E.P: Hábleme de la Europa de la post-guerra.

            Los acontecimientos de la posguerra en Europa se caracterizaron por la superación del odio, la desconfianza y el miedo, y al mismo tiempo de la miseria material. Esto requirió mucha paciencia y comprensión, y un alto grado de disposición para ayudar. Estas cosas surgieron de una conciencia de solidaridad cristiana, que había sido sofocada hasta entonces.

E.P: ¿Cómo ve Ud. el mundo actual?

            La oposición y la tensión son todavía constantes entre el mundo libre y el régimen ruso, y esto representa un peligro especial para Europa. En la actualidad, la paz sólo está garantizada por el equilibrio de la fuerza militar. Este seguirá siendo el caso, mientras Rusia se oponga a todo desarme bajo inspección.

E.P: ¿Y a los partidos socialistas?

            Los partidos socialistas de la Europa Occidental parecen muy preocupados en este momento por revisar su tradicional actitud anti-Iglesia. Pero tengo la impresión de que a menudo subsisten diferencias considerables, entre lo que declaran en sus programas y su práctica política.

E.P: ¿Cómo evalúa Ud. su papel de arquitecto de la nueva Europa?

            No me gusta hablar de mí. Pero creo que puedo decir que toda mi actividad política, especialmente mi trabajo por Europa, ha estado sostenida por la convicción de que la acción política debe estar dirigida por principios. En concreto, creo que la superación de los conflictos, o la consecución de la reconciliación y la amistad, de la paz y de un orden justo, sólo son posibles desde las exigencias de la ley moral cristiana.

E.P: Pero ¿es viable esa Europa, si su defensa depende de los Estados Unidos?

            Europa sólo puede vivir en un mundo pacífico. Por lo tanto, la fuerza de América y los preparativos de defensa comunes de los países de la OTAN son la garantía de la paz y la seguridad de Europa. Por supuesto, Europa será más viable cuanto más se unan sus pueblos económica, cultural y políticamente.

E.P: El nacimiento de la nueva Europa fue debido a los políticos cristianos. ¿Es eso cierto?

            Los políticos cristianos ganaron democráticamente  en sus respectivos países, porque lo quería la mayoría de sus compatriotas. Y desde entonces emprendieron el camino hacia el entendimiento y la unión pacífica y amistosa de sus pueblos. Fue sobre todo su convicción cristiana común lo que permitió a las naciones de Europa crecer juntas.

E.P: ¿Cree Ud. en la utilidad de los partidos específicamente cristianos?

            La importancia de los partidos cristianos es todavía hoy tan grande como en 1945, si no mayor. La creciente influencia de las fuerzas anti-cristianas y ateas hace que la cohesión y la cooperación, sobre la base de nuestros principios cristianos comunes, sean aún más necesarias.

E.P: ¿Y que me dice del creciente número de agnósticos y ateos?

            Las raíces de Europa son cristianas, y si se recortan Europa no puede prosperar. Al anti-espíritu del materialismo, y al caos del nihilismo, debemos oponer convincentemente la imagen de un orden determinado por los principios de la justicia y la caridad.

E.P: ¿Cómo ve Ud. la relación actual entre católicos y resto de cristianos?

            Los cristianos siempre tomarán la iniciativa en favor de una Europa unida. De ahí que las estrechas y buenas relaciones entre católicos, anglicanos y protestantes, extendiéndose al ámbito político, sean importantes e indispensables para el futuro de Europa. El diálogo ecuménico es una valiosa contribución a ello.

E.P: ¿Van las enseñanzas de la Iglesia en esa dirección?

            El Concilio Vaticano II se ha declarado muy claramente, a favor de la construcción de comunidades supranacionales y del desarrollo de la cooperación internacional en las esferas política, económica y social. La Iglesia ha señalado esto con todo el peso de su autoridad, como la posibilidad más esperanzadora para la eliminación de las injusticias y el establecimiento de una paz duradera y segura. Este ha sido un respaldo impresionante, respecto a la rectitud del proceso que en su día emprendimos en Europa.

E.P: Pero los pronunciamientos papales, ¿tienen algún efecto, en los estadistas del mundo?

            El papa de la Iglesia Católica es una autoridad moral reconocida hoy en todo el mundo, por cristianos y no cristianos por igual. Los pronunciamientos de los papas sobre el orden mundial no sólo han influido directamente en las deliberaciones de los estadistas, sino que también ofrecen esperanza a todos los hombres de buena voluntad. El discurso del papa Pablo VI ante la ONU, y sus iniciativas para un alto el fuego en Vietnam, han dado recientemente una nueva demostración de esto.

E.P: ¿Cómo se podría consolidar una Europa unida?

            Una política basada en la aportación ciudadana es la base más segura para la unidad europea. Esto no significa que tal Europa no pueda ser regida mediante la cooperación de los partidos políticos, pero en muchos países hay ciudadanos que no quieren saber nada de los partidos políticos, y sí de la responsabilidad ciudadana.

 

* Konrad Joseph Adenauer (Koln 1876-Rhondorf 1967) fue canciller de Alemania de 1949 a 1963, tras sus años de alcaldía en Colonia de 1917 a 1921, y presidencia del Consejo de Estado de Prusia de 1921 a 1933, como miembro del Partido Zentrum. Llegado Hitler al poder, fue arrestado y encarcelado en un campo de concentración por el Partido Nazi, por sus “insistentes intentos en derrocar el régimen hitleriano”. Anteriormente, de joven había estudiado Derecho en las universidades de Friburgo, Munich y Bonn, conociendo en ésta última a la joven estudiante de Magisterio Emma Weyer (Gussie, para él), con la que se casó a los 25 años y tuvo 8 hijos (tras lo cual ella falleció por una infección mortal, a los 34 años y en 1916).