2 de Octubre
Ángeles Custodios
Equipo
de Liturgia
Mercabá, 2 octubre 2025
Mt 18, 1-5.10
El episodio de hoy tiene lugar en la misma casa donde estaban Jesús y Pedro. Es la casa que representa la comunidad de Jesús. Comienza así una instrucción que tiene como punto de partida la pregunta de los discípulos. El reino de Dios es la Iglesia, en la cual suponen los discípulos, según la mentalidad del judaísmo, que hay diferencias de rango.
"A un criadito" (del griego paidion, lit. aprendiz) denota un niño o niña de hasta 12 años (Mc 5, 42). En muchas lenguas, los términos que designan a un joven se emplean para designar a un sirviente (mozo de cuerda, mancebo de botica...), pero en Grecia venía a ser un diminutivo de chico (lit. chiquillo), desde Aristófanes (el chiquillo de la tienda...).
En este pasaje no se trata de un chiquillo cualquiera, como aparece claramente a continuación ("el chiquillo éste" del v.4, y "un chiquillo de esta clase" del v.5). El chiquillo es un joven sirviente, que al ser colocarlo en medio, es hecho por Jesús centro de atención, y modelo para los discípulos.
"Si no cambiáis" (lit. si no dais la vuelta) significa un cambio de dirección (del griego no epistrepho, lit. no convertirse). "Estos chiquillos", en artículo anafórico, no se refiere a chiquillos cualesquiera, sino a la clase representada por el que Jesús ha colocado en el centro.
"Hacerse como los chiquillos" significa renunciar a toda ambición personal. Siendo este cambio condición para entrar en el reino, está en relación con la opción expresada en la 1ª bienaventuranza (Mt 5, 3), que es la que permite entrar en el Reino; lo mismo, con la fidelidad exigida anteriormente (Mt 5, 20) y con "renegar de sí mismo" (condición para el seguimiento; Mt 16, 24).
"Se haga tan poca cosa", del verbo tapeino y del adjetivo tapeinos, no alude a la humildad psicológica, sino a la sociológica (la condición humilde). Pues el paso a lo psicológico se hace añadiendo un complemento de interiorización (por ejemplo, "de corazón"; Mt 11, 29), o con palabra compuesta (tapeinophrosune).
En la Iglesia, la grandeza se juzga por criterios opuestos a los de la sociedad. El que sirve, no el que manda, es el más grande. Toda ambición de preeminencia o de dominio queda excluida.
El chiquillo/servidor pasa a ser modelo de discípulo. La disposición al servicio debe acompañar al discípulo en la misión ("si alguien no os acoge"; Mt 10,14); ella hace que el discípulo lleve consigo la presencia de Jesús.
La conclusión de lo anterior viene enfatizada por Jesús con la comparación de los ángeles. Según la creencia judía, sólo podían contemplar el rostro de Dios los 7 ángeles del servicio. Más tarde, por subrayar la trascendencia divina, se pensó que ni siquiera éstos podían hacerlo. Para ponderar el respeto debido a los pequeños se apoya Jesús sobre esa imagen: los pequeños son delante de Dios los más importantes de los hombres; lo que a ellos ocurre tiene inmediata resonancia ante el Padre del cielo.
Juan Mateos
* * *
De nuevo el relato de hoy esta constituido por dos pequeñas unidades que tienen como tema el significado de la grandeza en el reino de Dios.
En conformidad con su habitual estilo didáctico, el evangelista presenta a los discípulos preguntando y al maestro respondiendo. El punto de partida de la respuesta de Jesús es un gesto pedagógico: Jesús pone a un niño ante los discípulos y lo declara prototipo de grandeza en el reino de Dios. A partir de este gesto, Mateo elabora una cadena de sentencias impregnadas de matices característicos de su Iglesia.
El niño no será un ejemplo de inocencia o pureza, el niño es un ser débil, sin poder, sin pretensiones; no tiene nada que decir en la sociedad y debe limitarse a obedecer las órdenes que le dan los mayores; como los pobres en Mateo, sólo puede recibir con alegría lo que se le ofrece.
La llamada de Jesús a sus discípulos es a que renuncien a las pretensiones sobre el Reino y acepten con valentía lo que se les ofrece. Los discípulos deben cambiar sustancialmente su concepto sobre la grandeza. El volver a ser como niños no significa volver a ser el niño que se fue, sino en optar voluntariamente por la humildad y el servicio a los demás como única posibilidad de ser parte del reino de Dios.
