Contra-Ilustración Católica


Newton, uno de los representantes de la Contra-Ilustración Católica

Murcia, 1 septiembre 2023
Equipo Catequético de Mercabá

        Tras la victoria militar conseguida por la Ilustración francesa sobre los países católicos, una de las medidas ilustradas fue el destierro de Pío VI de Roma en 1797[1]. Fue entonces cuando el mundo católico comenzó a reaccionar, y el papa Pío VI desterrado a dar claves para ello.

        Así, a la muerte de Pío VI en Valence (Francia) en 1799, los cardenales ya tenían previsto el primer paso a dar: el cónclave de Venecia, sucesorio, y que tendría que aportar el primer nombre de la Contra-Ilustración: Bernabé Chiaramonti, en adelante Pío VII.

        Dulce y amable, enérgico y tenaz, abierto y conciliador, el contra-ilustrado Pío VII había sido abogado y profesor, y conocía muy bien la Enciclopedia de Diderot, las ansias reformistas de los universitarios, y la experiencia nefasta de las políticas agresivas. Y no se conformaba con lo que había.

        En 1800 el papa volvía a Roma, reorganizó la corte pontificia, y sustituyó la vieja teocracia vaticana por una Santa Sede[2]:

-con libertad de comercio,
-con economía diferente a la latifundista,
-con una administración moderna,
-con cargos encargados a los laicos.

a) Excomunión a Napoleón

        A pesar de los intentos de restauración religiosa de Napoleón[3], los huracanes provocados por su siembra de vientos habían fracturado Europa, y estaban emanando sangre y heridas napoleónicas por todos sitios.

        Así, ante una nueva incursión napoleónica por la capital papal[4] en1808[5], Pío VII no lo dudó un instante y decidió comenzar la ofensiva contra-ilustrada: la excomunión de Napoleón[6].

        Fue la declaración de guerra total[7]. Napoleón decretó la detención y encarcelamiento en paradero desconocido para el papa[8], publicando a continuación un nuevo y más dictatorial Código napoleónico[9].

b) Separación Iglesia-Estado

        La locura de Napoleón decidió el encarcelamiento del papa Pío VII en Savona, y siguió dando rienda suelta a la imaginación. Así, con Pío VII recluido e incomunicado en Savona, la nueva genialidad del corso Bonaparte fue:

-una París que fuese capital de todo su Imperio,
-una Corte papal que tuviese su residencia en París.

        La locura ilustrada ya había empezado a adecentar el palacio arzobispal al respecto[10], con la idea de ofrecer una paga de 30.000 francos a cada cardenal instalado en su proyecto.

        No obstante, los obispos y cardenales italianos no se dejaron intimidar, el propio Pío VII declaró la irregularidad del procedimiento y la Iglesia del Crucificado, y la cristiandad española y centro-europea se declaró hostil a las directrices napoleónicas[11].

c) Inicios de la Contra-Ilustración

        Declarada la contraofensiva ilustrada por parte de Pío VII, desde los puntos de exiliados católicos se comenzó a poner manos a la obra, con la obra Genialidad del Cristianismo-1802 del exiliado François de Chateaubriand como su primera plasmación[12].

        Así, y a pesar de que el número de ordenaciones sacerdotales descendió bruscamente[13], y no le quedaba a la Iglesia nada de su anterior patrimonio, la Iglesia empezó a recomponer su autoridad, y los católicos diseminados a reventar de alegría y paz religiosa todos los templos todavía abiertos[14].

        Tras el nuevo Secuestro del Papa-1808 por parte de Napoleón, y al mismo tiempo que los católicos diseminados se ponían en pie de lucha, surgió un grupo de aristócratas que se reunieron con la intención de defender la causa eclesial a toda costa: los caballeros de la fe. Sus objetivos principales fueron cuatro:

-el recuerdo del papa prisionero,
-la difusión de la bula de excomunión sobre Bonaparte,
-la propagación de la cultura cristiana,
-la coordinación de toda resistencia militar hacia las imposiciones ilustradas.

        Y dieron su resultado, pues numerosos militares anti-napoleónicos lograron unir sus fuerzas y expulsar a Napoleón de España y Rusia, y posteriormente de Alemania[15].

d) Lamennais y el Reaccionismo francés

        De brillante itinerario intelectual, Robert de Lamennais (1782-1854) supo crear presencia e influjo de una nueva cultura católica en medio del torbellino ilustrado francés.

        Tres fueron sus obras principales, con sus ideas centrales de:

-la interdependencia entre los órdenes político y religioso[16],
-la autoría cristiana sobre la civilización social actual
[17],
-la unión Iglesia-pueblo, en lugar de la vieja unión Iglesia-soberanos
[18].

        Otras aportaciones del reaccionario sacerdote francés fueron:

-la reivindicación eclesial, como patrimonio común de las libertades públicas[19],
-la introducción de laicos, como pensadores también activos de la Iglesia
[20].

        Fueron continuadores de este reaccionismo francés:

-Henri Lacordaire (1802-1861), que llevado por su amor a la libertad, cautivó a los intelectuales de la época[21], defendió la libertad de enseñanza, se abrió al progreso y reformismo y supo preocuparse de la comunidad humana;

-Charles Montalembert (1810-1870), que se entregó en cuerpo y alma a la aplicación política del reformismo de Lamennais, elevando sus principios a las clases elitistas aristocráticas.

e) Constant y el liberalismo belga

        Contrario a la anexión de Bélgica a la Holanda francesa, Constant de Rebecque (1767-1830) hizo frente al Congreso de Viena-1815[22] y logró reunir a los descontentos[23], hasta provocar una Revolución de 1830 que:

-consiguió de nuevo la independencia belga,
-elaboró una Constitución Belga-1831 pro-católica y pro-liberal,
-obtuvo el respaldo del nuevo papa Gregorio XVI.

        La unión de católicos-liberales fue sumamente provechosa, e introdujo los derechos de:

-libertad de enseñanza,
-libertad de asociación religiosa,
-independencia de los asuntos eclesiásticos,
-visto bueno a las libertades modernas.

