El hombre


Creación del hombre, llena de misterios para el propio ser humano

Murcia, 1 noviembre 2019
Equipo de Filosofía de Mercabá

        El primer problema en filosofía viene de que hay que separar el bien preguntado de lo preguntado. En Antropología la pregunta es ¿qué es el hombre?, y esto es independiente de quién lo pregunta[1].

        En sentido absoluto ésta es una cuestión filosófica, y en sentido relativo esto necesita una distancia.

        El problema es:

-que pregunta el hombre sobre el hombre,
-que no existe separación entre lo preguntado y el que pregunta.

        Pues se trata de alcanzar una respuesta general, y esto no admite excepciones.

        El segundo problema viene del marco moral donde se mueve el sujeto que pregunta. No del marco existencial (que no es filosófico), sino del moral.

        El camino para responder a este segundo problema ha sido siempre el método que analiza la realidad, fiándose de ella. A pregunta universal, debe corresponder una respuesta universal, alcanzada mediante un método que sea universal.

        Ante estos dos problemas, se ha de responder desde la objetividad[2], con 2 modos de respuesta:

-según el conocimiento de la esencia humana, como apuntaba Aristóteles,
-según el problema de la existencia humana, como apuntaban Descartes y Kant.

        Al camino 1º corresponderían: la naturaleza humana, la vida, la inteligencia, la voluntad. Y al camino 2º corresponderían: la muerte, la imagen de Dios. La amistad estaría a caballo entre ambos.

a) ¿Qué es el hombre?

        Estamos ante una pregunta trascendental. La pregunta, ya en sí misma, es trascendental, aunque parezca una obviedad (todo el mundo sabe lo que es) y cada uno tenga su propia idea.

        Ahora bien, en universalidad y abstracción, la pregunta:

-da conocimiento, lo que tiene valor en sí mismo. Y eso tiene sentido;
-es y forma parte del ser humano. Aristóteles ya situó como una máxima lo que todo el mundo desea: saber;
-es la pregunta de las preguntas, en sí misma, y aún sin su conocimiento
[3];
-hace merecer la pena lo que quiere ser conocido;
-es precedente, filosóficamente, de las otras 3 preguntas, sobre qué es: el ser, la verdad, Dios;
-ha tenido respuestas, sociológicamente, de todas las épocas y concepciones, cada una con sus explicaciones;
-implica la novedad histórica de cada hombre, como algo que es irrepetible;
-implica al hombre como problema antropológico, problema existencial de la post-modernidad.

b) Misterio del hombre

        El problema es algo externo al hombre; el misterio implica a aquel que lo estudia. Todo problema es resoluble, si se utiliza una ciencia mensurable y experimentable; el misterio sólo puede hacer esto en parte, pues con los métodos científicos siempre habrá algo que se escapa.

        Y este misterio requiere ampliar los puntos de vista, y no reducirlo todo a una sola perspectiva. Es decir, la captación del hombre también requiere ser estudiado desde distintas perspectivas.

        En la filosofía griega, “el misterio del hombre es el mayor de los misterios”, decía Sófocles.

        Preguntas como ¿quién soy?, ¿qué sentido tiene lo que sucede?, ¿puedo confiar en la realidad?…vienen de la experiencia de percibir la belleza, y de:

-la perplejidad ante la armonía de la naturaleza,
-la necesidad de amar y ser amado,
-la conciencia del propio límite,
-el sufrimiento, la muerte y la culpa.

b.1) Paradoja del deseo

        Existe una experiencia humana universal: la capacidad de desear. Y esto no se puede satisfacer, pues se trata de una ilusión previa, que es superior a lo luego realizado.

        Según Rilke, “dos infinitos se encuentran con dos límites”. Y entrando en el campo del amor, la infinita necesidad de amar siempre se va a encontrar con una infinita debilidad del amor.

        Luego, ¿existen deseos imposibles?

        Son deseos del hombre:

-la belleza, el gozo y la verdad,
-el amor incondicional.

        Pero esto nunca puede conseguirse. Se puede decir, pues, que en el ser humano hay dos tendencias:

-al absoluto: verdad, bien, amor,
-a la felicidad: acumulación de todos los bienes.

        Y aquí, el único límite es “yo mismo”, con sus límites físicos, psíquicos y morales, aparte de sus sufrimientos.

        En el juego entre deseos y limitaciones está la respuesta a qué es el hombre.

c) Respuestas al misterio del hombre

        Hemos visto que “¿qué es el hombre?” consiste en el objeto de conocimiento de la Antropología, y el “problema del hombre” consiste en el sujeto de conocimiento.

