Calentamiento Global

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Mercabá, 26 mayo 2025

        Las actividades humanas están alterando la composición química de la atmósfera, al aumentar la emisión de los gases que producen el efecto invernadero (principalmente, N2O, CO2 y CH4). Debido a su capacidad para captar calor, estos gases están provocando un calentamiento excesivo de la Tierra.

        La energía solar determina el clima y las condiciones atmosféricas del planeta, así como la temperatura de su superficie. Por su parte, la Tierra también emite energía que regresa al espacio. Los gases atmosféricos que producen el efecto invernadero captan parte de la energía saliente, reteniendo calor del modo en que lo hacen los cristales de un invernadero.

        Sin este "efecto invernadero" natural, las temperaturas serían mucho más bajas de lo que son ahora, y la vida tal y como la conocemos no sería posible. De hecho, es gracias a los gases que producen el efecto invernadero que la temperatura promedio de la tierra es de 15 ºC.

        A pesar de lo anterior, cuando aumenta la concentración atmosférica de dichos gases pueden surgir problemas. Desde los inicios de la revolución industrial, las concentraciones atmosféricas de CO2 se han incrementado casi un 30%, las de metano han aumentado más del doble y las de óxido nitroso han aumentado alrededor de un 15%.

        Estos incrementos, por su parte, han acrecentado la capacidad de la atmósfera terrestre para captar calor. ¿Por qué están aumentando las concentraciones de gases que producen el efecto invernadero?  Los científicos suelen creer que el uso de combustibles fósiles y otras actividades humanas son la causa principal del aumento de bióxido de carbono y otros gases.

        El cambio climático es uno de los mayores retos que enfrenta el mundo en el s. XXI. Estudios recientes demuestran que el calentamiento observado durante los últimos 50 años obedece, en gran medida, a las actividades humanas. El calentamiento global en el futuro será mucho mayor de lo que se pensaba

        La mayoría de los estudios sobre calentamiento global coinciden en que nos enfrentamos a un aumento inevitable de la temperatura terrestre y consideran el cambio climático ya ha empezado. Ya en diciembre de 1997, y posteriormente en diciembre de 2000, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), integrado por más de 2.000 científicos internacionales, nos brindó un panorama de la problemática actual:

1º Los desastres naturales serán más severos y frecuentes, sobre todo en terremotos, inundaciones, huracanes, ciclones y sequías. De hecho, los grandes desastres climatológicos se han cuadruplicado desde 1960.

2º La temperatura global se incrementará un promedio de 5 ºC en el próximo siglo, aunque en ciertas áreas los aumentos podrán ser mayores. En el Ártico, la capa de hielo ya ha disminuido de manera significativa.

3º La deforestación contribuirá, de manera importante, al aumento de las concentraciones de CO2 en la atmósfera. Se calcula que la creciente deforestación es responsable del 20% de las emisiones de carbono provocadas por las actividades humanas. Además, no hay que olvidar que los árboles desempeñan un papel fundamental en la absorción de CO2.

4º Los vehículos de motor contribuirán a incrementar, de manera significativa, la cantidad de emisiones de CO2 a la atmósfera. En efecto, no hay que olvidar que, desde la II Guerra Mundial, el número de vehículos de motor en el mundo aumentó de 40 millones a 780 millones.

        A esto hay que añadir que, durante los últimos 50 años, hemos consumido la mitad de las fuentes mundiales de energía no renovable, además de destruir más de la mitad de los bosques del planeta.

a) Causas del calentamiento global

        El calentamiento global ocurre cuando aumenta la concentración atmosférica de ciertos gases, conocidos como gases que producen el efecto invernadero, a causa de las actividades humanas e industriales.

        El más importante de estos gases es el CO2, liberado en la atmósfera como un producto derivado del uso del carbón, el petróleo y el gas; su concentración en la atmósfera también aumenta a causa de los incendios forestales y la deforestación.

        Otro de los gases que provocan el efecto invernadero, el N2O, es producto de las emisiones vehiculares e industriales, mientras que las emisiones de metano son causadas por actividades tanto industriales como agrícolas.

        Los clorofluorocarbonos (CFC), además de ser gases que provocan el efecto invernadero por su elevado potencial para generar calentamiento global, también afectan de manera importante la capa de ozono; sin embargo, en la actualidad están controlados en base al Protocolo de Montreal.