        Fueron continuadores de este liberalismo católico belga:

-el Cardenal Sterckx, que abrió nuevos campos de actividad a los católicos belgas, y mantuvo siempre buenas relaciones con el estado liberal;

-la Universidad de Lovaina, con simpatías católicas y orientación social menesiana[24] hacia la vida pública.

f) Newman y el Movimiento de Oxford

        Perteneciente al escaso puñado de fieles católicos en Inglaterra, John Henry Newman (1801-1890) supo escuchar a los 600.000 irlandeses engrosados en la Corona inglesa tras el Acta de Unión-1800[25], y dejarse seducir por sus luchas católicas de autonomía[26].

        Perteneció al grupo de intelectuales de Stephen Wiseman (1802-1865) y John Acton (1834-1899), y logró abrir ventanas al catolicismo cerrado inglés, e introducirlo en las nuevas corrientes externas.

        Así, el movimiento de Oxford[27] impulsado por Newman[28] supo poner como prioridades:

-el estudio romántico de los orígenes de la Iglesia,
-la independencia total Iglesia-Estado,
-la preocupación por los más pobres.

        Fueron continuadores de este movimiento de Oxford:

-John Keble (1782-1866), catedrático de literatura en Oxford y uno de los más reputados intelectuales ingleses, que en su Christian Year-1827 había puesto el origen de la literatura inglesa en su impronta sacramental cristiana, y en su National Apostasy-1833 criticó que ese proceso fuese expropiado por la Corona inglesa;

-Edward Pusey (1800-1882), vizconde de Folkestone y catedrático de lenguas orientales en Oxford, que en su Library of the Fathers-1836 criticó el individualismo y apropiación de las leyes eclesiales por parte de la Corona inglesa, apuntando a su unión con Roma.

g) Ketteler y el Romanticismo alemán

        Entusiasta del Medioevo alemán, Wilhelm von Ketteler (1811-1877) fue uno de los inspiradores del partido político Zentrum y su visceral kulturkampf-lucha cultural.

        Expandió la lucha cultural a todas las clases sociales e ideológicas, criticó al liberalismo capitalista y totalitario, logró unir a obreros con aristócratas, y a todos inculcó el modelo alemán del cristianismo medieval[29].

        Fueron continuadores de este romanticismo católico alemán:

-Georg Hermes (1775-1831), catedrático de filosofía en Münster y gran reclutador de seguidores, que en su Introducción a la Filosofía-1810 fundó un controvertido hermesianismo inclinado hacia la vía natural, más que hacia la línea moral, para que todos llegasen al conocimiento de Dios;

-Johann von Dölinger (1799-1890), catedrático de filología en Würzburg y representante de la Asamblea de Católicos de Munich, que en su Filosofía Natural-1817 defendió la función profética de la Iglesia, y la necesidad de una opinión pública en su interior;

-Bernard Bolzano (1781-1848), catedrático de matemáticas en Praga y gran enemigo del idealismo ilustrado, que en su Conocimiento Científico-1837 defendió la verdad de Dios como algo independiente a las personas y pensadores, y la primacía de la moral católica como el principal fruto de esa verdad;

-Droste von Vischering (1773-1845), miembro del círculo de sabios del barón Von Fürstenberg y la princesa Von Gallitzin, que unió intelectualmente a las noblezas católicas de Westfalia y Prusia renana, y que en su Derechos de Iglesia y Estado-1843 defendió la separación de matrimonios mixtos.

h) Rosmini y la Militancia italiana

        Abogado y filósofo de Padua, Antonio Rosmini (1797-1855) llamó a la lucha católica y abierta de las ideas, rechazando la infecundidad del empirismo inglés e iluminismo francés, y mostrando la superioridad de la perfección de vida y caridad social de los cristianos[30].

        Formó parte del círculo de Alessandro Manzoni y su romanticismo de la familia italiana, y en su Origen de las Ideas-1830 volvió a proponer la metafísica como solución a la existencia del ser, del pensamiento y del hombre.

        Proclamó también en su Filosofía de la Política-1839 el rechazo por el odio ilustrado como medio político, y la defensa de la libertad y amor católico como los mejores medios políticos y jurídicos para un estado.

        Fueron continuadores de esta militancia italiana:

-Vincenzo Gioberti (1801-1852), presidente político de la Cámara de diputados de Cerdeña y embajador italiano en París, que en su Dios y la Religión Natural-1825 criticó el subjetivismo de Rousseau y el despotismo de Hobbes, y propuso la intuición como medio humano para superar los dualismos Dios-mundo, infinito-finito, invisible-visible;

-Niccolo Tommaseo (1802-1874), mayor filólogo italiano de la historia y seguidor del círculo de Manzoni, que en su Sobre Italia-1827 llamó al resurgimiento católico italiano, incansable y crítico con el mundo ilustrado circundante.

i) Jovellanos y el Revisionismo español

        Político y ensayista gijonés, Melchor de Jovellanos (1744-1811) fue el principal defensor de la liberalización española, dentro del Consejo de Castilla y reales academias culturales, y siempre dentro de la más estricta religiosidad[31].

        Lideró los procesos liberales de Cádiz y la Junta Central contra la entrada napoleónica en España, si bien no renunció a posibles frutos positivos ilustrados, en materia liberal económica sobre todo.

        A nivel religioso, animó Jovellanos en su Discurso sobre el Método Teológico-1805 a superar la vieja religiosidad barroca por una religiosidad moderna. Doctor en teología por la universidad de Osma y derecho canónico por Alcalá de Henares, armonizó siempre la profunda espiritualidad con la labor política externa, desde sus ámbitos de independencia.

        Fueron continuadores de este revisionismo español:

-José de Larra (1809-1837), co-iniciador del romanticismo español, y que en su Censor-1829 criticó a los políticos (tanto afrancesados como liberales de Cádiz) y defendió una religión pura (fuente de toda moral, y fruto de la tolerancia y libertad);

-Jaime Balmes (1810-1848), colaborador en las tertulias liberales de los diarios nacionales, que en su Criterio-1845 llamó a la apología del cristianismo por parte de cada católico anónimo y particular, y a la conciencia y al sentido común en materias de filosofía.

j) Ciencia ilustrada... únicamente católica

        En 200 años de existencia, la Ilustración atea obtuvo como resultado un 100% de desestructuración política europea y americana, grupos secretos subversivos, totalitarismos jurídicos y estatales, revueltas callejeras... y su único invento patentado: la guillotina de Guillot. En 200 años de existencia, la Ilustración católica obtuvo como resultado la auténtica revolución cultural, científica, matemática... y de forma silenciosa.

