GUILDA DE SAINT OMER
Primer modelo de gremio medieval, interesado por el comercio y la religión
a) Texto
b)
Contexto Saint Omer
era uno de los 7 distritos que conformaban la región de Pas de Calais, conocida
como corazón de la Eurorregión y limitando
con las vecinas Lille, Dunkerque, Boulogne, Arras y Calais. En 1127 había
recibido 1.640 ha. de dominio y su franquicia como
ciudad, en 1165 fue canalizado su río Aa, y entre medias la ciudad había
alcanzado la cifra de 15.000 habitantes. La zona
había sido evangelizada religiosamente por los
misioneros Bertin, Ebertram y Momelin, y el viejo poblado de Therouanne vio cómo
se convertía en sede
episcopal en
el s. VII, bajo el cayado del obispo Audomar, más tarde canonizado bajo nombre
de Saint Omer[1]. Con 3.500 ha. de marismas, el pantano municipal era escenario de una actividad económica de fuerte procedencia tradicional: la agricultura, centrada principalmente en la producción de la coliflor y la escarola. Su producción agrícola alcanzaba valor internacional, como era el caso de la Cooperativa de Cerveceros. Saint
Omer
contaba en el s. XI con muchas tiendas y centros
comerciales
en su interior,
centros artesanos especializados en la cerveza,
vinos, licores, quesos, productos lácteos, chocolate, confitería... aparte de
la industria de la ropa, joyas y perfumes. Cada semana tres mercados tradicionales daban vida a la ciudad: el de la Plaza de Perpignan, el de la Plaza de Ghiere y el de la Plaza del Foch (el de mayor número de comerciantes). Todos ellos venían organizados por las asociaciones comerciales y los socios institucionales (ayuntamiento, Cámara de Comercio…). b.1) Guilda de Saint Omer Aparece
ya citada hacia 1050, presumiblemente como una trasposición análoga al norte
francés de las asociaciones comerciales de Flandes. Se sabe también del
acuerdo firmado en Saint Omer entre su alcalde nobiliario Wulfric Rabel (1072-1083) y una
guilda-gremio existente[2],
al parecer influida por los asuntos de la burguesía. Por
lo que parece que la Guilda de Saint Omer: -comenzó
su andadura sin poseer todavía licencias legales, Sus
estatutos definitivos fueron aprobados en 1127, dentro de un maduro programa político
sobre toda la ciudad[4],
posiblemente con influencia de la burguesía flamenca. En ellos se reconocía por
escrito[5]: -la
ciudad como territorio jurídico distinto, b.2) Legislación de Saint Omer Saint
Omer contó
desde el s. XI con Corte
Suprema, Corte de Magistrados, un Tribunal del Comercio y un Tribunal del
Trabajo. Y todo ello tenía mucho que ver con su estructura socio-económica:
la civitas
central
(epicentro de la ciudad), y a sus alrededores los burgos
radiales
o barriadas extramuros: -de
mercaderes, La
Abadía Saint Denis de Saint Omer se mantenía como la titular de las tierras entregadas a
los inmigrantes de los burgos, y el conde
de Flandes se mantenía como el dueño de la civitas central. Para ambas
jurisdicciones
hubo
un único alcalde[6],
al que se le concedió competencia sobre autóctonos e inmigrados. Un
tribunal
de regidores
fue asentado en la civitas, bajo la presidencia del alcalde y con carácter
ocasional, para la celebración de juicios. Para la jurisdicción eclesiástica,
de la que dependían la mayoría de los asuntos, había que presentarse ante la
corte episcopal diocesana. Sobre
las posesiones y personas de la civitas
y de los burgos pesaban
diversas
legislaciones[7]: -tributos
directos, sobre la propiedad de tierras,
Los servicios
municipales
continuaron cubriendo las prestaciones de siglos atrás (orientadas hacia la civitas), y decidieron no atender
los nuevos arrabales, entorpeciendo en ocasiones la
nueva actividad de los inmigrados. Ante
el crecimiento urbano, la
burguesía (ciudadanos de los burgos) empezó a exigir reformas[8]
en Saint Omer, indispensables para su libre expansión. Pero esto no fue fácil
de conseguir,
pues: -la
población de los burgos era enormemente
heterogénea, Así,
ante la incapacidad de la nobleza para equilibrar la ciudad, fueron los
mercaderes los que, por su cuenta y desde la primera mitad del s. XI, empezaron a asumir resueltamente este papel
de liderazgo, y a reformar los barrios de los burgos de Saint
Omer. c)
Contenido Variados
y cohesionados son los elementos temáticos que nos encontramos en los Estatutos
de la Guilda de Saint Omer, los más antiguos conocidos hasta la fecha de un
gremio medieval, y concernientes a: -el
entorno urbano, con citación expresa del nombre de la población
(Saint Omer, art. 22), la importancia de sus bienes muebles (plazas, puertas,
murallas, art. 27) y la separación trascendental entre el centro de la ciudad y
los suburbios (art. 1); -la
datación cronológica, con alusión a los tiempos del alcalde Rabel
y al pacto entre Rabel y los cofrades (art. 15); -las
actividades de la guilda, como eran sus capítulos (art. 4,
22) y la celebración anual de la potacio (art. 4, 5, 6, 15 y 27); -la
estructura interior de la guilda, con sus cargos de
mercaderes (art. 1), decanos (art. 3, 4, 8 y 15), maestros (art. 5), caballeros
(art. 6),
sacerdote (art. 6 y 21), extranjeros (art. 6), mujeres de cofrades (art. 19) y sucesores
futuros (art. 28); -los
informes económicos de la guilda, con citación expresa de los sueldos (art. 3
y 6),
dineros (art. 5 y 7) y onzas de plata (art. 8), así como los precios de mercancías
(art. 2 y 3) y tasas inter-cofradiales (art.
