Pregunta 7 sobre la Vida de Pareja

Madrid, 26 octubre 2020
¿Por qué una familia ha de surgir del matrimonio?

           Porque existe una diferencia cualitativa entre la relación de dos adultos que se unen sexualmente (durante un cierto periodo de tiempo, y/o comparten sus bienes mientras cohabitan), y la donación entre un hombre y una mujer (que tiene vocación de exclusividad y de permanencia en el tiempo). De ahí que todas las sociedades y culturas hayan distinguido el ejercicio de la sexualidad (como mera posibilidad humana) del matrimonio (como algo superior), dejando la 1ª al arbitrio de la autonomía personal (más o menos) y regulando lo 2º como una institución a proteger (por constituir un gran bien de gran eficacia social).

           Huellas del matrimonio (con las modulaciones que se quieran según los tiempos y las culturas) aparecen en todos los lugares donde los hombres han convivido, porque el matrimonio responde a la estructura corporal humana: los cuerpos del hombre y de la mujer se acoplan biológicamente conforme a mecanismos predeterminados por la naturaleza y, además de capaces de copular como los animales, las personas son capaces de amar y de decir "para siempre" siendo su donación corporal expresión y signo de una total donación mutua. Y cuando esto sucede lo más normal es que nazcan niños y que a éstos se les quiera y los padres comprometan sus vidas y sus esfuerzos para con ellos. Tenemos así a la familia en su forma más natural, la más ecológica, que crea vínculos de afecto y entrega que se extienden más allá de padres e hijos a otras personas: abuelos, parientes... por la fuerza natural de las cosas.

           Cuando las sociedades se organizan y ponen nombre a las cosas llaman matrimonio a eso que es tan natural y acorde con la forma de ser del hombre; y las leyes lo regulan para protegerlo y generar seguridad alrededor de algo tan valioso como es ese impulso que genera estructuras donde la persona es tratada como ser humano al margen de lo que pueda aportar, donde la donación amorosa al otro sustituye al intercambio mercantil como forma de relación interpersonal.

           La sicología individual ratifica estas conclusiones: cuando un hombre y una mujer se quieren, desean que ese amor sea para siempre y en exclusiva y si lo quieren de verdad, con voluntad eficaz, lo manifiestan así y la sociedad lo reconoce diciendo que "están casados", que "son un matrimonio". Y donde hay un matrimonio existe ese tipo de relación entre personas que llamamos familia porque ahí las personas se tratan como tales y gratuitamente, por puro cariño y sin limitaciones ni en la donación personal ni en su duración.

           Evidentemente puede surgir algo parecido a una familia de una pareja no casada. Pero en ésta, o no existe una verdadera donación gratuita que compromete totalmente a las personas (en cuyo caso se genera una incertidumbre potencialmente incompatible con una relación familiar que por definición tiene vocación de ilimitada) o existe una voluntad realmente matrimonial aunque no se formalice como tal ante la sociedad. En el primer caso no estaríamos ante un deseo real de hacer familia sino ante un cálculo egoísta circunstancial de conveniencias particulares. En el segundo caso estaríamos ante una situación que se aproxima al verdadero matrimonio.

           Resulta así que, dado que la familia implica relaciones interpersonales con vocación de permanencia basadas en la donación personal y al margen de cálculos utilitaristas de beneficio personal o contrapartidas, es el matrimonio su ámbito idóneo de surgimiento, el más acorde con la naturaleza humana, con la complementariedad corporal y afectiva de hombre y mujer (UFE-AREFC, nº 7).

CONFERENCIA EPISCOPAL, Delegación de Familia y Vida

 Act: 26/10/20     @tiempo ordinario         E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A