Definido el concepto sobre "quién es el mayor en el reino de los cielos", y siguiendo con la habitual pedagogía de Mateo, se presenta la actitud pastoral por los pequeños mediante la Parábola de la Oveja Descarriada. El contenido de esta breve y sublime parábola es la alegría de Dios por encontrar "lo que estaba perdido".
La oveja de la parábola representa a los pequeños y a los pecadores del tiempo de Jesús, para quienes los fariseos y autoridades no tenían más que desprecios. Frente a los pequeños, para los que están perdidos (como la oveja de la parábola) no debe existir otra actitud sino la del pastor: ponerse en camino y afanarse para buscar y reincorporar al redil la oveja descarriada.
Todo el contenido del amor pastoral de Dios se concentra en la defensa de los pequeños. El verdadero pastor de la Iglesia será, a la vez, imagen, instrumento y presencia eficaz de este amor salvífico del Padre.
Fernando Camacho
* * *
Todos hemos sido niños, y el volver a serlo no puede extrañarnos, pues Jesús dice a Nicodemo que hemos de nacer de nuevo (Jn 3, 3). Ser niño; he aquí uno de los alardes más exquisitos de la bondad de Dios hacia nosotros. He aquí uno de los más grandes misterios del amor, que es uno de los puntos menos comprendidos del evangelio, porque claro está que si uno no siente que Dios tiene corazón de Padre, no podrá entender que el ideal no esté en ser para él un héroe, de esfuerzos de gigante, sino como un niñito que apenas empieza a hablar.
¿Y qué virtudes tienen esos niños? Ninguna, en el sentido que suelen entender los hombres. Son llorones, miedosos, débiles, inhábiles, impacientes, faltos de generosidad, y de reflexión y de prudencia; desordenados, sucios, ignorantes y apasionados por los dulces y los juguetes.
¿Y qué méritos puede hallarse en semejante personaje? Precisamente el no tener ninguno, ni pretender tenerlo robándole la gloria a Dios como hacían los fariseos (Lc 16,15; 18,9). Una sola cualidad tiene el niño, y es el no pensar que las tiene, por lo cual todo lo espera de su padre.
"A mí me recibe" (Mt 10,40; 25,40). Recompensa incomparable de quienes acogen a un niño para educarlo y darle lo necesario en nombre de Jesús. Y máxima severidad (v.6) para los que corrompen a la juventud en doctrina o conducta. Escándalo es literalmente todo lo que hace tropezar, esto es, a los que creen, matando su fe en él, o deformándola.
En esto se funda la creencia en los ángeles custodios, en que "hay voluntad del Padre celestial de que ninguno se pierda". El verdadero sentido según el contexto se ve mejor invirtiendo la frase: "Es voluntad que no se pierda". Así lo demuestra la Parábola de la Oveja Perdida (Lc 15, 1).
Emiliana Lohr
* * *
Jesús llama hoy a un chicuelo de la calle y lo lanza (algo asustado) en medio de esos grandes personajes. Tras lo cual, responde: "Haceos como él". ¡Qué cambio total! Cada uno de nosotros, según su temperamento, puede meditar sobre esta 1ª consigna: "Haceos como niños".
Lozanía, belleza, inocencia del niño... ¿por qué no? Pero el ápice del pensamiento de Jesús gira hacia otro aspecto: grande y pequeño. Así, lo esencial para Jesús parece ser el permanecer dependientes, no dárselas de listo, ni de grandes personas; el niño no puede vivir solo, no se basta a sí mismo, necesita sentirse amado, todo lo espera de su madre.
"El que acoge a un chiquillo como éste por causa mía, me acoge a mí". Toda la gran doctrina del Cuerpo Místico, que más tarde desarrollará San Pablo, está ya en germen en esta sencilla fórmula. Todo lo que se hace por el menor, por el más pequeño, es a Cristo a quien se hace.
El que toca a un niño, toca a Jesús. San Pablo descubrirá esto en el camino de Damasco: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues". Esta es la base de toda la vida eclesial: el respeto a todo hombre, en especial a los más débiles. ¡Cuán lejos estamos de esto, muchas veces!
"Cuidado con mostrar desprecio a un pequeño de esos, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial". Tampoco importan a los ojos de los hombres aquellos a quienes se considera como insignificantes, pero tienen un peso infinito ante Dios. ¿Cómo podríamos no darles importancia, olvidar su existencia?
Noel Quesson
* * *
El cap. 18 de san Mateo, que leemos desde hoy al jueves, nos propone el 4º de los 5 discursos en que el evangelista organiza las enseñanzas de Jesús. Esta vez, sobre la vida eclesial, y de ahí que se llame Discurso Eclesial.
