El siglo XX: frío, de hierro, convulso y tecnológico
III

Zamora, 11 septiembre 2023
Antonio Fernández, licenciado en Sociología

         Fue la china otra revolución iniciada en el pasado s. XX, según la pauta marcada por la soviética Revolución de Octubre pero desde muy diferente punto de partida: una muralla de 2.400 km, construida hace más de 5 siglos, y que sugiere un inmenso mundo cerrado, autosuficiente e inmóvil. En cierta forma, así se ha manifestado China durante siglos y siglos: los mismos ritos, costumbres y creencias, generación tras generación y dinastía tras dinasa.

         Al igual que sucedió en Rusia, China entró en el s. XX con aires de innovación. Hacía 3 años que había muerto la carismática emperatriz Tzu-Hsi, y el teórico Yat-Sen había proclamado una república que, muy pronto, se convirtió en anarquía (que el general Shi-Kai pretendió cortar de raíz, con la reinstauración de una nueva dinastía que habría de encabezar él mismo).

         No fue posible el restablecimiento de la monarquía pretendida por Shi-Kai, pero sí la ocasional consolidación de determinados "señores de la guerra" que se erigieron en auténticos reyezuelos con debilidad por los caminos abiertos de las potencias imperialistas (a las que, en perruna correspondencia, brindaban su vasallaje). Pero los atropellos y arbitrarias intromisiones del bárbaro generaron en China la rebeldía en un sector nacionalista a ultranza, y el populismo acertó a cuajar en el más genuino campesinado.

         Fue en ese círculo donde destacó un joven que llegaría a ser el gran timonel: Mao Tse-Tung. Había nacido en Chao Chen, pequeño pueblo de la provincia de Hunan (China Central), y tenía 20 años cuando decid arrinconar a Confucio y acercarse a los economistas y pensadores del Oeste.

         No tardó mucho en hablar Mao de los "cuatro grandes demonios de China": el pensamiento confucionista, el capital, la religión y el poder autocrático. Según propia confesión, él se sentía idealista, hasta que en su primer viaje a Pen (ca. 1918) el bibliotecario Li Ta-Chao le introduce en el marxismo. En resumidas cuentas, el maestro Li defendía la teoría de que los países subdesarrollados, colonizados y semi-colonizados, eran esencialmente superiores a los imperialistas e industrializados.

         Sin duda que Marx habría calificado a China de país proletario. Y de ahí a considerar la lucha por la liberación del imperialismo (como forma superior de la lucha de clases) no había más que un pequeño paso, que que los jóvenes contertulios de Mao habían de ser capaces de dar. Así resultaría que China, país esencialmente proletario, podría colocarse a la vanguardia de la lucha anti-imperialista.

         Mao propuso liberar a China de toda presencia colonial, y a esa tarea se aplicó durante 30 años. De cara a sus seguidores, Mao se revelaba como hombre de inflexible voluntad, patriota, realista, gran estratega, humano, paciente, poeta, inigualable organizador... y fidesimo marxista. Sobre todo cuando Lenin se encargó de divulgar a los cuatro vientos que los "explotadores rusos se han convertido en explotados", gracias a la doctrina de Marx (la cual "es omnipotente porque es exacta").

         De 1920 (en que Mao encabeza el Partido Comunista de su provincia) a 1949 (en que Mao asienta sus reales en la Ciudad Prohibida de Pekín) hubo un largo trecho, lleno de acción y destrucción, y en el cual la Larga Marcha no pasó de un episodio más: 10.000 km recorridos durante un año de huidas, avances y retrocesos hasta el noroeste, en que Mao se hizo fuerte con no más de 40.000 fieles (frente a los casi 3 millones de soldados del ejército del general Chiang Kai-Chek).

         La invasión japonesa abr a Mao un nuevo frente de batalla, y le brindó la ocasión de aunar voluntades, haciendo de la invasión un revulsivo para la voluntad popular (que ya se sentía llegada al límite de su paciencia). Decidió entonces Mao romper con el estado de pequeña tranquilidad, y encar en el gran timonel a un providencial liberador.

         Mientras tanto, la otra China, la de los grandes terratenientes, señores de la guerra, servidores de las multinacionales, enclaves nacionales y poderosos funcionarios, se agrupó en torno a Chiang Kai-Chek, quien con un ejército 100 veces superior al de Mao, y obsesionado por cercar y aniquilar a Mao (quien huye y ataca sólo cuando es seguro de vencer), margina un efectivo plan de defensa contra el invasor japonés.

