Amistad


Persona humana, necesitada de mutua compañía, asociación y admiración

Murcia, 1 febrero 2021
Equipo Catequético de Mercabá

        Una persona sola es un absurdo metafísico. Y como decía Aristóteles, “la amistad es lo más necesario para la vida”. En efecto, la amistad merece ser amada por sí misma, y es algo bueno, agradable y útil por sí mismo, así como por su misma bondad, agradabilidad y utilidad.

        Sin la amistad:

-el hombre viviría encerrado en sí mismo,
-el hombre no se abriría a los demás,
-nadie querría vivir.

        El núcleo de la amistad es la bondad, algo real y con influencia en la realidad. Y si el bien es absoluto, en este caso la amistad será duradera.

a) Ser un ser social

        La sociabilidad humana es natural al hombre. Y debe seguir un propio proceso para permitir que el hombre sea él mismo[1].

        Todo ser humano se encuentra entre un horizonte (su deseo de felicidad) y un confín (su corporeidad, limitadora). Este horizonte es el que ha creado, en el mundo de los hombres, un mundo propio (que llamamos cultura).

        Ahora bien, estas consideraciones temporales no pueden romper con lo constante que hay en el hombre. La educación, pues, debe ir en este sentido natural, en torno a la dignidad humana, sin sustituciones ni prescindir de la familia, base de la sociedad.

b) Formar comunidades humanas

        La amistad ha de fundar estructuras que mantengan la bondad, y conformen lo social en torno a lo amable. Y ha de hacerlo según una jerarquía de valores, cuyo primer exponente en la familia, seguido de la ciudad y del estado. 

        Es verdad que todos esos exponentes surgen por la conveniencia, pero se mantienen por la amistad[2]. Esta construcción de la comunidad humana pasa por instaurar un orden de lo justo, que:

-haga reconocible el bien común a todos,
-evite el desorden social,
-permita desarrollar el fin individual.

        El sustento de toda comunidad humana debe darse del conocimiento de sí y de los demás, y secundariamente en la donación al otro.

        Y como primada de las comunidades humanas, la familia es el sostén de este concepto natural de sociedad, surgida del amor y como integradora de[3]:

-la complementariedad, para el bien de hombre-mujer,
-la sexualidad, para el bien de la especie.

c) Amar el bien del otro

        La amistad requiere conocer y reconocer al otro, lo que otro tiene de bueno. Pues no se puede amar a alguien no conocido[4]. Para que exista la amistad se ha de querer el bien del otro[5].

        Pero tampoco se puede amar si no existe reciprocidad[6]. Se ha de “amar al amigo, pero sin ser ignorantes de esto”, decía Aristóteles.

        También se requiere elección, pues no es posible ser amigo de muchos a la vez, y el agrado viene de la compañía. De aquí viene una amistad de otra índole: el bien debido[7] del superior al inferior[8].

        La amistad perfecta es la que se da entre hombres buenos e iguales en virtud. Porque habría entonces un amor moral[9].

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CATECISMO JUVENIL MERCABÁ.

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[1] Se puede decir, así, que la cultura es la 2ª naturaleza del hombre, y nunca es ajena al hombre.

[2] Luego la felicidad tiene que ver con la política, y no se puede conseguir al margen de la sociedad.

[3] La familia, como se verá a continuación, es el lugar propio de la sociedad y la cultura, y no sólo por interés. La familia es la que nos hace ser alguien, y no un yo religado. Igual que no es el médico sino la naturaleza la que sana, es la familia y no la sociedad la que sana.

[4] Por eso, la 1ª fase de amistad es la existente entre padres e hijos.

[5] Por ejemplo, no se desea el bien del vino, si no es por el bien que aporta a las personas.

[6] Este sería entonces un amor de benevolencia.

[7] Y no el bien amado.

[8] Como la de los padres hacia los hijos, pero no como la de los poderosos que buscan bufones, y es egoísta.

[9] Los jóvenes, por eso, se hacen amigos y dejan de serlo rápidamente, porque sólo se quedan en el placer o en la utilidad, y no llegan al bien moral.