Vivir el evangelio, abandonados en las manos de Dios
La Orden de Frailes Menores, fundada por San Francisco de Asís, es una fraternidad en la que los franciscanos seguimos más de cerca a Cristo, movidos por el Espíritu Santo, y nos entregamos totalmente a Dios, viviendo el evangelio según la forma observada y propuesta por San Francisco. Hace más de 800 años, un joven de Asís llamado Francisco se vistió con una humilde vestimenta, anduvo descalzo "sin alforja ni pertenencias" y comenzó a predicar la penitencia. Cierto día, el hermoso Crucifijo de la ermita de San Damián le habló, diciéndole: "Ve y repara mi Iglesia". Por ello, la Regla y vida de los franciscanos es esta: observar el santo evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo sin bienes y en castidad. El hermano Francisco prometió obediencia y homenaje al papa Honorio y a sus sucesores canónicamente elegidos, así como a la Iglesia Romana. Por ello, los franciscanos estamos obligados a obedecer tanto al papa como a Francisco, así como a sus sucesores actuales. Los franciscanos, completando nuestra consagración bautismal, y respondiendo a la llamada divina, nos abandonamos totalmente en el amor de Dios. Insertados en el pueblo de Dios, atentos a los nuevos signos de los tiempos, y respondiendo a las condiciones de un mundo en evolución, tratamos de ser siempre fieles a los sentimientos de la Iglesia, compartiendo sus iniciativas y propuestas y sosteniéndolas según las propias posibilidades. Toda nuestra fraternidad es misionera, y participa en la misión de la Iglesia. Por lo tanto, cada fraile, consciente de su propia responsabilidad, debe asumir su parte en la labor misionera. .
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