PAPIRO DE LENINGRADO
Instrucción de Merikara

Aquí comienza la enseñanza que el rey Keti[1], justo de voz, estableció para su hijo Merikara[2]:

La realeza es una hermosa carga, y no tiene hijo ni hermano que mantenga su monumento. Un rey debe proveer para el siguiente, y debe actuar para el que fue antes que él, de forma que lo que él ha hecho quede preservado por su sucesor.

El señor de las dos orillas ha de ser sabio, y un rey que tiene cortesanos no puede ser ignorante. Sino que ha de ser sabio desde el momento en que sale del vientre, porque Dios lo ha distinguido frente a un millón de hombres. Tus parientes, tus ciudadanos y tus partidarios son muchos en suma, así que sé agradable a la vista de tus siervos, estando firmemente establecido en tu reino.

Imita a tus padres y a tus antepasados. Yo mismo he actuado igual que los antepasados. Mira, sus palabras perduran en libros, así que ábrelos, léelos y copia su sabiduría, déjate enseñar y llegarás a ser experto. Si eres hábil con las palabras, resultarás victorioso, porque la lengua es la espada de un rey, y con ellas puedes ser más fuerte en cualquier combate, y no ser sobrepasado.

Mira, el rey es señor de la alegría. Así que debes descansar, y saciarte con tu pan y con tu cerveza. Duerme en tu poder y sigue a tu corazón, a través de lo que yo he hecho. Elogia tu felicidad y ruega por tu salud, porque tú eres uno de los afortunados sobre la tierra.

I

Fortalece tus fronteras y tus guardias fronterizas, y ten a salvo a tu pueblo. Reúne lo mejor de toda la tierra, para repeler los ataques contra los que vienen del este. Si tu frontera del sur es atacada, los extranjeros se ceñirán los cinturones.

Asegura tus fortalezas y construye más fortalezas en el Delta, y no habrá rival dentro de tus fronteras. Porque una ciudad bien asentada no será dañada.
¡Construye! El frente de una casa inspira temor a la parte posterior.

Haz espléndida tu mansión de occidente, haz firme tu lugar en la necrópolis. Haz tu monumento duradero, por amor a ti. Provee tus monumentos de acuerdo con tu riqueza. El granito llega a ti sin impedimentos, así que no expolies los monumentos de otro. Explota la piedra de Turah. No construyas tu tumba con escombros, y piensa lo que ha sido ya hecho, para lo que ha de hacerse.

Enriquece la ciudad, y álzate como señor de la ciudad. Multiplica al pueblo, porque ciudadanos en multitud son el apoyo del corazón. Sé recto con ellos y diles la verdad, para que te respeten y te sigan. Cuando los hombres puros están dotados de tierras, trabajan para ti como un único equipo, no surgen rebeldes de entre ellos, y Hapi no fallará en su llegada.

Recluta a tus jóvenes y multiplica tus partidarios entre los que te rodean. Enriquece a los jóvenes que te siguen, y entonces los jóvenes saldrán adelante, y los veteranos volverán a sus hijos. Yo levanté un ejército de entre ellos cuando ascendí al poder como rey. Escoge al hombre según sus habilidades, y entonces todas las artes prosperarán. Porque grande es el gran hombre cuyos grandes hombres son grandes.

Promueve a tus soldados, provéelos con bienes, dótalos con campos, recompénsales con ganado. Y en ellos no hagas distinciones entre el bien-nacido y el plebeyo. El ejército es provechoso para su señor. Pero no olvides que un millón de hombres no son útiles al señor de las dos tierras[3], pues el que viene con Osiris puede marchar, al igual que el que abandona al complaciente consigo mismo.

Respeta y engrandece a tus nobles, para que ellos cumplan tus leyes. Fuerte es el rey que tiene cortesanos, poderoso es aquél quien es rico en nobles. No disminuyas las posesiones de los nobles.

No trates mal a la tierra del sur, ya que conoces lo que la residencia profetizó sobre ello. Mantén el buen hacer con la tierra del sur, y que ellos vengan a ti con tributos y presentes.

Guárdate de estar rodeado de partidarios del enemigo, porque la precaución prolonga la vida. El enemigo ama la destrucción y la miseria, y aquel que disminuye las ofrendas, permanecerá callado ante la violencia. Pero el rebelde será vencido por Dios por lo que hizo, o por lo que planeaba conseguir, y no hallará gracia en el día de la aflicción. No hay nadie que esté libre de enemigos.

Haz justicia y así perdurarás sobre la tierra. Castiga en respuesta al crimen. Castiga con golpes y con la prisión, y así la tierra estará en orden. Guárdate de castigar equivocadamente, y no mates, pues no te será provechoso. Excepto para el rebelde, cuyos planes serán descubiertos. Pues Dios conoce a los traidores, e infecta a los rebeldes con sangre. No mates a un hombre cuyas cualidades conoces, ni a aquel con quien cantaste las escrituras, ni a aquel que fue educado ante Dios, ni a aquel que marchaba con libertad en el lugar de los secretos. Sé recto, haz justicia, y que en ti confíen los corazones de los hombres. Las cualidades del que es recto son preferidas al buey del pecador.