        Los CFC, el N2O, el CO2 y el CH4 son gases contaminantes que se acumulan en la atmósfera y captan el calor del sol, ocasionando el calentamiento del planeta. Aunque los océanos y las plantas capturan grandes cantidades de bióxido de carbono, su capacidad se ha visto rebasada por las emisiones. Esto quiere decir que, cada año, se incrementa la cantidad atmosférica acumulada de gases que producen el efecto invernadero, acelerándose así el calentamiento global.

        En los últimos 100 años, el consumo mundial de energía se ha incrementado notablemente. Por lo menos el 70% de la energía es consumida por los países desarrollados, y el 78% de esa energía proviene de combustibles fósiles.

        Esto genera un gran desequilibrio, quedando algunas regiones muy empobrecidas mientras otras cosechan enormes beneficios.

        Si bien las fuentes de energía renovable (como el sol, el viento, el agua) podrían desempeñar un papel muy importante en la reducción del uso de combustibles fósiles, los fondos invertidos en esta área siguen siendo extremadamente bajos en comparación con los fondos destinados a los combustibles fósiles y la energía nuclear, tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo.

        La deforestación, al reducir la absorción de CO2 por los árboles, es responsable del 20% del incremento en las emisiones de este gas, además de alterar los ciclos locales climáticos e hidrológicos, y afectar, así, la fertilidad de la tierra.

        Para evitar las dañinas consecuencias del cambio climático, debemos actuar para estabilizar el nivel atmosférico actual de CFC lo antes posible; de acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), esto implicaría reducir las emisiones de CFC en un 50%. A continuación mencionamos algunos de los impactos negativos que podemos esperar si no hacemos algo pronto:

b) Consecuencias del calentamiento global

        Primera. La elevación del nivel del mar tendrá un efecto devastador en las personas. Son particularmente vulnerables quienes habitan en países insulares, en las áreas costeras densamente pobladas de muchas naciones y en los deltas de los ríos, así como los pobres que viven en países afectados por sequías e inundaciones.

        Se estima que, para el 2030, el 75% de la población mundial podrá estar en riesgo de sequías o inundaciones. Los países empobrecidos padecerán de manera especial las consecuencias del cambio climático. Esto obedece, por un parte, a su geografía y, por la otra, a su falta de recursos para adaptarse a los cambios y mitigar su impacto.

        Segunda. Los seres humanos y otras especies del planeta ya están sufriendo a causa de los cambios climáticos. Las proyecciones científicas apuntan a un incremento en la dimensión y severidad de dicho sufrimiento, debido, entre otras cosas, al énfasis del calor, el aumento de las enfermedades tropicales transmitidas por insectos (tanto al norte como al sur del ecuador) y la creciente inseguridad alimentaria, entre otras.

        Tercera. Si no reducimos radicalmente las emisiones de los gases que producen el efecto invernadero, los costos anuales del calentamiento global pueden ascender hasta 300 billones $ en 50 años. Si nuestros gobernantes y políticos no actúan rápidamente, la economía mundial sufrirá un severo retroceso; en este sentido, vale la pena mencionar que, durante la última década, los desastres naturales le costaron al mundo ¡608 billones $!

        Cuarta. En la VII Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático (COP-7), celebrada en Marrakech, Marruecos (noviembre 2001), el representante del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP) dijo que el calentamiento global podría provocar que la cosecha de algunos productos alimenticios fundamentales, tales como el trigo, el arroz y el maíz, disminuyera hasta en un 30% en los próximos 100 años.

        Se teme que los agricultores se vean obligados a desplazarse a zonas montañosas más elevadas y frías, amenazando así la vida salvaje y la calidad y cantidad del suministro de agua. Estos descubrimientos indican que un gran número de campesinos en los países en desarrollo ya están enfrentando problemas de hambre y desnutrición.

        La precaria situación del planeta en la actualidad obedece al consumo excesivo, pero no del 80% de la población mundial, que vive en condiciones de pobreza, sino del 20% más rico, que consume el 86% de los recursos naturales del mundo.

c) La fe, ante el calentamiento global

        Para ser admisible, una teología efectiva necesita fundamentarse en el conocimiento científico de la inmensidad y complejidad del universo.

        La tierra tiene una enorme capacidad para soportar la presión que ejercemos sobre ella, pero no puede seguir haciéndolo indefinidamente sin que eso implique una amenaza para la futura supervivencia de la humanidad. Como religiosos, tenemos la posibilidad de hacer algo.