        En 200 años de gobierno opresivo, la Ilustración atea obtuvo 0 impactos en leyes matemáticas y logros científicos, para su desgracia. En esos 200 años, de persecución católica, la Ilustración católica dio a luz a los mejores científicos de la humanidad, para gloria del mundo espiritual. Veamos a alguno de estos auténticos ilustrados, todos del bando del mundo espiritual.

        Matemático y teólogo escocés, John Neper (+1627) fue el padre del cálculo aritmético moderno, inventor de los logaritmos y formulador de numerosas operaciones decimales matemáticas, todas ellas llamadas neperianas.

        No obstante, fue Neper un fanático religioso, creyendo por momentos su mujer que iba a enfermar. Y es que, en efecto, no pudo sustituir Neper su cultura matemática por la fe en Dios, relacionando en todo momento sus números artificiales con el Apocalipsis de la Biblia. Como él mismo decía, “todos mis descubrimientos los he sacado del Apocalipsis de San Juan, buscando en él la verdad y probando mediante él la verdadera interpretación”[32].

        Matemático y astrónomo alemán, Johannes Kepler (+1630) fue catedrático y profesor de matemáticas en la universidad de Graz, elaborando la fundamental ley del movimiento del universo y la teoría del movimiento de los cuerpos celestes, así como grandes aportaciones en la geometría astronómica y planetas solares.

        En su obra Harmoniae Mundi-1627 propugnaba Kepler humildemente la raíz de sus trascendentales descubrimientos científicos, con palabras que saben a pura oración: “Te doy gracias, Señor y Creador, que me has alegrado con tu creación. Me siento embelesado con la obra de tus manos. He revelado la gloria de tu poder a los hombres, en cuanto a mi limitado espíritu le era dado abarcar tu inmensidad. Día vendrá en que podamos leer a Dios en la naturaleza como lo leemos en las Sagradas Escrituras”[33].

        Matemático, físico y astrónomo italiano, Galileo Galilei (+1642) fue famoso por sus mediciones en la torre de Pisa, donde estableció la ley de regulación de cuerpos. Enunció también el principio de inercia y la ley de composición de velocidades, aparte de descubrir más de 500 estrellas nuevas, y las agrupaciones estelares en torno a la Vía Láctea, defendiendo el heliocentrismo descubierto por el sacerdote polaco Copérnico.

        Pues bien, como colofón a todos sus descubrimientos, expuso Galileo por escrito su convicción de que no podía separarse a Dios de la cultura: “Nuestro conocimiento, tanto por el modo de realizarse, como por la amplitud de lo conocido, refleja directamente a Dios. Cuando contemplo las cosas, tantas y tan maravillosas, que han comprendido, explorado y realizado los hombres, reconozco sin género de dudas que el espíritu humano es obra de Dios”[34].

        Matemático y astrónomo suizo, Paul Guldin (+1643) fue catedrático de matemáticas y profesor en las universidades de Viena y de Graz, ideando tratados sobre aritmética, centros de gravedad, combinatoria, y formulando el famoso teorema de Guldin.

        Pues bien, a pesar de su sabiduría y de su procedencia protestante, Guldin se convirtió al catolicismo, y la hondura de su fe le llevó a ofrecer su vida íntegramente a Dios, haciéndose sacerdote católico.

        Matemático italiano, Bonaventura Cavalieri (+1647) fue catedrático de matemáticas y profesor en la universidad de Bolonia. Inventó la teoría de sólidos, la teoría de indivisibles y la trigonometría esférica, dando pie así al inicio del cálculo integral.

        En cuanto a su vida religiosa, y al igual que hiciera su compañero Guldin, no pudo separar Cavalieri a Dios de su cultura matemática, pues fue sacerdote católico hasta el día de su muerte.

        Matemático, físico y filósofo francés, Renè Descartes (+1650) fue un pilar básico en la historia de la matemática, y uno de los mayores superdotados de la humanidad. Su personalidad y pensamiento con relación a Dios puede servirnos de referencia, pues a lo largo de su vida se dedicó a descubrir la verdad integral, siendo famosa su Geometría-1637 y Dióptrica-1639.

        Pues bien, la categoría profesional de Descartes no sólo se refleja en sus postulados matemáticos, llamados todavía sistemas cartesianos, sino en la raíz de su pensamiento: “La idea por la cual concibo un Dios soberano, eterno, infinito, inmutable, omnisciente, omnipotente y creador de todas las cosas... esa idea tiene ciertamente en sí más realidad objetiva que aquellas otras que me representan sustancias finitas. La idea de Dios está, pues, en mí, y tiene en sí la máxima realidad objetiva”[35].

        Como se ve, y muy al contrario que el resto de ilustrados que vivieron en su propia patria, Descartes perseveró siempre en la fe de la revelación cristiana. De hecho, en todas sus obras hizo imprimir el subtítulo de “proyecto de una ciencia universal que pueda elevar a la máxima perfección: Dios”[36].

        Matemático, físico e ingeniero francés, Blaise Pascal (+1662) fue el fundador de la estática de fluidos y el inventor del barómetro, la cicloide y la prensa hidráulica, constituyéndose en el sabio más universal de Francia. Planificó la modernización de París e inventó el transporte urbano de tierra y subsuelo, fundando el Instituto Pascal para investigaciones científicas.

        Aún así, la vida religiosa de Pascal fue ejemplar, escribiendo cartas místicas a su hermana (madame Perier), consignando en 1654 un relato de éxtasis religioso que debió experimentar, e insistiendo a todos en la necesidad de mantenerse fieles al magisterio de la Iglesia transmitido por la Santa Sede[37].

        Así reflexionaba Pascal sobre la relación cultura-fe, en plena París ilustrada: “Humillémonos ante Dios, cumplamos con las prácticas exteriores de culto. Dios acudirá en nuestra ayuda. No podemos permanecer indiferentes; sólo hay dos caminos: vivir con Dios o vivir sin Dios. Es preciso elegir, pero en el primer caso todo se gana, y en el segundo todo se pierde”[38].

        Y lanzaba un mensaje a los ilustrados que ya empezaban a pulular: “Que dejen sus impiedades los que por la bajeza de su cuna no son capaces de aspirar a nada más. Que sean al menos hombres dignos si no pueden ser cristianos, y que finalmente reconozcan que no hay más que dos clases de personas que merecen el nombre de razonables: los que sirven a Dios con todo su corazón, y los que buscan a Dios con todo su corazón”[39].

