Huelva, en cuya Tumba
17 de mujer abundan los objetos rituales, pintura, vasijas griegas,
ánforas fenicias con
aceite
-la
Necrópolis de Aliseda-Cáceres, en cuyas tumbas de mujeres están presentes
el trío
ritual (jarrito, thimiateria, braserillo), un jarrito
de vidrio
c.4) Escritura tartésica
Es la más antigua de la península Ibérica, aunque muestre escasos signos grabados en cerámicas tartésicas de Huelva.
Lo más probable es que esta escritura tartésica fuese
una derivación de la escritura fenicia, por los siglos de convivencia mutua.
Ya en la Antigüedad la comarca de Tartessos había adquirido cierto status mítico
reconocido por todos, y destacando de forma genérica por su oro y su plata,
así como por la longevidad de sus reyes.
Para los mesopotámicos, las leyendas vinculadas con este lejano
Occidente estaban contenidas en el Ciclo de los Nostoi, regresos de héroes
que habían participado en la Guerra de Troya-1.100 a.C, y a cuyo término vivían
diversas aventuras.
Para la Biblia hebrea existían ecos que hablaban de una tal Tarshish, que muchos han querido identificar a la legendaria Tartessos (no así Josefo, Orígenes o Julio Africano). Los libros Crónicas, Ezequiel y Jeremías hablaban de un puerto oriental en Occidente, y el rey Salomón hablaba hacia el 950 a.C de una Tarsis:
-situada
en las islas lejanas occidentales,
-llena
de naves preparadas para zarpar,
-que
exportaba
plata,
-con monarcas que ofrecían regalos,
-experta
en comerciar riquezas de todo género,
como plata, hierro,
estaño y plomo.
Para los griegos, Tartessos era famosa por sus bueyes (según Estesícoro de Himera, del s. VI a.C), placeres de amor y vino (según Anacreonte), y el Finisterre (lugar de Atlante, lleno de ninfas y con un jardín de manzanas de oro, según el Mito de las Hespérides) así como podría ser el lugar mítico donde, según la Teogonía-s. VII a.C de Hesiodo:
-Atlas sostenía la bóveda celeste,
-los manzanos daban frutos de oro,
-el océano engullía
héroes para poblar los Campos Elíseos,
-Heracles robó el ganado al
gigante Gerión,
-Radamanto había establecido su
morada.
Para los romanos, la Historiarum Philippicarum-s. I a.C de Pompeyo Trogo y Mito de Habis-s. II d.C de Justino nos describen una monarquía tartésica compuesta por:
-Gerión,
rico y monstruoso, poseedor de bueyes y espadas,
-Norax, fundador de Nora-Cerdeña,
-Gárgoris, introductor de la apicultura y la miel,
-Habis, que ciñó
los bueyes al arado y dividió a la población en siete ciudades.
Sin duda, la
enigmática Tartessos fue la referencia occidental más antigua
a nivel literario. Minas de plata y reyes míticos darán pie a leyendas y casi mitos
sobre su enigma.
Tartessos fue el primer estado histórico y organizado de la península Ibérica. En efecto, Tartessos aparece como un lugar situado en el extremo occidental, rico en plata y oro. Herodoto narra que los griegos de Focea comerciaban con Tartessos y su rey Argantonio (que “les debió ofrecer dejar su ciudad y venirse a vivir a Tartessos”). Según Herodoto, para los griegos era conocida y tratada entre el s. VII y s. VI a.C. Pasó por las fases históricas de:
-Bronce
final, de 1.250 al 750 a.C,
-orientalización
fenicia, del 750 al 550 a.C,
-decadencia y desaparición, hacia el 550 a.C.
Contó con los 2 ingredientes (indigenismo local y opulencia fenicia), 3 enigmas (oro, miticismo y mundo de muertos), 4 hilos (economía pesquera, comercio de materias primas, búsqueda de metales preciosos y política monárquica) y 2 hipótesis de su existencia:
-colonialista,
que habla de Tartessos como fundación exclusiva de los fenicios,
-evolucionista, que habla de Tartessos como lugar en que los orientales
fueron encontrando enriquecimiento de los elementos indígenas.
Se desarrolló en el contexto del proceso de conquista del
Mediterráneo occidental. Los metales, y el bronce
atlántico
utilizado para armamento, habían incrementado la capacidad
de acción de las culturas atlánticas.
