ESTELA DE ZANNANZA
Crónica de Mursili II

Mientras mi padre[1] estaba en el país de Karkemish, envió a Lupakkish, a Teshub y a Zalmash al país de Amqa. Se fueron y devastaron el país de Amqa y devolvieron a mi padre prisioneros y ganado, grandes y pequeños.

Cuando la gente de Misra[2] se enteró de la destrucción de Amqa, tuvo miedo, porque para empeorar las cosas su amo, Nibhururia[3] acababa de morir y la reina viuda de Egipto envió un embajador a mi padre y le escribió en estos términos: "Mi esposo está muerto, y yo no tengo ningún hijo. La gente dice que tienes muchos hijos, y que tus hijos son adultos. Si me envías uno de tus hijos, se convertirá en mi marido, porque me repugna llevar a uno de mis sirvientes como marido".

Cuando mi padre se enteró de esto, convocó al consejo de los grandes y les dijo: "Desde los tiempos más antiguos, nunca ha sucedido algo así".

Decidió enviar a Hattu-Zittish,, el chambelán, diciendo: "Ve y tráeme información digna de creer, porque pueden intentar engañarme. Y en cuanto a la posibilidad de que puedan tener un príncipe, tráeme información digna de creer". Mi padre instruyó a Hattu-Zittish, y lo envió al país de Egipto de la siguiente manera: "Quizás tienen un príncipe, pueden estar tratando de engañarme, y realmente no quieren que uno de mis hijos reine sobre ellos". Mientras Hattu-Zittish estuvo ausente, en el suelo de Egipto, mi padre venció la ciudad de Karkemish, y el embajador de Egipto, el señor Hanis, se acercó a él.

La reina egipcia respondió a mi padre en una carta con estas palabras: "¿Por qué dices 'están tratando de engañarme'? Si tuviera un hijo, ¿debería escribir a un país extranjero de esta manera humillante, para mí y para mi país? ¡No me crees y hasta me lo dices! El que era mi marido está muerto, y yo no tengo hijo. ¿Debería, entonces, tomar a uno de mis sirvientes y convertirlo en mi marido? No he escrito a ningún otro país, y sólo te he escrito a ti. Dicen que tienes muchos hijos. Dame uno de tus hijos y él será mi marido, y señor de la tierra de Egipto".

Como mi padre fue generoso, accedió a la solicitud de la señora y decidió enviar a su hijo. Pero ella ya estaba en el trono, y él no lo sabía. Y poco después recibió de nuevo una carta de la reina de Egipto: "Tu hijo ha muerto, pero yo no le he causado ningún mal".

Mi padre le contestó: "Si hubieras ascendido al trono mientras ..., deberías haber enviado a mi hijo de regreso a su casa. Tu sirviente Hani nos hace responsables ¿Qué has hecho con mi hijo? Nunca antes se ha derramado sangre entre nosotros, y la sangre derramada entre nosotros no está bien".

[1] padre: Suppiliuma.
[2]
Misra: nombre semítico de Egipto (el hebreo Mitzraim, el árabe Misr).
[3]
Nibhururia: posiblemente Nebkheprure, es decir, Tutankamón.