        El mensaje pontificio Paz con Dios creador, Paz con toda la creación (1 enero 1990), dedicado exclusivamente a cuestiones ambientales y de desarrollo, declara que "los cristianos, en particular, descubren que su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador forman parte de su fe." (n. 15).

        San Buenaventura, siguiendo la experiencia de San Francisco de Asís, elaboró una teología de la sacramentalidad de la creación, es decir, las huellas de Cristo en el mundo creado. El mundo está colmado de la presencia de Dios; todas las cosas creadas son un signo y una revelación del Creador, que deja su sello en todas partes.

        La destrucción deliberada de cualquier parte de la creación implica desfigurar la imagen de Cristo, presente en todo lo creado. Cristo no sólo sufre cuando se violan los derechos de las personas y se las explota, sino también cuando se profanan los mares, los ríos y los bosques.

        Cuando la creación es percibida como sacramental, como manifestación y camino hacia Dios, nos vemos obligados a transformar nuestra relación de dominación y poder con los otros por una relación de reverencia y respeto.

        El mundo de Dios nos urge a considerar no sólo la justicia social, es decir, la existencia de relaciones justas entre las personas, sino también la justicia ecológica, que implica relaciones justas entre los seres humanos, otras criaturas y la Tierra misma.

        La creación se entiende actualmente como una comunidad de seres interconectados el uno con el otro y con el Dios trinitario. La integridad ecológica es una parte esencial de todas las tradiciones religiosas, además de un tema importante sobre el cual se pueden promover el diálogo, la colaboración y el entendimiento mutuo.

        Las iglesias y los grupos interreligiosos están muy involucrados en la cuestión del cambio climático. En el ambiente ecuménico que prevalece hoy en día, debemos buscar a los otros cristianos y a los no cristianos que trabajan en este tema.

        Los cristianos, en efecto:

-somos personas que podemos leer los signos de los tiempos,
-hemos adquirido cierta disposición para el discernimiento,
-tenemos recursos, redes ya establecidas y medios para comunicar el mensaje y advertir sobre el calentamiento global,
-tenemos, a través de nuestra espiritualidad y carisma, un compromiso con la reconciliación y la restauración de la armonía,
-estamos llamados a desempeñar un papel profético,
-somos herederos de una ética del bien común y una ética de solidaridad con aquellos que sufren y necesitan atención y cuidado. 

        Nuestra tarea, como hombres y mujeres religiosos, consiste en contemplar la belleza y la presencia de Dios en todas las cosas. Semejante contemplación debe guiarnos a una metanoia, o conversión del corazón, que es el punto de partida para responder a la crisis que nuestro planeta, nuestra casa, la creación de Dios, enfrenta en los inicios del nuevo milenio.

        Nuestra respuesta dependerá del lugar donde vivamos. Para aquellos que viven en sociedades y países caracterizados por el consumismo y los valores materialistas, las formas de vivir en armonía con la creación pueden diferir de las de aquellos que viven en sociedades y países en los que difícilmente existen las condiciones básicas indispensables para vivir una vida digna.

d) Hacia una ética ambiental

        Elementos importantes de una ética solidaria son:

-reconocer el valor de la creación,
-incluir lo ambiental como un aspecto más del bien común,
-estructura institucional necesaria para el bien común,
-relación entre ambiente y desarrollo. 

        Una ética ambiental adecuada combinará las estrategias para el desarrollo económico con las del equilibrio ecológico.

        El reconocimiento del otro y mi responsabilidad con ese otro, son planteamientos básicos en cualquier ética. Al reconocer lo Otro como algo independiente y valioso, debo modificar mi comportamiento para manifestar mi respeto a eso otro. La reducción de todas las criaturas no-humanas a la categoría de seres con valor instrumental ha llevado a una degradación ambiental masiva.

        La visión de la Sagrada Escritura, San Francisco, Hildegarda de Bingen, o muchos otros místicos, nos sugiere que la creación  tiene una dimensión moral independiente, pues toda criatura es amada en su existencia por Dios. Es más, todos los citados son conscientes de la existencia de un bien común internacional, que trasciende los límites de lo local y lo nacional.

        El bienestar de los océanos, los bosques, la atmósfera, los animales y las especies vegetales es una preocupación que va más allá de los estados nacionales y sus gobiernos, pues los temas ambientales nos obligan a redefinir el bien común en términos globales.

        Cuando consumimos nuestros recursos más rápidamente de lo que pueden reproducirse, o agotamos los recursos no renovables sin preocuparnos por las necesidades de las generaciones futuras, estamos robándoles su patrimonio.

