Defender la dignidad humana, en todas partes
La Soberana Orden de Malta es una de las instituciones más antiguas de la civilización occidental. Nació como institución en el seno de la Iglesia Católica, bajo el papa Pascual II (ca. 1113), y hoy en día está sujeta al derecho internacional, mantiene relaciones diplomáticas con más de 100 estados y tiene el status de observador permanente en las Naciones Unidas. Es neutral, imparcial y apolítica. En la actualidad, la Orden de Malta está presente en 120 países, y se dedica especialmente a ayudar a las personas que viven en medio de conflictos armados y desastres naturales, proporcionando asistencia médica, equipos básicos de supervivencia y análisis jurídicos de refugiados. En todo el mundo, la Orden de Malta se dedica a la preservación de la dignidad humana y al cuidado de los necesitados, independientemente de su origen o religión. Desde 1834, su sede de gobierno se encuentra en Roma, y desde ella se garantizan los derechos extraterritoriales de sus 10 prioratos, 50 asociaciones nacionales, 133 misiones diplomáticas, 1 agencia de ayuda mundial y 33 cuerpos nacionales de voluntarios, así como numerosas fundaciones especializadas. No persigue ningún objetivo económico ni político, y no depende de ningún estado ni gobierno. Como orden religiosa, la Orden de Malta está vinculada de forma especial a la Santa Sede, y mantiene íntegro y vivo su carácter religioso. De entre sus miembros, algunos han profesado los tres votos (pobreza, castidad y obediencia), y otros han hecho simplemente la promesa especial de obediencia. La Cruz de Ocho Puntas representa las 8 bienaventuranzas, y es el emblema visual de nuestra espiritualidad. La Orden de Malta permanece fiel a sus principios inspiradores: dar testimonio de la fe y servir a los que sufren. Sus miembros compartimos una misma vocación, y luchamos juntos por la solidaridad, la justicia y la paz. Según nuestra Constitución, sus miembros debemos mantener un comportamiento cristiano ejemplar, tanto en la vida privada como pública, así como mantener viva nuestra tradición cristiana. Basados en la enseñanza del evangelio, y en la más estrecha comunión con la Santa Sede, los Caballeros de Malta estamos comprometidos en la dinámica activa de la caridad, sostenidos por la fe. ¿Y qué significa ser caballero en el Tercer Milenio? Significa dedicarse a aliviar el sufrimiento, y llevar el bálsamo de la caridad cristiana, allí donde la dignidad humana está amenazada por la guerra, la catástrofe, la conflictividad o las penurias humanas, de cualquier origen y confesión religiosa. .
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