        Y a los ilustrados que ya se habían decantado por su causa anti-clerical: “Pues no sólo prueba la existencia de Dios el celo de los que le buscan, sino también la ceguera de aquellos que no le buscan. Y es que mientras las almas espirituales viven en la eternidad, los filósofos de pacotilla deliberan moralmente sobre como pasar una hora en este mundo”[40].

        Matemático y físico italiano, Francesco Grimaldi (+1663) fue catedrático de matemáticas y profesor en la universidad de Bolonia, describiendo por 1ª vez las manchas de la luna, descubriendo la difracción de la luz y fundando la teoría de las ondas luminosas.

        Pues bien, tampoco pudo Grimaldi sustituir la cultura por Dios, pues desde joven había decidido consagrar su vida entera a Dios, siendo sacerdote católico hasta el día de su muerte.

        Geólogo y médico noruego, Niels Stensen (+1686) fue el fundador de la anatomía moderna, padre de la geología moderna, inventor del microscopio y promulgador de las leyes de yacimientos arqueológicos. Descubrió los estratos fósiles arqueológicos, la glándula parótida, la glándula pineal cerebral, y los óvulos y ovarios femeninos.

        Pronunció innumerables conferencias por toda Europa, siendo reclamado por reyes y círculos ilustrados. En todas ellas terminaba diciendo que “este es el verdadero fin de la anatomía: elevar a los oyentes a través de la maravillosa obra de arte que es el alma, y por medio de ella al conocimiento y amor de su Creador: Dios”[41].

        Pues bien, nada hizo a Stensen sustituir sus descubrimientos por Dios, pues desde joven había decidido consagrarse por entero a Dios, como sacerdote católico y misionero de las islas nórdicas.

        Matemático y filósofo alemán, Gottfried W. Leibniz (+1716) fue niño prodigio y uno de los escasos genios con talante conciliador. Perteneció a la Academia de Sabios de Alemania desde los 13 años, y a los 19 ya había inventado el cálculo infinitesimal, base de la matemática moderna. Impartió clases en las universidades de Berlín, Viena y San Petersburgo, siendo presidente perpetuo de la primera.

        En cuestiones religiosas, se mantuvo siempre alejado Leibniz del espíritu anticlerical de la Ilustración, manteniéndose siempre en el catolicismo y alegando que “en todo debe ocupar el primer lugar la Santísima Trinidad. Pues las dificultades contra la fe no dejan de ser meras conjeturas, siendo lo más importante mantener el testimonio personal de la vida cristiana”[42].

        Físico inglés, Isaac Newton (+1727) fue el fundador de la ley de la gravedad y la física mecánica, culminando el proceso iniciado por Kepler y Galileo. Tuvo todo tipo de condecoraciones en Inglaterra, y dirigió personalmente la Royal Society de Londres.

        Educado en su parroquia de Colserworth, tan religioso fue Newton que con 9 años construyó para a su párroco un reloj solar para la Iglesia, y con 18 años compuso una lista de 58 pecados usuales suyos, para ir corrigiéndolos con su párroco. De 3,6 millones de palabras que escribió a lo largo de su vida, 1,4 millones tuvieron que ver con la teología, y sólo 1 millón con la ciencia.

        En sus controversias con el ilustrado Hooke, no paraba de defender Newton que “la maravillosa organización y armonía del universo solamente puede realizarse según el plan de un Dios omnisciente y omnipotente. Este es, y continúa siendo, mi último y más elevado conocimiento. Pues el orden admirable del sol, de los planetas y cometas tiene que ser obra de un Dios todopoderoso e inteligente. Y este Dios infinito lo gobierna todo no como el alma del mundo, sino como Señor de todas las cosas. Dios es el Ser supremo, infinito, eterno y absolutamente perfecto”[43].

        Biólogo sueco, Karl von Linné (+1778) fue el padre de la zoología, botánica descriptiva y ecología. Inventó el sistema de nomenclatura binomial, el sistema de clasificación de las plantas, la escala celsius junto a su amigo Anders, y la taxonomía moderna.

        En medio de la vorágine ilustrada anti-clerical, no dudaba en afirmar el catedrático en medicina que “he visto arrojar por la borda al Dios verdadero, eterno, infinito, omnisciente y poderoso. Pero yo me arrodillo ante él con el mayor de los respetos. He rastreado sus huellas en las criaturas, y en todas ellas he descubierto su poder, su sabiduría, e insondables perfecciones que sin él nunca hubiera descubierto. Dios pasó por mi lado, le vi y me llené de asombro”[44].

        Matemático y físico suizo, Leonard Euler (+1783) fue el inventor de numerosas fórmulas e investigaciones inéditas, tanto en hidrodinámica, óptica, mecánica, construcción de barcos y energía eólica, y estudios del movimiento de los astros. Dejó, así mismo, más de 200 tratados matemáticos, alguno de ellos insuperables hasta el momento, bajo nombre de teoremas de Euler.

        No obstante, y a pesar de ser el matemático más universal de la historia, la vida de Euler estuvo marcada por una honda profundidad religiosa, defendiendo la revelación bíblica frente a los librepensadores ilustrados, e incluso demostrando científicamente la inmaterialidad del alma espiritual.

        Matemático, físico y astrónomo croata, Ruder Boscovich (+1787) fue catedrático de matemáticas y profesor en la universidad de Pavía, dejando para la humanidad, entre otros, el famoso teorema de Boscovich.

        Y al igual que muchos otros matemáticos, tampoco pudo sustituir Boscovich la matemática por Dios, pues también consagró su vida a Dios, y fue sacerdote católico hasta el día de su muerte.

        Matemático italiano, Jacinto Gerdil (+1802) fue catedrático de matemáticas y profesor en la universidad de Turín, aparte de encargarse personalmente de la formación del príncipe Carlos Manuel IV y llevando a cabo sus estudios sobre la matemática científica, plasmada en su famoso teorema de Gerdil.

        No obstante, tampoco pudo sustituir Gerdil la matemática por Dios, pues ya desde joven había decidido consagrarse a Dios, como sacerdote católico y luego como cardenal de la Iglesia Católica.