3); -las
normativas de la guilda, en cuanto a sus deberes de convocatoria del
capítulo (art. 4), turno de vigilia de las reliquias (art. 4 y 22) y celebración de la
potacio (art. 4, 5, 6, 15 y 27), y en cuanto a sus derechos a participar en el mercado (art.
3), a la bebida (art. 6) y a recibir ayuda en la necesidad (art. 18 y 19); -las
multas internas de la guilda, respecto a los vestidos indecorosos (art.
7), las malas palabras (art. 8 y 15), el desmadre en la potacio (art. 6 y 15) y la
desviación familiar de fondos (art. 5 y 6); -el ejercicio de la caridad, para con los enfermos (art. 18), los emigrados (art. 19) y los pobres (art. 28). Por supuesto, faltan en los Estatutos, por no haberse conservado en los legajos latinos originales: -los art. 9 al 14, con toda probabilidad referentes a la conducta y convivencia entre los miembros de la guilda entre sí, dado que en los art. 7 y 8 se había empezado a aludir a la prohibición de asistencia con ropa inadecuada (art. 7) y a los insultos internos (art. 8); -los art. 16, 17 y 20, sin contenido claro, -los
art. 23 al 26, con total seguridad referentes a los pagos que la guilda debía hacer a ciertas personas ajenas al gremio, y que con su
ayuda habían posibilitado el ejercicio de la potacio. c.1) Contenido de fondo
Solventando defectuosas traducciones actuales, e incluso algún que otro
simplismo redaccional original, se puede llegar
a pensar que: -quienes
realmente fundaron la Guilda de Saint Omer fueron los mercaderes, llegados a la
ciudad en 1050, Por
supuesto, la presente edición del Estatuto
cofrade hace referencia a ese 2º momento de la guilda, dadas las ambigüedades en las
palabras claves de quienes conformaban la guilda (mercaderes) y con quienes
negoció Rabel (con los ciudadanos autóctonos). También está claro el conflicto interno urbano entre la “ciudad” y sus “suburbios”, ampliamente tratado en la introducción, y solventado en este caso con las presentes negociaciones estatutarias. Por otro lado, no se menciona
en estas negociaciones, salvo que lo haga en los artículos perdidos, al titular terrateniente del barrio inmigrado de mercaderes, que era la
Abadía Saint Denis de Saint Omer. En
cuanto a las funciones
de la guilda, está claro que ésta tuvo 2 vertientes, desde sus
comienzos: -la
económica, prioritaria, de libre adhesión y bajo grave legislación, sobre
quiénes fijaban los precios, el control de la marca de calidad, las modificaciones
legales, la participación o no familiar (sobre propiedad privada o comunal)... d) Comentario Las
guildas medievales fueron corporaciones
autónomas,
independientes de todo poder y a forma de cofradía religiosa, cuya única ley era su
voluntad. Fueron creadas para el
sostenimiento de las necesidades comerciales, y con el tiempo acabaron constituyéndose
en cada ciudad en elemento de riqueza, actividad y progreso,
poseyendo además la fuerza que le daba la unión. Tuvieron
como elementos
identitarios: -sus
jefes, libremente elegidos, como deanes[9],
mercaderes de la HANSA[10]
o guardianes de una disciplina aceptada por todos, Su finalidad principal era la prosperidad comercial, a la que se vinculaba el sistema organizativo. Para ello los cofrades tuvieron como medio la solvencia eficaz ante todo tipo de necesidad indispensable. No recibieron impedimento alguno por parte de los alcaldes o terratenientes, y esto propició que se convirtieran, rápidamente, en auténticas administraciones comunales extra-oficiales. d.1)
Explicación artesanal Con la integración de la II invasión bárbara del s. X, que trajo apertura de nuevos mercados y expansión de fronteras, la empresa artesanal tradicional pronto se dio cuenta de que sus dimensiones eran muy reducidas, y de que éstas podían ampliarse mediante la integración corporativa.
