La Razón


Racionalidad humana, diferente al resto de seres animados o espirituales

Murcia, 1 noviembre 2019
Equipo de Filosofía de Mercabá

        La razón es la vida propia del hombre, su modo de estar en el mundo, la forma en que se adecúa a la realidad. Esta debe utilizarse en orden al conocimiento de:

-anhelo de verdad,
-libertad para el bien,
-búsqueda de la felicidad.

        Sin este logos, el hombre no viviría plenamente estos tres universales humanos.

        Lo humano es vivir según la razón, pues el hombre debe vivir según lo que es, es decir, según su ser racional. Todo en el hombre debe ser según su razón.

        Es verdad que la capacidad sensitiva humana hace pensar en una diferencia con la parte racional. Pero esto no es así y no puede ser de otra manera. En el hombre, todo está subordinado a la razón, incluso la sensibilidad.

        De la capacidad racional del hombre se desprende su forma de actuar. Así, con su inteligencia, logos y palabra, el hombre trasciende la materialidad.

a) Inteligencia

        Se corresponde con la búsqueda de la verdad. Todo ser humano anhela la verdad. Buscar la felicidad constituye la felicidad, y esto se encuentra en el saber. El conocimiento intelectual es, pues, superior y más perfecto que el sensible.

        Existen 2 potencias intelectuales en el hombre, ambas capaces de abstraer la materialidad:

-cognoscitiva, o capacidad de conocer,
-volitiva, o capacidad de querer.

        El objeto de la inteligencia es el ser. El ente es lo primero conocido, lo primero que cae en el entendimiento, y quiere ser entendido. El hombre es capaz de conocer el ser de todas las cosas porque es inteligente[1].

b) Voluntad

        Es la tendencia que despierta el bien en el hombre. Se trata del apetito derivado del conocimiento aportado por la inteligencia, y es la que sigue al conocimiento intelectivo[2].

        Existen 2 tipos de voluntad:

-voluntas ut natura, o tendencia natural al bien, como movimiento espontáneo de la naturaleza,
-voluntas ut libera, o tendencia moral al bien, como movimiento entrenado por el hombre.

        No es lo mismo querer que desear[3]. Muchas veces el objeto puede ser querido y deseado al mismo tiempo, pero hay que distinguirlos, pues son 2 facultades distintas. Si se desea algo que no puede ser querido (algo malo), esto debe ser vencido; la voluntad debe vencer el deseo[4].

        El objeto de la voluntad es el bien[5].

        Sí que es posible querer un bien desordenado, sabiendo que está desordenado[6].

        La pasión puede modificar la voluntad, si no se ha tenido un fuerte hábito de lo que se quiere. Pero siempre el hombre, como los animales, hará aquello que es bueno para él[7].

        Por último, si el hombre ama y busca el bien, tiene necesariamente que amar el Bien puro y perfecto, un ideal supremo, el fin último hacia el que tiende en su vida.

c) Felicidad

        Consiste en la perfección absoluta del hombre, adecuándose y sin distorsionar la realidad[8].

        Todos los actos humanos se dirigen hacia la felicidad. Y el camino para alcanzar la felicidad es la virtud, mediante la adquisición de hábitos, por repetición de acciones buenas o intensidad en la bondad.

        La adquisición de hábitos están en orden, pues, del Bien perfecto.

        Ahora bien, no se puede querer lo que no se conoce. De ahí que la felicidad consista en el deseo que todos los hombres tienen por naturaleza: conocer.

d) Entendimiento

        Es la forma de expresar el conocimiento, y consiste en conocer lo inteligible, que tiene que ver con la realidad. El concepto-idea es lo primero que debe ser conocido, para luego reconocer en él todos los casos particulares[9].

        Existen 2 tipos de entendimiento:

-agente, como esa luz que actúa iluminando el objeto,
-paciente, como esa imagen impresa del objeto, fruto de la luz que la iluminó.

        Las cosas que son el objeto del conocimiento no son opinables. Serán ciertas o erróneas, pero las cosas no son opinables para el hombre[10].