         En un ataque sorpresa, Mao coge prisionero a su rival, y le conmina a agrupar las fuerzas contra el enemigo común. A duras penas mantienen ambos la alianza hasta el final de la II Guerra Mundial, y una vez acabada ésta China entró en abierta Guerra Civil, que terminó con el confinamiento de los fieles de Chiang en la isla de Taiphen (ca. 1949).

         El triunfo puso a Mao en la necesidad de edificar la paz, y a esa tarea se consagró con más de 800.000 sumarias ejecuciones. Fue su forma de "desbrozar el camino hacia el socialismo". Mao creyó contar con los suficientes recursos como para mantener el fervor popular, a través de la Campaña de las 100 Flores, el Salto hacia Adelante, la Revolución Cultural o su ocasional biblia o Libro Rojo. Pero con ninguna de ellas logró el éxito Mao, y en todas ellas se mostró incapaz de presentar serios alicientes para el trabajo solidario.

*  *  *

         Contrariamente a lo que Marx había propugnado, ni en China ni en Rusia (ni en ninguna otra de las revoluciones socialistas) la rebeldía contra el estado de cosas existente tuvo relación alguna con los cambios en los modos de produccn.

         En el caso de China, ni siquiera la doctrina de Marx ayudó a una toma de conciencia materialista. Diríase que el evidente paso de la miseria a la pobreza, del que habló Malraux en su Cuando China Despierte, fue presentado y desarrollado como una idea de salvación o la fuerza para destruir los obstáculos, hasta el reencuentro con una sociedad en que el trabajo de todos y para todos pasó a ser la primera razón de la existencia.

         En los últimos tiempos, la mixtura del rígido acatamiento a la razón de estado (encarnada en el aparato del Partido), una estudiada relajación (o patriótica adaptación) del viejo fundamentalismo marxista, y una gradual apertura a las leyes del mercado, resultó ser una eficaz arma para librar la batalla comercial . Es lo que oportunamente explica el profesor Parrilla Martínez en su Catoblepas:

"Un buen resumen del modelo cultural y la estrategia de expansión de China, se refleja en el Discurso de los 24 Caracteres pronunciado por Deng Xiaoping. Se podría decir, que es un resumen concentrado del Arte de la Guerra de Sun-Tzu, escrito como manual de guerra y estrategia militar en el s. VI a.C, y ques de 2.500 os más tarde, constituye un modelo de estrategia empresarial enseñado en las principales escuelas de negocio del mundo. Las ideas del Discurso de los 24 Caracteres son: observa con calma, asegura tu posición, afronta los asuntos con tranquilidad, esconde tus capacidades, aguarda el momento oportuno, mantén un perfil bajo (silencio, discreción), nunca reivindiques el liderazgo".

         En la década de 1990 China decide incorporarse al mercado internacional, según una estrategia tan simple como eficaz: expansión económica según el esquema básico de la dialéctica de los estados. Fue un modelo económico parasitario, pues según Julián Pavón "China crea empresas chinas que producen mercanas manufacturadas en China, que vende en tiendas chinas donde sólo se contratan trabajadores chinos". En resumidas cuentas:

El modelo chino de expansión económica es mayoritariamente patriota. Las empresas y fabricantes son chinas, desarrollan la producción en China y dan empleo casi exclusivamente a chinos. Con lo cual, toda la cadena de valor de la producción podríamos decir que se queda en casa.

Por la venta de sus productos, los comerciantes chinos obtienen unos fondos que son ingresados en bancos chinos con sede en China, incrementando enormemente la reserva de divisas en aquel país.

El incremento de reservas de China lleva al gobierno chino a comprar empresas de materias primas y otros recursos estragicos, ades de controlar la economía mundial a través de la adquisición de deuda soberana de las principales economías occidentales.

         De esta forma, China reivindica para sí un modelo de expansión económica en el predomina el espíritu pacífico de la conquista, con estrategias y no a través de las batalla. Como conclusión, diremos que el liderazgo comercial de China se está convirtiendo en liderazgo financiero, y los pximos retos chinos pasan por el liderazgo tecnológico, militar y espacial.