Esta integración[11]
trajo consigo la puesta en común y mejora de tecnologías, y la mayor especialización
y mejora de las condiciones del trabajo. De hecho, hasta 100 trabajos diferenciados podían
contabilizarse en los gremios artesanales de París del 1268[12].
Sucedió, pues, en este s. XI y XII, que: -los
artesanos tradicionales captaron la nueva situación, y crearon
corporaciones monopolizadoras de sus propios oficios,
No faltó, por otro lado, inexperiencia ante las nuevas problemáticas que iban surgiendo, como: -la
acumulación de capital, Dentro de cada oficio, una dirección colegiada iba eligiendo a sus cargos
representativos, de cara a los litigios frente a la autoridad pública[13]
o a la aplicación del reglamento interno[14]. Hubo también en
este nuevo mundo artesanal dos posibles formas
de trabajar: -el
que vendía su propio producto directamente en el mercado[15], d.2) Explicación comercial
Vino determinado por el papel que jugó estratégicamente el europeo tráfico
de mercancías. Pues en torno a las principales vías de
comunicación (terrestres, fluviales o marítimas), las nuevas ciudades europeas: -habían
comenzado a dar cobijo a artesanos itinerantes, y a agricultores de otras zonas rurales,
Estos mercados fijos, a veces en su
vertiente de feria interanual: -abrieron
la puerta a las corporaciones mercantiles[17],
como las guildas, la HANSA...
Todo esto redundó en la duplicación y triplicación de las densidades
demográficas de las ciudades. Así, las viejas ciudades-almacén
fortificadas carolingias (wiks) pasaron a convertirse en toda Europa en: -burgs,
o lugares de diversificación de los trabajos artesanos,
Ante este aumento de libertades y población, y según los
ritmos llevados a cabo por cada comarca, Europa pasó a tener como realidades
nuevas del s. XI y XII: -ciudades
comunales, a modo de repúblicas urbanas, con soberanía en manos de
Por último, y dada la necesidad de un mínimo régimen de
gobierno, cada ciudad desarrolló, de común acuerdo con los propietarios de
las tierras y edificios y bajo visto bueno real, el régimen
de fueros municipal: -encabezados
por el alcalde, con atribuciones judiciales, d.3)
Explicación comunal El ímpetu europeo del s. XI había sabido comunicar muy bien su fuerza a las reivindicaciones políticas. Así, en la ciudad italiana de Cambrai, y en medio del entusiasmo popular, fue declarada por el populacho una “comuna organizativa de lucha, como medida de salvación pública municipal”. El éxito comunal de Cambrai fue efímero, pues al enterarse el señor de la ciudad se apresuró a acudir al pueblo, y consiguió restaurar su autoridad. Pero aquel fenómeno comunal que habían inventado los cambresienses empezó a suscitar imitadores en toda la Francia septentrional: Saint Quintín-1080, Beauvais-1099, Noyon-1108, Laon-1115… Las comunas lograron triunfar en Francia, y paulatinamente fueron recibiendo el apoyo real de Luis VI y reyes capetos del s. XII, que comenzaron a interesarse por su causa y por la manera de frenar así a los señores feudales. Para
el modelo francés de comuna, logró el rey de Francia que el populacho esperase
la llegada a la ciudad del señor de la ciudad, a la hora de presentar
las reclamaciones. Y a cambio de todo tipo de protección real, exigió a todos los comunales: -un
juramento, que estableciese entre todos una solidaridad indispensable, En
el norte de Francia, las ciudades
comunales o sin comunas apenas
presentaron
grandes diferencias. En todas ellas los burgueses formaban parte de las
corporaciones, y en las corporaciones todos sus miembros eran solidarios entre sí,
y constituían partes
inseparables[22]. Arras
y Tournai extendieron su jurisdicción material y espiritual sobre todo el norte
francés,
y llegaron a convertirse en grandes ciudades. Sin embargo, fueron Gante, Brujas,
Ypres, Saint Omer, Lille y Douai las que concentraron las más activas
colonias comerciales, y auténticos hervideros que gestaron el nacimiento de las
