Vivir el anonadamiento de Cristo, como lo vivió María
La Congregación de Misioneras Guadalupanas nació en el contexto de la inestabilidad económica, política, social y religiosa de la Revolución Cristera de 1926. En Guadalajara (Jalisco), el padre Escanes y la madre Jiménez Urzúa decidieron dejar de lado sus ideales y unir fuerzas para ayudar a la niñez desvalida, pobre y desamparada. El 16 diciembre 1926 inician la obra de Dios con seis niñas huérfanas (a las que dotan de hogar y pan), y en ese momento surge la misión guadalupana. Desde ese momento, tanto los fundadores como las nuevas guadalupanas, tocadas por Dios en el corazón, lo dejan todo y siguen la voz de Jesucristo que les dice: "Ven y sígueme". Recibimos la aprobación diocesana el 15 mayo 1963, y la aprobación pontificia el 12 diciembre 1993, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Nuestro carisma es anunciar el evangelio desde el anonadamiento de Cristo y según el proceder de Santa María de Guadalupe. Es decir, llevamos el mensaje de Cristo sabiendo que Dios asume nuestra fragilidad, eleva nuestra dignidad (perdida por el pecado) y nos pone un ejemplo a seguir: Santa María de Guadalupe.
En su proceder con Juan
Diego, por ejemplo, Santa María de Guadalupe elige
al humilde Nuestra espiritualidad consiste en la contemplación del anonadamiento de Cristo y la ternura de Santa María Guadalupe. Esta contemplación esta centrada en el Verbo encarnado (que habita entre nosotros) y en Cristo crucificado (que por amor muere en la cruz para redimirnos). Se encierra en el alimento eucarístico que nos da vida eterna, y se oculta misteriosamente en las necesidades del hermano. Los medios que ayudan a vivir nuestra espiritualidad son: -la
unión íntima con Dios, en la oración constante, Nuestra misión, nuestro carisma y nuestra espiritualidad los proyectamos en nuestra acción apostólica, consistente en construir el templo espiritual que pidió Santa María de Guadalupe en cada corazón de los niños y jóvenes. Nuestra misión específica en la Iglesia, por tanto, es la educación cristiana en colegios, internados y casas de acogida, a través de la educación escolar, catequesis pre-sacramental, animación litúrgica e iniciación misionera. A través de estos medios anunciamos la buena nueva de la fe, del amor, del perdón y de la paz. Nuestra manera de hacerlo es según el proceder de Santa María de Guadalupe. La educación que impartimos comprende la formación humana y cristiana, para que nuestros alumnos desarrollen su propia personalidad, crezcan de manera integral y vivan según el hombre nuevo en justicia y valor, tras haber conocido, amado y adorado al Padre en espíritu y verdad. Nuestras casas-hogar y nuestros internados están abiertos a los niños y niñas no deseados, o a los que carecen del calor de un hogar. Allí les damos nuestra atención y ternura de madre, como hizo la Virgen con el indio Juan Diego. .
|