Redimir a los cautivos, y las nuevas formas de cautividad

México.DF,.22.diciembre.2025
Leoncio
.Vivar,.maestro
.general.de.Mercedarios

         Impulsado por el amor de Cristo, inspirado por la Virgen María, y respondiendo a las necesidades de la Iglesia, San Pedro Nolasco fundó en Barcelona la Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de los Cautivos, con la participación del rey Jaime I de Aragón y ante el obispo de la ciudad, Berenguer de Palou. Era el año 1218.

         El papa Gregorio IX ratificó en 1235 la acción del Espíritu Santo en la fundación de la Orden, la incorporó a la Regla de San Agustín y le dio carácter universal. Hoy en día, nuestra Orden está presente en 22 países y 152 comunidades.

         Los mercedarios tenemos como maestro y modelo a Cristo Redentor, que con su muerte nos ha liberado de la esclavitud, y estamos dispuestos a sacrificar nuestra propia vida en el ejercicio del ministerio redentor. Nuestra vocación peculiar es anunciar a Jesucristo Redentor como verdad y vida. Nuestro espíritu particular es el de la merced de nuestro Dios. Nuestra misión concreta es el socorro a los cristianos en situación de peligro o en regiones deprimidas.

         Cristo continúa padeciendo en los cristianos oprimidos y cautivos, expuestos a perder su fe. Por eso los mercedarios ponemos nuestras vidas a su disposición, para que estos hermanos puedan vivir la libertad de los hijos de Dios.

         Para cumplir esta misión, los mercedarios nos consagramos a Dios con un voto o promesa particular: dar la vida por los hermanos, como Cristo la dio por nosotros. Sobre todo, o si fuese necesario, para salvar a los cristianos que se encuentran en peligro de perder su fe.

         Las nuevas formas de cautividad constituyen hoy el campo propio de la misión mercedaria, y se dan cuando una situación social:

-es opresora y degradante para la persona humana,
-nace de principios o sistemas opuestos al evangelio,
-pone en peligro la fe de los cristianos,
-ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a la personas que se encuentran dentro de ella.

         A lo largo de la historia, los mercedarios hemos encarcelado nuestras vidas para sacar de la cárcel a cristianos encarcelados, hemos aceptado vivir en la pobreza y la marginación, nos hemos ocupado de aquello que el mundo descuida, hemos creado lugares en que los pobres pudieran compartir su pan (comedores, horfanatos, centros de asistencia médica).

         La atención a los recluidos en cárceles ha sido nuestra actividad principal, tanto para llevarles auxilio sacramental como para velar que reciban un justo proceso. Hoy en día, lo mismo podría decirse de la inmigración, que ha llevado a un profundo desarraigo del individuo y de los valores humanos y religiosos.

         Los hijos de San Pedro Nolasco nos sentimos unidos por un mismo amor a la Virgen María, en su advocación de la Merced. Para nosotros, María es la merced de Dios, redentora de cautivos. Nuestra Orden es mariana, desde el primer momento de su existencia. El mercedario es el seguidor de María, primera seguidora del itinerario redentor de su Hijo y corredentora. Merced no es sólo sinónimo de misericordia, sino también de redención y liberación de cualquier forma de cautividad.

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  Act: 22/12/25         @carismas de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A