. . Leemos en los evangelios sobre aquel "varón justo", que es como la Palabra de Dios (Mt 1, 19) llama a José: 1º "José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María, tu mujer, porque la criatura que hay en Ella viene del Espíritu Santo" (Mt 1, 20); 2º "También José subió desde Nazaret a Belén para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta... Los pastores encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre" (Lc 2, 4); 3º "Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al Niño y le pusieron por nombre Jesús" (Lc 2, 21);
4º "José y María estaban admirados por lo que se decía del Niño... y
cumplieron todo lo que prescribía 5º "José, levántate, toma al Niño y a su Madre y huye a Egipto, porque Herodes busca al Niño para matarlo”. Y José se levantó" (Mt 2, 13); 6º "José, vuelve a Israel pues ya han muerto los que atentaban contra la vida del Niño" (Mt 2, 20); 7º "Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados... Y Jesús bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad" (Lc 2, 41). Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el evangelio, han enseñado que San José, al igual que cuidó amorosamente a María y a Jesús, también protege a la Iglesia. San José es el padre legal del Verbo hecho carne. Santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia, nos dice que "tomé por abogado al glorioso San José, y me encomendé mucho a él. Vi claro que de todas las necesidades de cuerpo y alma este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros de que me ha librado. San José ayuda en todo" (Teresa de Jesús, Vida, VI).
El papa Pío IX, en momentos también difíciles para El papa Juan Pablo II recomienda que "todo el pueblo cristiano recurrirá con mayor fervor a San José e invocará confiado su patrocinio y protección, teniendo siempre ante sus ojos su humilde y maduro modo de servir" (Juan Pablo II, Redemptoris Custos, 1). Y el papa Benedicto XVI pide "que San José obtenga a los padres y madres de familia apreciar la belleza de una vida sencilla y laboriosa, cumpliendo con entusiasmo la grande y no fácil misión educadora de los hijos" (Benedicto XVI, Angelus del 19-III-2006). Así, podríamos citar otros muchos santos que nos recomiendan la devoción a San José, por su unión a Jesús y María. San José es especial protector del Seminario y de todas las vocaciones. Acudid a San José. Terminemos con unas oraciones a San José: Querido
San José, San José artesano, San José bendito, varón justo y piadoso, José glorioso, siempre fiel, ejemplo de santidad, San José, padre en la fe, la esperanza y la caridad, * * * San José, padre en la fe y la acogida a la Virgen María, Oh San José bendito, cuídanos ahora a nosotros, a la Iglesia y a toda la humanidad. Igual que cuidaste y protegiste siempre a Jesús y María. * * * Te
damos gracias, Señor, porque eres bueno, Tú
empeñaste tu palabra con Abrahán Tú
aceptaste el templo del hijo de David Tú
elegiste a María de entre las mujeres Ayúdanos
a ser cristianos comprometidos en tu causa, Que
nuestra vida sea, como la de José, * * * "A Vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y, después de invocar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos volváis benigno los ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades. Proteged, oh providentísimo custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y corrupción; asistidnos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas; y, como en otro tiempo librasteis al niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora, defended la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad" (Oración I de León XIII). * * * "Aleja de nosotros, oh padre amantísimo San José, este flagelo de errores y vicios. Asístenos propicio desde el cielo en esta lucha contra el poder de las tinieblas. Y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad" (Oración II de León XIII). * * * "Oh José, tú que sufriste el peso del cansancio y la fatiga para procurar el sustento de Jesús y María, protege nuestro trabajo, aleja todo peligro; no permitas que nos falte el medio de alimentar dignamente a la familia. Alivia la angustia de los desempleados y la ansiedad de los inmigrantes; haz que en el respeto de los derechos y en la dignidad del trabajo, podamos imitar con tu ejemplo en nuestra vida los designios ocultos que Dios nos ha reservado" (Oración de Juan XXIII). * * * "Escucha Señor nuestra súplica, que te presentamos por intercesión de San José, esposo de la Virgen María, Madre de tu Hijo Jesucristo. Concédenos que desde el cielo interceda por nosotros ya que en la tierra lo veneramos como protector de toda la Iglesia. Que él, que cumplió fielmente la misión de padre de tu único Hijo, nos acompañe ahora y siempre hasta el día de nuestra muerte, para que podamos salir de este mundo sin pecado y podamos descansar con alegría sin fin en el seno de tu misericordia" (Oración para pedir a San José una buena muerte). * * * San
José, ruega por nosotros. * * * Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor. V. Le constituye Señor de su casa. V. San José, Protector nuestro. ¡Oh Dios, que en tu inefable providencia te has dignado elegir a San José, esposo de la Santísima Madre de tu Hijo y padre putativo de Jesús! Concédenos, te suplicamos, que al que veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerlo por intercesor en los cielos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. . GUSTAVO JOHANSON, Madrid, España .
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