         Esta estrategia ha convertido a China en la 2ª economía s grande del mundo, con un PIB nominal de 5.878 billones $ anuales y un crecimiento del 9,5% anual. Y como China vincula el yuan con el dólar, los tipos de interés permanecen bajos: yuan barato y productos a bajo precio. De este modo, se favorecen las exportaciones.

         De esta manera China es la mayor potencia financiera actual, y tiene acumulados más de 3,5 billones $ en divisas. Con este dinero compra los países adquiriendo su deudablica, y compra las materias primas estragicas de Iberoamérica y África. China puede comprar el mundo, y de hecho lo está haciendo.

         Por último, las reservas que ha ido atesorando China durante las últimas décadas (por la exportación de su producción), hace que tenga un poder importante. La compra masiva de bonos del gobierno norteamericano (al igual que de otros países europeos) da a China un poder de negociación bajo la amenaza de venta de títulos, que tirarían al alza del tipo de interés necesario para la colocación de deuda soberana, con negativas consecuencias para las cuentas blicas (al obligar a los países a destinar una mayor partida de gasto al pago de intereses de la deuda).

         Actualmente no sólo es China la fábrica del mundo, sino también su banquero; no sólo controla la producción, sino también la distribución. China ha terminado por convertirse en lapotencia económica del mundo, y empieza a transformar esa riqueza financiera en riqueza tecnológica.

         Como en todos los regímenes autoritarios, la obsesión por el mantenimiento del poder cierra las puertas a cualquier efectiva liberalización de las conciencias, paso previo para la progresiva realización personal. Eso es algo que, a nivel general, nunca ha existido en China, como tampoco existe un mínimo de respeto por la vida digna de las personas. China sigue siendo una dinastía de dictadores, en este caso de comunistas de corte capitalista.

*  *  *

         El s. XX fue cerrado con la caída del Muro de Berlín (ca. 1989), la recuperación democrática de la mayoría de los países que haan vegetado en la órbita soviética (ca. 1991), la conversión de la propia Rusia (que ya no renegaba de sus raíces cristianas), la inmensa China con sus 1.200 millones de súbditos, Corea del Sur y otros vecinos con ciertos focos de desarrollo tecnológico, y la inmensa incógnita de la India o Brasil.

         Durante la mitad del s. XX la población global creccomo nunca antes lo había hecho, hasta superar los 6.000 millones de personas. Y se estima que seguirá creciendo, hasta estabilizarse en torno a los 10.000 millones hacia la mitad del presente s. XXI.

         Un Malthus redivivo pondría el grito en el cielo ante el temor del agotamiento de los recursos naturales, cosa que la reciente historia muestra como radicalmente falso. Cierto que ha crecido la población hasta límites inimaginables, pero tambn lo es que la iniciativa de los emprendedores ha estado a la altura de las circunstancias, de forma que si algo ha fallado ha sido la voluntad de una adecuada distribución, y no la cantidad a distribuir.

         La historia ha mostrado cómo pueblos super-poblados, como China o India, no han dejado de crecer económicamente hasta los niveles actuales, saliendo de la pobreza más absoluta y poniéndose a la vanguardia de los países menos poblados. Y bueno sería que las palmarias deficiencias que siguen atormentando a buena parte de los países todavía pobres, muchos de ellos subdesarrollados a causa de las tiraas, el tribalismo y las guerras (en el Africa profunda, especialmente) despierten de una vez por todas.

         Sabemos que éste último es un deseo de muy difícil resolución, en cuanto siempre habrá zánganos y explotadores para vivir a costa del esfuerzo de los demás. Pero allí donde haya personas libres y dispuestas, o donde pueda estar cualquier madre Teresa (la cual no regalaba peces, sino cañas para que la gente se esforzara y los pescara) tendrá hueco un comercio global que no reconozca fronteras.

         No es tarea fácil, y no se conseguirá tan sólo con una simple globalización, sino reorientando ésta y eliminado los obstáculos externos. Que ésta no es en misma perjudicial para el desarrollo económico lo prueba la trayectoria histórica de los primeros países globalizados (los occidentales), y la s reciente de algunos asiáticos (Corea del Sur, Taiwán, Malasia, Singapur...) y árabes (Emiratos, Arabia, Qatar...).

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  Act: 11/09/23        @enseñanzas de la vida            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A