        Geólogo francés, Renè Hauy (+1822) fue el padre de la cristalografía y mineralografía, inventando la ley de Hauy y ocupando la cátedra del museo de historia natural de Francia.

        No obstante, y a pesar de todas las condecoraciones arqueológicas recibidas, decidió Hauy no prescindir de Dios por su nivel cultural, y mantuvo hasta su muerte la consagración que en su día hizo a Dios, como sacerdote católico.

        Físico italiano, Alessandro Volta (+1827) fue el inventor del electróforo, el electroscopio y el arco voltáico. Fundó la teoría de la electricidad e importantes avances en el mundo de los gases, inventando la pistola eléctrica, el audiómetro y la lámpara de gas. Inventó el condensador y descubrió la corriente eléctrica, medida para siempre en voltios.

        En cuanto a su relación con la Ilustración, sucedió este episodio en su milanés pueblo de Camnago, donde agonizaba un paisano suyo incrédulo, bastante entendido según él en ciencia ilustrada, y el párroco se interesó por su alma.

        Aquel paisano de Volta echó al cura de su casa, alegando que la religión era cosa de gente ignorante. Y el párroco, ni corto ni perezoso, se dirigió a casa de Alessandro Volta, suplicándole unas letras para el entendido ilustrado.

        El mayor genio italiano de todos los tiempos, miembro de la Acción Católica, no dudó en escribir a su agonizante paisano: “Querido hermano, a mi querido Dios debo continuamente agradecer una fe en la que he encontrado el principal propósito para vivir e investigar, esperando que al final me dé el premio merecido de la vida eterna. Considero que la fe ha sido un regalo particular de Dios sobre mí. He sometido todas las verdades de la fe a un estudio científico acabado, he leído las obras de los apologistas y los adversarios, he medido las razones a favor y en contra, y he demostrado a la religión como la más digna de crédito entre todas las ciencias naturales”[45].

        Químico sueco, Johns von Berzelius (+1828) fue el padre de la química inorgánica, isometría y electroquímica. Determinó los equivalentes de los cuerpos simples, descubrió el cerio y selenio, aisló la mayoría de elementos químicos por 1ª vez, inventó la nomenclatura científica, clasificó los compuestos químicos e ideó las primeras fórmulas químicas.

        Pues bien, el mayor químico de todos los tiempos no dudaba en defender, en contra de los panfletos anti-clericales ilustrados, que “todo lo que guarda relación con la química orgánica rompe con cualquier convencionalismo humano, pues consiste en el producto ideado por un Dios que es inteligencia absoluta. El hombre se ve impulsado a pensar y a considerar, así, la imagen de aquel Dios al que debe su existencia”[46].

        Matemático, físico y astrónomo alemán, Karl Gauss (+1835) fundó el teorema fundamental del álgebra, así como la serie hipergeométrica de Gauss. Acometió el estudio de las órbitas planetarias, inventó el heliotropo y la geodesia, contribuyó al desarrollo del potencial gravitatorio, el equilibrio de fluidos, la capilaridad, la dióptrica y el magnetismo. Construyó el primer telégrafo magnético e inventó el magnetómetro.

        Pues bien, así meditaba el físico alemán, nacido poco antes de la revolución ilustrada francesa: “Cuando suene nuestra última hora, será una alegría indescriptible poder ver a aquel Dios sabio que decidió crear a seres espirituales dentro de este planeta separado, y que no nos condenó a vivir 80 ó 90 años, sino por toda la eternidad. Pues no sólo formamos parte de este mundo material que ahora vemos, sino de ese otro mundo espiritual que Dios tiene preparado”[47].

        Matemático y físico francés, Andrè Ampère (+1836) fue el fundador de la electrodinámica, inventando la ley fundamental de la ciencia eléctrica y el primer aparato de electricidad móvil, medido en amperios. Elaboró teorías en el campo del cálculo de probabilidades y cálculo de variaciones, así como la teoría de ecuaciones diferenciales.

        En contra de los ilustrados anti-clericales y los que no paraban de falsear (quizás por su escasa altura científica), razonaba el genio Ampère que “la prueba más convincente de la existencia de Dios es la armonía evidente que mantiene el orden exterior del universo, aparte de la armonía interior que los humanos encuentran en su organismo, y que les hace desarrollar sus aptitudes físicas y espirituales”[48].

        Matemático francés, Augustin Cauchy (+1837) introdujo teoremas matemáticos estudiados en todas las facultades de ciencias del mundo, y no dudó ni un instante a la hora de defender a los sacerdotes católicos ante la expulsión que el reino masónico francés les infligió “en nombre de la Ilustración”, con un revulsivo manifiesto: “Soy cristiano y creo en la divinidad de Jesucristo, como Tycho Brahe, Copérnico, Fermat y los grandes astrónomos del siglo pasado. Soy católico sincero al igual que lo eran Corneille, Racine, Bruyere, Bossuet, Fenelon y los hombres más eminentes de nuestro tiempo. Comparto la fe profunda que profesaron Freycinet, Laennec, Ruffini y los más eruditos matemáticos”[49].

        En efecto, ya con 24 años había resuelto Cauchy el teorema de poliedros irresoluble desde Poinsot, inventado el cálculo de funciones simétricas, investigado sobre combinatoria, ecuaciones diferenciales... Y eso no le impidió comprometerse con el papa Gregorio XVI, participar en las misiones de San Francisco de Reggis, o dirigir el Instituto Católico de Ciencias.

k) Conclusión sobre Ilustración y Contra-Ilustración

        En la Ilustración, 1 genio científico moría cada 8 años... y siempre pertenecía al bando de la Ilustración católica. Esos fueron los genios de la verdadera Ilustración (la católica), y dejaron en evidencia a aquellos ilustrados que trataron de abanderar la bandera de la cultura (la atea).

        Quedaría por analizar ahora a la otra 2ª generación de ilustrados, los nacidos en plena batalla ateo-católica, cada uno con su propio testimonio de ciencia y vida. Nos encontramos, así, con:

-Karl von Baer (nacido en 1792), médico ruso, padre de la embriología y fundador de la anti-evolucionista teoría animaculista de las especies. Un Von Baer que decía que “todo lo que distinguimos hoy en el lenguaje de la naturaleza es una sinfonía maravillosa de sublime regularidad y hermosura. El día en que descubrí el cuerpo humano, creía estar oyendo un sermón sobre Dios, me descubrí la cabeza y me puse a entonar el Aleluya”[50].