        El giro antropológico del s. XVIII trató de responder, desde una perspectiva subjetiva y sin caer en el subjetivismo, a qué era el hombre, la verdad, el bien, Dios. Se trató de poner al sujeto como el que preguntaba qué era el hombre, y de ahí vinieron los problemas, pues:

-las cosas ya no se estudiaban en sí mismas,
-las cosas se estudiaban entonces según el sentido que tenían para el hombre.

         Kant y Heidegger, en este giro antropológico, trataron de hacer conciliar respuestas:

-objetivas,
-aceptadas subjetivamente.

c.1) Científicamente

        La ciencia experimental goza hoy de gran prestigio, y permite una cosmovisión unificada de la naturaleza. Existen también, pues, respuestas de la ciencia a la definición de hombre.

        No obstante, el conocimiento científico sobre el hombre es valioso pero parcial, y nunca universal. La ciencia no trata de sacar conclusiones absolutas sobre el hombre, y si alguna vez lo hace, seguramente se esté equivocando.

        Aun así, son intentos de respuesta científica:

-la ciencia antrópica, según la cual “si se modifican las condiciones del cosmos, el hombre no existiría”;
-la ciencia materialista, según la cual “el hombre es puramente materia”
[4];
-la ciencia evolucionista, según la cual “el hombre es el resultado de la auto-organización de la materia”;
-la ciencia genética, según la cual “el hombre es un conjunto de células naturales”, con posibilidad de ser sustituidas por otras artificiales.

c.2) Filosóficamente

        El saber filosófico es universal, y también se ha preguntado siempre por el ser del hombre:

-desde los inicios, como un objeto dado,
-tras el giro antropológico, como un sujeto independiente.

        Así pues, se puede decir que la filosofía ha pasado del qué es el hombre al quién soy yo.

        En efecto, fue Heidegger quien explicitó el “yo trascendental” kantiano. Si para Kant, “el sujeto estaba más allá”, para Heidegger, “el sujeto está más acá, y arrojado en el mundo”. Es verdad que se recupera así el lugar del hombre en el cosmos, pero:

-el mundo pasa a ser el ser del hombre,
-ahora el problema es el mundo.

        Sartre intentó explicar este “estar arrojado” del hombre como una “nausea, pues su destino es la muerte”.

        Por el lado contrario, el personalismo intentará salvar este existencialismo, salvando el “ser personal del hombre”.

c.3) Teológicamente

        La teología contemporánea también ha sufrido el giro antropológico, con la llegada del protestantismo, y ha redefinido sus posturas. Porque es al hombre a quien afecta los misterios de la revelación.

        En efecto, la teología protestante profundizó en el misterio de Dios desde el misterio del hombre, utilizando un lenguaje nuevo y apoyándose en nuevas exégesis. Para ellos “era a través del hombre como parece hablarnos Dios”.

        La teología católica, sobre todo la del Concilio Vaticano II, también ha puesto hoy en día su centro de atención en el hombre, “esclareciendo sus problemas a la luz del misterio de Cristo”.

d) Trascendencia humana

        Hemos visto una serie de criterios que nos dicen algo del hombre. Pero falta por ver el por qué y para qué del hombre. Sin una respuesta adecuada a estas preguntas, no se podrá saber nada más sobre qué es el hombre.

        En las respuestas que se den al “por que” y “para que”, pues, podrán conocerse distintos aspectos imprescindibles para la definición de hombre. Ahora bien, hay que contar con que:

-hoy el tema del hombre está en su madurez,
-hoy la pregunta no es el “ser” sino “el hombre”,
-hoy se cuenta con factores sociológicos, como los de: sociedad como hábitat del hombre, disolución de las estructuras tradicionales, nuevas formas de sociedad
[5] y soledad del individuo frente al todo.

        Podemos concluir que, para el hombre, existen 2 tipos de trascendencia:

-evasiva: espiritual, del más allá[6],
-comprometida: con lo real de aquí, y no del más allá.

        Así como existen para el hombre 3 tipos de absoluto:

-Dios, desde las religiones antiguas hasta la Ilustración,
-el hombre, desde la Ilustración hasta la II Guerra mundial,
-la negatividad, desde la II Guerra mundial hasta hoy en día.

e) Identidad personal

        Según Boecio, la persona es la sustancia individual de naturaleza racional. Luego:

-no todo individuo subsistente es persona,
-existen distintas naturalezas de sustancia racional.

