Apoyar los proyectos espirituales de las parroquias
Somos el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, comúnmente conocido como las hermanas de Loreto. Somos un instituto multicultural que vive y trabaja en 22 países de los 5 continentes, organizado en 9 provincias con centro administrativo en la Casa Loreto de Roma. Como comunidad católica de religiosas, nos sentimos atraídas por el compañerismo al servicio del evangelio. Surgido del carisma de Mary Ward y de la espiritualidad ignaciana, el Instituto de María se esfuerza por apoyar el crecimiento en la fe de cada persona particular, a través de los ministerios espirituales, la educación y otras necesidades de nuestro tiempo. Mary Ward insertó a las mujeres, a inicios del s. XVII, en el corazón mismo de la Iglesia. Abrió a las mujeres a una espiritualidad de relación eclesial, a una conciencia finamente sintonizada con los movimientos internos del Espíritu, a trabajar en el día a día por el bien espiritual de las parroquias. Mary Ward puso el centro de nuestra espiritualidad en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, con la idea de contemplar la vida de Jesús, crecer en intimidad con él y discernir el camino a seguir. La amistad con Jesús es lo que da sentido, paz interior y verdadera alegría a nuestra vida, y lo que nos impulsa a vivir en las necesidades pastorales de la Iglesia. Las hermanas de Loreto tratamos de apoyar los procesos espirituales de las personas, y de llevar a éstas al conocimiento íntimo de Dios, para que desde ahí descubran su vocación y la desarrollen de forma integral en todas sus actividades y ámbitos. Las hermanas de Loreto estamos dispuestas a trabajar de forma formal en todos los ministerios y entornos de la pastoral parroquial, como personal permanente o voluntariado. Muchas de nosotras trabajamos en centros penitenciarios, en capellanías de hospitales, en la catequesis sacramental, en la animación litúrgica, en la visita a enfermos, en talleres de formación... No obstante, nuestro carisma propio consiste en visitar a las personas en sus hogares, escucharlas y entablar con ellas conversaciones espirituales. .
|