Oración, trabajo y estudio, vivido dentro del monacato
Los benedictinos continuamos una tradición monástica que se remonta al movimiento monástico de finales del s. III. Consideramos a San Benito como nuestro fundador y guía, a través de la Regla que escribió para su Monasterio de Montecassino, en Italia. Montecassino fue destruido por los lombardos el año 577, y los benedictinos se trasladaron y plantaron monasterios en Inglaterra, la Galia y otras partes. Con la llegada del emperador Carlomagno, la Regla benedictina se convirtió en la oficial para todos los monasterios de Europa, a partir del s. IX. Todos los monasterios medievales, por tanto, fueron benedictinos, y se fueron adaptando a los diferentes climas y culturas. Sin embargo, continuaron siempre la tradición de vida comunitaria de oración, lectura y trabajo común. Algunos de ellos se convirtieron en auténticos centros de evangelización, mientras que otros llevaron a cabo programas de educación, arte y arquitectura, y la realización de manuscritos. Con la llegada de la nobleza feudal, y de los obispados a ellos sujetos, los monasterios benedictinos comenzaron a relacionarse entre sí, para protegerse de las intromisiones. La asociación más famosa fue la de Cluny, en Borgoña, llamada así por la Abadía de Cluny fundada el 909, con numerosas dependencias. Con el descubrimiento de América y nuevos mundos, y la implantación en ellos de nuevas casas, las monjas benedictinas hicieron hincapié en los esfuerzos misioneros de evangelización, enseñanza y asistencia sanitaria. Hoy en día, los benedictinos nos caracterizamos por ser personas que se arraigan en un lugar determinado, y que están relacionadas con la cultura y necesidades de ese lugar. La mayor parte llevamos una vida de estricta clausura, pero algunos también participan en la educación, pastoral, publicación o atención sanitaria. Los seguidores de San Benito seguimos viviendo fielmente la Regla del s. VI y las características esenciales de nuestros orígenes, que consiste en buscar a Dios a través de una vida común de oración, trabajo y estudio. .
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