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Devoción a San José

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            La devoción a San José se fundamenta en que este hombre justo fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima, y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Santos Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros) ya nos hablan de San José.

            Según Calixto I, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el s. IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo. Y San Pedro Crisólogo ya empezó a decir que "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes".

            El nombre de José, en hebreo, significa "el que va en aumento". Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.

            José era un "hombre justo". Este elogio otorgado por Espíritu Santo, y el privilegio de haber sido elegido por Dios para ser el padre adoptivo de Jesús y el esposo de la Virgen Madre, son los fundamentos de los honores asignados a San José por la Iglesia. Tan convincentes son dichos fundamentos que no deja de ser sorprendente que el culto a San José fuese tan lento en ganar reconocimiento.

            La principal de las causas de esto es el hecho de que "durante los primeros siglos de existencia de la Iglesia, eran sólo los mártires quienes gozaban de veneración", según Kellner. Lejos de ser ignoradas o pasadas por alto durante los primeros años de cristianismo, las prerrogativas de San José fueron ocasionalmente confrontadas entre los Santos Padres; incluso tales elogios, que no pueden ser atribuidos a los escritores entre cuyos trabajos ellos encuentran cabida, atestiguan que las ideas y la devoción allí expresadas eran familiares, no sólo para los teólogos y predicadores, y deberían haber sido prestamente bienvenidas por la gente.

            Las huellas más tempranas de reconocimiento público acerca de la santidad de San José son halladas en Oriente. Su fiesta, si es que podemos confiarnos de las afirmaciones de Papebroch, era tenida en cuenta por los Coptos ya en los tempranos inicios del siglo cuarto. Nicéforo Calixto dice, así mismo, que en la gran basílica erigida en Belén por Santa Elena, había un magnífico oratorio dedicado en honor de San José.

            Lo cierto es, sea como sea, que la fiesta de "José el Carpintero" se encuentra registrada, el 20 de julio, en uno de los antiguos calendarios coptos que ha llegado a nuestras manos, así como también en un Synazarium de los s. VIII y IX, publicado por el cardenal Mai (Script. Vet. Nova Coll, IV, 15). Menologios griegos de una fecha posterior al menos mencionan a San José en el 25 ó 26 de diciembre, y otra conmemoración suya conjuntamente con otros santos fue realizada en los dos Domingos inmediatamente anterior y posterior a Navidad.

            En Occidente el título del Nutritor Domini (lit. padre adoptivo de Nuestro Señor) aparece en algunos martirologios locales de los s. IX y X, y en 1129 encontramos, por 1ª vez, una iglesia dedicada a San José, en Bolonia. Su devoción, por entonces solamente privada, como aparentaba ser, cobró un gran ímpetu debido a la influencia y al celo de santos de la talla de San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudis y Santa Brígida de Suecia (+ 1373).

            De acuerdo con Benedicto XIV (De Serv. Dei Beatif, I, IV, 11), "la opinión generalizada de lo aprendido es que los padres carmelitas fueron los primeros en importar desde Oriente hacia Occidente la loable práctica de tributarle un completo culto a San José". Su fiesta, introducida hasta el fin poco tiempo después, en el calendario dominico, fue ganando paulatinamente una posición segura en numerosas diócesis de Europa Occidental.

            Entre los más celosos promotores de la devoción, en dicha época, aparecen San Vicente Ferrer, Pedro d'Ailly, San Bernardino de Siena y Jehan Charlier Gerson. Especialmente merece una especial mención éste último, que en 1400 compuso un Oficio de los Esponsales de José para en el Concilio de Constanza (ca. 1414), como medio de promocionar el reconocimiento público del culto de San José. En 1471, Sixto IV introdujo en el calendario romano la fiesta de San José, el 19 de marzo.

            Desde aquel entonces la devoción adquirió cada vez mayor popularidad, y la dignidad de la fiesta fue guardando relación con su firme crecimiento. Al principio se trató sólo de una festum simplex, hasta que en 1484 Inocencio VIII la dotó de doble rito, en 1621 Gregorio XV la declaró fiesta obligatoria (a instancias de Fernando III de Alemania, Leopoldo I de Alemania y Carlos II de España), en 1700 Clemente XI la elevó al rango de fiesta doble de la 2ª clase, y en 1726 Benedicto XIII agregara su nombre en la letanía de los santos.

            Una festividad en el año, sin embargo, no fue considerada suficiente para satisfacer la piedad popular. Y la Fiesta de los Esponsales (de la Virgen María y San José), tan vigorosamente propugnada por Gerson (y concedida por Pablo III a los franciscanos) fue, en 1725, concedida a todos los países que la solicitasen, dotada con un apropiado Oficio (compilado por el Dominico Pierto Aurato) y fijada para el 23 de enero.

            Esto no fue todo, pues la reformada Orden Carmelita Descalza, en la cual Santa Teresa de Jesús infundió su gran devoción hacia el padre adoptivo de Jesús, eligió a San José como su patrono (en 1621), y empezó a celebrar su Fiesta del Patrocinio en el 3º Domingo después de Pascua (tras 1689). Esta fiesta, pronto adoptada a lo largo de todo el Imperio Español, fue posteriormente extendida a todos los estados y diócesis que solicitasen el privilegio. Ninguna otra devoción, tal vez, haya crecido tan universalmente como esta, así como tampoco ninguna otra pareció haber atraído con tanta fuerza a los corazones de los cristianos, y particularmente de las clases obreras, durante el siglo diecinueve, como ésta de San José.

            Este maravilloso, y sin precedentes, incremento de la popularidad ha sido otro nuevo galardón para ser adosado al culto del santo. Complementariamente, en 1847 Pío IX hizo extensiva a toda la Iglesia la Fiesta del Patrocinio, y en 1870 declaró solemnemente al santo patriarca José como patrono de la Iglesia Católica, resolviendo que su fiesta (19 de marzo) fuese celebrada como una doble de la 1ª clase (pero sin octava, a causa de la cuaresma).

            Siguiendo los pasos de sus predecesores, León XIII y Pío X han exhibido un similar deseo de agregar sus propias joyas a la corona de San José: el 1º permitiendo para ciertos días el Oficio Votivo de San José, y el 2º aprobando (en 1909) una letanía en honor de aquel cuyo nombre él recibió en su bautismo.

            San José es por excelencia el patrón de los carpinteros, ya que ejerció esta profesión según nos narra el evangelio de Mateo (Mt 13, 54-55) y por extensión, lo es también de todas aquellas personas que trabajan en oficios manuales. Así mismo, Pío IX lo declaró patrón de la Iglesia Católica universal. También es el patrón de los seminarios católicos, y de ahí que la Iglesia Católica celebre el domingo después a esta festividad el Día del Seminario. Este patronazgo es fácil de entender, ya que como padre, José educó a su hijo Jesús en Nazaret, y le preparó durante muchos años para su ministerio sacerdotal, a forma de seminarista. ¿Quien mejor que San José para que proteja a los que serán futuros sacerdotes?

            En 1955 Pío XII, instituyó la fiesta de San José Obrero para el 1 de mayo, con la idea de cristianizar la Fiesta del Trabajo (que había nacido en 1889) y dotar a los trabajadores de un santo patrono. Finalmente, la devoción popular ha creído que José murió en brazos de Jesús, y por ello con una buena compañía. Por ese motivo, San José es patrono de los agonizantes, y a él se pide auxilio para tener una buena muerte.

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CHARLES SOUVAY, Missouri, Estados Unidos

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 Act: 01/03/21       @año de san josé            E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A