Entrando en el campo de lo ya contrastado, se puede hablar de dos hechos
históricos:
-la aparición de cerámicas micénicas
del s. XIII a.C, que demuestran un área de acción y contactos
marinos en torno al Guadalquivir;
-las
colonias fenicias implantadas en el s. IX a.C, en
la bahía de Cádiz y litoral malagueño;
También se ha podido verificar la biografía básica del rey Argantonio de Tartessos (630-550 a.C), quizás el monarca más conocido de toda la Antigüedad. Probablemente con ciertos topos legendarios (como el de su longevidad, para mostrar su felicidad y prosperidad). Pero conocido por todos como un tirano y comerciante, el rey de la Plata (de hecho, Argantonio significa señor de la plata), y por:
-sus
contactos con Coleo de Samos,
-sus pactos de hospitalidad con los griegos,
-su relación con los griegos foceos, fundadores de
Marsella,
-haber invitado a éstos últimos a establecerse en sus dominios,
si eran derrotados por los persas.
Se trata de un reinado, el de Argantonio, que fue ejemplo de:
-monarquía
hereditaria y derecho divino, según Herodoto
-pacifismo y hospitalidad
En conclusión, desde Huelva hasta Cartagena, se llegó a hablar en todo el Mediterráneo del Imperio tartésico, con diversos tipos de liderazgo.
El
pueblo fenicio era comerciante y navegante. En no malas embarcaciones, que
inundaron de pecios fenicios el
Mediterráneo, navegaron los fenicios desde edades tempranísimas a las costas de Chipre y Creta, saltando desde allí
hasta Sicilia, bajando hasta Africa y costeando las mismas costas de España.
De
la llegada de los fenicios al Sur español en una remota antigüedad se refiere el
mismo Estrabón, que dice incluso que los fenicios poseían lo mejor de Iberia y
Libia antes de los tiempos de Homero, así como que a poco de la Guerra de Troya
pasaron las columnas de Hércules (estrecho de
Gibraltar) y fundaron ciudades allí (Tartessos) y en las costas
africanas.
Que necesitaban llegar a fuentes de minería, está claro, y que sabían dónde ir, indudable. La llegada de sus naves a nuestra península era cuestión de tiempo, y un hecho incontrovertible. Costeando Africa y obteniendo de allí marfil y oro, posiblemente divisaron España y se acercaron a explorar.
El impacto cultural fenicio en
Tartessos no fue
sino un corolario del impacto comercial y mercantil, importante en todas las
costas adonde arribó Fenicia. Por otro lado, las poblaciones de la comarca
tartésica del final de la Edad de Bronce ya empezaban a dar muestras de
atesorar bienes.
El contacto de Tartessos con los navegantes fenicios debió
ocurrir hacia el s. XII a.C, con el consecuente impulso en la
evolución cultural.
La principal colonia fenicia fue Cádiz (en fenicio Gadir, muro), fundada
en 1.103 a.C. por mercaderes enviados por la Casa Real de Tiro. Los estudios indican la existencia de tres
islas: Kotinusa, Eriteia y Antípolis. En la primera se ubicaron el Templo de
Baal-Cronos, Templo de Melkart y centro comercial. En la segunda se ubicó el Templo de
Astarté y el área portuaria. La tercera isla hoy se
identifica con San Fernando y abundó en hornos y fábricas industriales. Todo esto unido por un canal, llamado Bahía-Caleta,
que separaría Cádiz en dos islas diferentes.
Además de Tartessos, las costas
cercanas se fueron llenando de otras factorías
fenicias, como Toscanos, Morro de Mezquitilla, Chorreras, Sexi,
Abdera y Cerro
del Villar, todas ellas con el objetivo de garantizar el círculo
del Estrecho de Gibraltar.
La estrategia
fenicia comercial tuvo un doble objetivo:
-intensificar
la producción de plata en Tartessos,
-incentivar
la producción agrícola en el valle del Guadalquivir.
Para conseguir este objetivo, la importación
fenicia trajo a Tartessos el hierro, su
alfabeto, la técnica y la arquitectura (con manzanas de casas separadas por
calles y rodeadas por murallas). Lógicamente, de todo ello se beneficiaron los
indígenas. Y fue esto en lo que consistió el sello oriental que los
fenicios aportaron a la península.
