CUENTOS DE CANTERBURY
Epílogo Final

I

Ahora ruego a todos aquellos que oigan o lean este pequeño tratado que, si hay algo en él que les complazca, que se lo agradezcan a Jesucristo nuestro Señor de quien procede toda sabiduría y bondad. Pero si encuentran algo que no les agrade, entonces les ruego que lo atribuyan a mi incompetencia y no a mi falta de voluntad, pues con mucho gusto hubiese hablado mejor de lo que puedo. Como dice la Biblia: «Todo lo que se escribe, se escribe para nuestra enseñanza». Tal ha sido mi objetivo.

II

Por consiguiente, os pido humildemente, por el amor de Dios, que recéis por mí, para que Cristo tenga piedad de mí y me perdone mis culpas, particularmente mis traducciones, y escritos de obras de vanidad humana, de las cuales me descargo en esta retracción: Troilo y Criseida, la Casa de la Fama, la Leyenda de las Buenas Mujeres, el Libro de la Duquesa, el Parlamento de las Aves, aquellos de los cuentos de Canterbury que tienden hacia el pecado, el Libro del León y muchos otros libros si pudiese acordarme de ellos; y también algunas canciones y trovas lascivas. Que Cristo, en su gran compasión, me perdone el pecado.

III

En cambio, de las traducciones de la Consolación de Boecio, y otros libros de leyendas de santos y obras de moralidad y devoción, de todas ellas doy gracias a nuestro Señor Jesucristo y a su bendita Madre y a todos los santos del cielo, rogándoles que me envíen la gracia que me permita lamentar mis pecados y estudiar la salvación de mi alma, desde ahora hasta el día de mi muerte; y que me concedan la gracia de la verdadera penitencia, confesión y castigo en esta vida, a través de la gracia misericordiosa de aquel que es Rey de reyes y Sacerdote sobre todos los sacerdotes, el cual nos redimió con la preciosa sangre de su corazón. Ojalá pueda ser uno de los que se salven el día del Juicio Final. Qui cum patre et Spiritu Sanctu vivit et regnat Deus per omnia secula. Amén. Aquí termina el libro de los cuentos de Canterbury, compilados por Geoffrey Chaucer, de cuya alma tenga Jesucristo piedad. Así sea.