No seas malvado, porque la clemencia es buena. Si alguien no tiene grano para dar, sé amable, porque ellos son débiles ante ti. No mates a alguien que esté próximo a ti, o a quien hayas favorecido, porque Dios los conoce. Haz que la gente venga a ti gracias a tu buen carácter. Apacigua al que llora, no oprimas a la viuda, no apartes a un hombre de las posesiones de su padre. Haz que seas amado por todos los hombres, que puedas ser llamado "aquel que acabó con la época de sufrimiento". Un buen carácter es recordado cuando su tiempo ha pasado. ¡Divinos son aquellos que siguen al rey!

II

Que Dios será adorado por tus donaciones, porque Dios es misericordioso y eterno. Haz monumentos hermosos para Dios, y esto mantendrá vivo el nombre de quien lo hace. En el servicio mensual del templo lleva sandalias blancas. Visita el templo y sé discreto con sus misterios. Entra en el santuario y come pan en la casa de Dios. Ofrece libaciones, multiplica las provisiones del templo, incrementa las ofrendas cotidianas. Porque Dios reconoce a aquél quien trabaja para él, y todo esto es provechoso para quien lo hace. Enriquece las ofrendas, reverencia a Dios y no digas "esto es un problema". Porque el que se oponga a ti estará injuriando al cielo, y Dios atacará al rebelde para asegurar la paz en su templo. Mientras una generación sucede a otra generación, Dios, que conoce sus caracteres, está oculto. Nadie puede oponerse al Señor, porque el alcanza todo cuanto los ojos pueden ver. Debe mostrarse respeto a Dios en su camino, y ofrecérsele piedras preciosas moldeadas en bronce. Trabaja para Dios, y él trabajará igualmente en tu beneficio. Porque Dios conoce a aquél que trabaja para él. Llévale ofrendas que doten espléndidamente su altar, y haz relieves que proclamen su nombre.

Dios gobierna la humanidad, porque él ha hecho el cielo y la tierra para los hombres, y ha amansado al monstruo del agua, y ha creado el aliento para que vivan sus narices. Todos los dioses son imágenes suyas, todos han salido de su cuerpo, y él brilla en el cielo por ellos. Él ha creado desde el huevo[4] las plantas y el ganado para el hombre, y las aves y peces para alimentarles. Él ha matado a sus enemigos, ha aniquilado a sus hijos, cuando pensaban en rebelarse. Para sus corazones hizo la luz, y navega para verlos. Ha levantado una capilla alrededor de ellos, y cuando lloran él escucha. Ha creado para ellos gobernantes, y líderes que se alzarán en el dorso del débil. Para ellos ha creado magia, como armas para reprimir el impacto de los acontecimientos. Cuidando de ellos día y noche, ha matado a los traidores que había entre ellos, como golpea un hombre a su hijo a causa de su hermano. Dios conoce a todos los nombres. Que seas justificado ante Dios, de forma que la gente pueda hablar incluso en tu ausencia.

Cuando un hombre permanece tras la muerte, sus acciones están junto a él como un tesoro, y la existencia allá es eterna. El ba[5] llega al lugar que conoce, y no se extravía de su camino. Ningún tipo de magia puede oponérsele, y llega hasta aquellos quienes le dan el agua. Un hombre ha de hacer lo que es beneficioso para su ba. Como un curso de agua es reemplazado por otro curso de agua, y no hay río que pueda esconderse, y rompe el canal en el que estaba oculto, así también el ba marcha al lugar que conoce y no se extravía de su antiguo camino.

III

El sabio es una escuela para los demás, y aquellos que conocen su sabiduría no lo atacarán. No habrá delitos cuando él esté cerca, y la verdad vendrá a él en toda su pureza, de acuerdo con los consejos de los antepasados.

Un charlatán es alguien que crea problemas en la ciudad y domina la multitud. Reprime su euforia, mátalo, borra su nombre, destruye a sus parientes y suprime el recuerdo de él y de los partidarios que le aman.

Un hombre violento significa confusión para los ciudadanos. Él crea partidarios entre los jóvenes. Si tú hallas que los ciudadanos se adhieren a él, denúncialo ante los cortesanos, y suprímelo porque es un rebelde. Una buena naturaleza es el cielo del hombre, y la maldición del violento es dolorosa.

Aquel que es rico en su casa se mostrará imparcial, pues de nada carece. Por el contrario, el hombre pobre no habla de acuerdo con su verdad, ni actúa correctamente quien dice: "¡Ojalá yo tuviera!". Se inclina ante quien le paga. Es un miserable el que ambiciona la tierra de su vecino. Es un ignorante el que anhela lo que otros poseen.

El tribunal que juzga a los pobres está compuesto por no indulgentes, y es doloroso cuando el acusador es un hombre de conocimientos. Pero estúpido es también quien hace lo que los jueces reprueban. Feliz el que llega a ellos sin haber cometido faltas, pues estará allí como un dios, yendo libremente, como los señores, eternamente.