Este sello traería consigo 3 elementos culturales
mixtos:
-técnica. Los occidentales tartesios desarrollaron, con técnicas nuevas que aprendieron de los orientales fenicios, la soldadura, el granulado y la filigrana, el laminado y el repujado;
-arte y estética. Hallazgos fortuitos han sacado a la luz depósitos enteros de joyas de oro, marfil y bronce, ornato de estatuas, imágenes de culto, ajuares de diademas, cinturones y flores de loto;
-ideología. El nuevo estilo de vida de los
occidentales tartesios va a introducir significados sociales orientales, respecto
a ideas religiosas, sentidos antropológicos de la vida y la muerte, estratos o
niveles sociales de las personas.
A partir del 700 a.C, y
coincidiendo con las factorías fenicias de la costa, se va a producir un
espectacular desarrollo de la sociedad tartésica. Los tartesios llegaron a poner en
marcha la explotación de un extenso territorio en
minería y metalurgia, con escasos medios disponibles, y alcanzando las
provincias de Ciudad Real, Toledo y Cáceres.
Igualmente, el desarrollo del
lujo de importación oriental dará origen a joyas y cerámicas en el suelo
peninsular, y empezará a dar muestras de una clase superior sobre otra
inferior.
El bronce tartésico, para mejorar de la materia prima, debió de
circular entre sus compradores con el sello
de calidad de origen tartésico. Y lo mismo la plata, que se hizo
imprescindible para la fijación de precios.
Los tartesios avanzaron, así mismo, en estructura organizativa, capaz de obtener excedentes del río Guadalquivir, las cuencas de Riotinto, Aznalcóllar y otros lugares del interior, en un proceso rápido de creación de nuevos centros (como los de Spal-Hispalis y Tejada la Vieja-Huelva).
Constituye
la fase de apogeo de la cultura tartésica,
entre el s. VIII y VI a.C, gracias a la llegada de los colonos fenicios, en
busca de sacar partido de las posibilidades que los tartesios habían empezado a
poner en valor, y según se había empezado a pregonar en la Antigüedad.
Hacia el 630 a.C, parece ser que un navío de Samos-Focea,
arrastrado por la corriente (según la leyenda) arribó en Tartessos, con gran
acogida por parte de los naturales. Fue el comienzo de las relaciones
entre foceos y tartesios. De hecho, marfiles de origen tartésico han sido
descubiertos en la misma Samos.
La cultura de unión entre tartesios-fenicios y tartesios-foceos, con las expresiones que se han ido mencionando, fue la plataforma original del futuro mundo ibérico. Pues esa impronta o sello orientalizante, dejado por aquellos fenicios en Tartessos, podrá ir observarse en futuras manifestaciones, como la imagen por excelencia de la España ibérica, de enigmático rostro, llena de tocado de joyas, del s. IV a.C, y que descansa en su Museo Arqueológico de Madrid: la Dama de Elche.
Lejos quedará ya aquella mítica civilización tartésica, hundida como una especia de Atlántida, y que dejó paso a otra civilización más real, y que se desarrollará hasta la llegada de Roma a la península Ibérica.
Hacia
finales del s. VI a.C. Tartessos entró en crisis, y debió desaparecer hacia el
540 a.C:
-cuando
se produjo la toma de Focea por parte de los persas,
-cuando los púnicos ya habían bloqueado el comercio griego y la navegación.
Se trató de una desaparición lenta y no total, coincidiendo con la llegada de los cartagineses a la zona, y debida a las posibles causas de:
-agotamiento
de la explotación de las Minas de Aznalcollar y Riotinto
El detonante fue la emigración de los colonos, como consecuencia de la crisis económica en la zona o por reclamaciones de reclutamiento por parte de sus metrópolis.
Por otra parte, el control
de Aníbal y sus torres de vigilancia en todos los pasos fronterizos de Sierra Morena,
provocó que la emigración tartésica no sobrepasara los límites del sur.
No obstante, algunas de las antiguas factorías fenicio-tartésicas (Cádiz, Málaga, Sevilla, Huelva, Jerez...) evolucionaron demográficamente hasta convertirse en auténticas ciudades.
Manuel
Arnaldos
Mercabá,
diócesis de Cartagena-Murcia