Hacerse esclavas de María, viviendo el evangelio

Alicante,.14.julio.2025
Dolores
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         La Congregación de Religiosas Esclavas de María Inmaculada fue fundada por Juana María Condesa en Valencia, y desde 1884 ha ido estableciéndose a lo largo de Europa y América bajo un mismo ser y hacer, basado en la espiritualidad de Jesús Sacramentado y María Inmaculada, junto a nuestros rasgos característicos de la humildad, la alegría y el amor.

         Jesús Sacramentado es el centro de nuestra vida, y la fuente inagotable que alienta nuestra unión con Dios y nuestra entrega a los hermanos. La oración ante el Santísimo es el acicate de nuestra vocación.

         María Inmaculada es para nosotras el modelo más perfecto de consagración plena y total a los planes de Dios. De hecho, de esta devoción a la Virgen surgió el nombre de nuestro instituto: Esclavas de María Inmaculada. Esclavas por el vaciamiento de nosotras mismas, para que Dios sea tenido como único Señor. María por esa mujer que fue el modelo más acabado de consagración a Dios, e Inmaculada por la gratuidad que hacemos de nuestra vida y en nuestro apostolado.

         Dentro de nuestra espiritualidad, las esclavas de María queremos cultivar y fomentar los valores evangélicos. Con ese deseo de hacer vida el evangelio, las esclavas cultivamos y potenciamos actitudes como:

-la acogida, para que nuestras casas sean un espacio abierto para quienes tienen que buscar un nuevo medio de vida;
-el servicio, a imitación de Cristo Jesús, haciendo de nuestra vida un servicio constante y desinteresado a los demás;
-la alegría, porque la intimidad con Dios nos impulsa a compartir esta experiencia con los demás;
-la laboriosidad, haciendo del trabajo un medio para el encuentro con Dios y su obra creadora;
-la fraternidad, compartiendo lo que somos y tenemos en un clima de hospitalidad;
-la humildad, reconociendo nuestras limitaciones en el intento de ser fieles a la voluntad de Dios;
-la fe, porque somos creyentes, y la fe en Cristo Jesús es la luz que ilumina y da sentido a nuestra opción de vida;
-la esperanza, porque hemos experimentado que Dios es fiel, y su fidelidad transmite soporte y fortaleza;
-el amor, porque nos sentimos amadas por Dios, y ésta es la razón última de nuestra existencia, y el motor que nos impulsa a vivir para los demás;
-la oración, porque el encuentro con el Dios vivo y personal es lo único que da sentido a nuestra vida.

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  Act: 14/07/25         @carismas de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A