-Karl von Martius (nacido en 1794), médico alemán, padre de la etnografía y fundador de diversos análisis de plantas y sociedades humanas. Un Von Martius que decía que “nuestra época está muy bien preparada para aceptar que los naturalistas acepten el materialismo, y para que no escuchen las advertencias de los fundamentos espirituales. Sin embargo, ¿qué investigador de la naturaleza puede dejar de ver el sentido espiritual de Dios en todos sus descubrimientos?”[51].

-Justus von Liebig (nacido en 1803), químico alemán, padre de la química orgánica, fundador de la teoría de bases nitrogenadas sintéticas y descubridor del aldehído, ácido hipúrico, creatinina, ácido inósico y tiroxina. Un Von Liebig que decía que “el mundo es la historia de la omnipotencia y la ciencia de un Dios infinito y superior. El conocimiento de la naturaleza es el camino para admirar la grandeza del Creador, la majestad de Dios. Sólo aquel que trata de interpretar los pensamientos de la naturaleza, reconocerá la grandeza y la sabiduría infinita de Dios”[52].

-Julius Mayer (nacido en 1814), físico alemán y fundador del principio de la conservación de la energía, equivalente dinámico del calor y la luz. Un Mayer que admitía que “acabo los días de mi vida con el convencimiento más profundo de mi corazón: la auténtica y verdadera ciencia natural tiene que conducir a la fe en Dios y a la religión cristiana”[53].

-Hervé Fayé (nacido en 1815), físico francés y descubridor de la teoría cósmica de cometas, medición de meteoros y auroras boreales. Un Fayé que decía que “es falso que la ciencia haya llegado por sí misma a la negación de Dios. Al contrario, el ateísmo se ha manifestado en filósofos en decadencia, que lucharon en el s. XVIII y aún hoy en día alejando su espíritu de la verdad”[54].

-Werner von Siemens (nacido en 1816), ingeniero alemán, padre de la electrónica e inventor del tendido de cables, Inductor de cilindro y máquina dinamo-eléctrica. Un Siemens que decía que “cuanto más profundamente penetro en el reino armónico de las fuerzas de la naturaleza, tanto más sube mi admiración por ese Dios infinito y ordenado, que con sabiduría atraviesa la creación entera”[55].

-Prescot Joule (nacido en 1818), físico inglés, fundador de la teoría mecánica del calor e inventor de la medición de la corriente eléctrica, hoy expresada en julios. Un Joule que decía que “me veo empujado por tal diversidad de fenómenos que, en un lenguaje bien entendido, puedo hablar de la sabiduría y mano bendita de ese Dios y constructor de la naturaleza”[56].

-Louis Pasteur (nacido en 1821), químico francés, padre de la estereoquímica, zoonosis, fermentación, cirugía y vacunación médica, e inventor de la polarización de la luz, hemihedría de los cristales, microorganismos celulares y métodos antisépticos. Un Pasteur que decía “feliz el hombre que lleva dentro de sí a Dios, y obedece las virtudes del evangelio. ¿Niñerías? Mis descubrimientos me han llevado a tener la fe de un labriego bretón. Si hubiese investigado más, hubiese llegado a tener la fe de una labriega bretona. Todo se ve claro a la luz de Dios”[57].

-Johann Mendel (nacido en 1822), biólogo austriaco, padre de la genética moderna y fundador de las leyes de la genética y ley de cuerpos híbridos. Un Mendel que no pudo sustituir su alto nivel cultural por Dios, pues desde joven se había ordenado sacerdote católico, y entrado de monje religioso en el monasterio de Heizendorf[58].

-Jean Fabre (nacido en 1823), biólogo francés, padre de la entomología y contrario a las teorías evolucionistas. Un Fabre que reconocía que “no puedo decir que creo en Dios, pues lo veo. Sin Dios nada comprendo, todo son tinieblas. Cada siglo tiene sus chifladuras, y el de la época presente es el ateísmo. Pero es falso que la ciencia sea atea. A mí me arrancarán la piel antes que la fe en Dios”[59].

-Lord Kelvin (nacido en 1824), físico inglés, padre de la medición de temperatura y telegrafía submarina, y fundador de la teoría del calor y polaridad magnética. Un Kelvin que decía que “demostraciones arrolladoras de la inteligencia nos muestran toda la naturaleza a través de la obra de un Dios creador, soberano y eterno”[60].

-James Maxwell (nacido en 1831), físico inglés, padre del electromagnetismo y fundador de la teoría cinética de los gases y ecuaciones dieléctricas. Un Maxwell que decía que “los sistemas solares siguen siendo hoy día tan acabados y exactos, que parecen un retrato vivo de aquel Dios que al principio creó cielo y tierra, y el principio material por el que existen el cielo y la tierra”[61].

-Johannes Ranke (nacido en 1836), médico alemán y padre de la craneología y prehistoria moderna. Un Von Ranke que decía que “mi empeño ha sido siempre demostrar que la ciencia natural nunca aparta de la religión y del cristianismo, sino que reconoce en la naturaleza el gobierno de la fuerza de Dios, del que deriva todo”[62].

-Johannes Reinke (nacido en 1848), biólogo alemán, padre de la fisiología vegetal y fundador de la anti-evolucionista teoría neovitalista. Un Von Reinke que decía que “el investigador de la naturaleza mira de lejos a Dios, a través de los fenómenos naturales. Y puede confesar con San Agustín: Mi corazón está inquieto hasta que descanse en Dios”[63].

-John Fleming (nacido en 1849), ingeniero inglés e inventor del termiónico, teléfono, telégrafo y alumbrado eléctrico. Un Fleming que decía que “la gran abundancia de inventos modernos ha destruido por completo el viejo materialismo. Ahora el mundo se presenta ante nosotros como un pensamiento, pero un pensamiento que tiene que suponer la existencia de un Dios pensador”[64].

-Antoine Becquerel (nacido en 1851), físico francés, padre de la radioactividad e inventor del diamagnetismo, leyes de absorción, fosforescencia y cristales anómalos. Un Becquerel que reconocía que “todos mis trabajos científicos me han conducido a Dios”[65].

