Fundamentos de Ecología

Silvestre Gialdi
Mercabá,  6 enero 2025

        La ecología atañe a toda forma de defensa de la vida humana y del mundo. La defensa de los seres y de los entes. La defensa del mundo y del cosmos. La defensa de la gran morada fraterna para todos, donde no haya vencedores ni vencidos, reinos superiores y reinos inferiores, dominadores y dominados, racionales e irracionales, lógica de la vida y lógica de la muerte. Y sí criaturas diferentes, respetuosas y reverentes con su Creador.

        Así también la ecología busca apoyo en la ética para iluminar los avances y las conquistas científicas, tecnológicas, genéticas, nucleares y espaciales. En fin, además de señalar los crímenes contra la ecología, se hace necesario denunciar a los criminales. Y pedagógicamente, es necesario formar desde la infancia hombres y mujeres de buena voluntad, para reorganizar y revitalizar el mundo, la casa grande, todos los seres y entes.

        La defensa de la justicia, paz y ecología, por tanto, no será sólo una bandera que se pueda o no levantar, sino algo constitutivo del ser humano y de la naturaleza natural, y lo que determina el modo de vida natural y humano.

a) Ley eterna y ley natural

        La ley eterna de Dios se manifiesta a través de la ley natural, en sentido absoluto y en sentido relativo. Sobre todo, en el conjunto de principios prácticos evidentes, y en la normativa impuesta por el Creador a la única natural.

        Así, como sólo existe un único precepto de la ley natural (la obediencia a Dios), también existe sólo un único acto verdaderamente bueno para su sujeto (el amor a Dios). El amor a Dios es la condición del amor al prójimo y a sí mismo, y proporciona la regla y la medida de cualquier otro amor natural.

b) Creación y criaturas

        San Buenaventura, en referencia a la creación del mundo, afirma que "todo el mundo fue llevado al ser en el tiempo, a partir de la nada, por un primer principio, único y supremo, cuya potencia, aun siendo infinita, dispuso todas las cosas con un determinado peso, número y medida". Es decir:

-en el tiempo, para excluir la eternidad del mundo,
-de la nada, para excluir el principio materialista,
-por un principio único, para excluir la pluralidad de principios, como afirmaban los maniqueos,
-único y soberano, para afirmar que Dios creó a todas las criaturas,
-con determinado peso, número y medida, para afirmar que la criatura es efecto de la Trinidad creadora.

        En efecto, e orden perfecto y el fin de las cosas creadas encuentran su razón en un principio primero, Dios creador, que es el fin último de todas las criaturas y el perfectísimo para ser el complemento de toda la creación. En el principio primero y perfectísimo, por tanto, se encuentra el principio y el fin de todo. Y si el principio primero y perfectísimo es omnipotente, sabio y benevolente, la creación divina del mundo se da por triple operación:

-la creación, que corresponde a la omnipotencia,
-la distinción, que corresponde a la sabiduría,
-la ornamentación, que corresponde a la bondades.

        En la visión medieval, el cosmos es totalmente dependiente de la acción creadora de Dios. En Tomás de Aquino, según la tesis aristotélica del motor inmóvil, Dios mueve la naturaleza. En San Buenaventura, Dios completa a la naturaleza, en cuanto naturaleza y por medio de la tesis de las rationes seminales: "Dios puso en la materia los gérmenes de aquello que surgirá en la naturaleza, y que la acción de las causas segundas se limita a desarrollar aquello que Dios sembró".

        Consecuentemente, esta visión medieval es una visión que supera la concepción aristotélica del mundo, que era un mundo que concebía únicamente a Dios como motor inmóvil, impersonal, sin amor y sin ternura. En San Buenaventura, el mundo se presenta "como un tablero de señales" (huella, vestigio, imagen y semejanza de Dios) y como "un templo sagrado" (donde se anuncia el misterio de Dios). Según su doctrina del ejemplarismo, en Dios se encuentran las ideas, los modelos, las semejanzas de las cosas, desde las más simples a las más elevadas, las cosas son libremente creadas y deseadas. Así, "Dios es un artista que crea aquello que concibe".

c) Mundo y hombre

        La antropología está directamente vinculada con la visión de mundo, y en el caso cristiano con su valoración positiva y tierna de la creación. En concreto, la visión cristiana del mundo dice que éste fue creado en tres grados y de tres modos: los modos del vestigio, de la imagen y de la semejanza. 

