PAPIRO I LEIDEN
Crónica de Kheti II

Oh, vivientes, vosotros que estáis en la tierra y los hijos que naceréis, los que navegarán río abajo, los que navegarán río arriba, los que vendrán siguiendo a Upwawet, señor de Siut, los que pasarán por este recodo, los que entrarán en esta tumba y los que verán lo que está en él: como vive Upwawet, señor de Siut, y Anubis, señor de la cueva, orad por la ofrenda mortuoria para el príncipe Tefibi.

El príncipe hereditario, conde, portador del sello real, único compañero, profeta superior del dios Upwawet, señor de Siut, Tefibi, dice:

Escuchadme, vosotros que debéis venir. Yo fui generoso con todos, y tuve planes excelentes. Uno útil para su ciudad, uno de cara a una petición, uno de rostro abierto a la viuda. Yo fui como el Nilo para el pueblo, y cuando llegó la noche, el que dormía en el camino me alabó, porque era como un hombre en su casa, era la protección para el miedo de mi soldado.

Pero ahora ha venido mi hijo[1] en mi lugar, y los oficiales están bajo su autoridad. Reinará como un niño de un codo de alto, y la ciudad se regocijará por él, recordando lo bueno. Porque todo noble y bueno hará al pueblo, superando la virtud del que lo engendró. Será bendecido en el más allá, y morará su hijo en la casa de su padre, y su memoria será grata en el futuro. Su ciudad y su estatua será glorificada, y llevada por los hijos de su casa.

[1] Kheti II.