La 1ª perspectiva se refiere al quién es el más importante en esta Iglesia. Es una pregunta típica de aquellos discípulos, todavía poco maduros y que no han penetrado en las intenciones de Jesús. La respuesta, seguramente, los dejó perplejos.
El más importante no va a ser ni el que más sabe ni el más dotado de cualidades humanas: "Llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: Os digo que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el Reino". ¿Un niño el más importante?
"Hacerse como niño" no es volver a tener los defectos de antes, sobre todo de egoísmo y capricho. Pero lo que parece que vio Jesús en un niño, para ponerlo como modelo, es su pequeñez, su indefensión, su actitud de apertura, porque necesita de los demás. Y, en los tiempos de Cristo, también su condición de marginado en la sociedad.
"Hacerse como niños" es cambiar de actitud, convertirse, ser sencillos de corazón, abiertos, no demasiado calculadores, ni llenos de sí mismos, sino convencidos de que no podemos nada por nuestras solas fuerzas y necesitamos de Dios.
Por insignificantes que nos veamos a nosotros mismos, somos alguien ante los ojos de Dios. Por insignificantes que veamos a alguna persona de las que nos rodean, tiene toda la dignidad de hijo de Dios y debe revestir importancia a nuestros ojos: "Vuestro Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños".
Jesús vino como el Siervo, no como el Triunfador. No vino a ser servido, sino a servir. Nos enseñó a no buscar los primeros lugares en las comidas, sino a ser sencillos de corazón y humildes. Los orgullosos, los autosuficientes como el fariseo que subió al Templo, ni necesitan ni desean la salvación: por eso no la consiguen.
José Aldazábal
* * *
¿Cuántos de nuestros contemporáneos no tienen más que un comportamiento espiritual infantil? Viven ante Dios como niños de 3 años, reduciéndolo al papel de policía o de contable que castiga las faltas o sopesa los méritos. La religión es para ellos una acumulación de ritos y preceptos a los que es necesario ser fiel si se quiere ganar el cielo y salvar el alma; los sacramentos, los medios privilegiados para recuperar la buena conciencia o alimentar el sentimentalismo; y el pecado, la trasgresión de una ley que debe evitarse por temor al castigo que le seguirá.
En resumen, que no están suficientemente evolucionados para acceder al reino del espíritu, permaneciendo bajo el régimen de la ley y de la letra. Tener espíritu de niño es una cosa y seguir siendo niño es otra bien diferente.
Los escribas y fariseos no ven en el pecador más que a un enemigo de Dios. ¿No es también esa la actitud de aquellos que juzgan con excesiva severidad los fallos de los otros? En cambio, Dios obra de muy distinta manera. No espera el arrepentimiento para amar al pecador sino que lo deja todo para ir en su búsqueda.
El responsable de la Iglesia es, pues, el encargado de revelar al pecador que Dios le ama (1Jn 4,10.19; 2Cor 5,20) y se preocupa de su salvación. ¿Se dan siempre cuenta los ministros de la Iglesia de esta responsabilidad? ¿No están acaso tan absorbidos por la administración del rebaño fiel que no encuentran tiempo de ocuparse de los pequeños? ¿No da a veces también la Iglesia la impresión de ser una institución demasiado pesada de manejar para hacer entrar en su seno a los pobres y pecadores respetando su dignidad?
Colete Hovase
* * *
El cap. 18 de hoy es llamado el Sermón Comunitario, pues Jesús da normas esenciales para la vida eclesial. Pide consideración y cuidado por los pequeños. Este término se refiere no sólo a los niños sino a todos los ignorados y descuidados por la comunidad.
Los discípulos desean saber quién es el mayor. Y Jesús les responde poniendo a un niño en medio de ellos. El niño es el ser que tiene necesidad de todo y de todos; así el que sigue a Cristo debe sentirse plenamente dependiente de Dios.
En este contexto, se entiende que se introduzca el tema de la conversión, tan familiar en la predicación de los profetas (Jr 3,14-22; 31,13-23; Ez 14,6). La conversión, cambio de mentalidad, reorientación de nuestra vida hacia el Señor y el cumplimiento de su voluntad. Se la compara con un nuevo nacimiento.
Todos los discípulos, por pequeños que sean (v.10), son hijos de Dios. Ni siquiera los más insignificantes han de ser despreciados, porque están bajo la protección y cuidado especiales de Dios. La frase "sus ángeles contemplan en el cielo el rostro de mi Padre" no se preocupa en absoluto de los ángeles, ni tiene el menor interés por ellos.
Según una creencia eran pocos los ángeles que tenían acceso directo a Dios. Teniendo en cuenta estos presupuestos, la enseñanza recae en la dignidad de los pequeños que creen en Jesús: si sus ángeles tienen esa dignidad, ¡cuánta mayor será la dignidad de los creyentes a cuyo servicio están!
