Gracioso y dicharachero, apasionado e imprevisible. Si hay alguna estrella deportiva alemana que no cumple con los clichés típicos de su país, ese es Jürgen Klopp. El entrenador del Liverpool es un rara avis en el mundo del fútbol, poco acostumbrado a individuos que se salen del carril habitual y deciden hacer su propio camino sin importar el qué dirán.

          El técnico alemán rebosa autenticidad, y quizá por eso su público le adora. Su buen humor es uno de los puntos que más simpatías despierta. "Yo no busco amigos en el fútbol, ya tengo suficientes. Eso sí, cuando entro en una habitación intento dejar un mejor ambiente del que me encontré", afirmó al diario Marca en una entrevista. Para hacer del conjunto inglés un equipo competitivo está dispuesto a mejorar con ahínco todos los detalles, aunque para ello tenga que recurrir a métodos poco ortodoxos. Por ejemplo, entrenamientos de rugby para mantener en forma a sus guardametas.

          Ha sido protagonista de dos documentales, el más reciente Und vorne hilft der liebe Gott ("Dios ayuda arriba"), donde el entrenador se explaya sin tapujos sobre su convicción religiosa. "La fe en Dios es mi sustento y mi guía vital. (...) Dios está contento con cómo soy", dijo en una entrevista. Klopp reconoció que aunque en el hogar de su infancia en Stuttgart el culto protestante estaba muy arraigado, él encontró la fe ya de adulto.

          Alguna vez ha lamentado tener un trabajo difícil de conciliar con la misa del domingo. En su vida de entrenador de élite también hay tiempo para las causas justas, como demuestra su compromiso con la iniciativa "¡Respeto! No hay sitio para el racismo".

          También es embajador de campañas de comercio justo y está involucrado en iniciativas que buscan sacar de las calles a los niños pobres de Brasil. Para este entrenador, atípico donde los haya, la vida es mucho más que fútbol. Lo resumió con filosofía en una entrevista: "No siento la presión. La tengo, pero no la necesito ni la siento. No me interesa. Parto de una base: yo amo el fútbol, pero también sé que hay cosas mucho más importantes en la vida que este juego".