PARMÉNIDES DE ELEA
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Madrid, 1 octubre 2019
Julián Marías, catedrático de Filosofía

            Es algo asombroso ver cómo un pueblo tan pequeño como Grecia, de escasos recursos en todos los sentidos, fuera capaz de crear en 4 siglos más 2/3 de la cultura y pensamiento occidental, en planteamientos y sistemas conceptuales. Eso es algo asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta que después del siglo IV a.C. Grecia no ha sido nada, en comparación a la capacidad creadora que mantuvo durante todo el periodo anterior.

            Por otra parte hay un hecho, digamos, bruto, pero muy importante. Y es que de los primeros filósofos de Grecia no se conservan obras enteras, sino solamente fragmentos, o citas de otros autores sobre ellos, sobre sus ideas o sobre párrafos perdidos de los mismos.

a) Contexto

            La filosofía griega apareció con la Escuela de Mileto, de la cual emanaron otras escuelas como la pitagórica. Es importante señalar que nuestra admiración por esos pensadores es ilimitada, pero que entre ellos no había admiración sino elementalidad, sencillez y pobreza investigadora. Hay formas de pensamiento en otras culturas, incluso más antiguas que la de los presocráticos, que son más complejas: cuando leemos que las respuestas de estos primeros filósofos son: la realidad fundamentalmente es el agua o el aire, el ápeiron... nos parece poca cosa... ¡y es poca cosa! Creo que es una impresión que hay que retener.

            Es impresionante hasta qué punto son respuestas muy sencillas, muy elementales, pero lo importante es la pregunta, lo importante es la actitud filosófica que se inicia con ellos y no antes, y no tampoco en otros ámbitos culturales. Es decir, hay, por lo pronto, la pregunta como tal, se hacen preguntas. Ustedes saben que se ha repetido a lo largo del pensamiento griego que el thaumazéin, el asombro, el maravillarse, es el origen de la filosofía. Hay un punto de partida que es el asombro ante la realidad, hay un extrañarse, lo cual quiere decir sorprenderse y al mismo tiempo retirarse, apartarse de la realidad para mirarla y preguntarse, de una manera global: ¿qué es todo esto? Esto es fundamental. Esto es justamente el estilo general de la filosofía. Todo lo demás, todos los estilos que vamos a considerar son modulaciones de este estilo general, que es preguntarse y preguntarse por la totalidad, por el conjunto de la realidad.

            A esto se dan, repito respuestas simples, sencillas. Hay un caso interesante que es el del pitagorismo. La escuela pitagórica era una especie de asociación interesada por los números y las figuras. Y sus miembros mantienen la actitud de contempladores, de espectadores. Es lo que se llamaba Theoría, término proveniente de theoréin, mirar, contemplar. Recuerden ustedes por ejemplo que Creso había viajado por el mundo "theoríes heíneken") para ver y contemplar, no por conquistar o comerciar o ganar dinero.

            Es la actitud visual, propia de los pitagóricos y del pensamiento filosófico inicial, basado en la matemática. De hecho, en algún que otro momento llegan a decir los pitagóricos que las cosas son números, o reductibles a números.

            Es el momento en que aparece en Grecia la pasión por lo que no cambia, por lo que no varía y es permanente, como los números: el tres es siempre tres y no le pasa nada: el tres en tiempo de Pitágoras era tres y ahora es tres. E igualmente las figuras geométricas, que van descubriendo como realidades extrañísimas: el triángulo, el octaedro o la pirámide, no propiamente reales sino ideales, pero igualmente existentes. E igualmente permanentes, como algo que dura y no dura y que está exento del tiempo, como realidad atemporal.

            Desde esta pasión por lo estable e inmutable, es sumamente curioso ver cómo los griegos se van a afanar en el estudio de lo que es real, a través de su propia naturaleza, o de lo que ellos llamaban physis. Casi todos los tratados pasaron entonces a llamarse periphysios, “acerca de la naturaleza”. La physis era el todo real, a nivel de conjunto cosmogónico.

            La idea central de esta física helénica era la kinésis o idea de movimiento, de que todas las cosas se mueven y mudan. Pero sin olvidar la voluntad de perduración de muchas cosas, el estado de reposo de algunas de ellas, y la existencia de realidades inmunes al desgaste temporal. Así como la fuente de donde brotaban los movimientos, de realidades que nacen y desaparecen.

b) Contenido

            En este contexto surgió Parménides, el primero en aglutinar todos estos conceptos precedentes, y en crear el primer estilo de filosofía, a lo largo del s. VI a.C. Con él van a aparecer en la historia de la filosofía un número impresionante de conceptos, que han llegado hasta nuestros días.

