Paso 55 de Santidad

MAGISTERIO DE LA IGLESIA

Escuela Jóvenes Cristianos
Molina de Segura, 6 junio 2022

escritura

1. Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que tú ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que tú desates en la tierra quedará desatado en el cielo (Mt 16, 18-19).
2. Le dice Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Le dice Jesús: "Apacienta mis corderos" (Jn 21, 15).
3. Simón, yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca (Lc 22, 32).
4. Ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia (2Pe 1, 20).
5. El que habla por su cuenta, busca su propia gloria (Jn 7, 18).

magisterio

6. La Iglesia apostólica está en Roma (JUAN PABLO II, 31-12-1991).
7. El Salvador encomendó a Pedro apacentar la Iglesia (VATICANO II, LG, 8).
8. Si alguno dijere que el romano pontífice no es sucesor de Pedro en el mismo primado, sea anatema (CONCILIO VATICANO I).
9. Si alguno dijere que el romano pontífice no tiene plena y suprema potestad sobre la Iglesia universal, no sólo en materias de fe y costumbres, sino en las de régimen y disciplina de la Iglesia difundida por todo el mundo, sea anatema (CONCILIO VATICANO I).
10. El romano pontífice, cuando cumpliendo su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, define que una doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia universal, goza de aquella infalibilidad que el Redentor divino quiso que estuviera provista su Iglesia. Las definiciones del romano pontífice son irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de la Iglesia. Y si alguno tuviere la osadía, lo que Dios no permita, de contradecir esta nuestra definición, sea anatema (CONCILIO VATICANO I).
11. Las definiciones del romano pontífice, cuando proclama de una forma definitiva la doctrina de fe y costumbres, son irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de la Iglesia, por haber sido proclamadas bajo la asistencia del Espíritu Santo. Y no necesitan de ninguna aprobación de otros ni admiten apelación a otro tribunal (VATICANO II, LG, 25).
12. El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita (Tradición y Escritura), ha sido encomendado únicamente al magisterio de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo (VATICANO II, DV, 10).
13. La sagrada Tradición y la sagrada Escritura constituyen el depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia (VATICANO II, DV, 10).
14. El magisterio eclesial enseña, santifica y guía (JUAN PABLO II, 3-3-1990).
15. Nadie puede permanecer fiel a la sagrada Tradición si rompe los lazos y vínculos con el papa (JUAN PABLO II, 2-7-1988).
16. Sobre la fe de Pedro se apoya el edificio de la Iglesia (PABLO VI).
17. La sagrada Tradición de la Iglesia, propuesta auténticamente por el magisterio eclesiástico, ordinario o extraordinario, especialmente en los concilios ecuménicos desde Nicea al Vaticano II (JUAN PABLO II, 2-7-1988).
18. Aceptar la fe quiere decir adhesión a la palabra de Dios (Escritura y Tradición) como es transmitida por el magisterio (JUAN PABLO II, 16-9-1987).
19. Si alguno dijere que puede suceder que, según el progreso de la ciencia, haya que atribuir alguna vez a los dogmas propuestos por la Iglesia un sentido distinto del que entendió y entiende la misma Iglesia, sea anatema (CONCILIO VATICANO I).
20. Cuando la doctrina enseñada se pone en discusión por parte de algunos teólogos y pastores de almas, esta actitud puede suscitar dudas sobre una enseñanza que para la Iglesia es cierta, oscureciendo de este modo la percepción de una verdad que no puede ser discutida. Tal actitud no es signo de comprensión pastoral, sino de incomprensión del verdadero bien de las personas. La verdad no puede tener como medida la opinión de la mayoría (JUAN PABLO II, 14-3-1988).
21. La gente busca en la Iglesia una sabia y verdadera guía (JUAN PABLO II, 20-1-1990).
22. La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas (VATICANO II, DV, 10).
23. Los obispos, cuando enseñan en comunión con el romano pontífice, deben ser respetados por todos como testigos de la verdad divina y católica (VATICANO II, LG, 25).
24. El obispo, promotor de santidad en el pueblo de Dios (JUAN PABLO II, 5-4-1990).
25. Los fieles deben estar unidos a su obispo como la Iglesia a Jesucristo (VATICANO II, LG, 27).

