E.P: ¿Representa hoy la ONU al mundo?

            Estoy totalmente de acuerdo con Kofi Annan cuando dijo que no habría una reforma completa de las Naciones Unidas sin una reforma del Consejo de Seguridad. Este Consejo sigue reflejando el mundo de 1945. Dicho esto, la Carta de las Naciones Unidas es clara: corresponde a los estados miembros determinar cómo se va a reformar el Consejo de Seguridad, y espero que lo hagan.

E.P: ¿Cuál es su respuesta a los críticos de la ONU?

            Las Naciones Unidas se fundaron en 1945 para apoyar la acción colectiva, a fin de lograr la paz, el desarrollo y los derechos humanos para todos. Mientras que algunos desafíos persisten, otros (como la crisis climática) están empeorando, y están surgiendo nuevos problemas, como la forma en que utilizamos la tecnología, como una fuerza para el bien.

            Conmemoraremos el 75º aniversario de las Naciones Unidas con una serie de conversaciones mundiales. Deseo que las Naciones Unidas escuchen las preocupaciones, aspiraciones e ideas de personas de todos los ámbitos de la vida, de todo el mundo, sobre cómo deberían ser las Naciones Unidas con motivo de nuestro centenario. Esta iniciativa llegará a todos los segmentos de la sociedad, desde las aulas escolares hasta las salas de juntas de las empresas, desde los parlamentos hasta los ayuntamientos. Y hará especial hincapié en los jóvenes y en aquellos cuyas voces se ven con demasiada frecuencia marginadas, o no se escuchan en los asuntos mundiales.

E.P: ¿Cómo puede la ONU ayudar a construir un mundo mejor?

            Necesitamos más solidaridad internacional y más multilateralismo. Debemos trabajar juntos para abordar las cuestiones de la paz y la seguridad, promover el desarrollo sostenible, promover los derechos humanos, reducir las desigualdades y evitar una catástrofe climática. Necesitamos un sistema universal que respete el derecho internacional y que esté organizado en torno a instituciones multilaterales fuertes.

            Pero este multilateralismo debe adaptarse a los desafíos de hoy y de mañana. Esta visión estará en el centro de la reflexión del próximo año con motivo del 75º aniversario de las Naciones Unidas. Los resultados se presentarán a los dirigentes mundiales en el 75º período de sesiones de la Asamblea General, y espero con interés aprovechar los resultados de esta conversación.

E.P: ¿Qué diría Ud. sobre la actual carrera armamentista?

            Durante la Guerra Fría se crearon mecanismos para limitar el riesgo de confrontación nuclear, y se estableció un marco de desarme. Estos mecanismos funcionaron, lo que dio lugar a una reducción significativa de los arsenales nucleares y a la prevención de la propagación de las armas nucleares.

            Estoy muy preocupado porque este marco, que es esencial para nuestra seguridad colectiva, está dando pasos atrás. Algunos de los acuerdos muy importantes establecidos durante la Guerra Fría se han erosionado. La dimensión nuclear de las tensiones regionales es cada vez más peligrosa, como podemos ver en el Asia nororiental y en Medio Oriente.

            Es absolutamente esencial que el desarme nuclear vuelva a ocupar un lugar central en la agenda internacional. También es esencial garantizar que el Tratado de No Proliferación Nuclear mantenga su condición de pilar fundamental del orden mundial. Como indiqué en mi visión del desarme, redoblaré mis esfuerzos para ayudar a los estados miembros a volver a una visión y un camino comunes, que conduzcan a la eliminación total de las armas nucleares.

            Las armas autónomas, que podrían tener el poder de matar sin intervención humana, son políticamente inaceptables y moralmente despreciables. Creo firmemente que deberían prohibirse, pero en este momento no hay consenso en el mundo sobre cómo regular estos nuevos avances tecnológicos. Se trata de un reto que debemos abordar con carácter de urgencia.

            Los avances tecnológicos también son preocupantes. La creciente frecuencia y gravedad de los ciberataques están socavando la confianza, y alentando a los estados a adoptar posturas ofensivas para el uso hostil del ciberespacio. Temo que los ataques cibernéticos puedan desencadenar nuevos conflictos.

E.P: ¿Estamos ante una II Guerra Fría, entre EE.UU y China?

            Por un lado, veo un mundo cada vez más interconectado con beneficios positivos para millones de personas. Por otro lado, veo mayores riesgos de fracturas sociales, políticas, económicas y tecnológicas.