            Por una parte es interesante el género literario de la obra perdida de Parménides, y conservada solo fragmentariamente: un poema. Se trata de un poema con una serie de referencias mitológicas, como las hijas del Sol que abandonan las moradas de la noche (de la oscuridad, pues son hijas del Sol), que han arrancado los velos que cubren lo real (metáfora de la verdad o aletheia, que es descubrimiento patente), y todo ello con corazón inquebrantable.

            Un concepto fundamental en Parménides es el concepto de camino u odos, forma derivada del methodos o método (luego el método es el camino para llegar a cualquier sitio). Y aparece en torno a la idea de los 3 caminos o métodos que Parménides distingue para conocer las cosas. Son sus 3 vías de conocimiento:

-la vía de lo que es, que es la vía practicable, o vía filosófica,
-la vía de lo que no es, que es la vía no practicable, aunque exista,
-la vía de lo que es y no es, que es lo que Parménides llama doxa, u opinión “de los mortales”.

            Pues los mortales opinan, los mortales se mueven entre lo que es y no es. Es la vía de la apariencia, diferente a las otras dos vías de la verdad. Lo que supone ya la introducción en la filosofía de la dualidad, entre lo que algo es realmente, algo es efectivamente y algo es aparentemente. Con lo cual se dibuja también la oposición entre lo patente y lo latente, lo manifiesto y lo escondido.

            Pero ¿en qué consiste propiamente la aportación de Parménides?

            En primer lugar, en saber "qué es esto", a través del verbo einai o ser. Pues bien, en griego el verbo einai tiene un participio de presente, que es el ón, ontos (en latín ens, entis), el ente. Está claro que se trata de un término que ha dado muchísimo juego a toda la historia de la filosofía. En español, por ejemplo, se ha llamado ente a algo completamente terminado, y en francés se ha usado être para referirse a lo que es.

            Introduce, pues, Parménides la noción de ón o ente, término complejo que aportó a Parménides la idea de consistencia: “tal cosa consiste en”. Ya Tales de Mileto decía que las cosas consistían en agua, Anaxímedes que consistían en aire, Anaximandro que consistían en... Parménides dirá simplemente que las cosas consisten, tienen consistencia. De hecho, la respuesta que da Parménides a la pregunta "qué es esto" se reduce a una sola palabra, que es el verbo ser.

            Naturalmente, cuando Parménides intente distinguir lo que las cosas son, tendrá que analizar lo que cada cosa es en su fondo. Pero lo hará sin olvidar que “el ente es en cuanto ente”, y que “si las cosas consisten en consistir, son”. Es decir, que cada cosa es siempre lo mismo, y no podrá dejar de serlo.

c) Comentario

            El pensamiento griego se había movido desde sus inicios por la idea de kinésis o movimiento, de que todo cambia: una cosa que es blanca después es negra, una cosa fría luego es caliente, una cosa llegaba a ser y dejaba de ser... Salvo el caso de los números y figuras, que no cambiaban ni mudaban con el tiempo.

            Desde Parménides y su estudio de la consistencia de las cosas, la filosofía griega comenzó a asumir la existencia de cosas reales que no cambian, no se alteran ni sufren kinésis o movimiento. Y esto fue el inicio del drama griego, pues en nombre del ón se tenía que negar la physis.

            Y esta va a ser la gran aporía griega, que fue avanzando en adelante en toda su filosofía, al asumir que:

-el ente es akineton, inmóvil, atemporal e imperecedero,
-las cosas se mueven y mudan constantemente, a lo largo del tiempo.

            Como conclusión, se puede decir que el periphysios no tiene sentido si no hay naturaleza. Por eso Aristóteles, cuando escriba su Física, lo primero que hará será reivindicar la naturaleza como “principio del movimiento y del reposo”, tratando de hacer compatible a la naturaleza con la idea del ser, y a la metafísica el sustrato de la física. Problema que solventará Aristóteles, pero que está ya planteado en Parménides. Por eso, toda la filosofía griega posterior a Parménides va a ser una discusión en torno a esa aporía parmenidea planteada, y ese va a ser el ambiente en que se formulará la filosofía posterior.

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  Act: 01/10/19       @fichas de filosofía            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A  

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