Vivir el silencio y penitencia original, con atención a los pobres
Los capuchinos somos una congregación de hermanos que vivimos en fraternidad, oramos individualmente y compartimos comidas y tiempo en común, ayudándonos a crecer en familia. Nuestras comunidades se llaman fraternidades, y son lugares de alegría y hospitalidad. Como Orden, la Orden Capuchina es una hermandad evangélica. Jesús de Nazaret es nuestro guía, y el que nos ayuda a llevar una vida sencilla y humilde entre el pueblo. La vida de Cristo, la Sagrada Escritura y San Francisco son nuestra inspiración. Por mandato de Cristo, y como el resto de cristianos, los capuchinos nos sentimos enviados por él a predicar el evangelio. Para cumplir dicha misión, los capuchinos recurrimos al ejemplo de vida y a todo tipo de predicación a través de la práctica, como la oración y contemplación, el trabajo pastoral, los servicios sociales, los ministerios de extensión, las actividades misioneras, las publicaciones e información... Nuestra Orden nació en 1525, cuando el sacerdote Matteo da Bascio se convenció de que el estilo de vida que llevaban los franciscanos de su tiempo no era el que San Francisco había imaginado. Desde entonces, intentó volver, él por su cuenta, al estilo de vida original de soledad y penitencia, que es lo que había pedido y practicado dicho fundador. Matteo y sus primeros seguidores encontraron refugio en los monjes camaldulenses, y en agradecimiento a ellos adoptaron su misma capucha (que era el distintivo del ermitaño, en la región de las Marcas) y la costumbre de llevar barba. De ahí el nombre con el que, popularmente, comenzó a conocérseles: capuchinos, por su capucha. En 1528 el p. Matteo obtuvo la aprobación de Clemente VII para vivir como eremitas, e ir por todas partes predicando a los pobres. Al grupo original pronto se unieron muchos otros, y pronto empezaron a ser llamados los "frailes menores de la vida eremítica" o Frailes Ermitaños Menores, como rama surgida de los franciscanos conventuales. En 1574 Gregorio XIII permitió a la Orden establecerse "en Francia y en todas las demás partes del mundo", así como "erigir casas, lugares, custodias y provincias". En ese s. XVI, los capuchinos contaban ya con 14.000 frailes y 1.000 conventos, y en el s. XVII pasaron a ser 34.000 frailes y 1.700 conventos. Los capuchinos nos caracterizamos por un particular apego a la oración y al cuidado de los pobres, como mejor forma de imitar a Jesús y vivir su evangelio. Este enfoque es el que explica nuestro interés por las misiones en zonas rurales (deficientemente atendidas) y focos urbanos de pobreza (necesitados de cercanía), adoptando un estilo de vida sencillo y cargado de cotidianidad. .
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