BASÍLICAS
DE ROMA . El término basílica procede de la palabra griega basiliké (lit. real, regia), y su término fue aplicado en Roma a las construcciones de gran capacidad y grandiosidad. Con un sentido cristiano lo encontramos ya antes de Diocleciano, en un Peregrino de Burdeos-333 que, en su Itinerario de Jerusalén, explicaba el significado cristiano del “ibi (allí, en Jerusalén) modo iussu Constantini imperatoris, basilica facta est, id est dominicum, mirae pulchritudinis”.
Actualmente, al término basílica se se le dan 3 acepciones: -en
sentido arqueológico, a las grandes construcciones cristianas aptas
para acoger a mucha gente en las funciones litúrgicas (predicación, sinaxis
eucarística...),
Estructuralmente, la basílica cristiana se compuso en su origen de los elementos: -atrium,
en cuyo centro había un cantharus o fuente con jardines, como
lugar de acceso a la misma,
. a) Arquitectura basilical El atrio basilical estaba situado entre lo profano de la calle y lo sagrado del aula basilical, con el objeto de serenar los ánimos del exterior e ir introduciendo a los peregrinos en los misterios sagrados. Se componía de: -pórticos,
en número de 4 y unidos en ángulo recto, para ser recorridos en las 4
direcciones y eliminar así las orientaciones predeterminadas,
El aula basilical trató de aportar el efecto litánico de continuidad (mediante la repetición) y el efecto de convergencia hacia el fondo (lugar del altar y la cátedra), por medio de vectores ópticos[4] y el continuo juego de luces y colores. Todo ello bajo las estructuras de: -4
superficies mayores: paredes laterales, nave central, techo y
pavimento, todo ello con forma de paralelepípedo,
En cuanto al juego de líneas, éste fue conseguido mediante el sistema de transición, en una continua sucesión de arcos que cabalgaban sobre las columnas, intensificaban su juego saltarino y marcaban un sistema arquitrabado que marcaba el camino a Dios (viam sic Deo): -intensificando
la tensión direccional, del espacio basilical,
En cuanto al juego de luz, éste fue conseguido mediante un claroscuro que marcaba el luminoso camino de Dios (viam Dei); un claroscuro producido por la: -iluminación
frontal, con unas ventanas horadadas que desde la fachada dejaban
caer sobre la nave central una cascada de luz natural, en neto contraste
con el manto de penumbra que la rodeaba;
En cuanto al juego del color, éste fue conseguido mediante 3 elementos cromáticos que desvelaban los misterios de Dios (mysterium Dei); 3 elementos que eran: -el
suelo de mosaicos, cubierto de miles de piedrecitas de colores, y
que resplandecía al caer el sol de las ventanas laterales superiores
sobre él, como un manto de flores;
. b) Principales basílicas romanas Tras el Edicto de Milán-313 de Constantino, los cristianos empezaron a practicar libremente sus cultos, y para ello construyeron basílicas con las características ya detalladas con anterioridad. En otros casos, éstas fueron donadas por el propio emperador a la Iglesia[5], adaptándose algunos de sus viejos edificios judiciales romanos en centros cristianos de culto.
Por ello, hay que estudiar en cada caso el origen y peculiaridad de cada basílica de Roma, para analizar si su planta es de vieja o nueva construcción, y si sus estructuras fueron asumidas o transformadas, junto al resto de elementos añadidos tras su funcionamiento.
La Basílica de San Juan fue adaptada por Constantino nada más concluir el Edicto de Milán-313, sobre el viejo cuartel imperial de los equites singularis, dentro de la propiedad de los Laterano[6] y alejado del Foro y bullicio crítico pagano. Fue consagrada por Melquíades I a Cristo Salvador[7], y añadió en su zona norte el patriarchio (residencia papal[8], a su derecha) y el baptisterio (primado y oficial[9], a su izquierda). Su interior contó con planta basilical de 5 naves, separadas la central de las internas por filas de 21 columnas arcadas (de mármol verde), y las internas de las externas por filas de 19 columnas arquitrabadas (de granito rojo), rematando todo ello en un ábside semicircular[10]. Sobre los muros laterales interiores[11] se recibía la luz interior a través de ventanales de media luna, y bajo ellos se abrían las arcadas que unían las columnas y conectaban las naves central e interior, interior y exterior. Su techumbre era de tijera[12], y sus estructuras alcanzaban las dimensiones de 90 x 19 m (en la nave central), 90 x 8 m (en las naves laterales internas), 75 x 8 m (en las naves laterales externas), 30 m. de altura (en la fachada) y 54 m. de anchura (en la fachada).