            También me preocupa la posibilidad de lo que yo llamo “la gran fractura”. Si las dos principales economías del mundo se dividen en sectores como el comercio y la tecnología, corremos el riesgo de crear dos submundos separados. Cada uno con sus propias normas comerciales y financieras, su propia internet, su propia estrategia de inteligencia artificial y sus propios desarrollos geoestratégicos y militares.

            Esto es algo que debemos evitar. Para garantizar la paz y la seguridad, debemos trabajar por un mundo con un único conjunto de normas mundiales, que todos acepten y garanticen. Necesitamos un mundo multipolar fuerte, con instituciones multilaterales fuertes.

E.P: ¿Qué debería hacer la UE para abordar la inmigración?

            Mientras hablamos, más de 70 millones de personas están siendo desplazadas, el doble que hace 20 años, y 2,3 millones más que hace un año. Es un número impactante y desgarrador.

            Los conflictos se han vuelto más complejos, y se van combinando con tendencias como el cambio climático, el crecimiento demográfico, la rápida urbanización y la inseguridad alimentaria. Lamentablemente, puedo predecir que el desplazamiento forzado y las necesidades humanitarias seguirán aumentando, y que el número de personas desplazadas crecerá más rápido que nuestra capacidad para encontrar soluciones.

            El 17 de diciembre, los dirigentes mundiales se reunirán en Ginebra para celebrar el I Foro Mundial de Refugiados, organizado por la Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados, con el fin de examinar formas de abordar mejor las realidades actuales, y prepararse para los retos futuros. Creo que en ese Foro deberemos cumplir las promesas de responsabilidad compartida, establecidas en el Pacto Mundial sobre Refugiados. Deberemos restablecer la integridad del régimen internacional de protección de los refugiados, y trabajar juntos para combatir a los traficantes y delincuentes, que se enriquecen a costa de las personas vulnerables.

            Los naufragios mortales no pueden convertirse en la nueva norma. Las soluciones también deben abordar las causas profundas de estos viajes peligrosos. Mientras persistan los conflictos y los problemas de desarrollo, las personas seguirán buscando un futuro más seguro y auspicioso para sí mismas y sus familias. La cooperación y la solidaridad internacionales son esenciales para proporcionar soluciones sostenibles, tanto a los hombres como a las mujeres y los niños afectados. En este contexto, acojo con satisfacción las nuevas políticas del gobierno italiano, y reitero que debe existir una solidaridad europea efectiva con países de primera línea, como Italia y Grecia.

E.P: ¿Cuál es su plan para combatir el cambio climático?

            Me decepcionan los resultados de la 25ª Conferencia de las Partes que acaba de concluir en Madrid. La comunidad internacional ha perdido una importante oportunidad de afirmar una ambición más firme en materia de mitigación, adaptación y financiación, para combatir la crisis climática.

            Pero no debemos rendirnos, y yo no me rindo. Estoy más decidido que nunca a trabajar para que 2020 sea el año en el que todos los países se comprometan a hacer lo que la ciencia cree que es necesario, para lograr la neutralidad de carbono para 2050, y no para aumentar la temperatura en más de 1,5 grados anuales.

            La crisis climática es una carrera contra el tiempo, para la supervivencia de nuestra civilización. Desafortunadamente, es una carrera que estamos perdiendo. Mientras que muchos ya se enfrentan a las terribles consecuencias de la crisis climática, la realidad de un medio ambiente inhabitable no es todavía obvia para todos. Pero aun podemos revertir la tendencia. Existen soluciones. Tenemos a la ciencia de nuestro lado, tenemos nuevos modelos de cooperación y también un creciente impulso para el cambio.

            El año que viene debemos proporcionar lo que la comunidad científica ha llamado un deber, una obligación. Todos los países deben comprometerse a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45% para 2030 (en comparación con los niveles de 2010), y a alcanzar cero emisiones netas de CO2 para 2050. En este sentido, acojo con satisfacción el compromiso de la UE con la neutralidad de carbono para 2050, e insto a todos los países a que sigan este ejemplo de acción climática.

            Por lo tanto, en los cruciales 12 meses venideros, será esencial garantizar compromisos más ambiciosos a nivel nacional, en particular por parte de los principales contaminadores, para empezar a reducir inmediatamente las emisiones de gases de efecto invernadero, a un ritmo compatible con el logro de la neutralidad de carbono.

E.P: ¿Ve Ud. amenazada la libertad religiosa, a nivel mundial?

            La libertad de religión es un tema que espero tratar con el papa Francisco. Me preocupa profundamente el aumento de la intolerancia y los ataques directos contra las personas, basados únicamente en sus creencias o afiliaciones religiosas. Los ataques mortales contra mezquitas en Nueva Zelanda y sinagogas en los Estados Unidos, y el bombardeo en Pascua de iglesias en Sri Lanka, demuestran la urgencia de actuar para que todos, independientemente de sus creencias religiosas, puedan disfrutar plenamente de sus derechos humanos.