tradición

26. Pedro es el príncipe de los apóstoles (San INOCENCIO I).
27. El papa es el dulce Cristo en la tierra (Santa CATALINA DE SIENA).
28. Roma (el papa) no puede errar en cuestiones de fe (San CIPRIANO).
29. Someto lo inexacto que haya dicho a la mano enmendadora de la Iglesia romana (Santo TOMÁS DE AQUINO).
30. Yo me mantengo unido a su Santidad, esto es, a la sede de Pedro. Sobre esta roca sé que está fundada la Iglesia (San JERÓNIMO).
31. Donde está Pedro, allí está la Iglesia (San AMBROSIO).
32. El romano pontífice es el vicario de Jesucristo (San JUAN BOSCO).
33. Pedro es el príncipe de los apóstoles y el pregonero supremo de la Iglesia (San CIRILO DE JERUSALÉN).
34. La doctrina completa, la fe pura, tal como es transmitida por los santos padres, es conservada intacta sólo por los obispos de Roma (San JERÓNIMO).
35. Con la Iglesia romana, a causa de la mayor autoridad de su origen, ha de estar necesariamente toda otra Iglesia, es decir, los fieles de todas partes; en ella se ha conservado aquella Tradición que arranca en los apóstoles (San IRENEO).
36. El carisma del papa nos asegura que su palabra proclama la doctrina de Cristo y la enseñanza de la Iglesia universal, lo que siempre por todos y en todas partes ha sido creído como doctrina del Señor (San VICENTE LERINS).
37. Defiendan de tal modo la sede apostólica y su autoridad, que atraigan a todos a verdadera obediencia (San IGNACIO DE LOYOLA).
38. No creería ni al evangelio, si no me moviese a ello la autoridad de la Iglesia Católica (San AGUSTÍN).
39. Lo que enseña la Iglesia es la única verdad (San IRENEO).
40. Seis días se pasaron en contemplar las principales maravillas de Roma, y el séptimo vi la mayor de todas: el papa (Santa TERESA DE LISIEUX).
41. La Iglesia Católica es el centro de la verdad, y maestra de todos los fieles (San JUAN BOSCO).
42. Fue el Espíritu quien me dijo: "No hagáis nada sin el obispo" (San IGNACIO DE ANTIOQUÍA).
43. En todas las cosas deseo seguir a la Iglesia romana, cuyo modelo y forma seguimos en todo (San AMBROSIO).
44. Por todos debe cumplirse lo que fue entregado a la Iglesia romana, y que hasta ahora se ha custodiado (San INOCENCIO I).
45. Aseguro que el romano pontífice es infalible en aquel sentido y modo que es tenido en la Iglesia Católica. Ésta es mi creencia y, con toda ansia, deseo que esta fe mía sea la de todos.
No temamos a aquellos hombres que no tienen otro apoyo que la prudencia de este mundo; prudencia que, a la verdad, es enemiga de Dios; ésta es aquella prudencia con la que Satanás se transfigura en ángel de luz; esta prudencia es perjudicial a la autoridad de la Iglesia romana. Finalmente digo que esa prudencia es la auxiliadora de la soberbia de aquellos hombres que aborrecen a Dios.
No lo dudo, eminentísimos y reverendísimos padres, que esta declaración dogmática de la infalibilidad del romano pontífice será el bieldo o ventilabro con que Jesucristo limpiará su era, y reunirá el trigo en el troje, o granero, y quemará con fuego inextinguible la paja. Esta Declaración separará la luz de las tinieblas. ¡Ojalá pudiese yo en la confesión de esta verdad derramar toda mi sangre y sufrir la misma muerte! ¡Ojalá pudiese yo consumar el sacrificio que se empezó en el año 1856 bajando del púlpito después de haber predicado de la fe y de las buenas costumbres el día 1 de febrero, vigilia de la purificación de María Santísima! Traigo la estigma o las cicatrices de Jesucristo en mi cuerpo, como lo veis en la cara y en el brazo.
¡Ojalá pudiese yo consumar mi carrera confesando y diciendo de la abundancia de mi corazón esta gran verdad: Creo que el sumo pontífice romano es infalible! Sumamente deseo que todos conozcamos y confesemos esta verdad.
En la vida de Santa Teresa se lee que Jesucristo se le apareció y le dijo: "Hija mía, todos los males de este mundo provienen de que los hombres no entienden las santas Escrituras". A la verdad, si los hombres entendieran las sagradas Escrituras, claramente verían esta verdad, que el romano pontífice es infalible, pues esta verdad claramente está contenida en las sagradas Escrituras. Pero ¿cuál es la causa de que no entiendan las Escrituras? Tres son las causas:
1º porque los hombres no tienen amor de Dios,
2º porque no tienen humildad,
3º porque hay algunos que no quieren entenderlas, pues no quieren obrar el bien.
He dicho en el día 31 de mayo de 1870 (
San ANTONIO MARÍA CLARET).

reflexión

Invoca al Espíritu Santo
Lee en silencio y medita todas las citas
Lee y comenta la 21, únicas palabras de Jesús sobre su Iglesia
Los dogmas son inapelables (lee la 19). ¿Cómo los acepto en mi vida?
¿Me preocupo de conocer el magisterio de la Iglesia? ¿Cómo? ¿Dónde?
El compromiso concreto de hoy es:
Finalizar con oración de acción de gracias y petición al Señor