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Atender todos los tipos de enfermedades
La Compañía de las Hijas de la Caridad es una congregación católica fundada en 1633 por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. Por Vicente de Paúl, cuando reunió a las señoras de la burguesía local para que sostuvieran a las familias más necesitadas. Por Luisa de Marillac, cuando a petición de Vicente organizó dichas Cofradías de la Caridad, desde ese momento al servicio corporal y espiritual de los enfermos. Nuestra misión, por tanto, es reconocer a Jesucristo en nuestros hermanos, y servirle a través de los enfermos con sencillez y caridad. Hoy en día contamos con 1.357 casas en 97 países, y atendemos a enfermos, privados de libertad, personas con dependencia, inmigrantes y refugiados, mujeres maltratadas, niños con diversidad, familias sin hogar... que requieren la máxima prioridad, o están en lugares de frontera. Como se ve, nuestras distintas formas de servicio abarcan todas las dimensiones de la persona (física, emocional y espiritual). También defendemos los derechos humanos y el cuidado de la naturaleza, junto a la Familia Vicenciana, las hermanas representantes en la ONU, los colaboradores y otros organismos interprovinciales o intercontinentales, para responder a las necesidades y promoción de las personas más vulnerables. Siguiendo a Jesucristo Siervo, las hijas de la caridad nos sentimos llamadas por Dios para servir a los demás, siguiendo el ejemplo de la Virgen María. Lo hacemos en comunidad, y a través del crecimiento en la fe y la oración diaria. Nuestra vida de fe se nutre de la oración litúrgica, la eucaristía, la palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. Cristo es la fuente de nuestro amor, la llama que enciende nuestras acciones y quien nos motiva a ayudar a los demás. Él es el tesoro que da sentido a nuestras vidas, y la fuerza que impulsa nuestros proyectos. Portadoras de alegría y esperanza, las hijas de la caridad vamos al servicio de aquellos cuya dignidad no es respetada, sabiendo que eso es lo que Dios quiere de nosotras. .
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