7 de Febrero

Martes V Ordinario

Equipo de Liturgia
Mercabá, 7 febrero 2023

a) Gén 1, 20-2, 4

         Si en los primeros 4 días (o etapas) Dios había creado la luz, las aguas, el día y la noche, el relato del Génesis de hoy nos dice, con su lenguaje particular, cómo surgió la vida en la tierra. Primero la vida marina (día 5º), después la vida terrestre (día 6º) y finalmente la vida humana (día 6º). En este último día, el comentario que se pone en labios de Dios no es que todo lo que había hecho "era bueno" (como había sucedido los días anteriores), sino "muy bueno". El hombre y la mujer aparecen, pues, en la cumbre de la creación, y todo lo demás (animales, plantas, minerales) estaba a su servicio.

         Tras haber concluido su ciclo creador (día 7º), nos dice el Génesis que "descansó Dios de todo el trabajo que había hecho", dando pie al día del sabbat (lit. descanso). Leemos con agrado este esquema narrativo, que no quiere ser científico ni histórico, sino aportar la explicación teológica de la creación de Dios: todo procede de Dios, y todo ha sido pensado para bien de la raza humana.

         Por una parte, se puede observar a Dios Creador, que nos comunica su ser y su vida, que todo lo bendice y lo llena de su amor. Sin embargo, a simple vista parece faltar en el relato el por qué Dios ha creado todo eso, o para qué. Se trata de preguntas que sí encuentran respuesta en el texto, y tienen que ver con el cómo lo ha ido creando todo. Volvamos al principio, pues allí leemos repetidamente "dijo Dios", y "así fue".

         Es decir, por medio de su Palabra (logos), lo creó todo, y todo fue acorde a su Palabra. Pues bien, ya sabemos cuál es la respuesta: "En el principio existía el Logos, y el Logos estaba en Dios, y el Logos era Dios" (Jn 1, 1). Se trata del propio Hijo de Dios (Jesucristo), "el Logos (lit. Verbo, Palabra) de Dios hecho hombre" (Jn 1, 14), como recuerda varias veces el apóstol y discípulo avanzado Juan. Jesucristo es, pues, la causa, el sentido y el fin de toda esa creación, y "todo fue hecho por él y para él" (Jn 1, 3).

         Por otra parte, contemplamos la belleza y bondad intrínseca de todo lo creado, desde los espacios separados (por millones de años luz) hasta los más simpáticos colores (de una flor o una mariposa). Todo un vademecum para los ecologistas, que pueden encontrar aquí la mejor motivación para su empeño en la defensa de la naturaleza. También aquí podríamos reafirmar nuestra postura positiva hacia el cosmos (como obra de Dios para nosotros) y hacia el sábado (hoy domingo), como día de reencuentro continuado con todo lo creado por Dios, para alimento y solaz nuestro.

         Finalmente, recordamos que Dios creó la pareja humana: "Creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó". Un texto que reafirma la dignidad e igualdad del hombre y la mujer. Ellos son los reyes de la creación, y han de reinar de forma coaligada, sin perder nunca de vista su imagen (alma) y semejanza (inteligencia) divina: "A imagen tuya creaste al hombre, y le encomendaste el universo entero para que, sirviéndote sólo a ti, su Creador, dominara todo lo creado" (plegaria eucarística IV).

         Que hubiese ambos sexos (masculino y femenino) fue lo pensado y querido Dios, sobre toda la naturaleza. E idea suya fue que se amasen y atrajesen mutuamente. Dios ha querido y sigue queriendo la vida y no la muerte, el amor y no el odio, la igualdad y no la esclavitud, ni la manipulación de una persona por otra. El salmo de hoy resume nuestros sentimientos de admiración y gratitud, por dicha obra de la creación: "Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él? Pues le diste el mando sobre las obras de tus manos".

José Aldazábal

*  *  *

         Si pudieran, los ecologistas radicales borrarían de la Biblia los versículos del Génesis que leemos hoy, particularmente los que se refieren a las concesiones que Dios hace al hombre. Pues consideran que esa invitación a dominar los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra... fundamenta la actitud depredadora del ser humano, como verdadera raíz de la crisis ecológica que padecemos.

         Yo creo que se pasan varios pueblos, pues en el relato (del Génesis) Dios no hace del hombre un capataz despiadado de la creación, sino más bien un guardián cuidadoso, que tiene que cuidar la obra de sus manos y prolongar su fuerza creadora: "Y tú te regocijas, oh Dios, y tú prolongas en sus pequeñas manos tus manos poderosas; y estáis de cuerpo entero los dos así creando, los dos así velando por las cosas".

         Pero el vértice del texto de hoy está claramente en la creación del ser humano: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". Y creó Dios al hombre a su imagen, "a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó". ¡Hay tantos matices encerrados en tan pocas palabras!

         El mensaje central es claro. El hombre no es fruto del mero azar, ni de una fuerza ciega de la evolución. Somos fruto de un amor creador, que nos dotó de la más radical dignidad (imágenes de Dios), nos enriqueció con una exquisita diversidad (hombres y mujeres) y nos dotó de una apasionante misión (cuidar y desarrollar la obra de Dios). ¿Por qué dejarnos aplastar, entonces, por mensajes que van dirigidos a reducirnos a la condición de gusanos?

Gonzalo Fernández

b) Mc 7, 1-13