        Dicho de otro modo, la subsistencia no depende de los accidentes, y:

-la individualidad es superior a la racionalidad,
-la racionalidad es la peculiaridad de esa individualidad.

        El concepto de persona nació como un concepto cristiano que hacía referencia a las máscaras griegas teatrales, como rostros singulares y concretos. Fue empleada por la teología para explicar el problema de las personas divinas, la singularidad de Dios y la creación divina del hombre.

        Hasta ahora se ha visto aquello por lo que el hombre es: corporeidad, potencialidad y fin. Pero eso no basta. En el estudio del alma ya se advirtió la peculiaridad del ser humano, como inteligencia corporeizada, como unidad sustancial.

        Y es que el hombre es una identidad personal, un rostro humano y singular, un alguien y no algo[7].

f) Dignidad personal

        Viene de la existencia en el mundo de sujetos individuales[8], y porque el cristianismo luchó culturalmente por ello, como imagen y semejanza de su Creador.

        La dignidad está unida al valor de la libertad, que como consecuencia de la naturaleza racional, es vehículo del hombre individual y subsistente.

        La dignidad de la persona radica en el hecho de estar vivos, lo sepamos o no, llevemos un tipo de vida u otro. La dignidad se tiene, y lo único que cabe es reconocerlo[9].

        La dignidad no radica en la voluntad (pues sería digna por algo exterior a ella, haciendo a unos dignos y a otros no).

        La persona es un fin, no un medio. Es un fin porque se reconoce en ella algo que nos lleva a comportarnos de una manera determinada.

        Con el hombre no se puede hacer cualquier cosa, ni consigo mismo, sin que esto tenga sus consecuencias. Pues el hombre no es sólo un objeto de estudio, sino también es alguien, y está llamado a un fin.

        Si la naturaleza de todos los hombres es la misma, eso lleva inmediatamente a reconocer al otro igual de digno que yo.

g) Más allá de la muerte

        Para entender qué se será al final, hay que entender qué se fue al inicio. Existen 2 posibilidades:

-el hombre como ser material, y su origen fue él mismo,
­el hombre como ser creado, y su origen fue algo distinto a él.

        En la 1ª concepción no hay más posibilidades que evolución de la nada. Y en la 2ª sí cabe aceptar que no sólo existen cosas materiales. En la 1ª concepción el hombre sería algo solo e independiente, y en la 2ª cabe pensar en algo más con lo que el hombre podría depender.

        Aquí cabe preguntarse si el fin de la vida material:

-¿es el cese del fin de la vida?
-¿no tiene continuidad?
-¿es realizable, o acaba en fracaso?

        La muerte es la separación del alma y el cuerpo. Pero ¿puede seguir el alma conociendo por sí misma, una vez separada del cuerpo? Tomás de Aquino responde que el alma prefiere conocer unida al cuerpo, porque lo hace desde su unidad sustancial.

        Morir es un fastidio para el alma, porque el alma es el principio de la vida, necesita la vida para estar conforme a su naturaleza, para tener un sentido.

        El alma separada no puede decidir su destino final, pues no pudo decidir su origen inicial. Sigue subsistiendo en su ser, porque éste le fue dado. Luego el hombre, unidad sustancial de alma-cuerpo, está llamado a la vida.

Murcia, 1 noviembre 2019
Mercabá, artículos de Cultura y Sociedad

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[1] Que puede ser un biólogo, un historiador…

[2] Lo que no quiere decir que las respuestas sean las mejores ni respondan a todo (como a la muerte, la tristeza…).

[3] Como diría KANT, “las cuestiones fundamentales de la vida se resumen en una: qué es el hombre”.

[4] Según HUNGE, por ejemplo, toda la existencia humana es existencia material.

[5] Como ONGs, partidos políticos…

[6] Nirvana, platonismo…

[7] En el giro antropológico o “exaltación del yo”, se trata de resaltar la singularidad humana por encima de todo, y la subjetividad como signo de su identidad.

        En el personalismo, el hombre no pasa de ser poesía, aunque esta sea atractiva. En ese sentido, todos los perros son iguales, se podría decir, y todos los hombres son distintos.

[8] Todo hombre es persona, sin que sea necesaria la conciencia del yo personal.

[9] Un matemático, por ejemplo, no deja de serlo mientras está durmiendo. Y un feto, por ejemplo, es racional aunque no pueda manifestarlo.