        Entender dura un instante: o es capaz de comprender algo, o no.

e) Libertad

        La libertad es una palabra que está en boca de todos, y a menudo es presentada como el supremo bien del hombre. Dos son los conceptos actuales sobre la libertad:

        Según la fenomenología, la libertad es la “aparente ausencia de coacción externa”. Se trata de un movimiento interno sin que nadie lo coaccione. Y se opone a la necesidad, a eso que no tiene otra forma de hacerse[11] o de ser modificado. Aquí:

-la libertad remite a la acción, al modo en que se obra[12],
-el bien y el mal pueden ser modificados por el hombre
[13].

        Según el libre albedrío, la libertad es la “capacidad de elegir”. Aquí hay dos tendencias:

-para unos, éste es el mayor grado de los humanos,
-para otros, no existiría la libertad.

        Según la libertad fenomenológica no existe la libertad absoluta, ni la libertad libre. Luego estaríamos fatídicamente atados a una libertad relativa y limitada[14].

        En cuanto a la libertad del libre albedrío, el hombre no siempre puede elegir aquello que desea, y tiene que hacer cosas que no quiere. Luego la libertad para el libre sería un sueño, realizable o no.

        Ahora bien, estos dos “luegos”[15] sí pueden ser superados y gozar de más libertad que la que le dan sus dos filosofías subyacentes: con la racionalidad.

        Por tanto, la libertad no es natural al hombre, no se identifica con su ser. Pues esto le vaciaría parte de su contenido racional, y la experiencia de finitud de la libertad le quitaría humanidad.

Noción de libertad

        La libertad es consecuencia de la naturaleza humana, y no es algo innato. La libertad buscada debe corresponder, pues, a la naturaleza humana (que es racional), y no buscar otros tipos de naturalezas.

        El hombre es libre porque es racional, y no al revés. Pues la libertad es una potencia espiritual perteneciente al entendimiento y voluntad.

        Pero cada hombre debe concretar la libertad según su “propia” naturaleza, ya que de lo contrario todos los hombres haríamos las mismas cosas.

        En resumen, existen 2 tipos de libertad, según las cosas estén presentes en el hombre, o hayan sido adquiridas:

-innata, o natural, presente en el hombre, y en la que entra en juego:

        -entendimiento, o libertad fundamental,
        -voluntad, o libre albedrío.

-adquirida, o moral, venida desde fuera, y en la que entra en juego:

        -libertad moral, eligiendo el bien que deseo,
        -libertad política, sometida a la voluntad de muchos.

Libertad del entendimiento

        La libertad es una capacidad del conocimiento. Esto lleva a la posibilidad de que el alma sea todas las cosas, la apertura infinita del entendimiento, la apertura al saber sin determinarse por nada.

        Esto es así porque ningún objeto cancela el saber, porque del deseo de seguir conociendo nacen el resto de operaciones. De aquí se concluyen dos cosas:

-el objeto no determina el entendimiento,
-el conocimiento es capaz de conocer todas las cosas.

f) Amistad

        Una persona sola es un absurdo metafísico. Como decía Aristóteles, “la amistad es lo más necesario para la vida”. En efecto, la amistad merece ser amada por sí misma, es algo bueno, agradable y útil por sí mismo, por su misma bondad, agradabilidad y utilidad.

        Sin la amistad:

-el hombre viviría encerrado en sí mismo,
-el hombre no se abriría a los demás,
-nadie querría vivir.

        El núcleo de la amistad es la bondad, algo real y con influencia en la realidad. Y si el bien es absoluto, en este caso la amistad será duradera.

Amar el bien del otro

        La amistad requiere conocer y reconocer a otro, lo que otro tiene de bueno. Pues no se puede amar a alguien no conocido[16].

        Para que exista la amistad se ha de querer el bien de otro[17].

        Tampoco se puede amar si no existe reciprocidad[18]. Se ha de “amar al amigo, pero sin ser ignorantes de esto”, decía Aristóteles.

        También se requiere elección, pues no es posible ser amigo de muchos a la vez, y el agrado viene de la compañía. De aquí viene una amistad de otra índole: el bien debido[19] del superior al inferior[20].

        La amistad perfecta es la que se da entre hombres buenos e iguales en virtud. Porque habría entonces un amor moral[21].