-Santiago Ramón y Cajal (nacido en 1852), médico español, padre de la neurología y descubridor de la histología, conexiones entre células nerviosas y tejido cerebral. Un Ramón y Cajal que decía que “la fe en Dios robustece y lleva a la longevidad, mientras que el ateísmo condena, a veces, al dolor y la vejez prematura. Confío en el Dios supremo. Si tú eres devoto, frecuenta las iglesias; y si eres descreído, también. No conozco asilo más seguro”[66].

-Paul Sabatier (nacido en 1854), químico francés, padre de la química energética y energías renovables, e inventor del método catalítico de carburantes. Un Sabatier que decía que “presentar a la cultura y religión como opuestas es propio de gente mal instruida y sin apenas rango de ciencia”[67].

-Guglielmo Marconi (nacido en 1854), ingeniero italiano, padre de la telegrafía e inventor de la radio, teoría de ondas, ondas hertzianas y ondas de frecuencia. Un Marconi que decía que “la ciencia por sí sola no puede explicar muchas cosas, y mucho menos el mayor misterio de todos, el de nuestra existencia. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Puedo decir con gran orgullo que soy creyente. Creo en el poder de la oración, y no sólo como hombre católico sino como hombre de ciencia”[68].

-Max Plank (nacido en 1858), físico alemán, padre de la física cuántica, fundador de la teoría de quantos y galardonado 8 veces con el doctor honoris causa. Un Plank que decía que “como físico y hombre que dediqué mi vida entera a la ciencia, y después de mis investigaciones sobre el átomo, declaro que no existe la materia por sí misma. Por lo que tenemos que aceptar el imperativo de un Dios sabio y espiritual. Y es que Dios está para los creyentes al principio, y para los físicos al final”[69].

-Karl Schleich (nacido en 1859), médico alemán, padre de la anestesia de infiltración e inventor del glutol, cloroformo y tratamientos atáxicos con alcohol. Un Schleich que decía que “he llegado a ser creyente en Dios a mi manera: a través del microscopio y la contemplación de la naturaleza”[70].

        Se trata de los científicos de primer orden mundial, a los que habría que añadir al monje Mendel, sacerdote Copérnico, cardenal Tycho Brahe... Todos ellos fueron fervientes católicos, nacieron al ritmo de 1 genio católico cada 3 años... y resarcieron así al mundo de 200 años de desastres, provocados por los ilustrados ateos y su bandera cultural.

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CATECISMO JUVENIL MERCABÁ

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[1] 2ª vez que se producía en la historia, y las dos veces provocado por el mundo intelectual francés.

[2] cf. VILLOSLADA, R; LABOA, J. M; Historia de la Iglesia Católica. Edad Moderna, ed. BAC, Madrid 1991, p. 586.

[3] Habría que analizar si era la sinceridad o el oportunismo lo que le movió a ello. Aunque de lo que no hay duda es de que tuvo que intentarlo a la fuerza, pues el proyecto de la Europa ilustrada se le estaba viniendo abajo.

[4] Bajo el pretexto de dirigirse desde allí hasta el reino de Nápoles, foco de enemigos.

[5] Con el consiguiente cortejo que acompañaba a todas las campañas francesas: el saqueo. Lo que en Roma se tradujo en una sacrílega violación del patrimonio de San Pedro.

[6] En la bula Quum memoranda Illa Die-1808.

[7] De hecho, NAPOLEON se coronó emperador así mismo ese 1808, e impuso la corona a su esposa civil JOSEFINA (hecho ilegal, y que sólo estaba reservado al papa por sus credenciales imperiales, y a los 7 principados electores alemanes por su capacidad conferida por el papa de proponer candidatos).

        E impuso los ilegítimos:

-Catecismo Imperial-1806, donde se respondía a la 1ª pregunta con el “deber de amor, respeto y fidelidad a Napoleón, así como servicio militar, tributos y oraciones por la prosperidad temporal de su trono” (lo que provocó la réplica de los Catecismos Católicos por todas partes, como el español que hablaba de “la Trinidad infernal Napoleón-José Bonaparte-Murat”);

-Universidad Imperial-1806, como aglutinante de las filosofías laicas y agnósticas (cf. LESTOCQUOY, J; La vida religiosa en Francia, siglos XII al XX, París 1964, pp. 280-290);

-Concilio Imperial-1811, donde se acabó concluyendo que “sin el consentimiento del papa, estos decretos conciliares son inválidos” y Napoleón encarceló a todos sus obispos participantes.

[8] 3º en la historia, y 2º de la Ilustración. Ocurrido el 6 julio 1808, con el general MIOLLIS cumpliendo escrupulosamente la orden superior, y llevando al papa para su encarcelamiento a través de la línea Génova-Grenoble-Avignon-Niza-Savona, lugares alejados e incomunicados donde el papa contra-ilustrado ya no podía alentar a la “rebelión”.

        Se trataba de un hecho:

-“vergonzoso y vil, que la gente empezó a ver molestamente, pues detener al papa era una locura” (cf. LATREILLE, A; Catecismo Imperial de 1806, vol. II, París 1935, p. 169),
-“penoso de Napoleón, para intentar hacer ver que su potencia era superior a la papal” (cf. VERRIER, J; Cautividad de Pío VII en Savona, París 1960, p. 121).

[9] Lo que no hizo sino provocar una nueva reacción contra-ilustrada, con la edición y difusión de nuevos catecismos católicos, que llenaron las parroquias de Europa entera y fueron unificando la identificación del enemigo común: los impíos franceses.

[10] E incluso barajaba varios nombres para llamar en adelante a Roma: la segunda París.

[11] Con 250.000 católicos franceses que, a costa de ganarse el destierro:

-decidieron romper con el proyecto de unión Iglesia-Estado de NAPOLEON,
-decidieron seguir el proyecto de ruptura Iglesia-Estado de PIO VII.

[12] Donde se plasma el primer intento de Contra-Ilustración desde la misma Francia, por parte de los católicos que se negaban a aceptar la tiranía napoleónica, y a empezar a engrandecer el cristianismo y toda su labor humana y social. Fue el origen del romanticismo francés, añorando la Francia católica de toda la vida.

[13] En todos los países católicos bajo el yugo de NAPOLEON, pues éstos sólo engrosaron 6.000 nuevos sacerdotes de 1802 a 1814, número que en el Antiguo Régimen se hubieran consumado en 1 año. Además, el número de monjas se redujo a 12.426.

