24 de Octubre

Viernes XXIX Ordinario

Equipo de Liturgia
Mercabá, 24 octubre 2025

Meditación

         En el pasaje evangélico de hoy, relatado por Lucas, Jesús se dirige a la gente sin hacer distinción entre discípulos o adversarios, aunque por el tenor de la reflexión parece tener más bien en consideración a los fariseos:

"Cuando veis subir una nube por el poniente decís en seguida "chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur decís "va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas, si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?".

         Casi todo el mundo es capaz de interpretar los signos atmosféricos que anuncian lluvia o bochorno (una nube que se levanta por el poniente, un viento cálido que llega del sur...), y basta con haber observado estos fenómenos en más de una ocasión para saber lo que va a suceder. En ese sentido, todos tenemos capacidad para interpretar correctamente estos signos precursores.

         Si esto es así, se pregunta Jesús, ¿por qué nos resulta tan difícil interpretar otros signos, o signos de otro género, como los de las actuaciones mesiánicas? Jesús parece echar en cara a su generación que no sean capaces de ver en él al Mesías, sobre todo después de haber sido anunciado por los profetas, haber actuado él ya milagrosamente, haberse mostrado lleno de la unción del Espíritu y haber demostrado que sus obras operan con la misma fuerza de Dios.

         El tiempo presente es el tiempo de la plenitud (lo que San Pablo llama plenitud de los tiempos), y en ese tiempo Dios decidió enviar a su propio Hijo (naciendo de mujer) para rescatar a los que estaban bajo la ley. El tiempo presente es, por tanto, el tiempo colmado por la presencia del Mesías.

         Esta presencia del Jesús Mesías no el algo que pasa desapercibido, sino que se hace notar a las claras y no es nada difícil de advertir, interpretando sus signos precursores y presenciales. Basta estar atentos a sus palabras y a sus obras portentosas para tomar conciencia de ello, y saber que en el tiempo ha venido ya el Mesías o Ungido del Señor.

         Lo que aquí pasa es que debe haber algo personal que a muchos impide ver esto. Es decir, que el problema no esté en el objeto visto (la mesianidad de Jesús), sino en el sujeto que ve (la mirada de las personas). En efecto, una mirada personal deformante, o cargada de prejuicios, nunca permitirá ver nada, y mucho menos la mesianidad de Jesús.

         Esto es lo que Jesús echa en cara a su generación: su incapacidad para saber interpretar, como causa que les llevará a despreciarlo y finalmente rechazarlo, bajo la acusación de impostor o falso mesías.

         Quien no sabe juzgar correctamente, acaba tomando decisiones equivocadas. Y eso es lo que pasó a aquellos judíos, que acusaron a Jesús de aliado del demonio y que acabaron conduciéndolo a la cruz. Tales son las consecuencias de no saber juzgar el tiempo presente

         No obstante, Dios seguirá sacando bien de todo, incluso de ese error de juicio (o ceguera culpable) de aquellos judíos que, a pesar de disponer claramente de las profecías que anticipaban la figura del futuro Mesías, no supieron leerlas a la luz de los acontecimientos de los que ellos eran contemporáneos.

         También hoy en día nosotros disponemos de los relatos evangélicos y de los dichos de Jesús, como para poder interpretar con claridad nuestro tiempo presente. Sin embargo ¿lo hacemos? ¿Prestamos atención a esa Escritura y a esas enseñanzas? ¿Tratamos de conocerlas?

         Todo signo requiere interpretación, y toda interpretación requiere un juicio racional. Pero nuestra razón opera siempre como razón inculturada. ¿Por qué no dejar, pues, que nuestra razón sea iluminada por la cultura cristiana? ¿Por qué no dejarnos iluminar por eso que ha iluminado tantos siglos de la historia?

         Si nos fiamos de esta luz, y de tantos hombres de la historia que sí han sabido ver los dignos mesiánicos de Jesús, a lo mejor estaremos iluminando muchas cosas que permanecen oscuras para nosotros, y estaremos interpretando más correctamente el tiempo presente. Que el Señor nos dé humildad para captar su luz y poder ver la realidad de lo que somos y nos circunda.

 Act: 24/10/25     @tiempo ordinario         E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A