Gaspar Mora
* * *
Jesús manda hoy hacerse como niños, aunque al expresarse así no está pensando en la proverbial inocencia de los niños. Piensa, sobre todo, en su humildad: el niño no tiene pretensiones, sabe que es niño y acepta su niñez, su impotencia frente a la vida, la necesidad que tiene de sus padres para subsistir. Viven en la humildad, es decir, no haciéndose menos de lo que son, sino reconociendo lo que son.
Tengamos por cierto que el ser humano no necesita hacerse menos de lo que es para ser humilde. Además recibir el Reino significa entrar en una relación íntima con el Padre celestial, en la que cada persona es igualmente querida para Dios.
Por esta razón, cuando los discípulos preguntan por su categoría y rango, el tipo de jerarquía habitual en el mundo secular, la respuesta de Jesús es poner como lección viva a un niño pequeño en medio de ellos. Quienes pertenecen al reino se ven como hijos del Padre celestial (Is 63,16; 64,8), pues sólo siendo hijo suyo se puede entrar en el Reino. La única categoría que cabe tener es la que el Padre celestial da a todos sus hijos.
La verdadera grandeza procede de estar en una relación dependiente y confiada con el Padre en solidaridad con Jesús como Hijo de Dios, a través del cual se ha revelado el Padre (Mt 25, 31-46). La filiación divina requiere de conversión. Si queremos ser verdaderamente hijos de Dios debemos conducirnos con humildad.
Severiano Blanco
* * *
Dos grandes enseñanzas nos vienen de este pasaje de la Escritura.
La 1ª nos ayuda a entender que la grandeza del hombre, contrariamente a lo que el mundo nos diría, no está en ser el más importante (de la oficina, de la escuela, del fútbol), sino en el vivir con sencillez la vida, como lo hace un niño. El niño no se afana por estas ideas de nosotros los adultos. Su mundo infantil esta lleno de pequeñas cosas, de sencillez, de mansedumbre y de inocencia.
La 2ª es el cuidado que debemos tener con los niños, sobre todo en su formación. Nuestros niños crecen hoy expuestos a muchos y graves peligros en su formación. La televisión, los vídeo juegos, la falta de atención de muchos padres, que bajo la premisa del trabajo de ambos los dejan crecer sin mucha tutela, hacen que nuestros pequeños pierdan rápidamente la inocencia, y se hagan adultos en unos cuantos años.
Lo más grave es que se hacen adultos con criterios muchas veces contrarios al evangelio. Su mundo hoy está formado por monstruos espaciales, armas, guerras, mujeres que distan mucho de ser el ideal femenino y una gran violencia. Es necesario que tomemos con seriedad lo que hoy nos dice Jesús: "El Padre no quiere que ninguno de estos niños se pierda". La pregunta que surge es: Y tú, ¿qué vas a hacer?
Ernesto Caro
* * *
"El que se haga pequeño como este niño, ése será el más grande en el reino de los cielos". La frase de Jesús es compleja, y gráficamente es lanzando tras poner los ojos en "un niño". Doctrinalmente, Jesús la lanza con su mensaje sobre el estilo o forma paradójica de ser en el reino de Dios. En el reino de Dios es grande quien es o se hace pequeño, y todo el que quiere ser grande ha de hacerse espiritualmente pequeño.
Decididamente, el modo de pensar y actuar divino es muy distinto del nuestro, acaso porque los intereses de Dios difieren mucho de los nuestros. Según las palabras de Jesús, un niño, un pobre, un humilde servidor, pueden ser verdadero tesoro espiritual.
Está claro que esto sólo resulta perceptible a quien posea finura o agudeza de sentidos y espíritu liberado de la carne, pues en una sociedad consumista los tesoros que realmente interesan no son ésos sino los de valor contante y sonante, calculable, ponderable, material.
¡Qué paradoja! Cuando nosotros, hombres adultos y experimentados (banqueros, médicos, químicos...) somos los que vivimos, ¿cómo puede haber alguien que diga que la columna vertebral de una sociedad (o reino) la constituyen los que son como niños?
Pues ahí tenemos el gran problema: que en esta tierra, la llave del reino está en manos del dinero y del poder, mientras que en la otra tierra la llave del Reino está en el amor y pureza de corazón. Hay que elegir.