        (cf. VILLOSLADA, R; LABOA, J. M; Historia de la Iglesia Católica, vol. IV: Edad Moderna, ed. BAC, Madrid 1991, p. 603 y 605).

[14] Según el informe que envió el propio CONSALVI en 1801 a NAPOLEON.

[15] En la Batalla de Leipzig-1813, donde una coalición de reinos del este (Rusia, Prusia, Austria y Hungría) logró poner el invento de NAPOLEON contra las cuerdas, y abrir una vía para la invasión de Francia.

[16] En su Reflexiones sobre el Estado y la Iglesia-1808.

[17] En su Religión dentro del Orden Político y Social-1825.

[18] En su Revolución Francesa y su Guerra contra la Iglesia-1829.

[19] Y no ya como apelación a su misión divina.

[20] Lo que provocó un revuelo entre el clero adulto y tradicional francés, y enorme admiración entre los jóvenes sacerdotes. Lo que le valió la reprimenda de GREGORIO XVI en su bula Singulari Nos-1834 (por su explicación no del todo ortodoxa para defender el pensamiento laico) y la separación de muchos discípulos.

        (cf. CONGAR, Y; Verdaderas y falsas Reformas en la Iglesia, Madrid 1973, pp. 491-493).

[21] cf. FOISSET, TH; Vida del padre Lacordaire, París 1870; BARRON, P; La genialidad de Lacordaire, París 1961; MAURIAC, F; Lacordaire, París 1976.

[22] Que había anexionado Bélgica a GUILLERMO I DE HOLANDA bajo supervisión ilustrada francesa, aparte de haber acentuado la actuación anti-eclesial.

[23] Católicos y liberales, en un empeño común por el futuro de su país.

[24] Pues LAMENNAIS había logrado contagiar con su optimismo a las nuevas generaciones holandesas, que en este caso bajaron a Bélgica y allí lograron fusionarse con los liberales católicos.

[25] Momento en que nace Reino Unido, y donde 100 parlamentarios irlandeses obtuvieron escaños en la Cámara de los Comunes (bajo la bandera con la cruces de San Jorge y San Patricio). Unión que sería efectiva hasta 1922, con la independencia de Irlanda y posterior declaración de República-1949.

        (cf. WORRALL, B. G; El hecho de la Iglesia moderna, Londres 1988, pp. 166-167).

[26] Al mando del héroe nacional O’CONNELL, logradas en 1829 y pivotadas en 3 derechos:

-posibilidad de veto ante los nombramientos episcopales ingleses,
-objeción de conciencia de los católicos irlandeses en determinadas situaciones administrativas,
-confidencialidad en el correo Santa Sede a los católicos de las islas británicas.

        No obstante, se trata de unas concesiones otorgadas a los católicos irlandeses que serían abolidas posteriormente por JORGE III DE INGLATERRA, imponiéndose de nuevo la Iglesia nacional de Inglaterra.

[27] Nacido en 1833 en el Colegio Oriel de Oxford, por medio de la publicación Tracts for the Times que hicieron tres de sus jóvenes profesores, KEBLE, NEWMAN y FROUDE. Aunque el auge principal se lo daría el consolidado catedrático RUSEY, que consiguió la adhesión al movimiento de los destacados ROSE, PALMER, WILLIAMS, WARD y WILBERFORCE.

        No obstante, tras la condena que hizo el claustro de la universidad de Oxford a uno de ellos (WARD) en 1845, el movimiento se dividió entre:

-permanecer en el anglicanismo,
-convertirse al catolicismo (cuyo germen reaccionario ya estaba en su fundación).

[28] Que insistió desde los inicios en la vía media entre Iglesia anglicana e Iglesia romana, mediante el estudio de la Iglesia primitiva, y la interiorización de sus consecuencias. Y que optó, además, por el liberalismo católico, como forma de enfrentarse al liberalismo agnóstico.

        (cf. KER, I; John Henry Newman, Oxford 1988, pp. 216-227).

[29] cf. ROVAN, J; El catolicismo político en Alemania, París 1956, pp. 45 y ss.

[30] cf. FRANIELLO, Y. F; Sociedad religiosa y sociedad civil en Rosmini, Bolonia 1998, p. 66 y ss.

[31] cf. BERZOSA MARTINEZ, R; Jovellanos, entre la religiosidad y la modernidad, La Rioja 2007.

[32] cf. ARNALDOS, M; ¿Existe Dios?, ed. EJC, Molina de Segura 2001, p. 36.

[33] cf. ARNALDOS, M., op.cit., p. 44.

[34] cf. Ibid., p. 43. [35] cf. Ibid, p. 28.

[36] Como pidió el propio matemático en sus correos. Incluso el propio BAILLET comunicaba por correo a la reina CRISTINA DE SUECIA que “su amigo René parte contento de la vida, satisfecho, lleno de confianza en Dios”.

        (cf. DESCARTES, R; Carta a Mersenne, París 1636).

[37] Como en las cartas que escribió a ROANNEZ.

[38] cf. Ibid, p. 54, [39] cf. Ibid, p. 55, [40] cf. Ibid, p. 56, [41] cf. Ibid, p. 76, [42] cf. Ibid, p. 33, [43] cf. Ibid, p. 45, [44] cf. Ibid, p. 79, [45] cf. Ibid, p. 57, [46] cf. Ibid, p. 84, [47] cf. Ibid, p. 60, [48] cf. Ibid, p. 58, [49] cf. Ibid, pp. 30-31, [50] cf. Ibid, p. 78, [51] cf. Ibid, p. 80, [52] cf. Ibid, p. 84, [53] cf. Ibid, p. 60, [54] cf. Ibid, p. 61, [55] cf. Ibid, p. 58, [56] cf. Ibid, p. 61, [57] cf. Ibid, p. 86, [58] cf. Ibid, p. 73, [59] cf. Ibid, p. 81, [60] cf. Ibid, p. 62, [61] cf. Ibid, p. 59, [62] cf. Ibid, p. 81, [63] cf. Ibid, p. 80, [64] cf. Ibid, p. 72, [65] cf. Ibid, p. 68, [66] cf. Ibid, p. 77, [67] cf. Ibid, p. 87, [68] cf. Ibid, p. 72, [69] cf. Ibid, p. 40, [70] cf. Ibid, p. 75.