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41 de Santidad EL ESPÍRITU SANTO, IIEscuela
de Jóvenes Cristianos
Molina de Segura, 29 enero 2024
escritura
1.
La luz de Israel vendrá a ser fuego, y su Santo una llama (Is
10, 17).
2.
Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el
reino de Israel?".
Él les contestó:
"A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y
en Samaria, y hasta los confines de la tierra"
(Hch 1, 6-8).
3.
Os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me voy no vendrá a vosotros el Paráclito,
y si me voy os lo enviaré. Cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al
juicio. En lo referente al pecado, porque no creen en mí. En lo referente a la justicia, porque me voy al Padre y ya no me veréis.
Y en lo referente al juicio porque el príncipe de este mundo está condenado
(Jn 16, 7-11).
4.
Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, él os guiará hasta la
verdad completa. No hablará por su cuenta, sino que hablará lo que
oye, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo
mío y os lo comunicará. Todo lo que tiene el Padre es mío,
y por eso os he dicho: Recibirá de lo mío y os lo comunicará
(Jn 16, 13-15).
5.
El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad,
mansedumbre, dominio de sí
(Gál 5,
22-23).
6.
En cuanto a los dones espirituales, no quiero que estéis en la
ignorancia. Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo. Hay
diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de operaciones, pero es el mismo
Dios el que obra todo en todos
(1Cor 12, 1.4-6).
7.
Nosotros os anunciamos lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó ni al corazón del hombre llegó.
Es decir, lo que Dios ha preparado para los que le aman. A nosotros nos lo reveló Dios por medio del Espíritu,
ese Espíritu que todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios.
En efecto, ¿qué hombre conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para conocer las gracias que Dios nos ha
otorgado. Nosotros no hablamos con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino del Espíritu
santo, expresando realidades espirituales en términos espirituales.
El hombre, de manera natural, no puede captar las cosas del Espíritu de
Dios, y por eso aquéllas son necedad para él, y no las puede entender, pues sólo el Espíritu puede juzgarlas. En cambio, el hombre espiritual
es capaz de juzgarlo todo, y de no ser juzgado por nadie. ¿Quién conoció el pensamiento del Señor?
Nosotros poseemos el pensamiento de Cristo
(1Cor 2, 9-16).
8.
El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, pues nosotros no sabemos pedir como
conviene. Así, el Espíritu mismo intercede por nosotros, con gemidos inefables
(Rm 8, 26).
magisterio
9.
El Espíritu Santo es la fuerza en la debilidad (JUAN PABLO II,
19-6-1988).
10.
La encarnación alcanza su eficacia redentora mediante el Espíritu Santo
(JUAN PABLO II,
26-4-1989).
11.
El Espíritu Santo infunde en el corazón de los fieles el mismo espíritu de misión que impulsó a Cristo
(VATICANO II, AG,
4).
12.
El Espíritu divino no es sólo luz que ilumina, sino también fuerza que santifica
(JUAN PABLO II,
21-2-1990).
13.
El Espíritu Santo vivifica al pueblo de Dios e impulsa a todos los hombres a amar a Dios Padre, y a los hombres en
él
(VATICANO II, AA,
29).
14.
Dejaos guiar por el Espíritu Santo (JUAN PABLO II,
4-1-1992).
15.
El Espíritu perfecciona la fe con sus dones (JUAN PABLO II,
27-3-1988).
16.
El Espíritu Santo habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles, como en un templo
(VATICANO II, LG,
4).
17.
Cristo y el Espíritu Santo están asociados en la realización de la obra de la salvación, en todas partes y para siempre
(VATICANO II, AG,
4).
18.
El Espíritu es el maestro interior de la verdad y la vida (JUAN PABLO II,
28-3-1990).
19.
El Espíritu Santo obra la distribución de gracias y ministerios, enriqueciendo a la Iglesia de Jesucristo con variedad de
dones
(VATICANO II, UR,
2).
20.
El Concilio Vaticano II fue una gran efusión del Espíritu Santo, sobre el pueblo de Dios
(JUAN PABLO II,
20-1-1990).
21.
El Espíritu Santo es aquél que habita en el hombre y lo santifica, sobre todo con el poder del amor que
él mismo tiene (JUAN PABLO II,
22-8-1990).
22.
El Espíritu Santo es amor y don increado, del que deriva toda dádiva a las criaturas
(don creado). De él deriva la existencia de todas las cosas, mediante la creación,
y la gracia a los hombres
(JUAN PABLO II, 18-5-1986,
DV, 10).
23.
El Espíritu Santo sigue rejuveneciendo la Iglesia, suscitando nuevas energías de santidad y de participación en
los laicos
(JUAN PABLO II,
30-1-1989).
24.
Cristo envió al Espíritu Santo de parte del Padre, para que llevara a cabo su obra salvífica e impulsara
la expansión de la Iglesia
(VATICANO II, AG,
4).
tradición
25.
¡Oh, ven, Santo Espíritu, y enciende nuestros corazones en tu amor! (San FRANCISCO DE
SALES).
