LIVIO

a) Tito Livio
b)
Historiografía de Livio
c) Ab urbe Condita de
Livio

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a) Tito Livio

            Tito Livio (64 a.C-12 d.C) nació y murió en Padua, donde pasó la mayor parte de su vida. Su vida transcurrió paralela a la de Augusto[1], coincidiendo con los últimos años de la República y primeros del Imperio.

            Las noticias sobre su vida son tan escasas que se le ha llamado el historiador sin historia. A partir de la descripción que hace de la ciudad, y de una serie de anécdotas contadas por Plinio y Eliano, se piensa que Livio viajó a Roma tras la victoria de Augusto, donde habría tenido contacto con el propio emperador y con Claudio.

            Tuvo una importante formación en Retórica y Filosofía. Es más, Séneca menciona que Tito Livio había escrito Diálogos filosóficos e históricos[2]. En Retórica fue fiel seguidor de Cicerón.

            En cuanto a su labor profesional, Livio fue un historiador más cercano a la concepción que hoy tenemos al respecto; dedicó toda su vida a escribir, sin conocer ningún otro oficio.

b) Historiografía de Livio

            Según podemos deducir de sus propias palabras, Tito Livio había abrazado el oficio de historiador por 3 razones:

-por patriotismo, creando una memoria colectiva del pasado glorioso romano,
-por criticismo, denunciando la penosa época moral presente,
-por historicismo, al faltar una historia completa y bien escrita hasta entonces.

            Para Livio, el historiador debe escribir:

-añadiendo nuevas certezas, a los hechos históricos ya conocidos,
-superando la rudeza de los antepasados, a nivel literario.

            Eso sí, nunca el historiador ha de apartarse de la verdad e imparcialidad[3]. Lo que no quiere decir desprenderse del patriotismo y alabanza de lo antiguo[4].

            En lo relativo a las fuentes, Livio ignora casi por completo a los autores no latinos (salvo a Polibio), y parece inclinarse por Valerio Antias, Claudio Quadrigario, Fabio Píctor y Celio Antipater. Aunque, en general, Livio lamenta:

-la falta de información,
-la incertidumbre de la tradición.

            Es frecuente que haga mención expresa a dos o tres autores cuando existen varias versiones de un mismo hecho. A este respecto, pone Livio el criterio para decidir la fuente más adecuada[5]:

-la de mayor número de autores que se refieran al asunto,
-la de mayor proximidad temporal al asunto.

            La obra de Livio sigue una estructura episódica. En este método se han querido ver influencias normativas de Aristóteles, donde un episodio debía ser narrado como una acción unitaria de:

-planteamiento,
-nudo,
-desenlace.

            Así, Livio unificaba el contenido en torno a un tema principal[6], y concentraba la acción sobre un solo personaje, eliminando al completo los detalles y personajes secundarios.

            En cuanto al valor histórico de su obra, Livio:

-fue el primer historiador puro, sin dedicarse a otro asunto,
-vio como sus obras se iban publicando en resúmenes o Periocae,
-dio importancia al cómo y por qué,
-asumió el papel importante de la ley,
-hizo ver que Roma cumple su palabra, aunque la incumpla
[7],
-situó a la historia en la rama de la elocuencia
[8], con tono ciceroniano,
-sus referencias a la fundación troyana de Roma se insertan dentro de la leyenda,
-sus referencias a las magistraturas se ajustan por completo a los hechos,
-sus narraciones de guerras son veraces en fechas, aunque con pobres estrategias,
-sus ideas moralizantes son inexactas y distorsionantes
[9].

c) Ab urbe Condita de Livio

            A lo largo del texto, además de combinar perfectamente el rigorismo de los annales con la técnica historiográfica de la res gestae, supo Tito Livio dar a su obra un tono general didáctico. Carácter didáctico que entroncó con los preceptos ciceronianos, que enseñaban a presentar la historia como maestra de la vida[10].

            Al igual que Salustio, Livio concibió la historia de Roma como proceso de degradación moral, que partió de un pasado intachable pero que abandonó las virtudes que fraguaron su grandeza, llegándose a un presente amenazado por la autodestrucción y el desconcierto[11].

            Para Tito Livio, Roma dominó todos los pueblos del mundo guiada por un destino sobrenatural. En cierto sentido, Roma podía ser considerada como un pueblo elegido por los dioses. Así, se ponía de manifiesto que Roma tenía que ser “el pueblo que está a la cabeza de todos los de la tierra”, “el Imperio más poderoso después del de los dioses”.

            Dentro de esta concepción, la religión ocupaba un lugar fundamental para Livio, y el cuidado o negligencia de los cultos podía ser el origen de la prosperidad o la adversidad.

            Pero la voluntad divina no era suficiente para el esplendor de Roma. A ella se le debía unir la virtus romana: el valor, el aguante, el esfuerzo, la fortaleza, la valentía… A lo que estaba estrechamente ligada la disciplina militar, auténtica garantía del mantenimiento del estado.

            El objetivo de Livio tuvo, pues, intención didáctica: evitar que se produzca una nueva caída de Roma. Pues el éxito de Roma estaba fraguado en la combinación de 3 factores: pueblo elegido, religión y virtus, y si éstos fallaban podía sobrevenir la decadencia total de Roma[12].