La Basílica de San Pedro fue adaptada por el mismo Constantino a lo largo del s. IV, con la idea de albergar en ella los restos del apóstol Pedro y hacer sobre ellos un lugar de peregrinaje, sobre el mismo lugar que en el s. II había alojado la necrópolis vaticana del gobernador Gaio[13]. Su rotonda fue consagrada por Símaco I el año 498, y su interior constó de 5 naves[14] separadas por 22 columnas policromadas[15], que conducían al transepto[16] y al ábside[17], en cuyo centro de edificó el tabernáculo a San Pedro[18]. Su techumbre era de madera y a dos aguas, y sus estructuras alcanzaban las dimensiones de 90 x 63 m (en el atrio), 91 x 25 m (en la nave central), 91 x 9 m (en las naves laterales), 66 x 17 m (en el transepto), 11 x 16 m (en las exedras) y 38 m. de altura (en la fachada).
La Basílica de San Pablo fue adaptada sucesivamente por Teodosio, Valentiniano y Arcadio a lo largo del s. IV, sobre la pequeña basílica imperial del s. I que había a 2 km de las Murallas Aurelianas y de la Puerta Ostiense, y con una orientación contraria a la actual[19]. Siguió el modelo restaurador de Constantino para la Basílica de Pedro, y fue concluida por Honorio en el 402. Su interior estuvo precedido por un gran patio porticado, y albergaba 5 naves separadas por columnas que, unidas por arcadas, conducían al transepto. En el transepto fue colocado el tabernáculo del apóstol Pablo, como monumento funerario no dependiente de la luz del arco absidial[20], sino de la proveniente del cuadro ventanal de la nave central[21]. Su techumbre era de madera y a dos aguas, y sus estructuras alcanzaban las dimensiones de 60 x 67 m (en el atrio), 90 x 24 m (en la nave central), 90 x 9 m (en las naves laterales), 71 x 24 m (en el transepto) y 31 m. de altura (en la fachada). Su decoración fue aportada por León I en el 445[22], Símaco I construyó en el 498 el baptisterio, y Gregorio I reorganizó en el 595 la tumba de San Pablo[23].
La Basílica de Santa María fue adaptada por sucesivos papas del s. V[24] sobre la vieja basílica imperial de la colina del Esquilino[25], de fachada sobre la cumbre y naves que se proyectaban hacia las laderas, sobre terrazas artificiales. Modificó del edificio pagano la zona del ábside, manteniendo las naves en su aspecto original y siendo consagrada por Sixto III el año 432. Su interior contó en el s. V con 3 naves (las actuales), separadas por 20 columnas a cada lado (que se unían entre ellas mediante un arquitrabe), rematando la principal de ellas[26] en el ábside[27], tras un cuádruple pórtico de acceso (del que no ha quedado ni rastro). Sobre el arquitrabe estaban encajadas las ventanas cimbreadas, bajo las cuales insertaron los papas tabernáculos en estuco[28]. Sus estructuras alcanzaban las dimensiones de 72 x 18 m (en la nave principal), 35 m. de anchura (en la fachada) y 18 m. de altura (en la fachada), y su decoración más interesante (la mariana) se insertó el año 432, con mosaicos sobre el viejo arco triunfal imperial que celebraron el dogma mariano del Concilio de Efeso-431.
.
