Adorar la Santa Cruz, y fomentar la hospitalidad

Praga,.16.junio.2025
Josef
.Sedivy,.gran
.maestre.de.Crucíferos

         La Orden de los Cruzados de la Estrella Roja es una orden sacerdotal de caballería fundada por Santa Inés de Bohemia en 1233, cuando abrió una hermandad hospitalaria para atender a los heridos de guerra en el Monasterio de Praga y la encomendó a los canónigos de la ciudad. Gracias a la iniciativa de la hermana de Inés, la princesa Ana, la hermandad comenzó a operar en Breslavia y toda Silesia.

         En 1237 esta hermandad hospitalaria fue elevada a Orden de Caballería por Gregorio IX, en 1252 puso su sede en Praga y poco después empezó a desplegar toda su caridad y labor hospitalaria, bajo la Regla de San Agustín y la excepcional personalidad de Santa Inés.

         Cuando nuestros cruzados llegaron a Tierra Santa, para participar en las Cruzadas del s. XIII, rindieron homenaje al legado de los cruzados que les habían precedido, y empezaron a ennoblecer su carácter caballeresco a través del culto a San Jorge, San Hipólito, San Martín, San Florián y San Sebastián.

         En el s. XIV la Orden brindó todo su apoyo al naciente arzobispado de Praga, y gracias a su ayuda material éste pudo existir y sobrevivir. En el s. XV la Orden abrió el primer seminario de Chequia (encargándose de la preparación y educación de los seminaristas, de su alojamiento y manutención) y posibilitó que otras órdenes (trinitarios, capuchinos, y más tarde jesuitas) se introdujeran en territorio checo.

         En pleno esplendor y apogeo, las Guerras Husitas del s. XV supusieron una época de desgaste casi total para la Orden, ante el número de caballeros muertos y edificios derrumbados. Pasadas éstas, los edificios supervivientes (el Hospital de Praga) y miembros supervivientes (algunos sacerdotes) supieron dar a la Orden una nueva impronta, aunque sin abandonar nunca el servicio hospitalario para las víctimas de guerra.

         En los s. XVI y XVII, los cruzados de la Estrella Roja tuvieron que hacerse cargo de las parroquias abandonadas en territorio checo, y se dedicaron intensamente a la administración espiritual. La Orden intentó cumplir ambas misiones, tanto la espiritual como la hospitalaria, y lo sigue haciendo hasta el día de hoy.

         En el s. XIX, muchos de nuestros clérigos trabajaron como profesores en escuelas secundarias y universidades, y los grandes maestres se encargaron de la supervisión de la enseñanza en los institutos de todo el reino, abriendo las puertas tanto a checos como a moravos, silesios, lusacianos, polacos, eslavos del sur, valones y alemanes, acentuando su carácter claramente centroeuropeo.

         La espiritualidad de los crucíferos (como se nos llama) es ya evidente en nuestro nombre, que hace referencia a la Santa Cruz (o madero de salvación de Jesucristo) y pivota en torno al 3 de mayo (en recuerdo al hallazgo que hizo Santa Elena de la Santa Cruz) y 14 de septiembre (o fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz). Además, los crucíferos también veneramos todo lo que tiene que ver con el sufrimiento de Cristo en su pasión, como se ve en el culto a sus 5 llagas o al sufrimiento de su madre, nuestra Señora de los Dolores.

         La misión fundamental de los cruzados de la Estrella Roja es el servicio a Dios a través de nuestros semejantes, especialmente a través del servicio hospitalario. En sus inicios, el servicio hospitalario se reducía al cuidado de las víctimas de guerra, pero con el tiempo este servicio se extendió también a peregrinos, seminaristas y discapacitados.

         Hoy en día hemos abierto hospicios para huérfanos, hogares para ancianos, colegios para niñas, residencias universitarias, así como rehabilitado monasterios que sirven tanto de alojamiento para nuestros sacerdotes como de puntos de encuentro para nuestras reuniones con los hermanos y afiliados.

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  Act: 16/06/25         @carismas de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A