Pregunta 14 sobre la Vida de Pareja

Madrid, 14 diciembre 2020
¿Es el matrimonio indisoluble, o experimental?

           El matrimonio es indisoluble. Porque supone una mutua donación (entre varón y mujer), el carácter de totalidad (personal), la exclusividad de donación (fidelidad conyugal y monogamia) y una permanencia en el tiempo (indisolubilidad).

           El matrimonio es una institución que se genera por el consentimiento de los cónyuges (su "sí quiero"), definido por la mutua entrega hecha. Y una vez producida la unión, yo ya no puedo disponer sólo de mi parte, pues el matrimonio ya no es mío sino de ambos, en justicia. Es lo mismo que pasa con la paternidad y la maternidad: una vez que el hijo existe, se es padre y se es madre, se quiera o no; así como el hijo es hijo de ambos, no sólo de una parte. Uno puede no atender a su hijo, abandonarlo o matarlo; pero, aún en estos casos, sigue siendo padre o madre, aunque incumpla sus obligaciones.

           Cuando un cónyuge se entrega a alguien que no es su marido/mujer, está disponiendo de algo que no es suyo, y está adquiriendo algo que no es sólo suyo, cometiendo una injusticia legal. El consentimiento prestado al casarse es la causa eficiente del matrimonio, pues hace nacer entre los cónyuges lo que está en potencia en la naturaleza del hombre y la mujer: la posibilidad de ser dos en uno, de coparticiparse mutuamente.

           Con su consentimiento, los cónyuges logran ser cada uno parte del otro. Producido este efecto, están unidos al otro por un vinculo natural que les hace ser parte del otro cónyuge. Y ésta es una realidad que existe por sí misma, por su propia naturaleza, aún en el supuesto de que dejase de ser deseada por los cónyuges, o que los tribunales no la estimase.

           Esta conclusión, que dimana de la naturaleza de la donación matrimonial, encaja perfectamente con la psicología ordinaria de quienes se casan, que lo hacen para siempre y no "hasta dentro de 10 años", "hasta que encuentre a otro mejor", "hasta que me canse de ti" o "hasta que seas un estorbo para mi profesión". Ésta es la realidad que expresa, con gran belleza, la fórmula matrimonial canónica:

"Yo, N. te quiero a ti, N. como esposa/o y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida".

           Afirmar la indisolubilidad matrimonial no elimina per se las dificultades a la mutua lealtad, a los compromisos asumidos, e incluso a saber que no siempre es fácil mantener la convivencia conyugal. Pero estas consideraciones no modifican las consecuencias del consentimiento matrimonial, aunque en el peor de los casos (la imposible convivencia) requieran una valoración moral, y un encauzamiento de la situación (UFE-AREFC, nº 14).

CONFERENCIA EPISCOPAL, Delegación de Familia y Vida

 Act: 14/12/20    @tiempo de adviento        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A