            La diversidad es una riqueza, no una amenaza. Me rompe el corazón ver cómo un número cada vez mayor de personas son humilladas, acosadas y atacadas públicamente, simplemente por su religión o fe. Los judíos han sido asesinados en sus sinagogas, y sus lápidas han sido desfiguradas por esvásticas. Los musulmanes están siendo asesinados en sus mezquitas, y sus lugares de culto vandalizados. Los cristianos están siendo asesinados durante su oración, y viendo quemadas sus iglesias.

            En los últimos meses, he lanzado dos iniciativas: un plan de acción para salvaguardar los lugares religiosos y defender el derecho a la libertad religiosa; y una estrategia a nivel del sistema de las Naciones Unidas para abordar la cuestión del odio.

            En colaboración con mi Alto Representante para la Alianza de Civilizaciones, el plan de acción tiene por objeto ayudar a los estados miembros a garantizar que los fieles puedan observar sus ritos en paz. Las casas de culto en todo el mundo deben ser refugios seguros para la reflexión y la paz, no lugares de derramamiento de sangre y terror. También necesitamos una fuerte inversión en cohesión social para garantizar que las diferentes comunidades sientan respetada su identidad, y que ellas hagan lo mismo por las demás, creando así unos intereses conjuntos dentro de la sociedad.

            La educación debe ser un elemento clave de nuestros esfuerzos por combatir la propagación del odio. Tengo la intención de convocar una conferencia sobre la función de la educación para abordar este fenómeno, y aumentar la resiliencia frente a él.

            La reciente declaración de Su Santidad el papa Francisco y el gran imán de al-Azhar, Ahmed el-Tayeb, fue una contribución extremadamente importante a la coexistencia pacífica, al respeto mutuo y al entendimiento entre las diferentes comunidades religiosas del mundo.

E.P: ¿Y de qué conversará con él con él?

            Quiero reunirme con el Santo Padre para expresar mi aprecio por su trabajo. Él es una voz fuerte sobre la crisis climática, la pobreza, la desigualdad, el multilateralismo, la protección de los refugiados, los migrantes, el desarme y muchas otras cuestiones importantes.

            A través de su trabajo, el papa contribuye a la consecución de muchos de nuestros objetivos, incluidos los del desarrollo sostenible, la lucha contra el cambio climático y la promoción de una cultura de paz. Construir puentes es una buena analogía y, mientras hablemos de estos temas, exploraré la manera de aumentar nuestra colaboración entre la ONU y la Santa Sede, para construir puentes y lograr más resultados para las personas que más lo necesitan.

 

* Antonio Manuel Oliveira Guterres nació en Lisboa en 1949. Elegido mejor estudiante de Portugal en 1965, se licenció en Física en 1971 y doctoró en Ingeniería pocos años después, dando clases de Telecomunicaciones en el Instituto Técnico Superior de Lisboa. Integrado y muy implicado desde joven en la Juventud Universitaria Católica, en 1970 funda el grupo católico Grupo da Luz junto al sacerdote Vítor Melícias, se casa con Luisa Gimaraes y entra en el campo de la política, ganando las primarias del Partido Socialista. Gana también las elecciones generales de 1995, sufre la muerte de su mujer en 1998 y ejerce la presidencia de Portugal hasta 2002. Ese año deja la política nacional y funda, junto a Gorbachov y Aznar, el llamado Club de Madrid, con la idea de aglutinar ex-presidentes de gobierno y ofrecer así mediación política a los gobiernos en conflictividad. El año 2005 acepta una oferta de la ONU y pasa a dirigir el Alto Comisionado para Refugiados, o ACNUR. El 1 enero 2017 es elegido para ocupar la Secretaría General de la ONU, poniendo a 3 subsecretarias bajo su cargo (una nigeriana, una coreana y una brasileña) y eligiendo a su amigo sacerdote Melícias como su confidente, según él mismo comentó a la periodista Miriam Assor para el Correio da Manha portugués, y explicó después al boletín informativo SAPO 24 lisboeta. Sigue asistiendo siempre a su misa diaria, visita a su amigo y director espiritual siempre que puede, y ha suspendido tajantemente la financiación abortista de la ONU, "como ya hizo en su etapa de primer ministro socialista, basado en su fe profunda y firmes convicciones", nos dice Claudio Anaia, ex-líder de las Juventudes Socialistas Católicas.