26.
Los dones del Espíritu los reparte Cristo a los que creen en él (San
JUSTINO).
27.
El Espíritu purifica el corazón del alimento, de la bebida, del sueño y de toda moción, e incluso de toda actividad o imaginación sexual
(San ANTONIO ABAD).
28.
Los apóstoles llevaban en su alma al Espíritu, y de allí salía el tesoro y la fuente de sus enseñanzas, dones
y bienes. Así dieron la vuelta la mundo, como libros vivos y leyes vivas de la
gracia
(San JUAN CRISÓSTOMO).
29.
El Espíritu del Señor no es un espíritu de amargura, sino de dulzura y
alegría
(San FRANCISCO DE ASÍS).
30.
El Espíritu es el fuego que anima a emprender grandes cosas por Dios, a amar a
los más crueles enemigos, a desear desprecios, a despojarse de riquezas y honores, a
abrazarse alegremente a los tormentos y a la muerte
(San ALFONSO Mª
LIGORIO).
31.
Cuando se quema la casa, se arrojan todos los muebles por las ventanas (San FRANCISCO DE
SALES).
32.
Delicada y muy sutil es la consolación divina, que no se da a los que admiten consolaciones humanas
(San BERNARDO).
33.
Despéguese toda alma del consuelo humano, si lo que quiere es que el Espíritu Santo la consuele
(San JUAN DE ÁVILA).
34.
Entre mil predicadores, y entre 10 mil incluso, apenas hay uno que posea el don de
sabiduría del Espíritu, tan necesario a un auténtico predicador para
conocer y hacer gustar a las almas la verdad. La mayoría sólo tienen
lengua y boca humana, y por eso convierten a tan pocas almas
(San LUIS Mª
GRIGNION).
35.
En el corazón de nuestro Señor es donde hay que ir a buscar al Espíritu Santo
(Beato ARNOULD
RECHE).
36.
El Espíritu sugiere pensamientos y cosas buenas, y rechaza la pereza y torpeza. Por eso, cuando sientas en tu corazón alguna inclinación al bien, honra a Dios y adora al Espíritu, cuya voz suena en tus oídos
(San BERNARDO).
37.
El Espíritu Santo es el lazo que une al Padre con el Hijo, y el mismo que mediante el amor une nuestras almas con Dios
(San ALFONSO Mª
LIGORIO).
38.
Si el Espíritu no ilumina los tesoros de nuestro corazón, es imposible que podamos gozarlos con total disposición
(San DIADOCO DE FOTICE).
39.
Cuando el Espíritu establece su morada en un hombre, éste no puede dejar ya de orar, pues el Espíritu no cesa de orar en él
(San ISAAC DE NÍNIVE).
40.
El Señor quiso poner en mí cosas que me hacen bien y que comunico a los demás.
El Espíritu de Dios sopla donde quiere
(Santa TERESA DE
LISIEUX).
41.
Así se puede saber si el siervo de Dios tiene el Espíritu del Señor: si no se enaltece cuando obra algo bueno, sino que se considera más vil y menor que
los demás
(San FRANCISCO DE ASÍS).
42.
Allí donde veáis el fruto del Espíritu, se encontrará una
oración de calidad
(San NICETAS
STETHATOS).
43.
¡Oh Espíritu de amor, desciende sobre mí, para que sea yo para
Cristo una humanidad suplementaria!
(Santa ISABEL DE LA
TRINIDAD).
44.
Suplicad al Espíritu Santo que os enseñe en el corazón
(San JUAN DE ÁVILA).
45.
Frecuenta el trato del Espíritu Santo, que es quien te santifica, y no olvides que eres templo de Dios. El Paráclito está
dentro de tu alma, así que óyele y atiende dócilmente sus inspiraciones
(San JOSÉ Mª ESCRIVÁ).
46.
Una de las razones por las que el Espíritu Santo no hace grandes maravillas en las almas, es que no encuentra en ellas una unión estrecha con su fiel e indisoluble
esposa, María
(San LUIS Mª
GRIGNION).
47.
Donde está el Espíritu del Señor, en el corazón no
hay amarguras ni sitio para el resentimiento
(San FRANCISCO DE ASÍS).
48.
Del Espíritu Santo proviene la gracia de orar bien, pues nosotros ignoramos lo que
hemos de pedir a Dios y lo que hemos de hacer para salvarnos. El Espíritu Santo
es el que, felizmente, nos enseña a orar (San ALFONSO
Mª
LIGORIO).
reflexión
Invoca al Espíritu Santo
Lee en silencio y medita todas las citas
Frase elegida número: ¿Por qué?
Lee la 41 y 5. ¿Actúa en mí el Espíritu?
Lee la 46. ¿Será por esto por lo que le he impedido actuar más?
¿Le pido diariamente (leer 25) que me asista?
Medita la 12 y 13. El compromiso concreto que debo hacer es:
Finalizar con una oración de acción de gracias a Dios