        El vestigio es el de las criaturas irracionales, la imagen es la de las criaturas intelectuales, y la semejanza es la de las criaturas deiformes. Es necesario que el hombre, para alcanzar su destino, proceda a través de estos peldaños, partiendo del mundo corpóreo, que está fuera de nosotros, entrando en el espíritu, que es imagen de Dios, y caminando hacia la realidad eterna, que nos trasciende. Y la especulación se convierte así en un "itinerarium mentis in Deum" (lit. un viaje mental en dirección de Dios).

        De esta manera, el cristianismo no separa, sino que distingue, a Dios del mundo, para que el mundo no sea divinizado ni desmitizado, profanado ni deshumanizado. Puesto que existe una relación íntima y profunda entre el carácter sagrado del mundo y el camino de perfección del hombre, inserto en el mundo. Tal como existe el compromiso del hombre con el propio mundo, así se expresa San Buenaventura: "Abre tus labios e impulsa a tu corazón a exaltar y honrar a Dios en todas las criaturas, para que no suceda que el mundo entero se rebele contra ti". En efecto, precisamente por eso, "el mundo se defenderá de los insensatos".

        En otras palabras, es misión y responsabilidad del hombre defender, cuidar y respetar a la naturaleza, para que haya una convivencia armoniosa y pacífica. De lo contrario, la naturaleza se volverá contra el mismo agresor, únicamente el hombre. De acuerdo con la visión franciscana, el hombre debe considerar el mundo, no sólo como una realidad profana, sino sagrada, que requiere relaciones fraternas y justas. Y consecuentemente, actitudes de respeto, equilibrio y promoción.

d) Ecología y antropología

        El pensamiento cristiano defiende la tesis de que Dios creó al hombre con dos naturalezas distintas (cuerpo y alma) en una única persona. Duns Scoto confirma esta premisa al aceptar las dos formas del compuesto humano: la forma de corporeidad y la forma intelectiva del alma. Estas dos formas, distintas entre sí, determinan al hombre. La unidad interna de la persona humana constituye un fundamento real, y la superioridad de la forma superior del alma a la forma del cuerpo.

        El alma es una forma dotada de ser, de vida, de inteligencia y usando de libertad. Como forma dotada de ser, no procede de sí misma, ni de la naturaleza divina, sino que, por la creación, fue llevada por Dios de la nada al ser. Como forma dotada de vida, posee la vida, no en función de una naturaleza extrínseca, sino por sí misma, y no la vida mortal, sino la vida eterna. Como forma dotada de inteligencia, entiende no sólo la esencia creada, sino también la "esencia creadora", a cuya imagen fue hecha por la memoria, la inteligencia y la voluntad. Como forma dotada de libertad, está siempre libre de coacción. Esta libertad de coacción no es más que una facultad de la voluntad y de la razón, que son las principales potencias del alma.

        El cuerpo del primer hombre fue sacado del lodo de la tierra de tal manera que quedó sujeto al alma, siéndole proporcional a su modo. Proporcional en cuanto a igualdad de complejidad, en cuanto a belleza y variedad de organización y en cuanto a posición erecta; sujeto a obedecer sin rebeldía, para propagar y ser propagado sin lujuria, para nutrirse sin defección, para ser inmutable y del todo incorruptible, por no intervenir la muerte. Para lo cual le fue dado el paraíso terrestre como morada tranquila. La mujer fue formada del costado del varón, como compañera y auxiliar para la propagación sin mácula. Le fue dado también el árbol de la vida para su nutrición continua y para su perfecta inmutabilidad en el final de la existencia, por la inmortalidad eterna.

        Así, el hombre fue dotado de un doble sentido: interior y exterior, de la mente y de la carne. Fue dotado de un doble movimiento: el imperativo de la voluntad y el ejecutivo del cuerpo. Le fue concedido un doble bien: uno visible y otro invisible. Se le impuso un doble precepto: natural y disciplinar. Le fue dado un cuádruple auxilio: el de la ciencia, el de la conciencia, el de la sindéresis y el de la gracia.

        En síntesis, existe una unidad sustancial de la materia y de la forma, que componen cada ser, por cuanto cada ser es uno. En el hombre, el alma y el cuerpo son sustancias incompletas. Cuerpo y alma, en su sustancia, son compuestos de materia y forma. Por tanto, en el hombre se verifica una pluralidad de formas (forma del alma y forma del cuerpo), coordinadas por la forma superior (el alma). Y el fin del hombre es la bienaventuranza junto a Dios, que consiste en la satisfacción de la voluntad. Así, en Dios, se concluye el ciclo iniciado con la creación.

e) Comprensión natural del hombre

        La comprensión ética del hombre tiene múltiples variables, en conformidad con las corrientes filosóficas y las doctrinas religiosas.