        Aunque la persona humana tiene una posición especial y desempeña un papel único en el plan general de Dios para el universo, no puede existir largo tiempo si no se relaciona de una manera saludable con lo que le rodea; la persona humana necesita la creación para sobrevivir, pero la creación no necesita de la persona humana.

        Es necesario desarrollar estructuras capaces de proteger el ambiente global. Esto implica desarrollar y apoyar instituciones internacionales como la ONU y tratados internacionales como el Protocolo de Kyoto. El ambiente va más allá de la obligación de los estados nacionales individuales.

e) Actuación global, frente al calentamiento global

        La verdadera integridad ecológica sólo se logrará con el esfuerzo conjunto en beneficio de todos. En efecto, la crisis ambiental es, esencialmente, una crisis de valores, de ahí la necesidad de un cambio de actitud que nos permita ver el mundo de otra manera. Además de los cambios que podemos hacer en nuestro estilo diario de vida, es importante que trabajemos por cambiar las políticas en los niveles nacional e internacional.

        Esto implica hacer un llamado a la conversión ecológica (Juan Pablo II, 17 enero 2001), para profundizar nuestra comprensión del cambio climático y las cuestiones ecológicas. La educación es muy necesaria, no sólo para alertar a las personas sobre los factores que amenazan el planeta, sino también sobre el misterio que subyace a su propia existencia.

        ¿Sabías que, por primera vez en la historia, tenemos un acuerdo vinculante (el Protocolo de Kyoto) sobre protección ambiental, para reducir las emisiones de gases que producen el efecto invernadero? Sin embargo, para ser operativo debe ser ratificado por 55 países (hasta la fecha sólo lo han hecho 46 países).

        Además, entre los estados que lo ratifiquen deben estar los responsables del 55% de las emisiones mundiales de gases que producen el efecto invernadero. Esto significa que la mayoría de los países más industrializados del mundo deben ratificarlo, y son pocos los que lo han hecho hasta el momento.

        Sobre todo, habremos de reciclar:

-nuestros hábitos de consumo y comprar productos que no tengan una envoltura muy elaborada. Utilizar detergentes y artículos de limpieza biodegradables,
-todo aquello que pueda ser reciclado: plásticos, cáscaras de frutas y verduras, papel y cartón, vidrio y latas,
-a los fabricantes, para que asuman la responsabilidad de recoger las partes usadas y dañadas de televisiones y computadoras que necesitan un proceso especial para ser recicladas.

        Sobre todo, habremos de reducir:

-el consumo de agua,
-tu uso del automóvil,
-la quema de material no reciclable,
-las emisiones de clorofluorocarbonos y sustitutos, evitando el uso de aerosoles y utilizando aparatos electrodomésticos que ahorren energía,
-el consumo de electricidad por medio de iluminación fluorescente.

        Sobre todo, habremos de recordar:

-a los gobiernos locales su compromiso con el reciclaje y la eliminación de desperdicios, así como su obligación de mantener actualizadas las leyes sobre reciclaje y eliminación de desperdicios,
-a los empresarios locales que deben simplificar los empaques de sus productos,
-a las autoridades locales que deben ahorrar electricidad y utilizar sistemas de electrificación eficientes,
-a los gobiernos nacionales sus compromisos con las declaraciones y protocolos a favor del medio ambiente,
-a todos aquellos con quienes te relacionas diariamente la necesidad de respetar la tierra y hacer del principio "reducir, reciclar, reutilizar y recordar" la directriz de sus patrones de consumo.

        En la actualidad, el cuidado del medio ambiente es un llamado a respetar a toda la creación y a garantizar que las actividades humanas, al transformar la tierra, no destruyan el equilibrio dinámico que existe entre todas las cosas vivas que dependen de la tierra, el aire y el agua para su propia existencia.

        El tema ambiental se ha convertido en el eje de la reflexión social, económica y política, a causa, precisamente, de la creciente degradación, que suele golpear mucho más severamente a los sectores más vulnerables de la sociedad.

        El riesgo del cambio climático y el aumento de los desastres naturales cuestionan el rumbo actual de la sociedad moderna. No podemos permanecer indiferentes ante la creciente brecha que separa a ricos y pobres, así como tampoco ante el consumo excesivo de los recursos del planeta y la pérdida de especies. Los últimos 3 párrafos son palabras literales del card. Van Thuan, ex-presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz.

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