Observar la liturgia de las horas, y hacerla vida

Heerlen,.14.abril.2025
Bernard
.Peeters,.abad
.general.del.Císter

         La Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia es una orden religiosa contemplativa de la Iglesia Católica, formada por monasterios de monjes y de monjas dentro de la amplia familia cisterciense, que tiene sus orígenes en 1098.

         En concreto, la Orden nació cuando los santos Roberto, Alberico y Esteban dejaron su benedictino Monasterio de Molesmes y fundaron en 1098 el Monasterio de Citeaux, con la idea de revitalizar la vida monástica bajo una mayor observancia de la Regla de San Benito.

         El carisma cisterciense evolucionó primigeniamente bajo la influencia del abad San Bernardo de Claraval, que imprimió a la Orden la calidad interior contemplativa y la experiencia fraternal comunitaria. En un segundo momento, el abad Armand de la Trappe puso el acento en la austeridad monacal.

         Como cistercienses, o también llamados trapenses (por nuestro Monasterio de la Trapa), nuestras vidas están dedicadas a la búsqueda de unión con Dios, mediante Jesucristo, en una comunidad de hermanos. Por ello, derivamos nuestra forma de vida personal del evangelio de Jesucristo, y nuestra vida comunitaria de la Regla de San Benito.

         Todos nuestros monasterios están dedicados a María, la madre de Dios. Y casi siempre están construidos en lugares apartados, rodeados de belleza y tranquilidad natural. Eso nos ayuda a mantener el contacto con la tierra (de la que Dios nos ha hecho administradores), y a forjar oasis de paz que aleje a las personas del tumulto y del ruido, ofreciéndoles un espacio sin distracciones y apto para el encuentro personal con Dios.

         Los cistercienses tratamos de hacer énfasis en la pobreza auténtica, la simplicidad litúrgica, el trabajo manual y la ausencia de compromisos en los asuntos temporales (en cada monasterio), así como en la comunión y supervisión entre los diferentes monasterios (para mantener el mismo fervor).

         Cada día celebramos en el coro la liturgia de las horas, comenzando por el Oficio de Vigilias u hora previa al amanecer. La jornada se distribuye equilibradamente entre trabajo, lectura y estudio, y también dejamos espacio para ofrecer hospitalidad a los peregrinos que acuden a nosotros en busca de un ambiente espiritual.

         Entre nosotros vivimos en ambiente de silencio, para que sea la oración la que nos una en espíritu. Así mismo, los trabajos de cada día son los que nos unen de forma más material. De esta manera, tratamos de ser testigos de la fe cristiana del siglo futuro.

         Lo que a los trapenses nos ha llevado a la vida monástica ha sido, en definitiva, el amor de Cristo. Un monje trapense es alguien que ha sentido la llamada de Jesús y que, por ello, decide darse por entero a él, apartándose por completo del mundo para centrarse sólo en él. Respecto a los hermanos y hermanas del mundo, lo que nos une a ellos es la unión espiritual en Cristo.

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  Act: 14/04/25         @carismas de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A