La vida en la tierra pasa, no es larga. No confíes en la duración de los años, pues ellos ven la vida como una hora. ¿Algún hombre vive para siempre? Afortunado aquel quien es recordado. Por ello es bueno trabajar para el futuro, porque la vida del precavido es respetada, mientras que el confiado será un sufridor. Incluso un solo día es tenido en cuenta para la eternidad. Una hora contribuye al futuro. Igual que no hay río que se oculte a sí mismo, es bueno trabajar para el futuro.

Un ejército luchará contra otro ejército de acuerdo con los dichos de los antepasados. Egipto, por ejemplo, combate en las necrópolis, destruyendo tumbas en acción vengativa. Como me pasó a mí, te pasará a ti, igual que acontece para aquel que se desvía del camino de Dios. Si algo le sucedió ya a algún rey, así puede acontecerle a otro. Antes de que mis enemigos atravesaran, por ejemplo, yo ataqué Tinis, hasta su frontera meridional en Taut, y me apoderé de ella como una inundación. El rey Meriebra, justo de voz, no lo había hecho. Sé, por ello, misericordioso, renovando los tratados.

Debe decirse que el asiático es vil, y es un miserable a causa del lugar en que se halla: poca agua, escasez de madera, y caminos demasiado penosos a causa de las montañas. No habita en un único lugar, y la comida le impulsa a moverse. Combate desde el tiempo de Horus, pero no conquista, ni tampoco es conquistado. Él no anuncia el día del combate, y como un ladrón se precipita hacia un grupo. Pero así como yo estoy vivo, y seguiré siendo el que soy, lo mismo que cuando los asiáticos eran como los muros de una fortaleza, yo abrí una brecha en sus castillos, hice que el Bajo Egipto les atacara, capturé a sus habitantes, me apoderé de su ganado, y todo ello hasta que aborrecieran a Egipto. No te consternes por ellos, porque el asiático es un cocodrilo en su orilla, que saquea en un camino solitario pero nada puede arrebatar de una ciudad con gran población.

IV

Pon tu corazón y tu causa en el Delta, desde Hetshenu hasta Sembaka. Y el sur hasta el Canal de los Dos Peces. Yo ya he pacificado el occidente entero hasta las costas del mar, y ellos pagan los impuestos, y entregan madera de cedro, y puede verse la madera de junípero que nos dan. Pero el este está lleno de extranjeros. Las islas interiores han sido devueltas, y todo hombre en ellas dice en los templos dicen: "Tú eres más grande que yo!". La tierra que ellos habían arrasado se ha organizado en nomos, y entre ellos hay todo tipo de grandes ciudades, y lo que era regido por uno solo está en manos de diez. Los nobles están nombrados, y las listas de impuestos confeccionadas. Los tributos del Delta están en tu poder, y en el este se ha fijado la unión de distrito, desde Hebenu hasta el Camino de Horus, con ciudades llenas de gentes. Ojalá vea yo un hombre bravo que copie todo esto, que supere lo que yo he hecho. Un heredero miserable sería mi desgracia.

Medenit ha sido restaurada en su nomo, y su flanco ha sido irrigado hasta Kem-Ur. Ella es la defensa contra los extranjeros, y sus muros están preparados para la guerra. Sus soldados son numerosos, y sus partidarios saben cómo usar las armas, además de los hombres puros de su interior. La región de Menfis totaliza 10.000 hombres puros y exentos de impuestos, y hay allí funcionarios desde el tiempo de la residencia. Menfis es la puerta del Delta, y sus ciudadanos han hecho un dique hasta Herakleópolis. Las fronteras son firmes, las fortalezas son poderosas, y muchos norteños la irrigan hasta el Delta, gravados con impuestos en cereal (al igual que los puros).

Mira, en mi época sucedió un desdichado acontecimiento. El nomo de Tinis fue saqueado, y aunque sucedió por mi acción, lo supe después de que fuera hecho. Hubo un castigo para lo que hice, porque la destrucción fue vil. De todas formas, no reconstruí lo que yo había demolido, porque no aprovecha al hombre restaurar lo que él ha destruido. Guárdate de ello, porque un golpe es pagado con su igual, y hay una consecuencia para cada acción.

V

Mira, te he comunicado lo mejor de mis pensamientos. Actúa según lo establecido, por ti y por aquellos que vendrán después a esta Casa de Keti, pensando en lo que hoy he establecido. No descuides mis palabras, y que ellas constituyan todas las normas de tu realeza. Que ellas te instruyan, para que puedas gobernar la tierra, y puedas alcanzarme sin que nadie te acuse.

[1] Keti VII, faraón de la X dinastía, durante el I Periodo Intermedio.
[2] Último faraón que gobierna desde Heracleópolis.
[3] El Alto y Bajo Egipto.
[4] Colina primordial, de la cual Dios creó (según los egipcios) todos los seres y elementos de la tierra.
[5] Alma humana, pues según la antropología egipcia, el hombre está compuesto de cuerpo (c), alma (ba) y espíritu divino (ka).