Dominicos de Madrid
* * *
El pasaje de hoy da inicio al 4º discurso de Jesús consignado por el evangelio de Mateo, que ha recibido el nombre de Discurso Eclesiástico. Los versículos agrupados por la liturgia reciben su unidad gracias a los términos niño (vv.2-5) y pequeño (v.14). En definitiva, Jesús quiere establecer que los niños y pequeños sean signo de la presencia de la Iglesia, y de esa forma puntualizar la manera de comportamiento entre los discípulos dentro de la realidad eclesial.
El punto de partida está dado por la pregunta de los discípulos sobre quien debe ser considerado mayor en el Reino. Dicha pregunta surge de la mentalidad triunfalista de los discípulos que, como en ocasiones anteriores, no han comprendido plenamente la enseñanza de Jesús sobre el Reino.
A este falso planteamiento de la cuestión, Jesús responde con un signo parabólico semejante al usado por algunos profetas del AT. Coloca "en medio" a un ser aparentemente insignificante para la consideración social. Se trata de un menor que no ha llegado a la edad de los 12 años y que cumple las tareas más humildes en el hogar. El término empleado se puede traducir como niño (lit. criadito).
De este gesto simbólico, Jesús va a proporcionar una solemne explicación, subrayada por la repetición de un solemne "os aseguro" (vv.3.10). Dicha explicación invierte los roles sociales colocando en el centro a lo que según los criterios vigentes pertenecen al orden de lo periférico.
De ese modo se exige a los discípulos que abandonen la mentalidad que subyace en la pregunta que han formulado precedentemente. Se exige de ellos un cambio o conversión que transforme la forma usual que han tenido de relacionarse hasta ese momento. Se debe dar la espalda de las valoraciones anteriores si se quiere entrar en el Reino.
En las relaciones producidas por la presencia de éste, el pequeño se identifica con el mismo Jesús y, por ello es criterio de juicio para todo acto humano. Su acogida, por motivo de Jesús, es acogida a Jesús mismo que se ha hecho uno de ellos.
En el v. 10 se señala una seria advertencia respecto a la actitud contraria de la anterior. El desprecio a los pequeños es una conducta reprobable. El pequeño es objeto de la preocupación solícita de Dios y es necesario por tanto respetar el ámbito de sacralidad, producto de esa acción divina: "Sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial".
En esta perspectiva, el evangelista inserta aquí la Parábola de la Oveja Perdida, referida a los pecadores por el evangelio de Lucas. Desde el contexto podemos afirmar que la oveja perdida simboliza aquí todo aquel que en la vida comunitaria es despreciado por su aparente falta de importancia.
La comunidad entonces se convierte en la principal responsable de que pueda mostrarse adecuadamente la actitud de Dios respecto a dichas personas. La forma concreta de la valoración que Dios realiza debe hacerse patente en una actitud comunitaria de plena acogida y de búsqueda respecto a aquel que se siente en inferioridad de condiciones. La opción por tal persona es el único modo de manifestar el designio universal salvífico de Dios.
Confederación Internacional Claretiana
* * *
A la par que los extranjeros, los enfermos y las mujeres, los niños carecían también de valor en el mundo antiguo. Su simplicidad y actitud ante la vida eran despreciadas en la mentalidad de la cultura antigua. Solo los varones adultos tenían algún valor.
Los discípulos se acercan a Jesús llenos de prejuicios impuestos por su cultura. Se preciaban de su posición como varones adultos y aspiraban a ser hombres de prestigio a la sombra del Maestro.
La respuesta de Jesús es realmente sorprendente. Llama a un niño de los que sirven en la casa y lo pone como medida de lo que debe ser la persona nueva. Los discípulos debieron quedar totalmente sorprendidos. Para ellos no era posible que el modelo a seguir fuera precisamente un insignificante niño. Jesús, sin embargo, aprovecha ese significado de la niñez en aquella cultura para ilustrar cuál es el ideal del discípulo.
Los discípulos se deben hacer como niños. Para esto es necesario cambiar de mentalidad, abandonar todas las ínfulas de grandeza y servir a la comunidad desde la más profunda humildad. La Iglesia, a la vez, debe prepararse para recibir a estos servidores, pues puede ocurrir que sean relegados, siendo que precisamente estas personas serviciales y sencillas son las principales en el reino de Dios.
El cambio de mentalidad es un reto. Nosotros hoy estamos influidos por medios de información que nos llenan la cabeza de prejuicios estereotipados. Debemos tener una conciencia crítica ante esto y transformar nuestra mentalidad para que sea conforme al evangelio. No podemos caer en el juego del afán de éxito y lucro olvidando la sencillez y el servicio que nos pide Jesús cada día.
Servicio Bíblico Latinoamericano
Act:
02/10/25
@tiempo
ordinario
E D I T O R I
A L
M
E
R C A B A
M U R C I A