Comunidades humanas

        Tienen su primer exponente en la familia, seguida de la ciudad y del estado. Se fundan en la amistad, y conforman la sociedad en torno a lo amable.

        Es verdad que surgen por la conveniencia, pero se mantienen por la amistad[22].

        Esta construcción de la comunidad humana pasa por instaurar un orden de lo justo, que:

-haga reconocible el bien común a todos,
-evite el desorden social,
-permita desarrollar el fin individual.

        La familia es la fundadora de este concepto natural de sociedad, surgida del amor y como integradora de[23]:

-la complementariedad, para el bien de hombre-mujer,
-la sexualidad, para el bien de la especie.

        El sustento de toda comunidad humana, y también familiar, debe darse del conocimiento de sí y de los demás, y secundariamente en la donación al otro.

Hombre, ser social

        La sociabilidad humana es natural al hombre. Y debe seguir un propio proceso para permitir que el hombre sea él mismo[24].

        Todo ser humano se encuentra entre un horizonte[25] y un confín[26]. Este horizonte es el que ha creado, en el mundo de los hombres, un mundo propio[27].

        Ahora bien, estas consideraciones temporales no pueden romper con lo constante que hay en el hombre. La educación, pues, debe ir en este sentido natural, en torno a la dignidad humana, sin sustituciones ni prescindir de la familia, base de la sociedad.

Murcia, 1 noviembre 2019
Mercabá, artículos de Cultura y Sociedad

_______

[1] Si se duda de esto, se entraría en el “cognito, ergo sum” de DESCARTES, es decir, en que todo es consecuencia del pensar, lo que hay en mí (Dios) o fuera de mí.

[2] Si al conocimiento sensitivo seguía un apetito sensitivo, en el intelecto pasa igual.

[3] Desear es sensible, y querer es intelectual.

[4] Así como en la inteligencia se da el error, también en la voluntad se da el error.

[5] Luego el mal nunca es deseado por sí mismo, ni formalmente. Si se quiere el mal, siempre se querrá en función de algún bien.

[6] La voluntad es libre para actuar, pero no necesita necesariamente a la libertad, pues es algo natural al hombre, y la libertad no.

[7] Según HOBBES “el hombre es un lobo para el hombre”, y según ROUSSEAU “el hombre es bueno, pero ha sido corrompido por la sociedad”. Ambos, pues, le quitan la culpa al hombre.

[8] Es como la diana hacia la que apunta todo arquero.

[9] Hoy el entendimiento se explica sin establecer una distancia entre el sujeto que conoce y las cosas conocidas. De ahí que las cosas pasen a depender del sujeto, y no del objeto.

[10] Desde el subjetivismo, importa la verdad en mí de las cosas, no la verdad en sí de las cosas.

[11] Por ejemplo, una piedra caerá siempre al suelo.

[12] Luego el mundo natural no sería libre, pues las cosas son como son, necesariamente.

[13] Luego el hombre sí es libre, y no es necesario aparentemente.

[14] SARTRE explicaba siempre este límite de la libertad.

[15] No poder hacer todo lo que queremos, tener que hacer algo que no queremos.

[16] Por eso, la 1ª fase de amistad es la existente entre padres e hijos.

[17] Por ejemplo, no se desea el bien del vino, si no es por el bien que aporta a las personas.

[18] Este sería entonces un amor de benevolencia.

[19] Y no el bien amado.

[20] Como la de los padres hacia los hijos, pero no como la de los poderosos que buscan bufones, y es egoísta.

[21] Los jóvenes, por eso, se hacen amigos y dejan de serlo rápidamente, porque sólo se quedan en el placer o en la utilidad, y no llegan al bien moral.

[22] Luego la felicidad tiene que ver con la política, y no se puede conseguir al margen de la sociedad.

[23] La familia, como se verá a continuación, es el lugar propio de la sociedad y la cultura, y no sólo por interés. La familia es la que nos hace ser alguien, y no un yo religado. Igual que no es el médico sino la naturaleza la que sana, es la familia y no la sociedad la que sana.

[24] Se puede decir, así, que la cultura es la 2ª naturaleza del hombre, y nunca es ajena al hombre.

[25] Su deseo de felicidad.

[26] Su corporeidad, limitadora.

[27] Que llamamos cultura.