            De acuerdo con algunos críticos, la obra de Livio encierra intención política, y el apoyo a la restauración llevada a cabo por Augusto el 27 a.C. De ahí el fomento que hace Livio del orgullo patriótico, del espíritu ancestral romano, la asunción de la religión, la recuperación de instituciones y costumbres… que eran los principios básicos del proyecto político augusto[13].

c.1) División de la obra

            Es la única obra que se ha conservado de Tito Livio. Su plan inicial era escribir la historia del pueblo romano desde el comienzo hasta sus días. De los 142 libros que compondrían inicialmente la obra, sólo 35 se han conservado, y no todos al completo[14].

            Para hacer abarcable una obra tan monumental, hoy se ha propuesto una división temática en pentadas y décadas, según los historiógrafos Stadler y Wille. La pentádica sería:

-libros I-XV: Desde la fundación de Roma hasta la Conquista de Italia,

            -libros I-V: Desde la fundación de Roma hasta el saqueo de los galos,
           
-libro VI-XV: Guerras Samnitas (VI-X) y Guerras contra Pirro (XI-XV),

-libros XVI-XXX: Guerras Púnicas,

            -libros XVI-XX: I Guerra Púnica,
           
-libros XXI-XXX: II Guerra Púnica, con Avance de Aníbal (XXI-XXV) y Contraataque de Roma (XXVI-XXXX),

-libros XXXI-XLV: Guerras en Oriente,

            -libros XXXI-XXXV: Guerra contra Filipo V de Macedonia,
           
-libros XXXVI-XL: Guerra contra Antíoco,
            -libros XLI-XLV: Guerra contra Perseo.

            De esta forma, la 1ª parte de la obra de Livio está compuesta por pentadas. La 2ª parte se centra más en los sucesos y problemas internos de Roma, decádicamente:

-libros XLI-L: Sometimiento final de Grecia y Asia,
-libros LI-LX: Asuntos internos desde la caída de Cartago hasta la llegada de los Graco,
-libros LXI-LXX: Desde la caída de los Graco hasta Livio Druso,
-libros LXXI-LXXX: Guerras civiles hasta la muerte de Mario,
-libros LXXXI-XC: Guerras civiles hasta la muerte de Sila,
-libros XCI-C: Ascenso de Pompeyo, hasta el año 66 a.C,
-libros CI-CX: Predominio de Pompeyo,
-libros CXI-CXX: Guerra civil de César. De la muerte de Pompeyo a la de Cicerón.

            Por último, los 22 libros no presentan signos de composición numérica clara:

-libros CXXI-CXXIV: guerra civil entre 2º triunvirato y republicanos,
-libros CXXV-CXXXIII: guerra civil entre Marco Antonio y Augusto,
-libros CXXXIV-CXLII: desde llegada de Augusto hasta Druso en Germania-9 a.C.

 

Manuel Arnaldos   
Mercabá, diócesis de Cartagena-Murcia    

más información
Diccionario Mercabá de Arqueología

Indice general de Enciclopedia Mercabá de Historia   

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[1] 63 a.C-14 d.C.

[2] Obra que no ha llegado hasta nosotros.

[3] Por ese motivo, había decidido LIVIO mantenerse al margen de los asuntos públicos, y a los intereses de las familias y partidos, para garantizar a priori su objetividad.

[4] Así, por ejemplo, retrasa LIVIO la fecha de la toma de Sagunto en la II Guerra Púnica, intencionadamente y respecto a la versión de POLIBIO, para demostrar que Roma no tardó en acudir en ayuda de sus aliados.

[5] Hoy en día, la opinión generalizada es que sus referencias a los autores más antiguos (ELIO TUBERON, VALERIO ANCIATE…) son secundarias, y estarían tomadas de autores más modernos.

[6] Que siempre fue: Origen e historia de Roma, Guerras púnicas, Guerras macedónicas.

[7] Como en el ejemplo que pone de Numancia.

[8] Con la idea de: cautivar, conmover, agradar.

[9] Como son sus actitudes antiplebeyas, tendencias patrióticas, idealización de militares romanos, distorsiones moralizantes de personajes…

[10] Tal y como queda patente, además, en el Prefacio de la obra de LIVIO.

[11] En este sentido, y como señala WALSH, su obra puede ser considerada como “un monumento al pasado, y un mensaje para la posteridad”.

[12] Que es lo que le pasó a la República, parece decir implícitamente LIVIO.

[13] No obstante, hoy en día se duda de esta interpretación, dada la relación no muy buena entre Augusto y Tito Livio. De hecho, el apelativo de “pompeyano” que recibió el historiador por parte de OCTAVIO AUGUSTO implicaba cierta desaprobación hacia él. Por otro lado, Livio siempre se refiere a Augusto de manera respetuosa, pero nunca aduladora.

[14] La pérdida de una parte tan importante de la obra de LIVIO se explica por su propia extensión: era difícil multiplicar los ejemplares manuscritos en su integridad. Aun así, conocemos el contenido general de los libros gracias a citas directas o indirectas de otros autores.