________ [1] Como eran los casos de las 4 basílicas patriarcales de Roma (la Basílica Vaticana de Pedro, la Basílica Lateranense de Juan, la Basílica Ostiense de Pablo y la Basílica Liberiana de María), a los que en el futuro se adscribieron Santa María de los Ángeles (por privilegio de PIO X) y San Francisco de Asís (por privilegio de BENEDICTO XIV). [2] Uno (el derecho) para hombres y otro (el izquierdo) para mujeres. [3] Con la nave central más ancha y alta, techumbre y doble cuerpo de ventanas, y con las naves laterales más pequeñas, absidiales y con puerta de acceso al santuario (a las mujeres, en su nave izquierda, y a los hombres en su nave derecha). [4] O 4 aristas rectilíneas, formadas de la intersección de los 4 planos de la nave, y como flechas que dirigían su mirada hacia el fondo, lugar del altar y la cátedra. [5] Empezando por CONSTANTINO, y las donaciones que hizo a los sucesivos papas de: -la
imperial Basílica Lateranense, regalada el 313 y transformada en
Iglesia del Salvador por MELQUIADES I, [6] Familia senatorial que había arrendado sus dependencias a CONSTANTINO, el titular de esa parcela por herencia de su padre CONSTANCIO. [7] Hasta que el GREGORIO I la dedicó a los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, el año 598. [8] De la que no queda hoy día vestigio ninguno. Pues el actual Palacio Lateranense Romano (sede papal actual) data de SIXTO V, del s. XVI. Y aunque en la residencia actual hay vestigios paleocristianos (como el scrinium del s. V, o pintura de San Agustín), éstos no pueden relacionarse con el viejo patriarchio o primigenia residencial papal. [9] Único existente en Roma hasta el año 340, y donde el papa empezó a bautizar a los neófitos una vez al año, el día de Pascua. Un baptisterio papal del que hoy día sí quedan enormes vestigios, como: -su
planta circular, octogonal desde la reforma de SIXTO III el año
432, Y un baptisterio papal que fue teniendo los añadidos de: -las
capillas de Juan Bautista y Juan Evangelista, a la izquierda y
derecha de la entrada, añadidos por HILARIO I el año 461 [10] De amplios ventanales, bajo una bóveda absidial que estaba totalmente recubierta por láminas de oro. [11] Recubiertos de mármol, posiblemente del mismo color amarillo antiguo que el del suelo. [12] Cuyo armazón estaba a la vista. [13] Llena de tumbas y mausoleos paganos de las familias de los libertos, acaudalados cónsules pertenecientes a las familias de los AELIO, los AURELIO, los CAETENIO, los JULIO, los MARCIO, los TULIO, los ULPIO y los VALERIO. Necrópolis pagana que fue llamada Trofeo de Gaio porque fue él quien la describió hacia el año 198 d.C, como una explanada de 7 x 4 m, rodeada de un muro de revoque rojo y con forma de tabernáculo, con nichos superpuestos en el muro y un túnel subterráneo que accedía a los mausoleos y tumbas subterráneas. Todas ellas llenas de decoraciones paganas, que posteriormente los papas irían cambiando por decoraciones cristianas. [14] Iluminada por: -las
11 ventanas de cada una de las paredes laterales, [15] Divididas en: -columnas
laterales, unidas por arcadas, [16] Transepto que finalizaban en su lado norte y sur en 2 exedras, y que los papas destinarían a los martyrium. [17] Ábside que no contó en sus inicios con un altar fijo, hasta el 1º que plantó GREGORIO I el año 598 (sobreelevando un poco el presbiterio, y dejando por ello oculta la cripta inferior del apóstol Pedro, sobre la que edificó un altar con sagrario). [18] Tabernáculo de Pedro que se dejó empotrado en un paralelepípedo de mármol, que permitía su visión a través de una puerta abierta hacia la nave basilical. [19] Pues un incendio de 1823 devastó totalmente el edificio anterior (al componerse sus columnas imperiales de materiales de despojo), y la reconstrucción actual del s. XIX ha conservado sólo en parte lo poco que sobrevivió (el cuádruple pórtico occidental). [20] Como era el caso del Mausoleo de San Pedro. Y eso que el transepto de la Basílica de San Pablo recibía luz de 24 ventanas propias (12 cimbreadas y 12 circulares). Pero es que el ábside de San Pablo no tenía aperturas al exterior. [21] Compuesto por 21 ventanas. [22] Con estucos y frescos. [23] Sobreelevando un poco el transepto, en 90 cm, y para plantar sobre él el altar mayor. [24] Y posteriormente en el s. XVIII, en una reforma que tuvo la dirección técnica del arquitecto FUGA. [25] Llamada Iuxta Macellum Liviae en su época imperial, según el Liber Pontificalis-515 d.C de HORMISDAS I. [26] Nave central imperial que los papas decoraron con todo tipo de mosaicos religiosos. [27] Ábside que los papas insertaron en el arco triunfal imperial, y recibía luz a través de 5 grandes ventanas cimbreadas. [28] Que servían de marco a recuadros musivos, con motivos del Antiguo Testamento. |