        En la visión de Rousseau, la naturaleza humana es buena y la sociedad la corrompe. En la misma dirección va el taoísmo, con Lao Tsé, para quien la naturaleza humana es buena y la educación la corrompe. Para Confucio, el hombre superior comprende la sabiduría de la vida, y el hombre inferior comprende el lucro.

        Para Hobbes, en cambio, la persona humana nace mala y la sociedad la hace buena, pues el hombre es un lobo para el hombre. En la misma perspectiva pensaban los legistas chinos del s. IV aC, para quienes la naturaleza humana es mala y sólo por la fuerza puede ser subyugada. Según Sun Tsé, la naturaleza humana es mala y necesita educación.

        En opinión de Mencio, la naturaleza humana es buena, y debe ser perfeccionada por la educación. Para Locke, la persona humana nace como "tabla rasa", ni buena ni mala. Y ésta es la advertencia de Jesús: "Yo os envío como ovejas en medio de los lobos; sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas. Cuidado con los hombres" (Mt 10, 16-17).

f) El mundo, la gran casa paterna

        El pensamiento cristiano acoge al universo, al mundo y a la naturaleza, y a todo le da sentido y valor. Específicamente, acoge al mundo como la gran casa paterna, donde el hombre tiene su morada y realiza su experiencia. Pero no desde la visión de Parménides (en que "el ser es y el no ser no es"), sino desde la experiencia antropológica, ética y ecológica, en que todos son hermanos de todos y el no-ser también es y debe ser rescatado a partir de la comprensión fraterna.

        Consecuentemente, el mundo es el lugar privilegiado donde el hombre realiza su encuentro vital y cordial con todos los seres y entes, como perfección de cada perfección. Pero no desde la visión de Protágoras, en que "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son". Ni tampoco desde ese pensamiento que iluminó la visión piramidal de los reinos (animal, vegetal y mineral) y desagua en la racionalidad del hombre y su autoproclamación como "rey de la naturaleza".

        En la visión cristiana, Dios es creador universal y el hombre es el mediador igualmente universal, en el sentido de que recibe la misión de cuidar, perfeccionar y administrar el mundo con justicia, en nombre del gran Otro, el todo Bien y sumo Bien. Por cuanto el hombre es administrador, mayordomo, servidor y guardián del mundo, en nombre del Otro absoluto (del Señor, Creador y Providencia) debe gobernar el mundo con fidelidad, justicia y respeto. En verdad, el mundo es la morada del hombre y en ella debe vivir y convivir como en su casa.

g) El trabajo humano en la conservación ecológica

        Ciertamente, el trabajo humano y el mundo del trabajo se constituyen como fuente de justicia, paz y ecología. No obstante, también se revelan fuente de explotación, opresión, empobrecimiento y división. E incluso también bajo la primacía del lucro, de la opulencia y del dominio sobre la participación, la equidad y el respeto. La sociedad opulenta es capaz así de desvirtuar el mundo del trabajo, y privilegiar los antagonismos y las rivalidades, donde el otro es mi competidor y es preciso vencerlo, donde la naturaleza es un obstáculo y es necesario dominarla.

        Aunque en el pensamiento cristiano no encontramos una teoría tematizada sobre el trabajo humano, sí encontramos una actitud vivida sobre el modo de trabajar y sobre la participación de los frutos del trabajo, eliminando la división del trabajo, la división de las personas que trabajan y la concentración de los frutos del trabajo.

        La experiencia cristiana busca así superar el carácter cultural y moralizante del trabajo de la visión greco-romana, con repercusión hasta nuestros días. Busca superar el tripalium (o tarea inhumana del trabajo manual, reservado a los esclavos y a los bárbaros) y el otium (o labor como expresión de humanidad y libertad).

        Para el pensamiento cristiano, el sujeto personal nunca se transforma en objeto ocasional, y mucho menos en objeto de interés productivo. No se cosifica, ni se objetiva, ni se explota a otro por el trabajo. Así, en la visión cristiana, el trabajo no es extraño ni amenazador. Por el contrario, es referencia y relación, porque trata al trabajador, no como una mercadería productiva e interesada, sino como persona humana. Y como él se inserta en el mundo del trabajo y se le revela cara a cara, revelando el rostro sufriente y redentor de Cristo.

        Afirma Merino que "el trabajo en es una manera directa de vincularse con la naturaleza, para ayudar al otro y para fomentar las profundas relaciones interpersonales". No obstante, también dice que, "en oposición al trabajo obsesivo, monótono, repetitivo y deshumanizante, el trabajo debe ser personal, humanizante y alegre". Con otras palabras, vivir aquí y ahora lo que parecería estar más allá del tiempo humano y del lugar cultural.

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  Act: 06/01/25       @portal de ecología            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A