instituciones urbanas, a lo largo del s. XI. Indudablemente, la conducta comunal estuvo llena de contradicciones. Pero, en general, mostró una leve tendencia a tomar partido por los intereses ciudadanos. Madrid,
1 febrero 2019 _______ [1] cf. ville-saint-omer.fr. [2] cf. hubpages.com/.../england-in-the-early-middle-ages. [3] En sus estatutos vemos cómo la guilda consagraba una parte de sus rentas a la construcción de obras de defensa y cuidado de las calles. (cf. DUBY, G; Historia de la Francia urbana, t. II: la villa medieval, París 1980, pp. 128-129). [4] Otras constituciones posteriores ratificarían, en el curso del s. XII y XIII, concesiones parecidas a todas las ciudades principales del condado. [5] Elemento fundamental para la garantía de libertad de los burgueses. Pues si por cualquier circunstancia estos estatutos eran violados, ad intra o ad extra, ellos podían echar mano al documento y justificar sus posicionamientos. Se habla incluso que los burgueses guardaban los estatutos bajo 3 llaves en cofres de hierro, y las envolvían de manera casi supersticiosa. Además, y alrededor de estos estatutos escritos, iba desarrollándose un poso histórico de costumbres, usos y privilegios no escritos. [6]
A forma de gobernador, y conocido como burgrave o sindico. [7] Todas ellas datadas desde antiguo, y ordenadas en pleno régimen señorial. Lo que será fuente de problemas con la nueva población comercial venida de fuera, pues no veían adaptadas sus nuevas necesidades. [8] Reformas que, por otro lado, tendrán que hacer ellos por su cuenta, al ver que no se iba a encargar de ellas el alcalde, y menos la Abadía Saint Denis de Saint Omer o los condes de Flandes. [9] Conocidos también como dekenen o hansgraven. [10] Hansa y guilda vienen a ser lo mismo. [11]
Hacia 1050 se habla ya de las primeras corporaciones profesionales en el
norte de Francia, y hacia 1150 de que este fenómeno se había extendido por
todo el continente e Inglaterra. [12]
cf. LADERO QUESADA, M. A; Historia
universal, vol. II: Edad Media, ed. Vicens Vives, Barcelona 2007, p.
460. [13] Ya fueran priores, alcaldes, jurados, cónsules, baylios, síndicos... según los países.
(cf. LADERO QUESADA, M. A., op.cit, p. 461). [14]
Como fue el caso de los cargos de maestros, tesoreros, compagnons, tenentes
del sello... [15] Y dependían así de sus propias circunstancias, no obstante el apoyo moral de su asociación. Fue el caso de los oficios de la alimentación y avituallamiento de la ciudad: herreros, toneleros, vidrieros, orfebres, carpinteros, curtidores, peleteros, zapateros, silleros, correeros, agujeteros... [16] Como fue el caso de los oficios especializados, con necesaria división del trabajo y fases en la obtención de materia prima, mano de obra y comercialización. Entraron aquí sobre todo los oficios textiles, en torno al sector de la lana, bataneo, tinte, sastrería... [17] Como asociación de mercaderes que se dedicaban a planificar y controlar la producción artesana, su calidad, precio, cantidad, márgenes de beneficio... así como una estricta reglamentación, formación y asistencia.
(cf. KINDER, H; HILGEMANN,
W; Atlas
histórico mundial, ed. Akal, Madrid 2007, p. 191). [18] Sobre todo el de libertad de acción, que hacía de la ciudad un foco de prosperidad dentro del mundo agrario feudal. “El aire de la ciudad te hace libre”, se decía entonces.
(cf. KINDER, H; HILGEMANN, W., op.cit,
p. 191). [19] Como los 4 derechos de aduana, mercado, fortificación y acuñación de moneda. [20] Como fue el caso de: -las ciudades consulares de Provenza, [21] Como fue el caso de las villas de realengo (propietarias del rey) y de casi todas las ciudades-estado del centro continental. [22] Y es que la ciudad medieval no consistía en una simple amalgama de individuos. Ella misma era un individuo, un individuo colectivo, una personalidad jurídica, con lenta separación entre los derechos del señor feudal y el de los burgueses, y con una preocupación evidente por salvaguardar esta condición mediante una poderosa organización corporativa. |